martes, 31 de mayo de 2016

El vaticano defiende a los niños por nacer en cumbre Humanitaria de la ONU


Susan Yoshihara, Ph.D.  

Estambul, 27 de mayo 2016, (C-Fam)

El Vaticano recordó a los líderes mundiales que no existe un derecho internacional al aborto en una cumbre mundial celebrada en Estambul esta semana. La Santa Sede rechazó las propuestas europeas de creación de un nuevo derecho al aborto dentro de los Convenios de Ginebra, también conocidos como derecho internacional humanitario o leyes de guerra.

La «Santa Sede enfatiza que no existe el derecho al aborto dentro de los límites del derecho internacional de los derechos humanos ni del derecho internacional humanitario y reitera la exhortación del Secretario General de que los Estados que son y no son parte del conflicto armado deben abstenerse de “interpretaciones expansivas y polémicas” del derecho internacional», sostuvo el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado Vaticano.

La declaración tuvo la intención de poner al descubierto las iniciativas europeas tendientes a definir a los niños en gestación que son concebidos producto de la violencia sexual durante conflictos como «herida de guerra» que debe ser abortada para «curar» a la madre.

Parolin hizo uso de la palabra en la primera Cumbre Humanitaria Mundial, conferencia de la ONU cuyo propósito es reforzar la débil respuesta humanitaria para los flujos masivos de refugiados y ayudar a las 130 millones de personas que viven en crisis humanitarias.

Dinamarca anunció que demostraría su liderazgo en el campo del humanitarismo financiando «salud y derechos sexuales y reproductivos en contra de la violencia de género» y «el derecho tener educación sexual integral, y también el derecho al aborto». Para ese fin, dijo que aumentaría la provisión de fondos para la labor del Fondo de Población (UNFPA) en Siria, devastada por la guerra. Dinamarca es uno de los principales donantes del UNFPA, de International Planned Parenthood, de ONU Mujeres y de Amplify Change.

Países Bajos, otro importante donante de la ONU, sostuvo: «las mujeres y las niñas deben tener acceso a servicios de salud sexual y reproductiva y a suministros que incluyan anticonceptivos, aborto seguro y asistencia post violación».

El presidente de la poderosa fundación Oak dijo: «nuestro principal compromiso es el de apoyar y subvencionar organizaciones que ofrecen o defienden el derecho a los derechos sexuales y reproductivos integrales», lo cual implica «el derecho al aborto como parte de la atención médica sin discriminación conforme al derecho internacional humanitario». Esta fundación subvenciona a la agrupación abortista Ipas y a Global Justice Center, arquitecto de la campaña por el aborto dentro del derecho humanitario.

Su estrategia apunta a una ley de ayuda exterior estadounidense que prohíbe el financiamiento del aborto en el extranjero. La Enmienda de Helms ha sido objeto de ataques porque las agrupaciones abortistas esperan acceder a millones de dólares estadounidenses más antes de que el gobierno de Obama llegue a su término.

Pero cuando seis naciones europeas dijeron a Estados Unidos el año pasado, en el Consejo de Derechos Humanos, que la ley viola los Convenios de Ginebra, Estados Unidos manifestó su rechazo. Durante la Cumbre, este país evitó totalmente el tema en las observaciones que tenía preparadas.

Los defensores de los niños concebidos tras la violencia sexual señalan que el enfoque en abortarles hace mucho más difícil ayudar a ellos y a sus madres. Informan que cientos de miles de estos niños padecen estigmas y discriminación debido a la circunstancias de su origen. Es posible que cientos más padezcan ese destino: quienes están naciendo producto de la violencia de grupos armados como el Dáesh (conocido como «Estado Islámico») y Boko Haram.

La Santa Sede defendió a dichos niños, alentando a las «instituciones religiosas y a las organizaciones católicas a acompañar a las víctimas de violación en situaciones de crisis, quienes, a su vez, necesitan asistencia permanente y efectiva en materia psicológica, espiritual y material para ellas así como para sus hijos concebidos y nacidos producto de violaciones».


Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano

miércoles, 25 de mayo de 2016

La Iglesia reconoce la autenticidad de unas apariciones marianas en Argentina



catolicos-on-line, 24-5-16

El obispo de la diócesis argentina de San Nicolás de los Arroyos, Héctor Cardelli, ha aprobado como "sobrenatural" las apariciones de la Virgen y Jesucristo a la vidente Gladys Quiroga de Motta, una madre de familia (ya abuela).

Estas apariciones tuvieron lugar entre 1983 y 1990 y que suman unos 1.800 mensajes. La diócesis publicó con "imprimátur" una edición de estos mensajes ya en 1990 y muchos miles de personas celebran estas apariciones en su santuario dedicado a la Virgen del Rosario de San Nicolás.

Este domingo 22 de mayo, en la misa de los peregrinos en el santuario mariano construido a partir de 1987 con motivo de estas apariciones, el obispo Cardelli leyó la declaración de aprobación de este acontecimiento mariano.

“A doce años de pastoreo en San Nicolás y habiendo seguido con fe y responsabilidad el acontecimiento mariano, que conozco desde sus inicios, he crecido en la decisión de reconocerlo para mi diócesis”, dice la declaración.

“Trabajé en la consulta con peritos y testigos y consciente de que el deber de vigilar o intervenir compete ante todo al ordinario del lugar, asumo, como los obispos que me precedieron, la decisión de apoyar, orientar y declarar acerca de esta manifestación en San Nicolás”.

El prelado explicó que juzgó el hecho según dos criterios: “Positivos y negativos y en ambos casos no hubo ni hay errores” y precisó que hizo discernimiento sobre tres criterios particulares: El acontecimiento ¿Es de origen natural? ¿Puede ser obra del enemigo? ¿Es de origen sobrenatural?”

“Las respuestas a estos interrogantes me dejaron la certeza de que es real y positivo el fruto que supera la mera acción humana”, sostiene la nota firmada por el prelado.

"Se ha apreciado la sana reserva, docilidad ante la autoridad eclesiástica, además de una evidente ausencia de protagonismo y vanagloria en la persona a la que la Santa Madre invitó para transcribir sus mensajes", asegura el texto episcopal.

"El contenido del Mensaje es absolutamente coherente con la Doctrina Católica, por lo tanto libre de cualquier error doctrinal", afirma el documento.

Curiosamente, el documento no especifica el nombre de la vidente ni el número de mensajes o corpus concreto que se está aprobando.

Hacia el final decreta: "para nosotros, constat de supernaturalitatet".  (Es decir, "constatamos su supernaturalidad", que es sobrenatural).

“En virtud de todo lo afirmado, y como obispo diocesano facultado para este tipo de pronunciamiento; motivado por un sentido de conciencia justa, decreto con certidumbre moral, buena intención y esperanza; cumpliendo los requisitos del discernimiento sugeridos por la Santa Sede; buscando la mayor gloria de Dios y el bien de nuestra Iglesia; invocando el nombre de Dios Altísimo, Padre, Hijo y Espíritu Santo, el nombre de María del Rosario de San Nicolás, el de su esposo San José, reconozco el carácter sobrenatural de los felices acontecimientos con los que Dios a través de su hija predilecta, Jesús por medio de su Santísima Madre, el Espíritu Santo por medio de su dilecta esposa, ha querido manifestarse amorosamente en nuestra diócesis”.

“Finalmente y como la Santa Madre lo ha pedido, imploro al Cielo en nombre de toda la diócesis, que sea Ella, por siempre la Reina y Señora de San Nicolas de los Arroyos”, concluye el texto.


Ya en julio de 1990 el anterior obispo del lugar, Domingo Castagna, proclamó que "indudablemente este evento de gracia ha probado su autenticidad por sus frutos espirituales", y en noviembre daba un imprimátur a una edición de los mensajes de la Virgen a Gladys de Motta.

lunes, 23 de mayo de 2016

Los cuatro postulados del Papa Francisco


InfoCatólica, 20/05/16

P. Giovanni Scalese
Miembro de la Orden de los Clérigos Regulares de San Pablo (Barnabitas), filósofo y teólogo

Pueden ser considerados como los postulados del pensamiento del papa Francisco, desde el momento que, además de resultar recurrentes en su enseñanza, son presentados por él como criterios generales de interpretación y evaluación.
Ellos son:
- el tiempo es superior al espacio;
- la unidad prevalece sobre el conflicto;
- la realidad es más importante que la idea;
- el todo es superior a la parte.

En «Evangelii gaudium», n. 221, Francisco los llama «principios». Personalmente, considero por el contrario que ellos pueden ser considerados «postulados», término que en el vocabulario Zingarelli de la lengua italiana designa una «proposición carente de evidencia y no demostrada, pero admitida igualmente como verdadera en cuanto necesaria para fundamentar un procedimiento o una demostración».

Siempre en «Evangelii gaudium», n. 221, el Papa afirma que los cuatro principios «brotan de los grandes postulados de la Doctrina Social de la Iglesia».
Pero los que en el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia son señalados como «principios permanentes» y «verdaderos y propios puntos de apoyo de la enseñanza social católica» son más bien la «dignidad de la persona humana», el «bien común», la «subsidiaridad» y la «solidaridad», a los cuales están vinculados el destino universal de los bienes y la participación, además de los «valores fundamentales de la vida social» como la verdad, la libertad, la justicia y el amor.

Ahora bien, es difícil captar la derivación de los cuatro postulados de «Evangelii gaudium» de los llamados «principios permanentes» de la doctrina social de la Iglesia. O por lo menos tal derivación no es tan evidente: es necesario sacarla a la luz y no darla por descontada.

El hecho es que ellos han sido siempre los principios primeros del pensamiento del papa Francisco. El jesuita argentino Juan Carlos Scannone nos informa que «cuando Jorge Mario Bergoglio era provincial, en 1974, ya los usaba. Yo formaba parte con él de la congregación provincial y lo he escuchado mencionarlos para iluminar distintas situaciones que se trataban en ese foro».
Hay que tener presente que en 1974 Bergoglio tenía 38 años, era jesuita desde hacía dieciséis años (1958), se había graduado en Filosofía una década atrás (1963), era sacerdote desde cinco años antes (1969), era provincial desde hacía un año (1973-1979) y todavía no había estado en Alemania (1986) para completar sus estudios. Parecería entonces que esos cuatro postulados son el resultado de las reflexiones personales del entonces joven Bergoglio.

En la exhortación apostólica «Evangelii gaudium» Francisco los vuelve a proponer, «con la convicción de que su aplicación puede ser un genuino camino hacia la paz dentro de cada nación y en el mundo entero» (n. 221).

Primer postulado: «el tiempo es superior al espacio»
Entre los cuatro postulados, éste parecería ser el más apreciado por el papa Francisco. Lo encontramos enunciado por primera vez en la encíclica «Lumen fidei» (n. 57). Lo volvemos a encontrar, junto con los otros tres principios, en «Evangelii gaudium» (nn. 222-225). Posteriormente es retomado en la encíclica «Laudato si’» (n. 178). Por último, es citado, dos veces, en la exhortación apostólica «Amoris laetitia» (nn. 3 y 261).
Pero es el menos inmediatamente comprensible en su formulación. Se torna claro sólo cuando se lo explica. «Evangelii gaudium» lo aclara de la siguiente manera:
«Este principio permite trabajar a largo plazo, sin obsesionarse por resultados inmediatos. Ayuda a soportar con paciencia situaciones difíciles y adversas, o los cambios de planes que impone el dinamismo de la realidad. Es una invitación a asumir la tensión entre plenitud y límite, otorgando prioridad al tiempo. Uno de los pecados que a veces se advierten en la actividad sociopolítica consiste en privilegiar los espacios de poder en lugar de los tiempos de los procesos. Darle prioridad al espacio lleva a enloquecerse para tener todo resuelto en el presente, para intentar tomar posesión de todos los espacios de poder y autoafirmación. Es cristalizar los procesos y pretender detenerlos. Darle prioridad al tiempo es ocuparse de iniciar procesos más que de poseer espacios. El tiempo rige los espacios, los ilumina y los transforma en eslabones de una cadena en constante crecimiento, sin caminos de retorno. Se trata de privilegiar las acciones que generan dinamismos nuevos en la sociedad e involucran a otras personas y grupos que las desarrollarán, hasta que fructifiquen en importantes acontecimientos históricos. Nada de ansiedad, pero sí convicciones claras y tenacidad» (n. 223).

Es más concisa la exposición de «Amoris laetitia»: «Se trata de generar procesos más que de dominar espacios» (n. 261). Pero en esta última exhortación apostólica se hace una sorprendente aplicación del principio en cuestión:
«Recordando que el tiempo es superior al espacio, quiero reafirmar que no todas las discusiones doctrinales, morales o pastorales deben ser resueltas con intervenciones magisteriales. Naturalmente, en la Iglesia es necesaria una unidad de doctrina y de praxis, pero ello no impide que subsistan diferentes maneras de interpretar algunos aspectos de la doctrina o algunas consecuencias que se derivan de ella. Esto sucederá hasta que el Espíritu nos lleve a la verdad completa (cf. Jn 16,13), es decir, cuando nos introduzca perfectamente en el misterio de Cristo y podamos ver todo con su mirada. Además, en cada país o región se pueden buscar soluciones más inculturadas, atentas a las tradiciones y a los desafíos locales» (n. 3).
Debemos reconocer sinceramente que la derivación de esa conclusión a partir del principio examinado no es tan inmediata y evidente como el texto parecería suponer. Parece dar a entender que la esencia del primer postulado está en el hecho que no se debe pretender uniformar todo y a todos, sino dejar que cada uno recorra su propio camino hacia un «horizonte» (nn. 222 y 225) que permanece más bien indefinido.

En la entrevista publicada por el padre Antonio Spadaro en «La Civiltà Cattolica», el 19 de setiembre de 2013, Francisco expone el principio en una perspectiva más teológica:
«Dios se manifiesta en una revelación histórica, en el tiempo. El tiempo inicia los procesos, el espacio los cristaliza. Dios se encuentra en el tiempo, en los procesos en curso. No necesita privilegiar los espacios de poder respecto a los tiempos, también largos, de los procesos. Debemos comenzar procesos más que ocupar espacios. Dios se manifiesta en el tiempo y está presente en los procesos de la historia. Esto hace privilegiar las acciones que generan dinámicas nuevas. Requiere paciencia y espera» (p. 468).
En la revista «PATH», de la Pontificia Academia Teológica (n. 2/2014, pp. 403-412), don Giulio Maspero identifica las fuentes del principio en san Ignacio [de Loyola] y en Juan XXIII - citados por Francisco en la entrevista concedida al padre Spadaro -, y en el beato Pedro Fabro, citado en «Evangelii gaudium», n. 171, mientras que excluye como fuente a Romano Guardini, también citado en EG, n. 224. En el principio se reconoce «una profunda raíz trinitaria», mientras que su clave hermenéutica, de naturaleza puramente teológica, se encuentra en la afirmación de la presencia y de la manifestación de Dios en la historia. Francamente, cansa un poco seguir el razonamiento de don Maspero en este comentario apasionado suyo del principio de la superioridad del tiempo respecto al espacio.

Personalmente, en lugar de las raíces teológicas – que todavía hay que probarlas – no puedo no advertir en la base del primer postulado algunos filones de la filosofía idealista, como el historicismo, el primado del devenir sobre el ser, el surgimiento del ser a partir de la acción («esse sequitur operari»), etc. Pero es un discurso que debería ser profundizado por los expertos en el ámbito científico.

Segundo postulado: «La unidad prevalece sobre el conflicto»
También este principio fue enunciado por primera vez en la encíclica «Lumen fidei» (n. 55). Su tratamiento más extenso se encuentra en «Evangelii gaudium» (nn. 226-230). Lo encontramos por último en la encíclica «Laudato si’» (n. 198). EG parte de una constatación:
«El conflicto no puede ser ignorado o disimulado. Ha de ser asumido. Pero si quedamos atrapados en él, perdemos perspectivas, los horizontes se limitan y la realidad misma queda fragmentada. Cuando nos detenemos en la coyuntura conflictiva, perdemos el sentido de la unidad profunda de la realidad» (n. 226).

Y describe tres actitudes:
«Ante el conflicto, algunos simplemente lo miran y siguen adelante como si nada pasara, se lavan las manos para poder continuar con su vida. Otros entran de tal manera en el conflicto que quedan prisioneros, pierden horizontes, proyectan en las instituciones las propias confusiones e insatisfacciones y así la unidad se vuelve imposible. Pero hay una tercera manera, la más adecuada, de situarse ante el conflicto. Es aceptar sufrir el conflicto, resolverlo y transformarlo en el eslabón de un nuevo proceso» (n. 227).
La tercera actitud se basa en el principio: «la unidad es superior al conflicto», que es calificado precisamente como «indispensable para construir la amistad social» (n. 228). Este principio inspira el concepto de «diversidad reconciliada» (n. 230), recurrente en la enseñanza del papa Francisco, sobre todo en el campo ecuménico.
El gran problema de este postulado es que supone una visión dialéctica de la realidad, muy similar a la de Hegel:
«La solidaridad, entendida en su sentido más hondo y desafiante, se convierte así en un modo de hacer la historia, en un ámbito viviente donde los conflictos, las tensiones y los opuestos pueden alcanzar una unidad pluriforme que engendra nueva vida. No es apostar por un sincretismo ni por la absorción de uno en el otro, sino por la resolución en un plano superior que conserva en sí las virtualidades valiosas de las polaridades en pugna» (n. 228).
Esta «resolución en un plano superior» recuerda mucho a la «Aufhebung» hegeliana. No parece casual entonces que después, en el n. 230, se hable de una «síntesis», que evidentemente supone una «tesis» y una «antítesis», los polos en conflicto entre ellos. También en este caso habría que profundizar el discurso.

Tercer postulado: «La realidad es más importante que la idea»
Éste está expuesto en «Evangelii gaudium» (nn. 231-233) y es retomado posteriormente en «Laudato si’» (n. 201):
«Existe también una tensión bipolar entre la idea y la realidad. La realidad simplemente es, la idea se elabora. Entre las dos se debe instaurar un diálogo constante, evitando que la idea termine separándose de la realidad. Es peligroso vivir en el reino de la sola palabra, de la imagen, del sofisma. De ahí que haya que postular un tercer principio: la realidad es superior a la idea. Esto supone evitar diversas formas de ocultar la realidad: los purismos angélicos, los totalitarismos de lo relativo, los nominalismos declaracionistas, los proyectos más formales que reales, los fundamentalismos ahistóricos, los eticismos sin bondad, los intelectualismos sin sabiduría» (EG 231).
Podría parecer que este postulado es el más fácilmente comprensible y aceptable, el más cercano a la filosofía tradicional. La profundización que hace «Evangelii gaudium» es muy atractiva y, a primer vista, absolutamente compartible:

«La idea – las elaboraciones conceptuales – está en función de la captación, la comprensión y la conducción de la realidad. La idea desconectada de la realidad origina idealismos y nominalismos ineficaces, que a lo sumo clasifican o definen, pero no convocan. Lo que convoca es la realidad iluminada por el razonamiento. Hay que pasar del nominalismo formal a la objetividad armoniosa. De otro modo, se manipula la verdad, así como se suplanta la gimnasia por la cosmética» [Platón, «Gorgias», 465] (n. 232).
En la citada revista de la Pontificia Academia Teológica, el padre Giovanni Cavalcoli se deja llevar a un entusiasta comentario de este principio, asimilándolo, sin posteriores puntualizaciones, al tradicional realismo gnoseológico aristotélico-tomista.
Pero en mi opinión no tiene en cuenta dos aspectos importantes:
- el contexto en el que se expone el principio, que es un contexto sociológico con repercusiones de carácter pastoral. «Evangelii gaudium» no es un ensayo de filosofía del conocimiento: aunque se trata de un principio filosófico, el tercer postulado es utilizado en función del desarrollo de la convivencia social y de la construcción de un pueblo (n. 221);

- y el lenguaje utilizado, que no es un lenguaje técnico. Cuando en el documento se habla de «idealismos y nominalismos ineficaces» no se está refiriendo a las corrientes históricas del idealismo y del nominalismo, ya que es muy cierto que se usa el plural. Sobre todo los términos «idea» y «realidad» son entendidos en un sentido diferente de aquél en que podría entenderlos la gnoseología tradicional. La «realidad» de la que se habla en «Evangelii gaudium» no es la realidad metafísica, sinónimo de «ser», sino una realidad puramente fenoménica. La «idea» no es la simple representación mental del objeto, sino que – como señala el texto mismo – es sinónimo de «elaboraciones conceptuales» (n. 232) y, en consecuencia, de «ideología». Por otra parte, el uso de expresiones existenciales como, por ejemplo, el verbo «convocar» habría debido dar a entender inmediatamente que no se trata del lenguaje escolástico tradicional.
Estas observaciones tienen consecuencias importantes. El postulado «la realidad es más importante que la idea» no tiene nada que ver con la «adaequatio intellectus ad rem» [adecuación del intelecto a la cosa]. Esto significa más bien que debemos aceptar la realidad tal como es, sin pretender cambiarla en base a principios absolutos, por ejemplo, los principios morales, que son solamente «ideas» abstractas, que la mayoría de las veces corren el riesgo de transformarse en ideologías. Este postulado está a la base de las continuas polémicas de Francisco contra la doctrina. En este sentido, es significado cuanto afirmó el papa Bergoglio en la entrevista en «La Civiltà Cattolica»:

«Si el cristiano es restauracionista, legalista, si quiere todo claro y seguro, entonces no encuentra nada. La tradición y la memoria del pasado deben ayudarnos a tener el valor de abrir nuevos espacios en Dios. El que hoy busca siempre soluciones disciplinarias, el que tiende en forma exagerada a la 'seguridad' doctrinal, el que busca obstinadamente recuperar el pasado perdido, tiene una visión estática e involutiva. De este modo la fe se convierte en una ideología entre muchas» (pp. 469-470).

Cuarto postulado: «El todo es superior a la parte»
Encontramos este principio expuesto ampliamente en «Evangelii gaudium» (nn. 234-237) y retomado después sintéticamente en «Laudato si’» (n. 141):
«El todo es más que la parte, y también es más que la mera suma de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse demasiado por cuestiones limitadas y particulares. Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un bien mayor que nos beneficiará a todos. Pero hay que hacerlo sin evadirse, sin desarraigos. Es necesario hundir las raíces en la tierra fértil y en la historia del propio lugar, que es un don de Dios. Se trabaja en lo pequeño, en lo cercano, pero con una perspectiva más amplia. Del mismo modo, una persona que conserva su peculiaridad personal y no esconde su identidad, cuando integra cordialmente una comunidad, no se anula sino que recibe siempre nuevos estímulos para su propio desarrollo. No es ni la esfera global que anula ni la parcialidad aislada que esteriliza» (EG 235).

Aquí se aprecia el intento de tener juntos los dos polos que están mutuamente en tensión – el todo y la parte – y que en EG se los identifica con la «globalización» y la «localización» (n. 234). La valorización de la parte, que no debe desaparecer en el todo, es representada por la figura geométrica, querida por el papa Francisco, del poliedro, en contraposición a la esfera (n. 236).
El problema es que el principio, tal como está formulado, no expresa ese equilibrio entre el todo y las partes. Habla abiertamente de la superioridad del todo respecto a las partes. Esto está en contraste con la doctrina social de la Iglesia, la cual declara efectivamente que la persona es un ser constitutivamente social, pero reafirmando al mismo tiempo su primado y su irreductibilidad en el organismo social (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, nn. 125 y 149; Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 1878-1885). Existe el riesgo que, al limitarse a repetir el cuarto postulado sin precisiones ulteriores, éste pueda ser entendido en sentido marxista y justificar así la anulación del individuo en la sociedad.

Hay que tener presente que también desde un punto de vista hermenéutico la relación entre el todo y las partes no es descrito en términos de superioridad sino de circularidad, el llamado «círculo hermenéutico»: el todo es interpretado a la luz de las partes; las partes a la luz del todo.

Conclusiones
Que en la realidad en la cual estamos viviendo existen polaridades es un hecho difícilmente discutible. Lo que cuenta es la actitud que asumimos frente a las tensiones que experimentamos cotidianamente en nuestra vida. De la consideración de los cuatro postulados en su conjunto parecería que se debe concluir que la actitud más acorde es la de poner juntos los polos que se oponen, pero suponiendo que uno de los dos es superior al otro: el tiempo es superior al espacio; la unidad prevalece sobre el conflicto; la realidad es más importante que la idea; el todo es superior a la parte.
Personalmente, he considerado siempre que las tensiones son más bien «gestionadas»; que es utópico pensar que ellas puedan ser, mientras estamos en esta tierra, definitivamente superadas; que por otra parte es un error tomar partido por uno de los dos polos contra el otro, como si el bien estuviera solamente en un lado y en el otro sólo hubiera mal (una visión maniquea de la realidad siempre rechazada por la Iglesia). 

El cristiano no es el hombre del «aut aut» [o...o], sino del «et et [y...y]». En este mundo hay – ¡debe haber! – espacio para todo: para el tiempo y para el espacio, para la unidad y para la diversidad, para la realidad y para las ideas, para el todo y para las partes. No se excluye nada, en caso contrario sufre el desequilibrio de la realidad, que puede llevar a conflictos devastadores.
Otra observación que se podría hacer al término de esta reflexión es que la exposición de estos cuatro postulados demuestra que, en el obrar humano, es inevitable dejarse conducir por algunos principios, que por su naturaleza son abstractos. No sirve para nada entonces polemizar sobre la naturaleza abstracta de la «doctrina», oponiéndole una «realidad» a la que debería simplemente adecuarse. Si no es iluminada, guiada, ordenada por algunos principios, la realidad corre el riesgo de desembocar en un caos.

El problema es: ¿cuáles principios? Sinceramente no se ve por qué los cuatro postulados de los que nos estamos ocupando pueden orientar legítimamente el desarrollo de la convivencia social y la construcción de un pueblo, mientras la mismísima legitimidad no puede ser reconocida en otros principios, a los que se reprocha continuamente su naturaleza abstracta y su carácter al menos potencialmente ideológico.
No se puede negar que la doctrina cristiana corre el riesgo de transformarse en ideología. Pero el mismo riesgo se sigue de cualquier otro principio, incluidos los cuatro postulados de «Evangelii gaudium»; con la diferencia que éstos son el resultado de una reflexión humana, mientras la doctrina católica se basa en una revelación divina.
Que no nos suceda hoy lo que le ocurrió a Marx, quien, mientras acusaba de ideología a los pensadores que lo precedieron, no se dio cuenta que estaba elaborando una de las ideologías más ruinosas de la historia.


Publicado orignalmente en el blog de Sandro Magister en Chiesa

domingo, 22 de mayo de 2016

El Papa Benedicto califica de invención que quede una parte del secreto de Fátima sin revelar


catolicos-on-line, 22-5-16

El Papa emérito Benedicto XVI ha confirmado que el Tercer Secreto de Fátima está publicado en su totalidad y ha calificado de "puras invenciones" los rumores que afirmaban que todavía quedaban partes por ser reveladas.

En un comunicado publicado este sábado por la oficina de prensa del Vaticano, Benedicto XVI ha aseverado que "la publicación del Tercer Secreto de Fátima es completa" después de que varios medios de comunicación hubieran asegurado que el Vaticano no habría dado a conocer todo el contenido del mismo al hacerse eco de las declaraciones de un profesor alemán.

Así, la Santa Sede ha explicado que "algunos artículos publicados recientemente atribuyen al profesor Ingo Dollinger declaraciones según las cuales el cardenal Joseph Ratzinger, después de la publicación, en junio del año 2000, del Tercer secreto de Fátima, le habría confiado que dicha publicación no era completa".

"A tal propósito, el Papa emérito Benedicto XVI comunica que 'no ha hablado nunca con el profesor Dollinger acerca de Fátima' y afirma claramente que las frases atribuidas al profesor Dollinger sobre ese tema son 'pura invención, absolutamente no verdaderas' y reitera decididamente: 'La publicación del Tercer secreto de Fátima es completa'", ha asegurado el Vaticano en el comunicado.


La Tercera parte del secreto de Fátima fue revelado el 13 de julio de 1917 a los tres pastorcillos en la Cueva de Iria-Fátima y transcrito por Sor Lucía el 3 de enero de 1944. Fue hecho público por el Secretario de Estado, Cardenal Angelo Sodano, el 13 de mayo del 2000.

Visiones y apariciones marianas



 Juan DEL CARMELO, escritor
catolicos-on-line, 22-5-16

Es este un tema, que da origen a muchas confusiones… En la web de la Santa sede, existe un extenso trabajo del P. Brian Moore, sobre las visiones, locuciones apariciones y revelaciones, del cual he tomado citas y conclusiones teológicas sobre esta materia.

Desde siempre al ser humano la ha subyugado el conocimiento de todo lo que se relaciona con lo sobrenatural Pero ahora este interés tiene una especial manifestación. Y son muchos los que creen en cualquier manifestación que parece venir del cielo. El cardenal Alfredo Ottaviani, escribía diciendo: “Asistimos desde hace años a un recrudecimiento de pasión popular hacia lo maravilloso, incluso en la religión. Muchedumbres de fieles se dirigen a los sitios de presuntas visiones y pretendidos prodigios, y abandonan, en cambio, la Iglesia, los sacramentos, la predicación”. (Oss. Rom., 4 de Feb. 1951, “Siate, o cristiani, a muover vi piu gravi”). 

Entre 1928-1975 unos 232 casos de “apariciones” que no han sido reconocidas por la Iglesia; según, la revista Der grosse Entschluss, de Viena. En estos últimos años han proliferado las supuestas apariciones en todo el mundo, y una de ellas se destaca entre todas: La “aparición” de Medjugorge. La Iglesia católica es una Santa madre muy prudente desde hace más de 2000 años

            En este campo de las manifestaciones sobrenaturales, pueden darse dos posturas opuestas, ambas malas. Se puede pecar por exceso: los que andan siempre tras lo maravilloso, sin preocuparse gran cosa de su santificación personal. También por defecto: los que tienen una actitud desdeñosa respecto a todo lo que es el ámbito de los fenómenos extraordinarios de la vida mística. Veamos un poco los dos casos, específicamente respecto al asunto que tenemos entre manos, las apariciones y revelaciones. Los que tienen una actitud aparicionista, los cuales son muchos hoy en día, que son muchos hoy en día, debemos oponer las enseñanzas de la Sagrada Escritura, los principios de la Teología mística (especialmente San Juan de la Cruz y Sta. Teresa), y la historia de la Iglesia.

            Las Sagradas escrituras, nos dicen: “Carísimos, no creáis a todo espíritu, sino poned a prueba los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido al mundo” (1Jn 4,1). “Si entonces os dicen: “Ved al Cristo (igual que a la Virgen) está aquí o allá", no lo creáis. Porque surgirán falsos cristos y falsos profetas, y harán cosas estupendas y prodigiosas hasta el punto de desviar si fuera posible, aún a los elegidos. Mirad que os lo he predicho” (Mt. 24, 23-25). “... cuya aparición es obra de Satanás con todo poder y señales y prodigios de mentira y con toda seducción de iniquidad para los que han de perderse en retribución de no haber aceptado para su salvación el amor de la verdad” (2Test. 2,9-12). “Y embaucó a los habitantes de la tierra con los prodigios que le fue dado hacer en presencia de la bestia diciendo a los moradores de la tierra que debían erigir una estatua a la bestia de modo que la bestia también hablase e hiciese quitar la vida a cuantos no adorasen la estatua de la bestia” (Ap. 13,13-14).

            La teología mística tenemos evidentemente a los maestros en esta materia como son: San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús. Respecto al primero, debemos decir que es bastante duro respecto a las almas que andan siempre tras lo sobrenatural En San Juan de la Cruz, sé encontrará abundante materia en todo el libro II de la Subida al Monte Carmelo. “Yo conocí una persona que teniendo estas locuciones sucesivas, entre algunas harto verdaderas y substanciales que formaba del Santísimo Sacramento de la Eucaristía había algunas que eran harto herejía. Y me espanté yo mucho de lo que pasa en estos tiempos, y es que cualquier alma de por ahí, con cuatro maravedís de consideración, si siente algunas locuciones de éstas en algún recogimiento, luego lo bautizan todo por Dios, y suponen que es así, diciendo: Me dijo Dios; me respondió Dios; y no será así, sino que, como hemos dicho, ellos las más veces se lo dicen”. (Sub.ll, 29, n.2). La gran Teresa de Ahumada habla también en varios pasajes sobre las visiones y revelaciones, aunque en general no es tan dura como su hermano Juan de la Cruz. Pero siempre insiste en que: “… el cristiano debe buscar al Dios de los consuelos y no los consuelos de Dios”.

            En relación con el reconocimiento de la Apariciones marianas por la Iglesia, no se puede clarificar exactamente cuál ha sido siempre la doctrina de la Iglesia respecto a las apariciones.  Ello en base a la Sagrada Escritura, al Magisterio y a la Teología, únicos capaces de darnos criterios seguros para nuestro análisis de las apariciones presentes o por venir. Que Nuestra Señora de Fátima nos ilumine, puesto que este humilde artículo lo hemos redactado especialmente en su honor. Nosotros sabemos que finalmente su Corazón Inmaculado triunfará.

            En todos estos temas, es conveniente seguir los consejos de Benedicto XVI que nos dice que: “De todo lo cual se sigue que uno puede, conservando íntegra y salva la fe católica, no prestar asentimiento a dichas revelaciones y apartarse de ellas, con tal de que esto se haga sin destemplanzas indebidas, no sin razón, y sin llegar al desprecio”.

“¿Qué se ha de pensar de las revelaciones privadas aprobadas por la Santa Sede, como las de santa Hildegarda, santa Brígida, santa Catalina de Siena? Ya he dicho que ni es obligatorio ni posible prestarles un asentimiento de la fe católica”.

“... Es preciso saber que tal aprobación no significa otra cosa que el permiso para que, después de maduro examen, se publiquen para instrucción y utilidad de los fieles, pues a estas revelaciones, aprobadas en esta forma, aunque no se les deba ni se les pueda dar un asentimiento de fe católica, se les debe, sin embargo, un asentimiento de fe humana, conforme a las reglas de prudencia, según las cuales esas revelaciones son probables y piadosamente creíbles”

            En esta misma línea de pensamiento San Pío X, nos dice que: “Cuando se trata de formar juicio acerca de las piadosas tradiciones conviene recordar que la Iglesia usa en esta materia de tal gran prudencia, que no permite que tales tradiciones se refieran por escrito, sino con giran cautela y hecha la declaración previa ordenada por Urbano VIII; y aunque esto se haga como se debe, la Iglesia no asegura la verdad del hecho, sino limitase a no prohibir creer al presente, salvo que falten argumentos de credibilidad. Enteramente lo mismo decretaba hace treinta años la Sagrada Congregación de Ritos (Decr. 2 mayo 1877): “Tales apariciones y revelaciones no han sido ni aprobadas ni reprobadas por la Sede Apostólica, la cual permite sólo que se crean piadosamente, con mera fe humana, según la tradición que dicen existir, aunque esté confirmada con testimonios y documentos idóneos. Quien esta regla siguiere, estará libre de todo temor, pues la devoción de cualquier aparición, en cuanto mira al hecho mismo y se llama “relativa”, contiene siempre implícita la condición de la verdad del hecho; más en cuanto es “absoluta”, se funda siempre en la verdad, por cuanto se dirige a las mismas personas de los santos a quienes se venera” (Pascendi, AAS vol XL, p.649).

            Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

sábado, 21 de mayo de 2016

El Vaticano prohíbe a los obispos aprobar congregaciones religiosas sin su permiso


catolicos-on-line, 21-5-16

El papa Francisco ha establecido mediante un rescripto que para erigir un Instituto diocesano de vida consagrada será necesaria la previa consulta a la Santa Sede. La medida, que limita la autoridad episcopal en esa materia, entrará en vigor el próximo 1 de junio de 2016, tras su publicación en el Osservatore Romano. Se motiva en la necesidad de un mayor discernimiento que verifique la originalidad de los carismas.

La previa consulta a la Santa Sede se establece como requisito previo ad validitatem. El cardenal Parolin, Secretario de Estado, encargado de anunciar el rescripto, ha indicado  que la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, es «consciente de que cada nuevo Instituto de vida consagrada, incluso si nace y se desarrolla dentro de una Iglesia particular» es un don hecho a toda la Iglesia.

Por eso, viendo la necesidad de «evitar que sean erigidos a nivel diocesano los nuevos Institutos sin el suficiente discernimiento que confirme la originalidad del carisma, que defina los rasgos específicos que en ellos se consagren mediante la profesión de los consejos evangélicos e individue sus posibilidades reales de desarrollo» ha señalado «la oportunidad de determinar mejor» la necesidad de pedir su opinión antes de proceder a la creación de un nuevo Instituto diocesano.

Tal y como ha explicado monseñor Juan Ignacio Arrieta, secretario del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, el Papa ha precisado el canon 579 del Código de Derecho Canónico, que dispone que «En su propio territorio, los Obispos diocesanos pueden erigir mediante decreto formal institutos de vida consagrada, siempre que se haya consultado previamente a la Sede Apostólica».

El Papa con este rescripto dice que esta consulta es obligatoria y que si no es consultada la Santa Sede, la erección de un instituto diocesano es nula, inválida. La única novedad, por tanto, «es la de establecerlo con claridad, de forma también rápida», ha indicado monseñor Arrieta.

viernes, 20 de mayo de 2016

El Cardenal Cañizares acusa al imperio gay de amenazar la familia



catolicos-on-line, 20-5-16

El cardenal y arzobispo de Valencia, S.E.R Antonio Cañizares, defendió ayer el «bien precioso de la familia cristiana» al tiempo que ha lamentó que en los últimos años «ha asistido a una importante escalada contra la familia por parte de dirigentes políticos, ayudados por otros poderes como el 'imperio gay' y ciertas ideologías feministas».

En una misa celebrada en el Pontificio Instituto Juan Pablo II de Valencia, Cañizares recordó a Benedicto XVI cuando, antes de su llegada a Valencia en el 2006 para el quinto Encuentro Mundial de las Familias, animó a todos los pueblos a «no ignorar el bien precioso de la familia» fundada sobre el matrimonio.

El cardenal dijo a continuación que ese llamamiento papal sigue siendo especialmente necesario en España, que en los últimos años «ha asistido a una importante escalada contra la familia por parte de dirigentes políticos, ayudados por otros poderes como el 'imperio gay' y ciertas ideologías feministas». Y añadió

«España ocupa uno de los últimos lugares de Europa en política familiar; junto con Grecia es el país con más bajo índice de natalidad, donde la población juvenil ha decrecido más en los últimos veinte años; y donde más se ha incrementado el número de abortos, las rupturas matrimoniales y las uniones de hecho»

En cuanto a la próxima aprobación en la Comunidad Valenciana y en otras regiones de una ley que formenta «la ideología de género», el prelado opinó que se trata de «la más insidiosa que ha habido en toda la historia de la humanidad».

Todo ello, a su juicio, provoca que se esté socavando «el núcleo central de toda sociedad, que es la familia, ámbito inigualable de la solidaridad y escuela de convivencia pacífica que merece toda tutela y ayuda para cumplir su cometido». Ante esta situación, el cardenal indicó que la Universidad Católica de Valencia «no puede permanecer inerte en absoluto» a estos «ataques», sino que toda la comunidad universitaria «debe trabajar por la familia, ya que es ahí donde está el futuro del hombre y de la humanidad».

Como reacción a las palabras del cardenal, el colectivo Lambda de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales estudia la posibilidad de tomar medidas legales contra el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, por las declaraciones realizadas el miércoles en el transcurso de una misa, donde lamentó la «importante escalada contra la familia por parte de dirigentes políticos, ayudados por otros poderes como el 'imperio gay' y ciertas ideologías feministas».

Desde Lambda, la vocal de Delitos de Odio, Mar Ortega, ha lamentado «profundamente» que «desde la Iglesia Católica hagan este tipo de declaraciones», por lo que, junto a Movimiento Contra la Intolerancia y otras asociaciones, se están planteando la posibilidad de tomar medidas legales contra «este discurso de odio» para que «no se vuelvan a producir».

A juicio de Ortega, las palabras de Cañizares fueron «muy ofensivas» y ha considerado que este tipo de expresiones «fomentan las agresiones» hacia las personas homosexuales, bisexuales y transexuales, precisamente en una semana en la que se conmemoraba –el 17 de mayo– el Día Internacional contra la LGTBfobia.

Concejala de Valencia

Por su parte, la concejala de Igualdad y Políticas Inclusivas del Ayuntamiento de Valencia, Isabel Lozano, ha asegurado que el cardenal Antonio Cañizares podría haber incurrido en un delito de incitación a la discriminación, al odio y a la violencia, castigados en el actual Código Penal.

En una misa celebrada en el Pontificio Instituto Juan Pablo II de Valencia, el prelado defendió el «bien precioso de la familia cristiana» ante lo que tachó de «escalada contra ella de dirigentes políticos, el 'imperio gay' y ciertas ideologías feministas».

Estas declaraciones, según Lozano, «son muy graves porque pueden provocar discriminación, odio o violencia contra colectivos o asociaciones, por motivos de ideología -cuando criminaliza al movimiento feminista- o por motivos de orientación sexual», algo penado en el artículo 510 del Código Penal.

A su juicio, Cañizares «debería tener más responsabilidad y respeto hacia las personas católicas de Valencia. Los cristianos nunca hacen discursos de odio y menos contra el amor, sea entre las personas que sea».

«¿Qué consecuencias habría tenido si esas mismas declaraciones las hubiera hecho un imán, un rabino o cualquier representante de otra comunidad religiosa?», se ha preguntado la edil de Compromís.


Para Isabel Lozano, el cardenal arzobispo «atenta contra el modelo actual de sociedad deseable: abierta, inclusiva y diversa», al tiempo que le ha invitado a «retractarse de sus graves declaraciones».

Mirar lo positivo



 Santiago MARTÍN, sacerdote
catolicos-on-line, 19.5.16

Con mucha frecuencia recibo correos de personas alarmadas por lo que está sucediendo en la Iglesia, sobre todo tras la publicación de la Amoris laetitia. En realidad, hay pocas cosas nuevas, pero si antes se hacían con discreción ahora se hacen a plena luz e incluso con prepotencia.

De Argentina es de donde más me escriben contándome casos dramáticos, como el de un sacerdote al cual su director espiritual, con apoyo del obispo, le ha acusado de no querer amar a los hijos de Dios por no aceptar dar la comunión a los divorciados vueltos a casar. Este mismo sacerdote me decía que de 150 presbíteros que son en su diócesis, apenas 10 se esforzaban en interpretar la Amoris laetitia con una hermenéutica de continuidad, mientras que el resto habían optado abierta y públicamente por la hermenéutica de ruptura. 

Uno de los casos más llamativos que me han contado es el de una diócesis del norte de África, donde un feligrés, divorciado varias veces y convertido oficialmente al Islam para casarse con una musulmana, va a misa y comulga, sabiendo perfectamente los sacerdotes cuál es su situación.

Supongo que los casos que a mí me llegan y los que leo en los periódicos digitales no son ni mucho menos los únicos. Cada uno de ellos es una tragedia por lo que representa de ofensa al Señor y de desmoronamiento de la Iglesia, que está dejando de ser “una” al dejar de confesar el mismo dogma y aplicar la misma pastoral. El problema, por lo tanto, no es menor y temo que la confusión va a ir aumentando.

Dicho esto, sin embargo, me parece justo poner las cosas en su sitio. ¿Cuántas diócesis católicas hay en el mundo y en cuántas se está leyendo la Amoris laetitia con una hermenéutica de ruptura? ¿Cuántos obispos o Conferencias Episcopales se han manifestado a favor de dicha hermenéutica? Incluso entre los sacerdotes, donde siempre han abundado los “permisivos”, ¿se puede decir que éstos sean mayoría?

Miremos la situación desde otra perspectiva. Antes, muchos en la Iglesia ocultaban sus verdaderos sentimientos porque si querían hacer carrera no podían ir en contra de lo que venía de Roma, donde estaban San Juan Pablo II y Benedicto XVI. Ahora éstos están crecidos y salen a la luz, creyendo -insisto que equivocadamente- que el Papa está a su favor. Es triste que esto suceda, pero tiene algo de bueno: hoy sabemos quién es quién, mientras que antes estábamos equivocados. A la vez, ahora los que defienden la verdad de Cristo se sienten perseguidos y acosados en la propia Iglesia, pero aun así perseveran; esto es muy bueno, porque se pone de manifiesto quiénes son los que quieren ser fieles al Señor aun a costa de su carrera. Siguiendo las viejas enseñanzas de Sócrates, ¿no es mejor conocer la realidad, aunque sea dura, que vivir engañados? Hemos vivido engañados durante décadas y muchos de los que han ocultado su verdadero pensamiento han llegado, gracias a eso, a ocupar cargos muy importantes en la Iglesia. Ahora todo está saliendo a la luz y eso es buenísimo, porque sólo así se podrá purificar la Iglesia. No hay que rendirse, ni desanimarse, ni perder la esperanza. El trigo y la cizaña ya se pueden distinguir y no tardará en llegar la hora de la cosecha.