martes, 31 de enero de 2023

DÍA INTERNACIONAL DEL MAGO

En recuerdo del P. José Cuesta sdb


Esta fecha se celebra en homenaje al que se considera el patrono de la magia, don Juan Bosco; quien además de su labor sacerdotal, logró ganar popularidad a través de sus trucos ante los jóvenes.

Murió el 31 de enero de 1888 y fue canonizado el 1 de abril de 1934. Durante un congreso de magia, se lo eligió como el patrono de los magos y se fijó esa fecha como el día para conmemorar la profesión.

 

No podemos olvidar que en nuestra parroquia de María Auxiliadora, conocimos a un salesiano que también hacía trucos de magia.

El Padre José Cuesta varias veces nos entretuvo con su habilidad. Sirva la fecha para recordar con afecto a quien nos distinguió con su amistad, y de quien mucho aprendimos.


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El P. Cuesta poseía hábitos muy desarrollados de orden y concentración, lo que sumado a una natural curiosidad, lo conducía a informarse sobre los más diversos campos. Era una persona abierta a la cultura, a la vez que deseoso de dominar sólidamente todo lo que hacía a su vocación salesiana y específicamente al ministerio sacerdotal.

 

Además del título de Maestro Normal Nacional y los itinerarios de estudios filosóficos y teológicos, fue profesor de Latín y Griego, de Filosofía y Letras. En los años transcurridos en Tucumán aprovechó para hacer la carrera de Psicólogo con Orientación Clínica, en la Universidad Nacional de Tucumán. De allí egresó en octubre de 1977. Su promedio de 8,36 lo hizo graduarse “magna cum laude”.

 

Gustaba de compartir todo lo que fuera material espiritualmente formativo. Así enviaba textos a quienes integraban el Apostolado de la Oración y la Pastoral de la Salud de la parroquia en La Paz, su tierra natal. En Mendoza difundió la Escuela para Padres. Así también difundía, de modo prolijo y constante, las enseñanzas de los Papas, bajo lo que él denominó, en la Parroquia María Auxiliadora, la Cátedra Juan Pablo Magno, para trasmitir la doctrina social de la Iglesia.

 

En el camino de la vida

 

Con el paso de los años todos vamos pasando por diversas etapas, y aunque uno ya se considere adulto, lo mismo sigue madurando, asimilando valores y modificando a veces el modo en que enfrenta la realidad. Por eso los salesianos hablamos de formación permanente: porque nunca dejamos de formarnos. En ese sentido el P. Cuesta también le tocó vivir la época del entusiasmo en la que prevalece la acción, marcada por un fuerte protagonismo y con el logro de muchos resultados, desplegando numerosas cualidades.

 

Con el paso de los años –y gracias a Dios que nos habla a través de los hermanos y de la realidad- uno va dando cada vez más espacio a la contemplación, a la oración, a una acción que no por ser más calma es menos fecunda.

 

 Quienes hemos conocido y apreciado al P. Cuesta hemos visto en ésos cambios que expresan un serio trabajo interior.

El conocedor de tantos temas, de a poco fue dejando más espacio al silencio. Y ante la dura prueba de una enfermedad que asomó repentina y  abrupta, no lo vimos rebelarse, sino por el contrario, aceptar con docilidad el límite, el dolor. La vida toda del P. José, en esos últimos meses, se volvió la Misa que ofrecía con humildad.


Don José, que su ejemplo nos sirva de guía.

sábado, 28 de enero de 2023

TOMÁS DE AQUINO, SANTO


Por: P. Ángel Amo

 

Fuente: Catholic.net, 28-1-23

 

Presbítero y Doctor de la Iglesia

 

Martirologio Romano: Memoria de santo Tomás de Aquino, presbítero de la Orden de Predicadores y doctor de la Iglesia, que, dotado de gran inteligencia, con sus discursos y escritos comunicó a los demás una extraordinaria sabiduría. Llamado a participar en el Concilio Ecuménico II de Lyon por el papa beato Gregorio X, falleció durante el viaje en el monasterio de Fossanova, en el Lacio, el día siete de marzo, y muchos años después, en este día, sus restos fueron trasladados a Toulouse, en Francia (1274).

 

Fecha de canonización: 18 de julio de 1323 por el Papa Juan XXII

 

Breve Biografía

 

Nació hacia el año 1225, de la familia de los condes de Aquino. Estudió primero en el monasterio de Montecassino, luego en Nápoles.

 

A los 18 años, contra la voluntad del padre y hasta perseguido por los hermanos que querían secuestrarlo, ingresó en la Orden de Predicadores, y completó su formación en Colonia donde tuvo por Maestro a San Alberto Magno, y después en París. Mientras estudiaba en esta ciudad se convirtió de estudiante en profesor de filosofía y teología. Después enseñó en Orvieto, Roma y Nápoles.

 

Suave y silencioso (en París lo apodaron "el buey mudo"), gordo, contemplativo y devoto, respetuoso de todos y por todos amado, Tomás era ante todo un intelectual. Continuamente dedicado a los estudios hasta el punto de perder fácilmente la noción del tiempo y del lugar: durante una travesía por el mar, ni siquiera se dio cuenta de la terrible borrasca y el fuerte movimiento de la nave por el choque de las olas, tan embebido estaba en la lectura. Pero no eran lecturas estériles ni fin en sí mismas. Su lema, "contemplata aliis tradere", o sea, hacer partícipes a los demás de lo que él reflexionaba, se convirtió en una mole de libros que es algo prodigioso, más si se tiene en cuenta que murió a los 48 años.

 

En efecto, murió en la madrugada del 7 de marzo de 1274, en el monasterio cisterciense de Fossanova, mientras se dirigía al concilio de Lyon, convocado por el B. Gregorio X. Su obra más famosa es la Summa theologiae, de estilo sencillo y preciso, de una claridad cristiana, con una capacidad extraordinaria de síntesis. Cuando Juan XXII lo canonizó, en 1323, y algunos objetaban que Tomás no había realizado grandes prodigios ni en vida ni después de muerto, el Papa contestó con una famosa frase: "Cuantas proposiciones teológicas escribió, tantos milagros realizó".

 

El primado de la inteligencia, la clave de toda la obra teológica y filosófica del Doctor Angélico (como se lo llamó después del siglo XV), no era un intelectualismo abstracto, fin en sí mismo. La inteligencia estaba condicionada por el amor y condicionaba al amor. "Luz intelectual llena de amor - amor de lo verdadero pleno de alegría" -cantó Dante, que tradujo en poesía el concepto tomístico de inteligencia - bienaventuranza.

 

El pensamiento de Santo Tomás ha sido durante siglos la base de los estudios filosóficos y teológicos de los seminaristas, y gracias a León XIII y a Jacques Maritain ha vuelto a florecer en nuestros tiempos. Y tal vez particularmente actuales, más que las grandes Summae, son precisamente los Opúsculos teológico -pastorales y los Opúsculos espirituales.

 

Oración de San Tomás de Aquino

 

Aquí me llego, todopoderoso y eterno Dios, al sacramento de vuestro unigénito Hijo mi Señor Jesucristo, como enfermo al médico de la vida, como manchado a la fuente de misericordias, como ciego a la luz de la claridad eterna, como pobre y desvalido al Señor de los cielos y tierra.

 

Ruego, pues, a vuestra infinita bondad y misericordia, tengáis por bien sanar mi enfermedad, limpiar mi suciedad, alumbrar mi ceguedad, enriquecer mi pobreza y vestir mi desnudez, para que así pueda yo recibir el Pan de los Angeles, al Rey de los Reyes, al Señor de los señores, con tanta reverencia y humildad, con tanta contrición y devoción, con tal fe y tal pureza, y con tal propósito e intención, cual conviene para la salud de mi alma.

 

Dame, Señor, que reciba yo, no sólo el sacramento del Sacratísimo Cuerpo y Sangre, sino también la virtud y gracia del sacramento ¡Oh benignísimo Dios!, concededme que albergue yo en mi corazón de tal modo el Cuerpo de vuestro unigénito Hijo, nuestro Señor Jesucristo, Cuerpo adorable que tomó de la Virgen María, que merezca incorporarme a su Cuerpo místico, y contarme como a uno de sus miembros.

 

¡Oh piadosísimo Padre!, otorgadme que este unigénito Hijo vuestro, al cual deseo ahora recibir encubierto y debajo del velo en esta vida, merezca yo verle para siempre, descubierto y sin velo, en la otra. El cual con Vos vive y reina en unidad del Espíritu Santo, Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

martes, 17 de enero de 2023

CONTRIBUCIÓN DE BENEDICTO XVI


 a la Doctrina Social de la Iglesia

 

Isabel Cuenca, secretaria general de Justicia y Paz España


noticiasreligiosas, 10-1-23

 

 

En estos días se está escribiendo mucho sobre la figura de Benedicto XVI, un papa de una gran inteligencia, formación, humildad… Y que pasará a la historia como un gran teólogo. Con estas breves líneas pretendo hacer un resumen, desde mi opinión, a lo que ha aportado a la Doctrina Social de la Iglesia.

 

Si leemos las publicaciones de los distintos papas, veremos que citan a sus antecesores e incluso a ellos mismos. Esto es lógico porque el Magisterio de la Iglesia lo que hace es continuar la labor de sus predecesores e interpretar la realidad a la luz del Evangelio y de la Tradición, por eso no nos debe sorprender que las citas de unos papas a otros se repitan en estos documentos.

 

La Doctrina Social de la Iglesia le debe mucho a Benedicto XVI. Su encíclica Caritas in Veritate (CV), publicada a los cuatro años de su nombramiento, muestra la preocupación por el desarrollo en una sociedad en vías de globalización que se debe llevar a cabo por medio de la justicia y teniendo en cuenta el bien común. Inicia la encíclica diciendo que “la caridad en la verdad, de la que Jesucristo se ha hecho testigo con su vida terrenal y, sobre todo, con su muerte y resurrección, es la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad”.

 

Preocupaba mucho al papa Benedicto, recibiendo esta inquietud mostrada por S Pablo VI en Populorum Progressio, el desarrollo de las personas y de los pueblos para decir que la Iglesia cuando anuncia, celebra y actúa en la caridad, tiende a promover el desarrollo integral del hombre que supone la libertad responsable de la persona y los pueblos. Ninguna estructura puede garantizar dicho desarrollo desde fuera, por encima de la responsabilidad del hombre y sin tener en cuenta a la verdad. Como preocupación a este desarrollo desigual que se está produciendo en el mundo, el Papa mostraba su dolor por el hambre que azota al mundo y habla del derecho a la alimentación y al agua. Respecto a la inseguridad alimentaria en la encíclica CV dice que la agricultura en los países pobres debe plantearse con una visión a largo plazo e invirtiendo en infraestructuras rurales, sistemas de riego, organización de los mercados, innovación respetuosas con el medio ambiente… Atentas a las poblaciones desfavorecidas e implicando a las comunidades locales. Puntos estos que serán desarrollados en la encíclica Laudato Sí del papa Francisco.

 

Como he dicho al principio, no me puedo extender en hablar de Caritas in Veritate, pero sí en un aspecto de la encíclica sobre el que hablaba también el papa Benedicto XVI  en otras publicaciones: la preocupación por el medio ambiente.

 

El papa retoma de la tradición y sobre todo de San Juan Pablo II  “la cuestión ecológica” y habla de ella en muchos momentos, especialmente en Caritas in Veritate y en los mensajes para la Jornada Mundial de la Paz del 1 de enero. En esta encíclica se habla, por primera vez, de la responsabilidad de cuidar la naturaleza pensando en las generaciones futuras:  “El tema del desarrollo está también muy unido hoy a los deberes que nacen de la relación del hombre con el ambiente natural. Este es un don de Dios para todos, y su uso representa para nosotros una responsabilidad para con los pobres, las generaciones futuras y toda la humanidad”.

 

En el Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz del año 2007 usó la expresión “ecología de la paz” y expuso que la destrucción del medio ambiente, su uso impropio o egoísta y el acaparamiento de los recursos de la tierra, generan fricciones, conflictos y guerras, precisamente porque son fruto de un concepto inhumano de desarrollo. En él habla de la naturaleza como la “casa común”, concepto que tomará el papa Francisco para subtitular la encíclica Laudato Sí (el cuidado de la casa común).

 

Pero donde más desarrolla este cuidado del medio ambiente es en el mensaje de la Jornada Mundial de la Paz del año 2010 titulado Si quieres promover la paz, protege la creación citando a su predecesor, San Juan Pablo II literalmente: “En nuestros días aumenta cada vez más la convicción de que la paz mundial está amenazada, también […] por la falta del debido respeto a la naturaleza», añadiendo que la conciencia ecológica «no debe ser obstaculizada, sino más bien favorecida, de manera que se desarrolle y madure encontrando una adecuada expresión en programas e iniciativas concretas” y se cita a sí mismo en CV cuando dice que es necesario revisar el modelo de desarrollo reflexionando además sobre el sentido de la economía y su modalidad.

 

También son múltiples las veces que el Papa ha abogado por poner fin a la carrera armamentística y ha insistido en la necesidad de que se produzca un desarme nuclear.

 

Otros temas tratados por Benedicto XVI durante su pontificado han sido el hambre en el mundo, con mensajes anuales al director general de la FAO. Los migrantes y refugiados también han sido motivo de mensajes papales, especialmente los menores, jóvenes y mujeres por lo que de desarraigo y soledad pueden sentir y sobre todo por el peligro que pueden correr al caer en redes de explotación incluidas la sexual.

 

Como vemos, Benedicto XVI nos ha dejado un amplio legado en cuestiones sociales.

 


miércoles, 4 de enero de 2023

BENEDICTO XVI Y EL ISLAM


 Lo que realmente sucedió en Ratisbona

 

Miguel Pastorino

 

Aleteia, 04/01/23

 

Una frase sacada de contexto empañó la verdadera trascendencia del discurso del Papa

Un año y medio después del comienzo de su pontificado, el 9 de setiembre de 2006 Benedicto XVI comienza su cuarto viaje fuera de Italia, dirigiéndose a su tierra de origen: Alemania. Múnich, Altötting y Ratisbona son los lugares donde habría querido retirarse a estudiar y escribir si no lo hubieran elegido sucesor de Pedro.

 

Lo que la mayor parte de la prensa y el mundo entero recuerda de ese viaje fue una frase sobre el islam que dio la vuelta al mundo y dejó en la sombra el calibre de todo lo que allí se dijo, la importancia del diálogo entre fe y razón, uno de los pilares del pensamiento de uno de los intelectuales más significativos del siglo XX.

 

La anécdota, la prensa y su contexto

Al igual que en la mayor parte de sus viajes, lo que se conoció fueron frases que podían ser noticia escandalosa, generalmente sacada de contexto y olvidando las cuestiones fundamentales de los brillantes, profundos y lúcidos discursos de Benedicto XVI.

 

Un detalle no menor es que todos los discursos para un viaje papal fueron escritos un tiempo antes y han sido leídos por los colaboradores de la Secretaría de Estado, como es habitual. El objetivo de todos sus discursos era la centralidad de Dios y que Europa necesitaba reencontrarse con el Dios de la paz y del amor, el Dios en el cual toda auténtica religión puede reconocerse.

 

Para ello, en una homilía del 10 de setiembre habla en particular de la relación entre cristianismo e islam, explicando que la amenaza para el islam no es el cristianismo, sino el desprecio de Dios y el cinismo de quien ve en el escarnio de la religión un derecho de libertad, haciendo de la utilidad el criterio supremo de vida. Es decir, el conflicto no es entre religiones como llegó a plantear Samuel Huntington, sino entre el mundo religioso y el secularismo hostil a la religión.

 

El 12 de setiembre es el día clave de todo el viaje, porque habló en la Universidad de Ratisbona ante los representantes de la ciencia. Ratzinger vuelve a la universidad que fue también la suya, donde profundamente emocionado brinda una impresionante lectio, cuyo núcleo es el vínculo entre fe y razón: es razonable creer y no se puede creer contra la razón. Y para explicar lo que quiere comunicar, da un ejemplo histórico, completamente marginal en el texto, que será el cortocircuito de la polémica que se desató.

 

Benedicto cita un diálogo del siglo XIV entre el emperador Bizantino Manuel II Paleólogo con un culto persa sobre cristianismo e islam, en el que el emperador dice: «Muéstrame también lo que Mahoma ha traído de nuevo, y allí encontrarás solo cosas malas e inhumanas, como su directiva de difundir por medio de la espada la fe que predicaba».

 

Y seguidamente a esta frase Benedicto afirma: «El emperador, después de haberse pronunciado de manera tan dura, explica luego minuciosamente las razones por las cuales la difusión de la fe mediante la violencia es algo irracional». Si uno lee todo el discurso, en esta alusión es obvio que la cita no es el pensamiento de Benedicto sobre el islam, sino una cita histórica para ejemplificar una idea que desarrollará, la relación entre fe y razón.

 

Sin embargo, lo que dio vuelta el mundo fue la frase del emperador bizantino dicha por el Papa, sacudiendo al mundo musulmán que reacciona con indignación. A partir de allí el debate por esta frase oscurece el impresionante y significativo contenido de su magistral discurso y la opinión pública mundial se entretiene con la anécdota. Anécdota que por cierto que llegó a hacer temblar relaciones diplomáticas de la Santa Sede con países musulmanes. Y los medios de comunicación no hablaban de otra cosa.

 

Periodistas con experiencia en el Vaticano habían leído el texto antes de que se hiciera público, porque de hecho siempre se los hacen llegar antes y habían olfateado el peligro de esta frase fuera de contexto. Para quienes poco entienden de lo que el Papa está tratando de decir, la noticia solo puede ser una frase que pueda generar polémica.

 

En ese mismo mes Tarcisio Bertone sucede a Ángelo Sodano en la dirección de la Secretaría de Estado de la Santa Sede y tiene que hacer frente a la crisis. Benedicto aclara el asunto en varias oportunidades que se trataba de una cita medieval y que obviamente no reflejaba su pensamiento, pero hasta el día de hoy muchos se quedaron con los titulares de prensa.

 

Lo que no tuvo tanta prensa fue que un mes después, treinta y ocho personalidades referentes del mundo musulmán escriben al Papa Benedicto una carta abierta con acuerdos y desacuerdos, pero en tono fraterno. Fue la primera vez que figuras distintas de diferentes corrientes de pensamiento dentro del islam, hablan con una sola voz al Papa con la intención de llegar a una mutua comprensión.

 

Con el pasar de los meses los firmantes llegan a ciento treinta y ocho, que pertenecen a cuarenta y tres naciones, con una segunda carta en el final del Ramadán de ese año.

 

Un primer encuentro con tantas figuras del islam unidas a través de una comunicación común, fue un evento sin precedentes, realizado en 2008 en el Vaticano. La reconciliación se completa con el viaje de Benedicto a Turquía donde el diálogo con el mundo musulmán sigue desarrollándose en forma fructífera.

 

Aun entre católicos puede ser todavía desconocida la capacidad que tuvo Ratzinger para el diálogo con judíos, musulmanes y con el mundo protestante. Incluso en su pontificado es la primera vez en la historia que un Papa nombra a un protestante como presidente de la Academia de Ciencias y a un musulmán como profesor de la Universidad Gregoriana. Fue el segundo pontífice en hablar en una mezquita y el primero en participar de una celebración protestante. Su apertura y capacidad para el diálogo siempre fueron indiscutibles y superiores a lo imaginado.

 

Pero lo importante de Ratisbona no era ninguna clase de conflicto con el islam, sino más bien lo contrario, la defensa del lugar de la religión en el espacio público, desde la convicción de la unidad entre fe y razón. Obviamente lo importante estaba en otra parte del discurso.

 

Una razón abierta y el necesario diálogo

Ratzinger conoce muy bien los problemas de la epistemología contemporánea, y está hablando a personalidades de la ciencia. En su pensamiento siempre se opuso a toda forma de reduccionismo positivista y materialista. Su reiterado énfasis en las patologías de la razón y de la religión, cuando una abandona a la otra, son una apelación constante por una racionalidad abierta, crítica y humilde, por una relación fecunda entre fe y razón que no consiste solamente en la mutua colaboración, sino en que ambas se reclaman mutuamente.

 

Los núcleos del discurso de Ratisbona están en que, reconociendo lo que tiene de positivo el desarrollo del pensamiento moderno y las posibilidades de progreso que ha traído, la razón ha quedado atrapada en una visión estrecha de la realidad. Benedicto hace un llamado a ampliar nuestro concepto de razón y de su uso, para evitar el peligro de los extremos de una ciencia que no dialoga con la filosofía ni con la teología, o de una religión que da la espalda a la razón.

 

Puso en el centro de la discusión la relación entre fe y razón, el problema de la exclusión de Dios del pensamiento moderno, especialmente las patologías de una racionalidad que se amputa sus propias posibilidades de pensamiento, sobre una forma de pensar reductiva y estrecha, heredera del positivismo.

 

Sobre la necesidad de que la razón y la fe se reencuentren de modo nuevo, superando la limitación que la filosofía moderna se impone a sí misma de limitarse a lo dado empíricamente y devolverle al pensamiento un horizonte más amplio. Ratzinger contra toda moda cultural, pone al descubierto una de las principales causas de la crisis que vive el mundo occidental: la crisis de sus fundamentos y la renuncia a la búsqueda de la verdad, un pragmatismo y relativismo que olvida las preguntas fundamentales del ser humano.

 

Las ideas sintetizadas en este discurso ya estaban desarrolladas en escritos filosóficos de sus años de docencia universitaria, entre 1955 y 1976. Ideas que profundizó y que nunca abandonó, porque siguen siendo vigentes y necesarias para un fecundo diálogo entre ciencia y religión, filosofía y teología. Aquí comparto algunos de los núcleos del discurso en Ratisbona que puede leerse íntegro en el sitio web de la Santa Sede:

 

“Solo lo lograremos si la razón y la fe se reencuentran de un modo nuevo, si superamos la limitación que la razón se impone a sí misma de reducirse a lo que se puede verificar con la experimentación, y le volvemos a abrir su horizonte en toda su amplitud… en este sentido la teología debe encontrar espacio en la universidad y en el amplio diálogo con las ciencias…”

 

“Solo así seremos capaces de entablar un auténtico diálogo entre las culturas y las religiones, del cual tenemos urgente necesidad. En el mundo occidental está muy difundida la opinión según la cual sólo la razón positivista y las formas de la filosofía derivadas de ella son universales. Pero las culturas profundamente religiosas del mundo consideran que precisamente esta exclusión de lo divino de la universalidad de la razón constituye un ataque a sus convicciones más íntimas. Una razón que sea sorda a lo divino y relegue la religión al ámbito de las subculturas, es incapaz de entrar en el diálogo de las culturas… Para la filosofía y, de modo diferente, para la teología, escuchar las grandes experiencias y convicciones de las tradiciones religiosas de la humanidad, especialmente las de la fe cristiana, constituye una fuente de conocimiento; oponerse a ella sería una grave limitación de nuestra escucha y de nuestra respuesta”.

domingo, 1 de enero de 2023

TESTAMENTO ESPIRITUAL

 

Horas después de la confirmación, el Vaticano reveló el testamento espiritual que el propio Benedicto XVI dejó escrito. El documento que recién ahora sale a la luz fue redactado el 29 de agosto de 2006 y lleva la firma de Benedictus PP XVI (”PP” es un acrónimo del latín Petri Apóstoli Potestatem Accipiens: “el que sucede al apóstol Pedro”).

 

Mi testamento espiritual

 

Si en esta hora tardía de mi vida miro hacia atrás, hacia las décadas que he vivido, veo en primer lugar cuántas razones tengo para dar gracias. Ante todo, doy gracias a Dios mismo, dador de todo bien, que me ha dado la vida y me ha guiado en diversos momentos de confusión; siempre me ha levantado cuando empezaba a resbalar y siempre me ha devuelto la luz de su semblante. En retrospectiva, veo y comprendo que incluso los tramos oscuros y agotadores de este camino fueron para mi salvación y que fue en ellos donde Él me guió bien.

 

Doy las gracias a mis padres, que me dieron la vida en una época difícil y que, a costa de grandes sacrificios, con su amor prepararon para mí un magnífico hogar que, como una luz clara, ilumina todos mis días hasta el día de hoy. La clara fe de mi padre nos enseñó a nosotros los hijos a creer, y como señal siempre se ha mantenido firme en medio de todos mis logros científicos; la profunda devoción y la gran bondad de mi madre son un legado que nunca podré agradecerle lo suficiente. Mi hermana me ha asistido durante décadas desinteresadamente y con afectuoso cuidado; mi hermano, con la claridad de su juicio, su vigorosa resolución y la serenidad de su corazón, me ha allanado siempre el camino; sin su constante precederme y acompañarme, no habría podido encontrar la senda correcta.

 

De corazón doy gracias a Dios por los muchos amigos, hombres y mujeres, que siempre ha puesto a mi lado; por los colaboradores en todas las etapas de mi camino; por los profesores y alumnos que me ha dado. Con gratitud los encomiendo todos a Su bondad. Y quiero dar gracias al Señor por mi hermosa patria en los Prealpes bávaros, en la que siempre he visto brillar el esplendor del Creador mismo. Doy las gracias al pueblo de mi patria porque en él he experimentado una y otra vez la belleza de la fe. Rezo para que nuestra tierra siga siendo una tierra de fe y les ruego, queridos compatriotas: no se dejen apartar de la fe. Y, por último, doy gracias a Dios por toda la belleza que he podido experimentar en todas las etapas de mi viaje, pero especialmente en Roma y en Italia, que se ha convertido en mi segunda patria.

 

A todos aquellos a los que he agraviado de alguna manera, les pido perdón de todo corazón.

 

Lo que antes dije a mis compatriotas, lo digo ahora a todos los que en la Iglesia han sido confiados a mi servicio: ¡Manténganse firmes en la fe! ¡No se dejen confundir! A menudo parece como si la ciencia -las ciencias naturales, por un lado, y la investigación histórica (especialmente la exégesis de la Sagrada Escritura), por otro- fuera capaz de ofrecer resultados irrefutables en desacuerdo con la fe católica. He vivido las transformaciones de las ciencias naturales desde hace mucho tiempo, y he visto cómo, por el contrario, las aparentes certezas contra la fe se han desvanecido, demostrando no ser ciencia, sino interpretaciones filosóficas que sólo parecen ser competencia de la ciencia. Desde hace sesenta años acompaño el camino de la teología, especialmente de las ciencias bíblicas, y con la sucesión de las diferentes generaciones, he visto derrumbarse tesis que parecían inamovibles y resultar meras hipótesis: la generación liberal (Harnack, Jülicher, etc.), la generación existencialista (Bultmann, etc.), la generación marxista. He visto y veo cómo de la confusión de hipótesis ha surgido y vuelve a surgir lo razonable de la fe. Jesucristo es verdaderamente el camino, la verdad y la vida, y la Iglesia, con todas sus insuficiencias, es verdaderamente su cuerpo.

 

Por último, pido humildemente: recen por mí, para que el Señor, a pesar de todos mis pecados y defectos, me reciba en la morada eterna. A todos los que me han sido confiados, van mis oraciones de todo corazón, día a día.