lunes, 30 de septiembre de 2019

El tiempo y el espacio



Autor: Santiago MARTÍN, sacerdote FM

Católicos on line, setiembre 201


Lo último que sabemos de lo que está sucediendo en Alemania, es que doce obispos contra cincuenta y uno, han votado en contra de los Estatutos de su Sínodo, porque no cumplen lo que ha pedido el Papa. Uno de ellos, el de Tubinga, ha advertido además que abandonará el Sínodo si se aprueban cosas contrarias a la fe católica que él ha jurado defender con su vida.

El cisma, real desde hace cincuenta años, está a punto de hacerse oficial por parte de los que no aceptan ni la Palabra ni la Tradición. Pero, ¿por qué ha ocurrido y por qué precisamente con este Papa? ¿Por qué los obispos alemanes liberales se enfrentan a un Pontífice con el que se sienten identificados, al que han aclamado desde el principio y al que ayudaron a llegar al Pontificado?

El Papa Francisco gobierna la Iglesia basándose en cuatro principios que él mismo ha expuesto, sobre todo en la Evangelii gaudium: el tiempo es superior al espacio; la unidad prevalece sobre el conflicto; la realidad es más importante que la idea; el todo es superior a la parte. De todos ellos, el que más puede ayudarnos a entender lo que pasa en Alemania, es el primero. El Papa ha dicho muchas veces que él quiere poner en marcha procesos que luego no permitan la vuelta atrás. Esto implica dos cosas: tomar decisiones que favorezcan esos procesos y tener paciencia para no dar un paso en falso que genere una reacción tan fuerte que los anule. Lo primero se hace con los nombramientos, ante todo de cardenales (Kasper acaba de declarar que con los últimos cardenales electos ya está asegurada la elección de un Papa en la línea de Francisco) y también de obispos para sedes clave en la Iglesia (Lima, Chicago o Bolonia son ejemplos de esto). Lo segundo, requiere ir poco a poco, confiando en que la historia nunca da marcha atrás y en que con los hombres pasa lo mismo que con las ranas cuando se las mete en una cazuela de agua que se va calentando poco a poco: no saltan, hasta que el agua hierve y es demasiado tarde.

Ahí es donde se ha presentado el conflicto con los alemanes. No sería, aparentemente al menos y según declaraciones del propio cardenal Marx, un conflicto de fondo -como sí lo hubiera habido con los Pontífices anteriores, con los cuales, precisamente por eso, no estalló-, sino un conflicto de oportunidad. Los alemanes no están dispuestos a esperar. Posiblemente no creen lo de que el tiempo es superior al espacio y opinan que en la historia de la humanidad han sido muchos los que han dejado todo atado y bien atado y luego han terminado con sus huesos en un estercolero. Por eso tienen prisa. Les parece demasiado aguardar otros diez o veinte años para que la homosexualidad sea aceptada y para que llegue la hora del sacerdocio femenino, entre otras cosas que reclaman. Para ellos es ahora o nunca. El Papa les pide paciencia y ellos no la tienen.

Yo también creo que el tiempo es superior al espacio y que poner en marcha procesos es más importante que precipitar las cosas. Lo que pasa es que, por encima de estos principios de comportamiento basados en perspectivas humanas, creo en Dios. Y sé que Dios es el Señor del tiempo, es el Señor y dueño de la historia. Por eso confío en que lo que se pretende dejar atado de forma que no haya marcha atrás posible, se pueda desatar en cualquier momento, porque de repente sucede algo imprevisto que hace que todo cambie. No sé si los alemanes comparten mi fe y es por eso por lo que tienen prisa, pero desde luego no están dispuestos a esperar.

Si a esta situación se le añade el no menos conflictivo Sínodo de la Amazonía, podemos hacernos una idea de cómo está la Iglesia. El Papa, que aparentemente alentó los procesos, pone el freno, como se tira de las riendas del caballo para que no se desboque. Es como si dijera: hay que ir, pero más despacio y eso lleva incluso a dudar de sus intenciones a los que quieren ir más de prisa. Mientras, los que no queremos ir por ese camino y aguantamos todos los días los insultos y las amenazas, sólo podemos contemplar con tristeza el espectáculo de ver cómo ellos se pelean y suplicar a Dios que salve a su Iglesia.

martes, 24 de septiembre de 2019

Fidelidad al Papa



Una aclaración sobre el significado de la "fidelidad al Papa"


Autor: Raimond BURKE/Athanasius SCHNEIDER, obispos católicos

Ninguna persona honesta puede negar la confusión doctrinal casi general que reina en la vida de la Iglesia en nuestros días. Esto se debe particularmente a las ambigüedades con respecto a la indisolubilidad del matrimonio, que se relativiza mediante la práctica de la admisión de personas que conviven en uniones irregulares a la Sagrada Comunión, debido a la creciente aprobación de los actos homosexuales, que son intrínsecamente contrarios a la naturaleza y contrarios a la voluntad revelada de Dios, debido a errores con respecto a la singularidad de Nuestro Señor Jesucristo y Su obra redentora, que se relativiza a través de afirmaciones erróneas sobre la diversidad de las religiones, y especialmente debido al reconocimiento de diversas formas de paganismo y su practicas rituales a través del Instrumentum Laboris para la próxima Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la región Panamazónica.

Ante esta realidad, nuestra conciencia no nos permite callar. Nosotros, como hermanos en el Colegio de los Obispos, hablamos con respeto y amor, para que el Santo Padre rechace inequívocamente los evidentes errores doctrinales del Instrumentum Laboris para la próxima Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la región Panamazónica y no consienta a la abolición práctica del celibato sacerdotal en la Iglesia latina a través de la aprobación de la ordenación de los llamados «viri probati«.
Con nuestra intervención, nosotros, como pastores del rebaño, expresamos nuestro gran amor por las almas, por la persona del mismo Papa Francisco y por el don divino del oficio Petrino. Si no hiciéramos esto, cometeríamos un gran pecado de omisión y de egoísmo. 

Porque si estuviéramos en silencio, tendríamos una vida más tranquila, y tal vez incluso recibiríamos honores y reconocimientos. Sin embargo, si estuviéramos en silencio, violaríamos nuestra conciencia. En este contexto, pensamos en las conocidas palabras del futuro santo Cardenal John Henry Newman (que será canonizado el 13 de octubre de 2019): «Brindaré al Papa – si asì Usted lo desea – primero a la Conciencia y al Papa después «. (Carta dirigida al duque de Norfolk en ocasión del reciente reproche del Sr. Gladstone).

Pensamos en estas palabras memorables y pertinentes de Melchior Cano, uno de los obispos más sabios durante el Concilio de Trento: «Pedro no necesita nuestra adulación. Aquellos que defienden ciega e indiscriminadamente cada decisión del Sumo Pontífice son los que menoscaban la autoridad de la Santa Sede: destruyen, en lugar de fortalecer sus cimientos”.

En los últimos tiempos, se ha creado una atmósfera de infalibilización casi total de las declaraciones del Romano Pontífice, es decir, de cada palabra del Papa, de cada pronunciamiento y de los documentos meramente pastorales de la Santa Sede. En la práctica, ya no se observa la regla tradicional de distinguir los diferentes niveles de los pronunciamientos del Papa y de sus oficios con sus notas teológicas y con la correspondiente obligación de adhesión de los fieles.

A pesar del hecho de que el diálogo y los debates teológicos fueron alentados y promovidos en la vida de la Iglesia durante las últimas décadas después del Concilio Vaticano II, en nuestros días, parece que ya no hay posibilidad de un debate intelectual y teológico honesto y de la expresión de dudas sobre afirmaciones y prácticas que ofuscan y perjudican gravemente la integridad del Depósito de la Fe y de la Tradición Apostólica. Tal situación lleva al desprecio por la razón y, por lo tanto, por la verdad.

Quienes critican nuestras expresiones de preocupación emplean sustancialmente solo argumentos sentimentales o argumentos del poder. Aparentemente no quieren entablar una discusión teológica seria sobre el tema. A este respecto, parece que a menudo la razón simplemente es ignorada y se suprime el razonamiento.
Una expresión sincera y respetuosa de preocupación con respecto a asuntos de gran importancia teológica y pastoral en la vida de la Iglesia de hoy, dirigida también al Sumo Pontífice, es inmediatamente silenciada y arrojada a la luz negativa con reproches difamatorios de «sembrar dudas», de ser «contra el Papa», o incluso de ser «cismático».

La Palabra de Dios nos enseña, a través de los Apóstoles, a ser certeros, firmes e inquebrantables con respecto a las verdades universales e inmutables de nuestra fe y a mantener y proteger la fe ante los errores, como San Pedro, el primer Papa, escribió: «Estad en guardia para que no os arrastre el error de esa gente sin principios ni decaiga vuestra firmeza» (2 Pd. 3, 17). San Pablo también escribió: “Ya no seamos niños sacudidos por las olas y llevados a la deriva por todo viento de doctrina, en la falacia de los hombres, que con astucia conduce al error; sino que, realizando la verdad en el amor, hagamos crecer todas las cosas hacia él, que es la cabeza: Cristo” (Ef. 4,  14-15).

Hay que tener en cuenta el hecho de que el apóstol Pablo reprochó públicamente al primer papa en Antioquía en una cuestión de menor gravedad, en comparación con los errores que en nuestros días se extienden en la vida de la Iglesia. San Pablo advirtió públicamente al primer Papa debido a su comportamiento hipócrita y al consiguiente peligro de cuestionar la verdad que dice que las prescripciones de la ley mosaica ya no son vinculantes para los cristianos.

¿Cómo reaccionaría hoy el apóstol Pablo si leyera la oración del documento de Abu Dhabi que dice que Dios quiere en su sabiduría igualmente la diversidad de sexos, naciones y religiones (entre las cuales hay religiones que practican la idolatría y blasfeman a Jesucristo)!? Tal afirmación produce, de hecho, una relativización de la unicidad de Jesucristo y de su obra redentora! ¿Qué dirían San Pablo, San Atanasio y las otras grandes figuras del cristianismo al leer una frase así y los errores expresados ​​en el Instrumentum Laboris para la próxima Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la región Panamazónica? Es imposible pensar que estas figuras permanecerían en silencio, o se dejarían intimidar con reproches y acusaciones de hablar «contra el Papa».

Cuando el papa Honorio I en el siglo VII mostró una actitud ambigua y peligrosa con respecto a la propagación de la herejía del monotelitismo, que negaba que Cristo tuviera una voluntad humana, San Sofronio, patriarca de Jerusalén, envió un obispo de Palestina a Roma, pidiéndole hablar, rezar y no guardar silencio hasta que el Papa condenase la herejía. Si San Sofronio viviera hoy, ciertamente sería acusado de hablar «en contra del Papa».

La afirmación sobre la diversidad de religiones en el documento de Abu Dhabi y especialmente los errores en el Instrumentum Laboris para la próxima Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la región Panamazónica contribuyen a una traición de la incomparable singularidad de la Persona de Jesucristo y de la integridad de la fe católica. Y esto ocurre ante los ojos de toda la Iglesia y del mundo. Una situación similar existió en el siglo IV, cuando con el silencio de casi todo el episcopado, la consustancialidad del Hijo de Dios fue traicionada en favor de afirmaciones doctrinales ambiguas del semi-arrianismo, una traición en la que incluso el Papa Liberio participó por un corto período de tiempo. San Atanasio nunca se cansó de denunciar públicamente tal ambigüedad. El papa Liberio lo excomulgó en el año 357 «pro bono pacis«, es decir, “por el bien de la paz», para tener paz con el emperador Constancio y los obispos semi-arrianos del Este. San Hilario de Poitiers informó este hecho y reprendió al Papa Liberio por su actitud ambigua. Es significativo que el Papa Liberio, a diferencia de todos sus predecesores, fue el primer papa cuyo nombre no se incluyó en el Martirologio Romano.

Nuestra declaración pública corresponde con las siguientes palabras de Nuestro Santo Padre, el Papa Francisco: “Una condición general de base es esta: hablar claro. Que nadie diga: «Esto no se puede decir; pensará de mí así o así…». Se necesita decir todo lo que se siente con parresía. Después del último Consistorio (febrero de 2014), en el que se habló de la familia, un cardenal me escribió diciendo: lástima que algunos cardenales no tuvieron la valentía de decir algunas cosas por respeto al Papa, considerando quizás que el Papa pensara algo diverso. Esto no está bien, esto no es sinodalidad, porque es necesario decir todo lo que en el Señor se siente el deber de decir: sin respeto humano, sin timidez» (Saludo a los padres sinodales durante la Primera Congregación General de Tercera Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, 6 de octubre de 2014).

Afirmamos en presencia de Dios quién nos juzgará: somos verdaderos amigos del Papa Francisco. Tenemos una estima sobrenatural de su persona y del supremo oficio pastoral del Sucesor de Pedro. Oramos mucho por el Papa Francisco y alentamos a los fieles a hacer lo mismo. Con la gracia de Dios, estamos listos para dar nuestras vidas por la verdad de la fe católica sobre la primacía de San Pedro y sus sucesores, si los perseguidores de la Iglesia nos pidieran que negáramos esta verdad. Vemos los grandes ejemplos de fidelidad a la verdad católica de la primacía Petrina, como San Juan Fisher, obispo y cardenal de la Iglesia, y Santo Tomás Moro, un laico, y muchos otros santos y confesores, y nosotros invocamos su intercesión.

Cuanto más fieles laicos, sacerdotes y obispos se aferran y defienden la integridad del depósito de la fe, más, de hecho, apoyan al Papa en su ministerio Petrino. Porque el Papa es el primero en la Iglesia a quien se aplica esta advertencia de la Sagrada Escritura: 

“Mantén la forma de las palabras sanas que has oído de mí en la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo Jesús. Vela por el buen depósito que se te ha confiado con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros” (2 Tim. 1, 13-14).


24 de septiembre de 2019.
Fiesta de Nuestra Señora de la Merced

Raymond Leo Cardenal Burke

Obispo Athanasius Schneider

lunes, 23 de septiembre de 2019

La teóloga Schlosser


se retira del «sínodo alemán»: se niega a debatir sobre el sacerdocio de las mujeres

Infocatólica, 22/09/19 

(DomRadio/InfoCatólica) La teóloga declaró el viernes a Catholic News Agency en Viena que no podía identificarse con el informe recientemente publicado del grupo preparatorio. Había sido invitada como experta para participar en dicho grupo, pero no había podido asistir a las dos reuniones convocadas a corto plazo debido a otros compromisos. Además, el formato utilizado no era apropiado para clarificar cuestiones teológicas fundamentales y profundizar en ellas.

La profesora añadió que había explicado sus objeciones por escrito a la presidencia del grupo de trabajo. En su opinión, se percibía una «obsesión interesada por el sacramento del orden» en las discusiones de las mujeres. Esta obsesión, sin embargo, no se podía justificar ni teológica ni histórica ni pastoral ni espiritualmente. El Magisterio de la Iglesia ha establecido de forma vinculante que la Iglesia no tiene autoridad para admitir a mujeres a la ordenación sacerdotal. La discusión sobre este tema «ya se realizó hace tiempo» y todos los argumentos se expresaron y se habían puesto sobre la mesa.

Al no tratarse de «una cuestión disciplinar», el tema no podía «negociarse en un encuentro sinodal» en el que se mezclaran obispos y laicos. La teóloga expresó además su temor a una polarización creciente de la Iglesia en Alemania, precisamente por la atmósfera «caliente» que se percibía. Una situación así no contribuiría a clarificar los temas tratados.

Schlosser, de 59 años, es de Donauwörth, Baviera (Alemania) y estudió en Múnich. Desde 2004, es profesora de espiritualidad en la Universidad de Viena. En 2014, el Papa Francisco la nombró miembro de la Comisión Teológica Internacional y, dos años después, miembro de la comisión para estudiar el tema del diaconado femenino. Desde 2016 es consultora de la Comisión para la Fe de los Obispos Alemanes. En noviembre, fue la segunda mujer en recibir el premio de 50.000 euros de la Fundación Joseph Ratzinger-Benedicto XVI por su investigación sobre la Iglesia primitiva y la teología medieval.

Doctrina de gran importancia y definida de forma infablibe

Como bien dice Marianne Schlosser, la doctrina sobre el sacramento del orden sacerdotal está definida de forma definitiva e infalible por el magisterio ordinario de la Iglesia. Así lo quiso dejar claro el papa San Juan Pablo II en la carta apostólica Ordinatio sacerdotalis, cuyo párrafo final reza así:

Por tanto, con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos (cf. Lc 22,32), declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia.

Item más, la Congregación para la Doctrina de la Fe, quiso zanjar cualquier duda sobre el carácter definitvo de la declaración magisterial de San Juan Pablo II, publicando la siguiente respuesta a una dubia.

Después de la publicación de la Carta Apostólica Ordinatio sacerdotalis, algunos teólogos, diversos grupos de sacerdotes y religiosos, como también algunos ambientes y asociaciones del laicado católico han manifestado reacciones problemáticas o negativas en relación con dicho documento pontificio, poniendo en discusión el carácter definitivo de la doctrina sobre la inadmisibilidad de las mujeres al sacerdocio ministerial y la pertenencia de esa doctrina al depósito de la fe.

La Congregación para la Doctrina de la Fe ha considerado necesario disipar las dudas y reservas al respecto mediante el Responsum ad dubium, que el Santo Padre ha aprobado y ordenado su publicación y que es del siguiente tenor:

Respuesta a la pregunta acerca de la doctrina contenida en la Carta Apostólica «Ordinatio Sacerdotalis»

Preg.: Si la doctrina, según la cual la Iglesia no tiene facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, propuesta en la Carta Apostólica Ordinatio Sacerdotalis como dictamen que debe considerarse definitivo, se ha de entender como perteneciente al depósito de la fe.

Resp.: Afirmativa.

Esta doctrina exige un asentamiento definitivo puesto que, basada en Palabra de Dios escrita y constantemente conservada y aplicada en la Tradición de la Iglesia desde el principio, ha sido propuesta infaliblemente por el Magisterio ordinario y universal (cf. Conc. Vaticano II, Const. dogm. Lumen gentium, 25, 2). Por consiguiente, en las presentes circunstancias, el Sumo Pontífice, al ejercer su ministerio de confirmar en la fe a los hermanos (cf. Lc 22,32) ha propuesto la misma doctrina con una declaración formal, afirmando explícitamente lo que siempre, en todas partes y por todos los fieles se debe mantener, en cuanto perteneciente al depósito de la fe.

El Sumo Pontífice Juan Pablo II, durante la Audiencia concedida al infrascripto Cardenal Prefecto, ha aprobado la presente Respuesta, decidida en la reunión ordinaria de esta Congregación, y ha ordenado su publicación.

Roma, en la sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 28 de octubre de 1995.

+ Joseph Card. Ratzinger

Prefecto

+ Tarsicio Bertone

Arzobispo emérito de Vercelli

Secretario

viernes, 13 de septiembre de 2019

La Santa Sede advierte



a los obispos alemanes que la eclesiología de su asamblea sinodal no es válida

(CNA/InfoCatólica) 13-9-19


Los planes para un «proceso sinodal vinculante» fueron anunciados por primera vez por el cardenal Reinhard Marx, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana (CEA), a principios de este año.

CNA informó la semana pasada que los estatutos para la «Asamblea sinodal» planificada fueron aprobados en agosto por la Asamblea permanente de la CEA, antes de la Plenaria de todos obispos alemanes, que se celebrará del 23 al 26 de septiembre. CNA también informó que pequeños grupos de trabajo relacionados con el sínodo ya han comenzado a discutir una serie de temas controvertidos de la Iglesia.

En una carta del 4 de septiembre dirigida a Marx, el cardenal Marc Ouellet, presidente de la Congregación para los Obispos del Vaticano, indicó que los planes para una Asamblea sinodal deben ajustarse a las directrices emitidas por el Papa Francisco en junio, especialmente en el sentido de que un sínodo en Alemania no podría actuar para cambiar la enseñanza o disciplina universal de la Iglesia.

Ouellet también envió a Marx una evaluación legal de cuatro páginas de los estatutos aprobados por los obispos alemanes. CNA obtuvo tanto la carta del cardenal Ouellet como la evaluación legal adjunta.

La evaluación, firmada por el jefe del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, Mons Filippo Iannone, dice que los planes de los obispos alemanes violan las normas canónicas y, de hecho, se proponen alterar las normas y doctrinas universales de la Iglesia.

En su revisión legal de los proyectos de estatutos, el arzobispo Iannone señaló que los alemanes proponen tratar cuatro temas clave: «autoridad, participación y separación de poderes», «moralidad sexual», «la forma de vida sacerdotal» y «mujeres en ministerios y oficios de la Iglesia».

«Es fácil ver que estos temas no solo afectan a la Iglesia en Alemania, sino a la Iglesia universal y, con pocas excepciones, no pueden ser objeto de las deliberaciones o decisiones de una Iglesia en particular sin contravenir lo expresado por el Santo Padre en su carta», escribió Mons. Iannone.

En su carta a la Iglesia en Alemania del mes de junio, el Papa Francisco advirtió a los obispos alemanes que debían respetar la comunión universal de la Iglesia. El Pontífice escribió:

«Cada vez que la comunidad eclesial intentó salir sola de sus problemas confiando y focalizándose exclusivamente en sus fuerzas o en sus métodos, su inteligencia, su voluntad o prestigio, terminó por aumentar y perpetuar los males que intentaba resolver».

La evaluación legal del Vaticano plantea una serie de preocupaciones sobre la estructura propuesta y los participantes en el «camino sinodal» alemán. Llega a la conclusión de que los obispos alemanes no están planeando un sínodo nacional, sino un concilio de esa Iglesia en particular, algo que no pueden llevar a cabo sin explícita aprobación romana.

«Está claro por los artículos del borrador de los estatutos que la Conferencia Episcopal [alemana] tiene en mente hacer un concilio local de conformidad con los cánones 439-446 pero sin usar este término», decía la carta, enfatizando la necesidad del permiso del Vaticano para tal sínodo.

«Si la Conferencia Episcopal Alemana llegó a la convicción de que  es necesario un concilio local, deben seguir los procedimientos provistos por el Código [de Derecho Canónico] para llegar a una deliberación vinculante».

Un concilio, a diferencia de un sínodo, es una reunión de obispos que tienen la autoridad para hacer leyes para la Iglesia de un país o región en particular, pero solo bajo la autoridad directa de Roma, que define el alcance de su autoridad. Un sínodo, que es lo que los obispos alemanes han llamado a su proceso, se supone que es de carácter pastoral y consultivo, sin la autoridad para establecer normas vinculantes. La celebración de un concilio a nivel nacional es mucho menos común que la celebración de un sínodo, y requiere que la Sede Apostólica apruebe su agenda, alcance de acción y sus resoluciones finales.

El plan de los obispos alemanes para su sínodo confiere a los miembros del mismo la capacidad de formular nuevas normas para la Iglesia en Alemania. Esto, según la carta del Vaticano, no es aceptable.

La carta del Vaticano también dijo que la composición propuesta de la Asamblea sinodal «no es eclesiológicamente válida», mencionando expresamente a la asociación propuesta por los obispos, el Comité Central de Católicos Alemanes, un grupo laico que se ha manifestado públicamente contra una variedad de enseñanzas de la Iglesia, incluso sobre la ordenación de las mujeres y la moral sexual.

La evaluación del Vaticano señaló con preocupación que el Comité Central de Católicos Alemanes solo acordó participar en el proceso si la asamblea sinodal podía decretar políticas vinculantes para la Iglesia alemana.

«¿Cómo puede una Iglesia en particular deliberar de manera vinculante si los temas tratados afectan a toda la Iglesia?», pregunta Mons. Iannone.

«La conferencia episcopal no puede dar efecto legal a las resoluciones [sobre estos asuntos], esto está más allá de su competencia», dijo su carta.

«La sinodalidad en la Iglesia, a la que el Papa Francisco se refiere a menudo, no es sinónimo de democracia o decisiones mayoritarias», escribió el arzobispo, señalando que incluso cuando un Sínodo de los Obispos se reúne en Roma «depende del Pontífice presentar los resultados».

«El proceso sinodal debe tener lugar dentro de una comunidad estructurada jerárquicamente», agrega la carta, y cualquier resolución requiere la aprobación expresa de la Sede Apostólica.

La evaluación legal concluye finalmente que las propuestas alemanas «dejan abiertas muchas preguntas que merecen atención».

Altos funcionarios de la Congregación para los Obispos y del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos confirmaron a la CNA que ambos documentos fueron enviados al Cardenal Marx la semana pasada, con la instrucción de que su contenido debería ser la base para futuras discusiones sobre el proceso sinodal cuando los obispos alemanes celebren la próxima asamblea plenaria.

No está claro si la carta y el anexo legal ya se han distribuido entre todos los obispos alemanes. Esas instrucciones, efectivamente, parecen exigir a los obispos alemanes que desechen por completo sus planes.

Un alto funcionario de la Congregación para los Obispos  dijo a CNA el 12 de septiembre que las preguntas planteadas por la evaluación son «obviamente urgentes».

«Por supuesto, existe la sensación de que los alemanes simplemente no desean escuchar. El mismo Papa ha escrito y parece que no se ha notado nada al respecto », dijo el funcionario.

Un funcionario de alto rango en la Congregación para la Doctrina de la Fe, que no participó en la revisión de las propuestas alemanas, declaró a CNA que existe una impresión generalizada en la curia del Vaticano de que los obispos alemanes, liderados por Marx, son en gran medida indiferentes a las intervenciones del Vaticano.

«Todos saben lo que los alemanes quieren lograr, han sido perfectamente ruidosos al respecto. Hay una sensación creciente de que Marx no puede esperar a un próximo cónclave para actuar como si fuera el Papa. Ha decidido que sabe lo que es mejor para la Iglesia y lo verá hecho».

«¿Qué más hay que hacer sino esperar y ver? El Papa mismo ya ha escrito a los alemanes y ellos lo ignoran. Si pueden ignorar al Santo Padre, seguramente ignorarán a cualquier otra persona en la Curia».

«No hay duda de que saben lo que el Papa quiere de ellos», dijo a CNA un alto funcionario del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos. «La pregunta es si los obispos alemanes siguen interesados ​​en lo que dice el Santo Padre».