cuestiona el rigor de los
Evangelios
INFOVATICANA 22 febrero, 2017
El nuevo superior general de la Compañía de Jesús,
Arturo Sosa, ha concedido una entrevista al vaticanista Giuseppe Rusconi para
el blog Rossoporpora en la que afirma que es necesario reflexionar sobre “lo
que verdaderamente dijo Jesús” porque en esa época “nadie tenía una grabadora
para registrar sus palabras”.
“La palabra es relativa, el Evangelio está escrito por
seres humanos, está aceptado por la Iglesia que, a su vez, está formada por
seres humanos… ¡Por lo tanto, es verdad que nadie puede cambiar la palabra de
Jesús, pero es necesario saber cuál ha sido!”, asegura Sosa en la entrevista.
El vaticanista Sandro Magister recoge en su blog un
fragmento de esta entrevista y las palabras del superior general de la Compañía
de Jesús:
P. – El cardenal Gerhard L. Müller, prefecto de la
congregación para la doctrina de la fe, ha dicho a propósito del matrimonio que
las palabras de Jesús son muy claras y que “ningún poder en el cielo y en la
tierra, ni un ángel ni el Papa, ni un concilio ni una ley de los obispos, tiene
la facultad de modificarlas”.
R. – Antes que nada sería necesario comenzar una buena
reflexión sobre lo que verdaderamente dijo Jesús. En esa época nadie tenía una
grabadora para registrar sus palabras. Lo que se sabe es que las palabras de
Jesús hay que ponerlas en contexto, están expresadas con un lenguaje, en un
ambiente concreto, están dirigidas a alguien determinado.
P. – Pero entonces, si hay que examinar todas las
palabras de Jesús y reconducirlas a su contexto histórico significa que no
tienen un valor absoluto.
R. – En el último siglo han surgido en la Iglesia
muchos estudios que intentan entender exactamente qué quería decir Jesús… Esto
no es relativismo, pero certifica que la palabra es relativa, el Evangelio está
escrito por seres humanos, está aceptado por la Iglesia que, a su vez, está
formada por seres humanos… ¡Por lo tanto, es verdad que nadie puede cambiar la
palabra de Jesús, pero es necesario saber cuál ha sido [esa palabra]!
P. – Entonces, ¿también es discutible la afirmación en
Mateo 19, 3-6: “Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”?
R. – Me identifico con lo que dice el Papa Francisco.
No se pone en duda, se pone en discernimiento…
P. – Pero el discernimiento es valoración, es elección
entre distintas opciones. Ya no hay la obligación de seguir una única
interpretación…
R. – No, la obligación existe siempre, pero de seguir
los resultados del discernimiento.
P. – Pero la decisión final se funda sobre un juicio
en relación a distintas hipótesis. Por lo tanto, toma en consideración también
la hipótesis de que la frase “pues lo que Dios ha unido…” no sea exactamente
como aparece. En resumen, pone en duda la palabra de Jesús.
R. – No la palabra de Jesús, sino la palabra de Jesús
tal como nosotros la hemos interpretado. El discernimiento no elige entre
distintas hipótesis, pero se pone a la escucha del Espíritu Santo que, como
Jesús prometió, nos ayuda a entender los signos de la presencia de Dios en la
historia humana.
P. – Pero, ¿cómo se discierne?
R. – El Papa Francisco discierne siguiendo a San
Ignacio, como toda la Compañía de Jesús: hay que buscar y encontrar la voluntad
de Dios, decía San Ignacio. No es una búsqueda en broma. El discernimiento
lleva a una decisión: no se debe sólo valorar, sino que hay que decidir.
P. – ¿Y quién debe decidir?
R. – La Iglesia ha confirmado siempre la prioridad de
la conciencia personal.
P. – Por lo tanto, si la conciencia, después del
discernimiento, me dice que puedo hacer la comunión aunque la norma no lo
prevea…
R. – La Iglesia se ha desarrollado a lo largo de los
siglos, no es un pedazo de hormigón. Nació, ha aprendido, ha cambiado. Por esto
se hacen los concilios ecuménicos, para intentar centrar los desarrollos de la
doctrina. Doctrina es una palabra que no me gusta mucho, lleva consigo la
imagen de la dureza de la piedra. En cambio la realidad humana es mucho más
difuminada, no es nunca blanca o negra, está en un desarrollo continuo.
P. – Me parece entender que para usted la praxis del
discernimiento tiene prioridad sobre la doctrina.
R. – Sí, pero la doctrina forma parte del
discernimiento. Un verdadero discernimento no puede prescindir de la doctrina.
P. – Pero puede llegar a conclusiones distintas a la
doctrina.
R. – Esto sí, porque la doctrina no sustituye al
discernimiento, como tampoco al Espíritu Santo.