la política de
«restaurar todo en Cristo»
Religión en
Libertad, 1-8-22
Se han cumplido
sesenta años de la primera reunión de Amigos de la Ciudad Católica, al tiempo
que su expresión intelectual, la revista Verbo ("de formación cívica y de
acción cultural según el derecho natural y cristiano"), alcanzaba su
número 600.
Seis décadas de
trabajo y seis centenares de entregas son motivos más que suficientes para una
recapitulación, y la ha llevado a cabo Miguel Ayuso, catedrático en la facultad
de Derecho de la Universidad Pontificia de Comillas de Madrid, por una doble
vía: un breve volumen, del que es autor, sobre El derecho público cristiano en
España (1961-2021) (Dikynson), y un número especial de Verbo, que dirige desde
la muerte de Juan Vallet de Goytisolo (1917-2011), su fundador y alma mater
junto a Eugenio Vegas Latapié (1907-1985).
La expresión
"derecho público cristiano" lo dice casi todo sobre el lugar que
ocupan la Ciudad Católica y Verbo en el pensamiento católico contemporáneo.
Otras corrientes que se remiten al espíritu cristiano (la democracia cristiana,
el catolicismo liberal o liberalismo católico, el socialcristianismo, por un
lado; los cristianos por el socialismo o la teología de la liberación, por el
otro) buscan insuflarlo de una forma u otra en el orden jurídico-político de la
modernidad, en unos casos por asunción pragmática de lo que se considera una
tendencia histórica irreversible, en otros por el convencimiento de que dicho
orden es una evolución perfectiva del propio cristianismo.
El punto de
partida del "derecho público cristiano" es otro. A saber, que la ley
de Dios, Su intervención en la Historia, la Encarnación y la Redención, el
derecho natural como expresión de un designio providente del Creador, la
naturaleza divina de la Iglesia y la existencia tangible de su misión
sobrenatural, la Realeza Social de Cristo, etc., configuran un orden
jurídico-político con entidad propia que ha de ser reivindicado y, en cuanto lo
permitan las circunstancias, restaurado.
Porque no es un
ideal abstracto objeto de anhelos piadosos, sino que, como recordó el Papa León
XIII en célebre párrafo, existió y prevaleció: "Hubo un tiempo en que la
filosofía del Evangelio gobernaba los Estados. En aquella época la eficacia
propia de la sabiduría cristiana y su virtud divina habían penetrado en las
leyes, en las instituciones, en la moral de los pueblos, infiltrándose en todas
las clases y relaciones de la sociedad. La religión fundada por Jesucristo se
veía colocada firmemente en el grado de honor que le corresponde y florecía en
todas partes gracias a la adhesión benévola de los gobernantes y a la tutela
legítima de los magistrados. El sacerdocio y el imperio vivían unidos en mutua
concordia y amistoso consorcio de voluntades. Organizado de este modo, el
Estado produjo bienes superiores a toda esperanza" (Immortale Dei, 9).
Años después, San
Pío X insistiría en ello: "La civilización no está por inventar ni la
'ciudad' nueva por edificarse en las nubes. Ha existido y existe; es la
civilización cristiana, es la 'ciudad' católica. No se trata mas que de
establecerla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos
contra los ataques, siempre renovados, de la utopía malsana, de la rebeldía y
de la impiedad: Omnia instaurare in Christo [restaurarlo todo en Cristo, cfr.
Ef 1, 10]" (Notre charge apostolique, 11).
La idea original
de Verbo en su combate por esa "ciudad católica" consistía en que sus
páginas fuesen objeto de estudio en células de personas con intereses comunes
con objeto de lograr su irradiación por capilaridad en la acción social, su
objetivo último.
Así había nacido
en Francia, tras la Segunda Guerra Mundial, La Cité Catholique de Jean Ousset
(1914-1994), que sirvió de modelo inicial a Vallet y a Vegas, aquél uno de los
civilistas más importantes del siglo XX (amén de filósofo del Derecho), éste un
veterano de la política (fue en Estoril el primer preceptor de Juan Carlos de
Borbón) que durante la Segunda República había impulsado la revista Acción
Española, que dirigiría Ramiro de Maeztu, como aglutinadora de la derecha
tradicionalista.
Pero la Ciudad
Católica española y Verbo siguieron un camino propio y específico, que Ayuso
detalla en su libro repasando las distintas aportaciones al proyecto inicial:
la veta carlista, la Schola Cordis Iesu de Barcelona, el catolicismo social,
las sucesivas incorporaciones nacionales e internacionales de personas y
grupos...
Por sus páginas
han pasado firmas de prestigio de varias generaciones. Por citar solo algunas:
Francisco Canals Vidal, Francisco Elías de Tejada, Rafael Gambra y sus hijos
Andrés y José Miguel, Alberto Ruiz de Galarreta, Álvaro d'Ors, Estanislao
Cantero, Francisco José Fernández de la Cigoña, Javier Barraycoa, Jorge Soley,
Danilo Castellano, Juan Fernando Segovia, José Antonio Ullate, Juan Manuel de
Prada...
La tarea de Verbo
ha sido siempre "predominantemente catequética y solo en segundo lugar
apologética, aunque siempre dialéctica", expresa Ayuso. La revista ha
buscado ante todo "la exposición serena de la verdad", confrontada,
eso sí, con los diversos desafíos que ha ido planteando la evolución del mundo
en forma de errores doctrinales y prácticos.
Como hilo
conductor de decenio en decenio han ido quedando el iusnaturalismo católico, el
origen divino del poder o el principio de subsidiariedad, entre otros criterios
de la doctrina social y política de la Iglesia que da sentido a la publicación.
El carácter solo
débilmente organizado de la Ciudad Católica (las páginas de la revista, el
congreso anual y algunas células perseverantes) ha permitido enriquecer esta
corriente con un número asombroso de aportaciones de calidad y orientaciones
muy diversas, como desvela una simple ojeada al índice onomástico de El derecho
público cristiano en España (1961-2021) o a los índices sistemáticos de Verbo.
Esta escuela de
pensamiento católico llega así al momento presente con mucho que decir. El
carácter ya indisimuladamente anti-teo de la llamada nueva generación de los
derechos humanos, o el ensayo de implantación en curso de un tiránico orden
global basado en la cultura woke de la cancelación y la destrucción de todo
vínculo social, rompen el sueño bisecular de una entente cordiale entre las
estructuras políticas de la modernidad y la fe católica.
Muchos ojos se
vuelven entonces a ese "restaurarlo todo en Cristo" de San Pío X y
quieren saber en qué consiste. El mérito de Verbo es haber custodiado y
actualizado la respuesta durante sesenta años para que siga estando disponible.
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