intencional y maligna de la Iglesia
Fe y Razón, septiembre 9, 2018
P. Robert Altier
San Pablo nos dice que debemos aprovechar al máximo
nuestro tiempo porque los días son malos. No estamos simplemente viviendo en días
que son malvados, estamos viviendo en los días de los que habló Isaías, los
días en que llamarán mal al bien y al mal bien. Y nos han lavado el cerebro
para pensar que las cosas malvadas están bien. Pues no lo están.
Lo que estoy a punto de transmitir es completamente
incorrecto desde el punto de vista político y, si algunos jóvenes oídos no
quieren oírlo, tal vez sea mejor para ellos que pasen la página.
En las últimas semanas, hemos escuchado algunas cosas
bastante desafortunadas. Un cardenal de la Iglesia que abusó de niños y
jóvenes, y ahora en Pennsylvania, el gran jurado informa que 301 sacerdotes
violaron a más de 1.000 niños. Y encima de eso tenemos el encubrimiento por
parte del episcopado –episcopado significa “los obispos”– el encubrimiento proviene
de los obispos. Y no es simplemente encubrimiento, es la ejecución de una
agenda.
Quienes han seguido el asunto con atención desde 2002,
cuando todo esto salió a la luz, escucharon como los obispos llegan siempre a
la misma conclusión: “es pedofilia, es pedofilia, es pedofilia.” No señor,
no es pedofilia. De hecho, el instituto John Jay, el grupo que los obispos
mismos contrataron para evaluar lo que estaba sucediendo, respondió y dijo que
este es un problema homosexual. El 86.6% (si mal no recuerdo) de todos los
casos de abuso, las víctimas fueron varones pos-pubescentes, y los obispos les
dijeron a los investigadores: “estúdienlo de nuevo, vuelvan a escribir el
informe y digan que esto no es un problema homosexual.” Pues, lo hicieron y
dijeron que en el 86.6% los casos se trata de hombres pospuberales, pero no es
un problema homosexual … ¡Vaya! ¿Cómo es éso?
Veamos entonces, la pedofilia es la violación de niños
prepúberes, pero menos del 3% de todos los casos examinados fueron casos de
pedofilia. La efebofilia es la violación de los niños pospúberes, en tanto
que la pederastia en particular, se enfoca en los varones pospuberales. Eso es
lo que estamos examinando aquí.
A esta altura debemos hacer una distinción importante,
hay algunas personas muy, muy buenas que luchan con algún tipo de inclinación
homosexual. Todos nosotros luchamos con cosas diferentes, eso no significa que
seamos malas personas solo porque tenemos ciertas debilidades. Y la Iglesia
reconoce que esa orientación no es mala, es la práctica lo que está mal. Y
entonces, para estos hombres que quieren vivir una vida recta pero que están
tratando de resistir esas tentaciones, esa inclinación es una cruz. Y es una gran
cruz que deben llevar. De hecho, uno puede imaginarse cuánto ama Dios a esas
personas si les permite llevar una cruz tan grande.
Ahora necesitamos enfocarnos otra vez en nosotros
mismos, por ejemplo podemos afirmar correctamente que hay quienes luchan con el
alcohol, o la pornografía, lo que sea. Quienes realmente están tratando de
luchar contra esas tentaciones, son buenas personas con una debilidad. El caso
de un traficante de drogas, por ejemplo, es diferente. Lo mismo vale para el
que produce pornografía, o el proxeneta y así por el estilo; esos son unos
puercos. El hombre que está resistiendo sus tentaciones y tratando de vivir una
buena vida es una buena persona con una debilidad. Y esa es la distinción que
debemos tener en cuenta.
Y así, la posición de la Iglesia es muy clara en esto:
los hombres con una tendencia homosexual profundamente arraigada no deben ir al
seminario. Eso no se debe a que
la Iglesia sea discriminatoria, o que odie a tales personas. El principio es
simple: ¿llevaríamos a un bar a alguien que está luchando con el alcoholismo?
Para él sería una tentación. No permitimos que los hombres entren en los
conventos de mujeres porque no pasaría mucho tiempo antes de que alguien se
metiera en un problema. Es así que la Iglesia considera las cosas cuando dice
que algo no es aconsejable.
Regresemos al tiempo en que yo estaba en el seminario
de la universidad. Estaba conversando con otro seminarista, cuando me miró y me
preguntó si alguna vez querría ir a ducharme al vestuario de las mujeres. Dije
ciertamente que no. Él dijo: “Bien, ¿por qué no?” Le hablé de las tentaciones y
los problemas … y me respondió: “Tienes razón, ahora sabes por lo que tengo que
pasar yo cuando entro en el vestuario de hombres.” Pensé “¡oh Dios mío … qué
asco!” Por eso la Iglesia dice que, incluso un buen hombre, que lucha e intenta
superar su problema, no debe ser puesto en un ambiente que para él sea una
tentación.
La Infiltración Intencional y Maligna de la Iglesia
Entonces, queda claro que esas no son las personas con
las que estamos teniendo problemas. Las personas con las que tenemos un
problema provienen de dos grupos diferentes y hay que entender que están
promoviendo una infiltración intencional y maliciosa de la Iglesia con el
propósito de destruirla desde adentro. Necesitamos entender eso.
Cuando yo estaba en el seminario, aquel era uno de los
peores seminarios de los Estados Unidos y en 1983 nuestro seminario estaba en
su peor momento. Yo entré en 1985. Para entonces las cosas estaban un poco
mejor. Pero aquella gente era realmente arrogante. Debo señalar que en mis años
de seminario, si uno no era homosexual o feminista radical, uno estaba en un
gran problema. Uno de los profesores fue lo suficientemente arrogante como para
declarar durante una clase: “Martín Lutero tuvo la idea correcta, pero la llevó
a cabo de forma incorrecta: dejó la Iglesia. No se puede cambiar a la Iglesia
desde afuera, solo puedes cambiarla desde adentro, así que no nos vamos a ir.”
Conclusión: estas son personas que tienen un plan de
acción. ¿Cuáles son los dos grupos? El número uno es un grupo de homosexuales
depredadores que comenzaron su infiltración en la Iglesia en 1924. ¿Quiere
enterarse cómo? Hay un libro llamado The Homosexual Network escrito en 1982,[1]
unos 20 años antes de que todas estas cosas explotaran. Un hombre llamado
Enrique Rueda examinó todo esto, estudió todas sus publicaciones –pues los
infiltradores publicaban cada año el número de seminaristas, sacerdotes y
obispos que tenían– Enrique Rueda pudo remontarse a 1924, cuando todo comenzó.
Allá por 1929, los comunistas comenzaron su propia infiltración en el
sacerdocio. Ambos grupos hicieron exactamente lo mismo. Si quieres enterarte de
la infiltración comunista, debes leer también lo que ha dejado Bella Dodd, que era
una comunista convencida que dejó el comunismo y se convirtió al catolicismo.
Ella testificó ante el Congreso de los Estados Unidos en 1953 y en ese
testimonio dijo que “recibimos las instrucciones del Kremlin en 1929 sobre lo
que teníamos que hacer”, y dijo “debíamos tomar lo mejor y más brillante, los
tipos que eran inteligentes.” lo suficientemente inteligentes como para vivir
una doble vida, chicos guapos y sociables, que se hicieran notar ante el obispo
y pudieran progresar en la jerarquía, convirtiéndose en directores
vocacionales, que luego pudieran llegar a ser obispos, rectores de seminarios,
y obtener otras posiciones influyentes.” Y agregó: “tuvimos éxito más allá de
nuestras esperanzas más optimistas.” Dodd admitió: “Soy personalmente responsable
de haber infiltrado más de 1.200 seminaristas, sacerdotes y obispos.” Téngase
en cuenta que habían comenzado en 1929 – en 1953 Dodd dijo: “ya tenemos cuatro
cardenales en el Vaticano.” ¡Eso fue en 1953! Hoy es mucho peor.
Esos son los dos grupos. Si quieres leer sobre Bella
Dodd, ella escribió un libro llamado School of Darkness, que se publicó en
1954.[2] Para entender el objetivo de toda esta promoción, la propaganda, la
agenda, hay que leer otro libro que fue escrito en 1932 por un hombre llamado
William Foster. William Foster se postuló para presidente de los Estados Unidos
en 1924, 1928 y 1932 como candidato del Partido Comunista de los Estados
Unidos. En 1932, escribió un libro llamado Toward Soviet America. Y en ese libro,
dijo “no podemos llegar a los estadounidenses porque lo impiden tres cosas: su
moralidad, su familia y su patriotismo.” Y dijo: “así que la forma en que vamos
a atacar estas tres las cosas es, a través de la homosexualidad y el feminismo
radical.” Se ve a las claras que han sido extraordinariamente exitosos.
Entonces, ¿a qué nos enfrentamos? Estamos lidiando con
un grupo de depredadores homosexuales que se convirtieron en sacerdotes no para
servir a la Iglesia, sino para destruirla desde adentro. Hoy están en todos los
niveles. Hay un artículo que acaba de salir publicado en el National Catholic
Register en el que seis sacerdotes de la diócesis de Newark fueron interrogados
y hablaron sobre la red homosexual en su diócesis. Están en todas partes, no solo
en Newark. Se encubren unos a otros, comparten sus víctimas entre ellos, hacen
todo tipo de cosas horribles. La red está tan extendida que ya se habla a nivel
federal de utilizar las leyes RICO[3] contra la Iglesia debido a toda esta
basura que está sucediendo.
Y la gente pregunta, ¿por qué los buenos sacerdotes no
hablan? Estuve hablando con un amigo el otro día, él me dijo: “Estoy enterado
de esto ya por 50 años y tú lo has sabido durante 40 años.” Sí, ya es hora de
que salga a la luz. Entonces, ¿por qué nadie ha hablado? Número uno, si hubiera
denunciado esto hace un par de años, ¿se hubiera creído lo que hoy estoy
diciendo? Número dos, ¿a quién se supone que debemos ir? La corrupción ya llega
a la cima. En mi tiempo, si alguien quería ser ordenado sacerdote, no podía
decir una palabra sobre el asunto. Y ya como sacerdote tampoco podía.
Esos sacerdotes que fueron entrevistados en el
National Catholic Registry solo permitieron que se los entreviste anónimamente.
Exigían el anonimato porque tenían miedo de lo que iba a pasarles si los
obispos y la gente de la cancillería descubrían quién era el que hablaba. Tal
es el poder que tiene la mafia homosexual. Tomemos conciencia de eso. Os cuento
una historia rápida sobre lo mal que estaban las cosas. Cuando yo estaba en el
seminario, ponían su propaganda comunista, yo la arrancaba y cada vez que hacía
eso aparecía un anuncio: “Alguien está sacando los avisos de la pizarra …” Pero
cuando yo ponía un aviso anunciando que íbamos a rezar el Rosario, era derribado
inmediatamente y nunca había objeciones. A pesar de lo dicho, afortunadamente
el seminario de hoy es mucho mejor de lo que era entonces. Los jóvenes de hoy
no tienen que lidiar con esa basura, pero tal era el clima por aquellos
tiempos.
Ahora bien, si tomamos solo el caso de McCarrick, dado
que ha sido noticia, todo el mundo está disgustado con lo que ese hombre le
hizo a niños y hombres jóvenes bajo su responsabilidad, y con razón. Pero para
cualquiera que piense que todo esto está perfecto, que los homosexuales son
personas agradables que no son diferentes del resto de la gente, les pido que
miren lo que hizo McCarrick: esa es la cara de la homosexualidad depredadora.
Los depredadores no son buenas personas que son como
todos los demás. Aunque le resulte repugnante pensarlo, piense que este hombre
se subió al púlpito a predicar durante 50 años, se sentó en el confesionario,
estaba en la oficina del obispo tomando decisiones sobre la vida de los
sacerdotes, sobre las finanzas diocesanas, sobre la dirección de la diócesis,
etc. Sirvió en comisiones del Vaticano, fue asesor del Vaticano, ordenó muchos
obispos. ¿Qué clase de consejo cree usted que alguien que lucha con algún
problema sexual en el confesionario hubiera recibido de alguien así? ¿Qué tipo
de hombres cree usted que él puede haber elevado al obispado?
¿Ahora entiendes por qué escuchamos sandeces en lugar
de buenas homilías? ¿Se entiende por qué hay problemas en el mundo que no se
abordan? De eso se trata. ¿Dónde está la integridad doctrinal? ¿Dónde está la
enseñanza moral? Alguien que no lo está viviendo no va a enseñarlo. Después de
este informe del gran jurado que salió hace unos días de Pennsylvania, hay
varios estados más que ya están hablando de convenir su propio gran jurado.
Probablemente esto se extenderá a otros estados, así que lo digo simplemente
para que se sepa: se va escuchar mucho más sobre esto en los noticiarios.
Y por triste que sea, tenemos que reconocer que en
realidad es algo muy bueno. Es la purificación de la Iglesia y eso conducirá
finalmente a su crucifixión. No muchos seguirán siendo fieles,
desafortunadamente. Pero cuando lo vemos y decimos: “bueno, si esto es lo que
está sucediendo en la Iglesia, ¿qué se supone que debemos hacer?” Se supone que
debemos mirar a Jesús y decir exactamente lo que dijo San Pedro, “Señor, ¿a
quién iremos? Tu tienes palabras de vida eterna.”
Jesús fundó una Iglesia y esa Iglesia es la única
institución en el mundo para la salvación de las almas. Fue fundada para ese
propósito y permanecerá hasta el fin del mundo por esa razón.
He hablado con varias personas devotas y santas en
estas últimas semanas sobre lo que está sucediendo. Todos coinciden conmigo en
el mismo punto: el trabajo de Nuestra Señora finalmente ha comenzado ¡Alabado
sea el Señor!
Dios le dio a los obispos 16 años para que limpiaran
este desastre y no hicieron nada. Ahora la limpieza la van a sufrir los mismos
obispos.
[1] Enrique Rueda, The Homosexual Network: Private
Lives and Public Policy, Junio 1986. Old Greenwich, Connecticut: Devin Adair
Co., 1982. || NOTA DEL EDITOR: Ver también la obra de Randy Engel: The Rite of Sodomy Homosexuality and the
Roman Catholic Church Ed. Tapa Blanda,
2006, New Engel Publishing; Export, Pennsylvania.
[2] Bella V. Dodd, School of Darkness, P. J. Kennedy
and Sons, New York 1954, Reedición por Angelico Press, Kettering, Ohio, 2017.
[3] RICO: Aprobada en 1970, la Ley de organizaciones
controladas por los sindicatos del crimen y la corrupción (RICO por las siglas
en inglés de: Racketeer Influenced and Corrupt Organizations) es una ley
federal diseñada para combatir el crimen organizado en los Estados Unidos.
Permite el enjuiciamiento y las sanciones civiles por la actividad de crimen
organizado realizada como parte de una empresa criminal en curso.