lunes, 7 de septiembre de 2020

Culto y cultura

 


Santiago MARTÍN, sacerdote FM

Católicos-on-line, setiembre 2020

Elon Musk, el multimillonario que fabrica los coches eléctricos Tesla, ha decidido llamar a su hijo X AE A-12. Ignoro como llamarán en la intimidad a un niño que tiene esa fórmula por nombre. No es la primera vez que oigo nombres extraños aplicados a personas. Recuerdo aquella señora en Panamá que había sido bautizada como UsMaila, aludiendo al servicio de correos norteamericano o quizá a un progenitor desconocido que trabajaba allí. Sin embargo, lo del hijo de Musk, bate todas las marcas y tiene otras raíces. No es incultura, es premeditación e incluso me atrevo a decir, con un poco de humor, que es alevosía.

 

Esta anécdota me ha hecho pensar en el filósofo italiano Benedetto Croce (muerto en 1952), que, siendo ateo confeso, decía: “no podemos no llamarnos cristianos”. En aquella época, en el mundo occidental en general, se era sociológicamente cristiano, incluso aunque se fuera ateo o rabiosamente comunista. Hoy, en cambio, como dice el periodista Silvio Brachetta, “no podemos no llamarnos ateos”. Si San Pablo, en el famoso discurso al pie de la Acrópolis de Atenas, dijo que “en Dios vivimos, nos movemos y existimos”, hoy la sociedad en general ni vive, ni se mueve ni piensa en Dios. Del mundo sólido, en el que teníamos los pies bien asentados y sabíamos con certeza qué era verdadero y qué era falso, qué era bueno y qué era malo, se pasó al mundo líquido del que habló el filósofo polaco Zygmunt Bauman, donde el suelo se hundía bajo los pies y lo único cierto que había era que nada era cierto. Pero incluso eso ya es historia, es pasado.

Ahora vivimos en un mundo gaseoso, peor que el líquido, en el cual al menos se podía nadar; el mundo de hoy es voluble, evanescente, e impregnado de gases tan letales como la ideología de género. La dictadura del relativismo del mundo líquido ha dado paso a la dictadura del progresismo del mundo gaseoso, en la que incluso lo políticamente correcto evoluciona tan rápidamente que hasta las viejas feministas de antaño son acusadas hoy de reaccionarias porque defienden que es la biología lo que define qué es una mujer. Y los políticos en general, especialistas en cambios de chaqueta, tiene que hacer un enorme esfuerzo por no quedarse al margen del frenético ritmo de los cambios.

 

Este mundo de gases venenosos y de dictadura progresista es el mundo sin Dios y ésta es la cultura que el ateísmo produce. Porque, no hay que olvidarlo, “cultura” viene de “culto”. Según el tipo de Dios al que se adora, se produce una u otra cultura. El “no Dios” al que adoran los ateos está produciendo esta “no cultura”, o mejor dicho esta cultura de la dictadura del progresismo.

 

Cuando mis antepasados se refugiaron en las montañas de Asturias o de los Pirineos y decidieron plantarle cara al islam que les había expulsado de sus tierras, lo hacían porque querían seguir adorando al Dios de sus mayores y también porque querían seguir teniendo la cultura que se desprendía de ese culto. Desde Covadonga hasta Granada, pasando por Calatañazor y las Navas de Tolosa, aquellos hispanos, con sangre íbera, celta, romana y visigoda en sus venas, luchaban por su culto y por su cultura. Tenían fe, pero incluso si no la hubieran tenido habrían luchado igual porque habían comprendido que sin el culto no hay cultura y que ésta se pierde cuando se pierde aquél.

 

Por eso hoy hay que volver a luchar -sin la violencia medieval- por el culto y por la cultura. Si quieres un mundo libre sin dictaduras relativistas o progresistas, si quieres que la democracia no esté dictada por los que mueven los hilos de los más poderosos medios de comunicación, si quieres que los auténticos derechos humanos (y no los inventados) sean respetados, entonces vuelve a Dios. Incluso si no tienes fe pero quieres la cultura sólida que se desprende de la fe, vuelve a la Iglesia. Se me podrá objetar que si no se tiene fe no se puede ir a Misa. Manuel de Falla, mientras escribía Noches en los Jardines de España o El sombrero de Tres Picos, participaba en Granada en la “Tertulia del Rinconcillo”, a la que iba entre otros García Lorca. El sabio maestro les decía que volvieran a ir a misa y cuando ellos le objetaban que cómo iban a ir si habían perdido la fe, él les contestaba que a rezar se aprende rezando y a creer en Dios se aprende queriendo creer en Dios.

 

Si te asfixian los gases venenosos de esta cultura que ya no es ni siquiera líquida y tienes algo de fe aún, pídele a Dios que te la aumente y vuelve a la práctica religiosa. Si no tienes ya nada de fe, pero esto en lo que se está convirtiendo el mundo no te gusta, dirígete al Dios desconocido y reza aquella oración del buen ateo: “No sé si existes, pero si existes, dame el don de la fe”. Como nuestros antepasados, si quieres que en el mundo haya una cultura digna de ese nombre lucha por que haya un culto digno de ese nombre, un culto dirigido al Dios del amor y no al becerro de oro.

jueves, 3 de septiembre de 2020

LA IGLESIA DENUNCIÓ

 


que un grupo de mapuches usurpó un refugio eclesiástico


Por Andrés Klipphan

Infobae, 3 de Septiembre de 2020

 

 

En el marco de las usurpaciones registradas en la localidad de Villa Mascardi, en Río Negro, un grupo mapuches, que ya intrusó un predio del Parque Nacional Nahuel Huapi, tomó tierras y cabañas que pertenecen al Obispado de San Isidro. El campamento recreativo Hueche Ruka (casa de jóvenes) era utilizado por grupos eclesiásticos, escuelas, y grupos de boy scauts. También por docentes y alumnos de la zona. Con esta acción protagonizada por la comunidad Lof Lafken Winkul Mapu, liderada por la “machi” Betiana Colhuan -de 19 años-, las hectáreas tomadas llegaron a 60 en una de las zonas turísticas de mayor belleza de la provincia. El Obispado de San Isidro, a cargo de monseñor Oscar Vicente Ojea, ya realizó la denuncia judicial y el religioso, en persona, se reunió con funcionarios nacionales que llevan adelante las negociaciones para destrabar el conflicto que ya derivó en la formación de 47 expedientes por usurpación, vandalismo y hasta la quema de estancias, campos y materiales de trabajo como tractores y camiones.

 

“Queremos dejar en claro que la acción penal que realizamos no es porque tenemos animadversión con los mapuches. Solo queremos recuperar lo que nos usurparon, no importa quiénes sean. Queremos dar certeza que hicimos una denuncia por usurpación. Este lugar ya había sido saqueado e incendiado. Ahora directamente lo tomaron. Por eso judicializamos el tema. Monseñor Ojea decidió no hacer declaraciones sobre el tema y dejamos todo el tema en manos de la justicia”, confirmaron desde la sede el Obispado de San Isidro a Infobae.

 

También aclararon que el área fue intrusada el 1° de abril, pero tuvieron noticias del hecho cuando días pasados la comunidad Lof Lafken Winkul Mapu dio a conocer a través de las redes sociales que habían tomado el “control territorial del territorio lindero conocido como Hueche Ruka que estaba en manos del Obispado Católico de San Isidro”, justificando su accionar con la siguiente amenaza: “Continuamos así el legado de nuestros futakecheyem, manteniendo nuestra conciencia clara en el marco de resistencia y control territorial hasta expulsar al winka intruso de nuestro territorio”.

 

 

El grupo de mapuches violentos y encapuchados, también instaron “a seguir recuperando territorio sin negociar, ni transar, comprendiendo que la única opción es la autodefensa y el control territorial”.

 

Infobae pudo confirmar que monseñor Ojea se reunió con funcionarios del gobierno de Alberto Fernández que desde hace tres meses abrieron una mesa de negociación para intentar destrabar de manera pacífica el conflicto que desde hace años esa comunidad mapuche mantiene con otros habitantes de la zona, que han denunciado incendios y otros hechos violentos protagonizados por el grupo liderado por la “machi” -la jefa espiritual- Betiana Colhuan.

 

La joven de 19 años es prima de Rafael Nahuel, muerto durante el desalojo del 25 de noviembre de 2017 en la primera toma realizada en el Parque Nacional Nahuel Huapi. Los vecinos y pobladores de la zona la señalan como a la instigadora del grupo de violentos que incendian cabañas y toman predios, como el perteneciente a la Iglesia.

 

Infobae pudo saber que la comunidad Lof Lafken Winkul Mapu no está viviendo en ese predio, sino que allí cría a parte de los animales que utilizan, como caballos, cabras y ovejas. El asentamiento principal sigue estando en el Parque Nacional.

 

Uno de los hombres del Gobierno que habló con el obispo de San Isidro le informó que la intención de la Casa Rosada y de la ministra de Seguridad, Sabina Frederic, es llegar a un consenso con el grupo mapuche más radicalizado de la zona sin llegar a la violencia, como ocurrió durante la gestión de Patricia Bullrich al frente de esa cartera.

 

“Las negociaciones están encaminadas, aunque son lentas porque en el camino hay muertos y eso no se olvida”, le escucharon decir al funcionario nacional. Desde la iglesia, en cambio, le aseguraron que los abogados que representan al Obispado seguirán impulsando la denuncia por usurpación contra los mapuches y explicaron que el predio, que supo ser lugar de descanso y recreativo para estudiantes de escuelas primarias y secundarias, desde hacía un tiempo estaba desocupado porque “el lugar se había vuelto muy inseguro por los constantes ataques”.

 

Cansados por esta escalada de violencia, vecinos de Villa Mascardi publicaron en redes sociales una carta abierta al presidente Fernández para expresarles su “cansancio” por los “saqueos e incendios” de los que son víctimas y expresar su disconformidad por no haber sido incluidos “en la mesa de negociación que entabló el gobierno nacional con un grupo de personas que se autoproclamaron miembros del Lafken Winkul Mapu, una supuesta comunidad mapuche que llamativamente no está registrada como tal en el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), ni en el Consejo de Desarrollo de las Comunidades Indígenas (CoDeCI), y que en los últimos días anunció su avance en la toma de tierras en el campamento Hueche Ruca, que hace más de 60 años pertenece al Obispado Católico de San Isidro”.

 

Funcionarios vinculados a la mesa de negociaciones le confirmaron a Infobae que efectivamente la comunidad liderada por la “machi” Betiana Colhuan no está registrada en el INAI. “Se les ofreció hacerlo, pero ellos no aceptaron porque no reconocen Estado, fronteras ni banderas”, explicaron.

 

El nuevo predio usurpado por integrantes de la comunidad del Lafken Winkul Mapu y perteneciente a la Iglesia argentina tiene una historia de décadas. Desde 1963, año en que se inauguró la primera cabaña, albergó, hasta hace muy poco tiempo, a grupos de jóvenes de manera ininterrumpida. Entre 1961 y 1962 un cura párroco de San Isidro, Aníbal Coerezza, y un grupo de laicos encabezados por el matrimonio Traverso, construyeron la primera etapa de la cabaña ahora vandalizada.

 

El 22 de septiembre de 2016, a los 88 años falleció el presbítero Coerezza, fundador además de la parroquia Nuestra Señora de la Paz, ubicada en Olivos. Fue el mismo monseñor Ojea, quien ahora denunció la usurpación del predio que con sus manos supo construir el sacerdote, el que despidió sus restos que descansan en el Cementerio sacerdotal, ubicado en la Casa de Ejercicios Espirituales Monseñor Antonio María Aguirre, de la localidad bonaerense de Victoria.