sobre el
Laicismo y la Ideología de Género.
Probablemente pasen algunos años antes de que
entendamos el gran legado que nos deja Benedicto XVI. Fue el Papa reflexivo que
se necesitaba en ese momento, para interpretar lo que está detrás del estado
secular cada vez más agresivo, empeñado en una reingeniería social, que usa un
doble discurso, que es ampliamente comunicado por los medios de comunicación
del sistema.
Una de las advertencia es que en occidente el
Estado está empujando cada vez más hacia una agenda secular y de cambio
cultural. Y en esa agenda está tirando para afuera a la Iglesia, no sólo de la
plaza pública, sino de la cultura, por lo que la amenaza a la libertad
religiosa es muy real.
A pesar de todas estas advertencias de
Benedicto XVI vemos a la Iglesia cada vez más comprometida con las políticas
del laicismo occidental. Una de ellas es el compromiso con las políticas
medioambientales de la ONU.
LA AMENAZA DEL LAICISMO RADICAL AL TESTIMONIO
DE LA IGLESIA
En enero de 2012, el Papa Benedicto se
dirigió a los obispos estadounidenses de Baltimore, Washington y la Arquidiócesis
para los Servicios Militares durante su visita ad limina a Roma, diciéndoles:
“Es imprescindible que toda la comunidad
católica de los Estados Unidos se de cuenta de las graves amenazas al
testimonio público moral de la Iglesia presentadas por un laicismo radical que
se manifiesta cada vez más en el ámbito político y cultural. La gravedad de
estas amenazas deben ser claramente apreciadas en todos los niveles de la vida
eclesial. Especialmente preocupantes son ciertos intentos que se realizan para
limitar la más apreciada de las libertades americanas: la libertad de religión”
APROBACIÓN DE LEYES Y REGLAMENTOS CONTRA LOS
CATÓLICOS
Más o menos al mismo tiempo el Papa estaba
advirtiendo a los obispos de Estados Unidos (y, de forma indirecta, a todos los
estadounidenses) sobre la amenaza a la libertad religiosa de los secularistas
radicales, como los intentos del
Departamento de Salud y Servicios Humanos de la administración Obama.
Ese mismo enero, la secretaria del HHS,
Kathleen Sebelius, pronunció un mandato a todas las instituciones religiosas –
especialmente a las universidades y los hospitales católicos – que tendrían que
proporcionar anticonceptivos abortivos y esterilización en sus planes de
seguros.
El mandato HHS no es un hecho aislado, sino
parte de una campaña más grande, extendida por la mentalidad secular en Europa
y América para reducir la presencia e influencia del cristianismo en el mundo
hasta que finalmente desaparezca de la historia, invirtiendo así los efectos de
los 2000 años de evangelización de la Iglesia.
COMPRENDER LO QUE SUCEDE Y LUEGO EVANGELIZAR
El llamado del Papa a una Nueva
Evangelización – que redoble los esfuerzos del Papa Juan Pablo II – está hecho
para hacer frente a esta amenaza muy real. El destino de la Iglesia en el
tercer milenio depende en gran parte de nuestra respuesta a la secularización
activa que tanto ha hecho para borrar el cristianismo durante los dos últimos
siglos del segundo milenio.
Para responder con oración, tenemos que
comprender el alcance real de la amenaza secular.
Benedicto es un hombre muy leído en la
historia, y así él entiende muy claramente que la secularización agresiva ha
ido ganando terreno político desde los horrores de la brutal descristianización
durante la Revolución Francesa. Ocurrió en Francia; ocurrió en Rusia y en los
satélites soviéticos; ocurrió de otra manera con la imposición de la
pseudo-religión del nazismo que se hizo cargo de su tierra natal, Baviera; y
continúa en la actualidad en todas las democracias liberales de Europa. Y, como
el Papa advirtió, la secularización ha llegado a los Estados Unidos de América.
Se retiran los Diez Mandamientos. No hay
lectura de la Biblia en las escuelas. Ninguna oración pública. No hay “Feliz Navidad”. Se afirmar el “matrimonio
homosexual”. Y, como hemos visto con el mandato HHS:
“Tú debes participar en la revolución
sexual”.
DOBLAR LA RODILLA ANTE EL ESTADO
El mensaje de todo el laicismo radical es
claro:
“Tú tienes que doblar las rodillas ante el
Estado”.
El Estado laico a menudo pone el mensaje en
términos más acogedores, términos que deben sonar como una tentación muy
familiar:
“Si tu doblas la rodilla delante de mí,
entonces yo te daré todo el esplendor y placeres del mundo”.
El laicismo es, por definición, la afirmación
de este mundo y el rechazo del otro. Está históricamente arraigado en un
materialismo que niega la existencia de Dios, los ángeles, el alma y la vida
futura. Su fundamento es “el espíritu mundano” que es la fuente de antagonismo
del laicismo a la Iglesia.
Como el Papa Benedicto XVI ha advertido, este
antagonismo está a menudo disfrazado de la benefactora afirmación de la
pluralidad.
Pero cuando secularistas contemporáneos
predican la tolerancia, practican lo que el Papa ha llamado una “tolerancia
negativa”:
una “nueva intolerancia”, a través de “las
normas de pensamiento que se supone que deben imponerse a todo el mundo” – lo
que en Estados Unidos llaman “lo políticamente correcto”.
El resultado, ha señalado el Papa, es en
realidad:
la “abolición de la tolerancia, pues
significa, en definitiva, que la religión, que la fe cristiana, ya no se
permite que se exprese visiblemente“.
Ese resultado es, por supuesto, el verdadero
objetivo de la laicidad: la eliminación del cristianismo de la cultura.
PROMOCIÓN DEL RELATIVISMO
La afirmación aparentemente benéfica de la
pluralidad tiene, como el Papa Benedicto XVI ha señalado, una manifestación más
profunda – la promoción del relativismo. El relativismo dice con una sonrisa
amable:
“Vamos a afirmar todos los puntos de vista
como igualmente buenos; todas las maneras de vivir como igualmente admirables.
Todos los pensamientos como igualmente verdaderos“.
Pero oculto bajo el guante de terciopelo de
esta afirmación está a menudo una mano de hierro dispuesta a imponer lo que el
Papa ha llamado con razón “la dictadura del relativismo”.
Como advirtió el cónclave que acabaría de
elegirlo para el papado,
“estamos avanzando hacia una dictadura del
relativismo que no reconoce nada como definitivo y que tiene como su más alta
meta su propio ego y sus propios deseos“.
Ese “egoísmo” es inherente a la negación
secular de Dios y la reducción materialista del bien y del mal al placer
personal físico y al dolor.
Sin Dios para definir el bien y el mal, la
gente se vuelve a sus pequeños dioses propios, creando sus propias reglas
morales que maximicen este mundo de satisfacciones.
EL LLAMADO DE BENEDICTO XVI
En respuesta, el Papa Benedicto XVI ha hecho
un llamamiento
“para un laicado católico comprometido,
articulado y bien formado, dotado de un fuerte sentido crítico de la cultura
dominante y con el coraje para hacer frente a un secularismo reductivo que
deslegitima a la Iglesia para participar en el debate público sobre las cuestiones
que están determinando el futuro de la sociedad”.
Esa llamada fue dada directamente a los
obispos de Estados Unidos que lo visitaron en enero de 2012 como una tarea
esencial de la nueva evangelización, que incluye también
“una articulación convincente de la visión
cristiana del hombre y de la sociedad”, como la verdadera alternativa al
secularismo radical.
MAGNÍFICO ALEGATO DE BENEDICTO XVI SOBRE LOS
“VALORES NO NEGOCIABLES” DE LOS SEXOS Y LA FAMILIA
En diciembre del 2012 Benedicto XVI dio el
tradicional discurso papal previo a la Navidad dirigido a la Curia romana. Pero
se dirigió en realidad a toda la Iglesia y al mundo.
Habló de la crisis en la familia y de la
“nueva filosofía de la sexualidad”, pidiendo la defensa de “los valores no
negociables”.
La ideología de género, es uno de los
desafíos más serios que la Iglesia se ha enfrentado en su historia, y no sólo
la Iglesia, porque la ideología de género pone en peligro a toda la sociedad y
subvierte la persona humana.
Se trata de una rebelión contra Dios. Criticó
la idea que los sexos sean el producto de la sociedad y del individuo y
defendió la familia constituida por el padre, la madre y los hijos.
LA CUESTIÓN DE LA FAMILIA TIENE QUE VER CON
LA CUESTIÓN MISMA DEL SER HUMANO
Con el rechazo de los vínculos duraderos,
añadió el Pontífice,
“desaparecen también las figuras
fundamentales de la existencia humana: el padre, la madre, el hijo; decaen
dimensiones esenciales de la experiencia de ser persona humana”.
En nombre de la filosofía de “género”, el ser
masculino y femenino se convierte en un producto de la decisión del individuo.
“Si no existe la dualidad de hombre y mujer
como dato de la creación, entonces tampoco existe la familia como realidad pre
establecida por la creación”.
Tenemos en primer lugar la cuestión sobre la
capacidad del hombre de comprometerse, o bien de su carencia de compromisos.
¿Puede el hombre comprometerse para toda la vida? ¿Corresponde esto a su
naturaleza? ¿Acaso no contrasta con su libertad y las dimensiones de su
autorrealización?
CON LA DESAPARICIÓN DE LOS LAZOS DESAPARECEN
EL PADRE Y LA MADRE
Benedicto XVI ha dicho que
“el hombre sólo logra ser él mismo en la
entrega de sí mismo, y sólo abriéndose al otro, a los otros, a los hijos, a la
familia; sólo dejándose plasmar en el sufrimiento, descubre la amplitud de ser
persona humana”.
“Con el rechazo de estos lazos desaparecen
también las figuras fundamentales de la existencia humana: el padre, la madre,
el hijo; decaen dimensiones esenciales de la experiencia de ser persona
humana”.
“Si hasta ahora habíamos visto como causa de
la crisis de la familia un malentendido de la esencia de la libertad humana,
ahora se ve claro que aquí está en juego la visión del ser mismo, de lo que
significa realmente ser hombres”.
UNA NUEVA FILOSOFÍA DE LA SEXUALIDAD
Y cita una afirmación que se ha hecho famosa
de Simone de Beauvoir: «Mujer no se nace, se hace» (“On ne naît pas femme, on
le devient”).
“En estas palabras se expresa la base de lo
que hoy se presenta bajo el lema «gender» (género) como una nueva filosofía de
la sexualidad”.
“Según esta filosofía, el sexo ya no es un
dato originario de la naturaleza, que el hombre debe aceptar y llenar
personalmente de sentido, sino un papel social del que se decide autónomamente,
mientras que hasta ahora era la sociedad la que decidía”.
Benedicto XVI advierte que se trata de una
falacia:
“La falacia profunda de esta teoría y de la
revolución antropológica que subyace en ella es evidente. El hombre niega tener
una naturaleza pre constituida por su corporeidad, que caracteriza al ser
humano. Niega la propia naturaleza y decide que ésta no se le ha dado como
hecho preestablecido, sino que es él mismo quien se la debe crear”.
“Según el relato bíblico de la creación, el
haber sido creado por Dios como varón y mujer pertenece a la esencia de la
criatura humana. Esta dualidad es esencial para el ser humano, tal como Dios la
ha dado. Precisamente esta dualidad como dato originario es lo que se impugna”.
“Ya no es válido lo que leemos en el relato
de la creación: «Hombre y mujer los creó» (Gn 1,27). No, lo que vale ahora es
que no ha sido Él quien los creó varón o mujer, sino que hasta ahora ha sido la
sociedad la que lo ha determinado, y ahora somos nosotros mismos quienes hemos
de decidir sobre esto. Hombre y mujer como realidad de la creación, como
naturaleza de la persona humana, ya no existen. El hombre niega su propia
naturaleza. Ahora él es sólo espíritu y voluntad”.
“La manipulación de la naturaleza, que hoy
deploramos por lo que se refiere al medio ambiente, se convierte aquí en la
opción de fondo del hombre respecto a sí mismo. En la actualidad, existe sólo
el hombre en abstracto, que después elije para sí mismo, autónomamente, una u
otra cosa como naturaleza suya. Se niega a hombres y mujeres su exigencia
creacional de ser formas de la persona humana que se integran mutuamente”.
“Ahora bien, si no existe la dualidad de
hombre y mujer como dato de la creación, entonces tampoco existe la familia
como realidad preestablecida por la creación. Pero, en este caso, también la
prole ha perdido el puesto que hasta ahora le correspondía y la particular
dignidad que le es propia”.
Y ASÍ SE LLEGA A LA NEGACIÓN DE DIOS
“Allí donde la libertad de hacer se convierte
en libertad de hacerse por uno mismo, se llega necesariamente a negar al
Creador mismo y, con ello, también el hombre como criatura de Dios, como imagen
de Dios, queda finalmente degradado en la esencia de su ser”.
“En la lucha por la familia está en juego el
hombre mismo. Y se hace evidente que, cuando se niega a Dios, se disuelve
también la dignidad del hombre.
Quien defiende a Dios, defiende al hombre”.