domingo, 31 de enero de 2016

El filósofo francés Hadjadj, llama a un catolicismo más combativo


catolicos-on-line, 31-1-16

Fabrice Hadjadj es un filósofo francés y uno de los grandes intelectuales católicos de nuestro tiempo. Una de sus características principales es la claridad en sus exposiciones lo que le hace no tener pelos en la lengua a la hora de hacer un análisis de la situación de la Iglesia, de los católicos y del mundo de hoy.
Y así lo ha manifestado en una entrevista en Famille Chretienne donde repasa desde el yihadismo, la juventud musulmana que vive en Francia así como la respuesta que puede dar Europa ante esta situación y la secularización que vive el continente.

El perfil bajo del catolicismo
Hadjadj asegura que el catolicismo ha ido perdiendo terreno en Francia y no ha estado presente entre tantos jóvenes que han acabado abrazando el islam o movimientos evangélicos al buscar respuestas a su vida porque “los católicos han estado demasiado tiempo a la defensiva”.

En su opinión, el catolicismo ha optado durante demasiado tiempo por un “perfil bajo” como si hubiera olvidado la cita del Evangelio que habla de no esconder la lámpara debajo de la mesa, como si hubiera existido “una especie de vergüenza”.

Por todo ello, el filósofo francés apuesta por “encontrar una cierta virilidad en el anuncio del Evangelio”. Y lo justifica afirmando que “Cristo es el Cordero, pero también es el León de Judá, el cristiano es el hermano universal pero también es un buen soldado de Jesús”.

Los católicos, llamados a hacer "cosas grandes"
Además, cita a Santo Tomás de Aquino y dice que la humildad debe llevar al católico a la “magnanimidad”, es decir, “la grandeza del alma que nos hace avanzar hacía cosas grandes y difíciles, porque eso es lo que es digno de un hijo de Dios”.

Del mismo modo, sobre qué respuestas dar a tantos jóvenes franceses que viven en guettos y que no conocen a Dios y se dejan llevar por corrientes fundamentalistas, Fabrice Hadjadj cita dos textos del Papa Francisco, la Evangelii Gaudium y Laudatio Si.

El filósofo recuerda las palabras de Francisco de que ni la evangelización ni la santidad son especialidades. Por ello, si debido a la Providencia a la persona le toca nacer en un tiempo y en un país concreto la misión que Dios da a cada uno cuenta ya con las limitaciones y debilidades que ello pueda conllevar. Pero todos están llamados a la misión, cada uno en sus circunstancias.


Fabrice Hadjadj, que fue ateo y nihilista, es también uno de los grandes defensores de la familia cristiana. De familia judía de izquierda radical, él era ateo y nihilista... hasta que empezó a leer la Biblia para burlarse de ella... y encontró una gran sabiduría. A partir de ahí su vida cambió por completo y le llevó a ser el intelectual que todos conocemos hoy.

sábado, 30 de enero de 2016

La Iglesia católica de Finlandia recuerda a los luteranos que no pueden comulgar



catolicos-on-line, 30-11-16

Ante la participación, y posible comunión, de Samuel Salmi, obispo luterano de Oulu, Finlandia, en una misa católica celebrada en la Basílica de San Pedro en el Vaticano, tras ser recibido por el papa Francisco, el director del Centro de Información de la diócesis de Helsinki ha emitido un comunicado en el que recuerda que solo los católicos en estado de gracia pueden recibir el sacramento católico de la Eucaristía.

Comunicado de la diócesis de Helsinki:

La Eucaristía en la Iglesia católica no ha cambiado

Una información de la agencia de noticias Kotimaa 24 (19 de enero de 2016) afirma que Samuel Salmi [obispo luterano de Oulu, Finlandia] participó en una misa católica celebrada en la Basílica de San Pedro en el Vaticano. La noticia, sin embargo, está redactada de tal forma que podrían surgir malentendidos. Mi objetivo es aclarar algunas cuestiones relativas a la recepción de la Eucaristía en la Iglesia Católica.

1. Sólo los miembros de la Iglesia Católica en estado de gracia pueden recibir el sacramento católico de la Eucaristía o sagrada Comunión. Hay algunas excepciones muy particulares a esta regla, pero, en cualquier caso, para recibir la Eucaristía se debe aceptar la doctrina católica sobre la misma y cumplir las condiciones necesarias para ello (por ejemplo, vivir en una relación que no sea un verdadero matrimonio sacramental cristiano es un obstáculo).

2. En la actualidad, en algunos países, principalmente en el norte de Europa, la costumbre es recibir una bendición del sacerdote durante la Misa en el momento de la Comunión. Este signo se hace generalmente colocando la mano derecha sobre el hombro izquierdo. Esta práctica no es muy conocida en otros lugares. Por lo tanto, es aconsejable que uno se quede en su lugar durante la Comunión, si no sabe si el ministro de la Comunión está familiarizado con esta práctica. Si se ofrece la Comunión, es debido a la ignorancia del ministro de la Comunión y se puede rechazar cortésmente esa oferta.

3. Contrariamente a las especulaciones de Samuel Salmi, no se puede concluir que el Vaticano tiene una «nueva actitud ecuménica», basada en la ocurrencia de un error que se produjo en la distribución de la Comunión. La doctrina y la práctica de la Iglesia Católica con respecto a quiénes pueden recibir la sagrada Comunión no han cambiado en los últimos años o décadas. Si cambiara, no sería «en la práctica», sino a través de una alteración de la ley de la Iglesia y de las enseñanzas relativas a los sacramentos de la Iglesia Católica.

4. La noticia también menciona que, durante la visita ecuménica a Roma, los obispos de Helsinki, Teemu Sippo SCJ (católico), Ambrosius (ortodoxo) e Irja Askola (luterano), habían «celebrado» una «Misa ecuménica» juntos en la fiesta de San Enrique (de Uppsala). Esto no es así. En años alternos, hay una misa católica en la que participan representantes de otras iglesias con espíritu ecuménico, por ejemplo predicando. Los otros años, lo que se celebra es la Cena del Señor luterana, en la que predican un obispo o un sacerdote católicos. La celebración, por lo tanto, siempre sigue la tradición y la práctica de la iglesia correspondiente. Es de destacar que incluso en estas misas se respeta el doloroso hecho de que no hay Comunión entre las iglesias.

5. «La nueva forma de pensar» de Francisco que se menciona en el artículo no es un signo de que la Iglesia Católica vaya a cambiar su práctica con respecto a la distribución de la Sagrada Eucaristía. Por el contrario, para nosotros los católicos, es una señal de que también nosotros debemos examinar más detenidamente nuestras conciencias a la luz de la enseñanza de la Iglesia y, a continuación, discernir con sinceridad si reunimos en ese momento los requisitos para recibir la sagrada Comunión.

En conclusión, debo añadir que para los católicos la Eucaristía es «fuente y cumbre» de nuestra vida cristiana. Es, por así decirlo, nuestro credo. Nos preparamos cuidadosamente para recibir la Comunión y confesamos nuestros pecados graves y ayunamos (aunque por poco tiempo) antes de recibirla. Ajustamos nuestras vidas para poder recibir la Comunión dignamente, sabiendo que «Por lo tanto el que coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del cuerpo y la sangre del Señor» (1Co 11,27).

A pesar de lo anteriormente dicho, no todas las personas que reparten la Comunión conocen cada punto de la enseñanza y la práctica de la Iglesia y es posible que se cometan errores. El intento de crear comunión (entre las iglesias) basándose en la propia autoridad, en cualquier caso, dificulta aún más los auténticos esfuerzos de las iglesias para acercarse más. Por lo tanto, sería bueno respetar el enfoque de cada iglesia en este asunto.

Marko Tervaportti


Director del Centro de Información Católica

Lo que la crisis episcopaliana nos enseña sobre el futuro de la Iglesia Católica


 Jorge SOLEY, economista
catolicos-on-line, 30-1-16

El inicio de este año nos ha dejado la noticia de que los obispos anglicanos han suspendido a la Iglesia episcopaliana estadounidense por un periodo de tres años debido a su aceptación del matrimonio entre personas del mismo sexo. Una cuestión intra-anglicana, pensé en un primer momento, una disputa dentro de una organización religiosa desprestigiada y sumida en una crisis terminal. Un artículo del Padre Dwight Longenecker, él mismo anglicano durante un periodo de su vida, me ha hecho ver el asunto con otra mirada.

Lo que explica Longenecker es que este histórico suceso hay que entenderlo en el marco del creciente auge y peso, dentro de la confesión anglicana, de los africanos, y las también crecientes tensiones entre estos y las comunidades anglicanas en los países ricos occidentales, en este caso, Gran Bretaña y los Estados Unidos.

Las comunidades africanas se caracterizan por su juventud, crecimiento, ortodoxia y adhesión a la Tradición, rasgos que conjugan con elementos locales litúrgicos que pueden a veces  sorprendernos. En cualquier caso, los africanos han sido los que se han opuesto a la deriva liberal de las iglesias históricas del mundo desarrollado, que a su heterodoxia y rendición al mundo unen un evidente envejecimiento y una intensa crisis de fieles y vocaciones. Con la suspensión de los episcopalianos, los africanos han impuesto sus tesis sobre los mucho más reacios a actuar ingleses, en un signo claro de que el epicentro anglicano está pasando de Canterbury y Nueva York a Nigeria y Kenia.

Lo que llama poderosamente la atención es que esta situación guarda evidentes paralelismos con lo que ha ocurrido en el seno de la Iglesia católica con motivo del reciente Sínodo sobre la Familia. También aquí hemos contemplado unas iglesias decadentes, económicamente boyantes pero envejecidas y con cada vez menor número de fieles, que intentaban imponer a la Iglesia un renovado modernismo, una capitulación ante las exigencias del mundo. Y también en el Sínodo fueron, en gran medida los obispos africanos quienes dieron al traste con esas pretensiones, erigiéndose en defensores del Magisterio y la Tradición de la Iglesia (con ayudas de otros lugares, como Polonia, Hungría, o los mismos Estados Unidos, es cierto, pero manteniendo un protagonismo destacado). Parece que, como señala Longenecker, tanto los cristianos católicos como los anglicanos que quieren mantenerse en su fe tradicional mirarán cada vez más hacia el Sur en búsqueda de liderazgo:

“desencantados de líderes que perciben como ambiguos en temas de moral, débiles en teología y flojos en la defensa de la fe, aquellos que defienden el cristianismo histórico encontrarán a sus líderes entre los obispos del mundo en desarrollo. Esos obispos no solo están en primera línea contra la decadencia moral, sino que muchos de ellos están combatiendo en el cada vez más sangriento conflicto con el Islam militante. Esta reorientación significará que los obispos africanos, tanto católicos como africanos, pueden encontrarse con inesperados apoyos, tanto de oraciones como de financiación, entre aquellos en el Norte que dirigirán ahora su compromiso y entusiasmo hacia el Sur“.

Un último punto me ha llamado la atención: cuando hablamos de las iglesias llenas de vitalidad y vigor en el Sur poco desarrollado nos referimos a las iglesias africanas. ¿Qué pasa con la Iglesia en Iberoamérica? En el caso de los anglicanos es fácil de responder, pues su presencia es marginal, pero ¿y en el caso de la Iglesia católica? ¿Por qué la Iglesia en estos países no disfruta del mismo vigor que en África y pasa sin pena ni gloria en el Sínodo, mientras pierde fieles a diario a manos de los evangélicos?


Longenecker aporta un comentario que creo que da un pista importante para responder a esta pregunta: a pesar de sus apariencias superficiales, las corrientes que más han influido en estas iglesias durante las últimas décadas, desde la teología de la liberación hasta el indigenismo, tienen sus raíces más en las cátedras modernistas de filosofía y teología de Europa que en sus propios modos de acoger el Evangelio. A medio camino entre el Norte liberal en crisis y el Sur ortodoxo y vital, la Iglesia iberoamericana estaría más cerca del Norte que del Sur.

El Card. Puljic cree que el Vaticano no se pronunciará sobre la autenticidad de las apariciones de Medjugorje


catolicos-on-line, 30-1-16

El cadenal Vinko Puljic, arzobispo de Sarajevo, miembro de la comisión instituida por el Papa para estudiar el fenómeno de Medjugorje, sugirió a mediados de diciembre, en una entrevista concedida a la agencia Anadolu y recogida por diversos medios bosnios, que la decisión de Francisco será sobre todo de corte administrativo.

Medjugorje, señaló, es una parroquia bajo la jurisdicción del obispo de Mostar, Ratko Peric, y que siempre que no se decida otra cosa, la gente "tiene derecho a acudir allí a rezar y hacer penitencia": "Es uno de los confesionarios más grandes, no sólo de los Balcanes, sino también de Europa, y esto debe tenerse en cuenta de alguna forma en la decisión que se adopte"

Monseñor Puljic sugirió que el Papa decidirá exclusivamente sobre aspectos administrativos, sin entrar todavía en la cuestión de las apariciones en sí mismas: "Cuando se trata de visiones y mensajes aún bajo estudio, la Iglesia no va tan rápido. La Iglesia no tiene prisa, aunque siempre llega a una conclusión. No estoy preocupado por la actitud del Santo Padre ni de la Congregación para la Doctrina de la Fe".


En cuanto a los peregrinos, y en la línea de lo anteriormente dicho, subrayó que "es importante que las personas que continúen acudiendo a Medjugorje oren correctamente para fortalecer su fe y regresar a casa consolados".

lunes, 25 de enero de 2016

Occidente y la proscripción del cristianismo


           
Gianfranco Battisti

  Osservatorio Internazionale Cardinale Van Thuan, 25-1-16


Hace treinta años, el entonces cardenal Ratzinger recordaba que el apelativo "cristianos", aparecido por primera vez en Antioquía hacia el año 44 d. C., había sido acuñado por las autoridades romanas para identificar a los pertenecientes a una camarilla de malhechores, seguidores de uno que había sido condenado a muerte como delincuente. «El nombre de "cristiano" se convertía, de esta manera, en título de imputación penal: quien llevaba este nombre ya no tenía necesidad de que se demostrara su culpabilidad en otros delitos y era, por tanto, juzgado reo de muerte».

Este recuerdo histórico parece más pertinente que nunca ante la secuencia de normas que desde hace decenios son creadas en todo el mundo en materia de derechos humanos y familiares. Divorcio, aborto, matrimonio gay, educación a la ideología de género, abolición de las tutelas jurídicas del matrimonio y su equiparación a cualquier tipo de convivencia, eutanasia. En un futuro llegarán también la legalización de la pedofilia y de cualquier droga, completando así el callejero de las fugas de la realidad.

Siguiendo la corrupción generalizada de las costumbres, hoy las leyes son adaptadas a una sociedad en pleno cambio. De un cuadro institucional fundado sobre los principios cristianos (auténtica aportación de Europa al progreso de la humanidad) se pasa a un contexto no cristiano: más tolerante, dirán algunos. En realidad, basta leer la Carta sobre la tolerancia de J. Locke (1685) para entender cómo ésta es válida para todos menos para los católicos.

Una legislación totalmente contraria a los preceptos de Cristo no construye simplemente un ordenamiento a-religioso: impone uno anti-religioso. La licencia para todos los comportamientos que están en conflicto con los dictámenes más sagrados de la fe, al estar en contraste con el sentimiento común, acompaña de hecho a la prohibición de cualquier tipo de disentimiento en los actos e incluso en las palabras, so pena de sanción. Esto significa una sociedad en la cual el cristianismo -y los cristianos- ya no tienen derecho de ciudadanía.

Algunos ejemplos. En un número creciente de países se impone a las instituciones católicas (que operan en campo social) que financien el aborto para sus empleadas o que acepten a directivos gay. En la India, las religiosas de Madre Teresa han tenido que cerrar los orfanatos para no entregar a los niños -que ellas arrancaban de la muerte- a personas gay. El problema es muy grave también en Gran Bretaña e Irlanda. Las jóvenes generaciones son el objetivo preferido: abolida la Navidad, prohibidos los nacimientos en los edificios públicos y las canciones navideñas en las funciones escolares, se introducen obligatoriamente enseñanzas inmorales y científicamente insensatas en ámbito antropológico. Pero el objetivo no está sólo en las acciones.

Las normativas contra la llamada "homofobia" introducen de hecho el delito de opinión, patrimonio de los tiempos más oscuros de la historia moderna. Esto significa, por ejemplo, que ningún empleado público (pero tampoco privado) podrá mantenerse fiel a los principios en los que cree, pues puede ser discriminado, despedido, o ir a la cárcel. Es un plan muy refinado el que se está llevando a cabo y, no es casualidad, está patrocinado por organismos como la ONU, la UE, etc, que no tienen ninguna legitimación democrática. Esto plantea, de una manera muy evidente, el problema de la libertad: nacional, de grupo, individual. La libertad que Cristo ha venido a anunciar a los hijos de Dios.

En Francia, la ostentación de símbolos religiosos está prohibida. Prohibida la cruz delante de las iglesias. Prohibido llevar colgada una cruz que no sea mínima. Prohibido el velo para las mujeres islámicas. Prohibido hablar: según la ley de separación entre Estado e Iglesia de 1905, un sacerdote que en su iglesia ose criticar una disposición de ley podría ir a la cárcel de 3 a 9 meses. ¡Vaya con la "no discriminación"!

Al contrario, denigrar la ley divina está considerado signo de apertura mental (pensemos en Charlie Hebdo), hasta el punto de que la profanación de los edificios de culto está protegida por los jueces. La obscena intrusión de las Femen en la basílica de Notre Dame en París no ha sido considerada merecedora de censura ni en primera ni en segunda instancia. El daño ha sido ignorado como delito; en cambio, los guardianes de la basílica han sido condenados por haber echado a las poseídas con demasiado celo. Para que se sepa, la legión extranjera de las Femen tiene base en París, precisamente como la tenían las Brigadas Rojas. Extraña coincidencia.

Amenazar, acallar, aniquilar el cristianismo -en palabras y en obras- parece ser el programa, al cual Italia debería adaptarse para no "quedar mal" ante los países llamados "civiles". Es una nueva versión del "despotismo ilustrado" del siglo XVII. Pero sería mejor decir, desviado.

Criticar y oponerse a los comportamientos y las leyes que están en conflicto con la palabra de Dios es algo, por otra parte, que está dentro del ADN del testimonio cristiano. El inicio de la predicación de Jesús está marcada, y no es casualidad, por la ejecución del último profeta de Israel -su primo Juan-, motivada por su oposición a la inmoralidad pública de su soberano al que había echado en cara "no te es lícito tomar la mujer de tu hermano". Un paso incómodo para tantos cristianos "de visión amplia".

De todo lo que está sucediendo hemos sido avisados desde siempre. Escribe, de hecho, Pablo: «En los últimos tiempos vendrán momentos difíciles. Los hombres serán egoístas, amantes del dinero, vanidosos, orgullosos, blasfemadores, se rebelarán a los padres, serán ingratos, sin religión», etc., etc.


No nos consuela constatar que se trata de signos inequívocos del inminente colapso de la civilización europea. ¿Nadie sabe leer los índices de bolsa? Como Cristo ante la pasión, debemos llorar sobre las ruinas de Jerusalén. Escuchemos de nuevo las palabras del Papa emérito. «Aceptar el apelativo "cristiano" es confesión y testimonio; es, por lo tanto, expresión de disponibilidad al martirio. "Cristiano" y "mártir" significan exactamente la misma cosa». En este mundo cada cosa exige su precio.

domingo, 24 de enero de 2016

Cautela





 Santiago MARTÍN , sacerdote

catolicos-on-line, 24-1-16

Hay temas que son tan delicados que, sólo por tratarlos, se expone uno a ser insultado, amenazado o incluso cosas peores. Pero, si no corriéramos riesgos, cómo íbamos a cumplir con la tarea de orientar al pueblo de Dios, tarea tanto más urgente cuanto más grande es la confusión que existe. Los insultos y las amenazas, por otro lado, nos unen más íntimamente a Jesucristo.

Uno de esos temas es la cuestión de los emigrantes que llegan a Europa procedentes de África, de Siria o de Irak. Aunque sus vías de penetración son diferentes, no lo es su objetivo último. Entren por donde entren, todos quieren ir a Alemania. Y hay que decir que este país ha sido, con mucho, el más generoso en la acogida: un millón lleva ya. Y a cada uno le asigna una cantidad para vivir y un centro donde refugiarse, al menos temporalmente. Alemania está dando un ejemplo al mundo y su presidenta, Angela Merkel, merecería de verdad el Nobel de la Paz.

Pero no todo es fácil en Alemania en la cuestión de los refugiados. Los recientes incidentes de Colonia han destapado una verdad incómoda sobre la que se había echado un tupido velo de silencio, porque no era políticamente correcto decir algo que pudiera sonar racista o xenófobo. Quizá si se hubiera dicho antes, no se habría llegado al extremo que se vivió en la bellísima ciudad alemana, al pie de la catedral donde se custodian las reliquias de los Reyes Magos. Pero los ataques de la Nochevieja a muchachas jóvenes no se circunscribieron a Colonia, ni siquiera a Alemania. Suiza también los padeció. 

Y todos tenían los mismos protagonistas: jóvenes musulmanes, que actuaban organizadamente en una forma ligth de terrorismo, que buscaba no matar sino humillar a sus víctimas y, de paso, a la sociedad que los acoge. La mayoría de esos delincuentes llevan años en Europa o incluso han nacido allí, como los terroristas que pusieron las bombas en París. Pero otros formaban parte del contingente de refugiados que había sido acogido tan generosamente por Alemania. Y ahí es donde han saltado las alarmas y se han desatado las críticas con la señora Merkel. Para colmo, se ha sabido que en los propios centros de refugiados las mujeres son acosadas con frecuencia por hombres que están alojados allí con ellas y que son las cristianas las primeras de sus víctimas.


Lo primero que hay que decir es que es injusto generalizar: ni todos los musulmanes son terroristas ni todos los refugiados lo son. En segundo lugar hay que recordar que desde el principio se alzaron voces reclamando cautela y que esas voces fueron calladas a base de insultos o amenazas. Creo que esa cautela es la que hay que reivindicar. Y hay que hacerlo en los dos sentidos. Cautela a la hora de admitir en la propia casa a cualquiera y cautela a la hora de condenar a los emigrantes como culpables de forma indiscriminada. Es peligroso abrir las puertas del hogar a cualquiera que quiera entrar, pero es también muy peligroso exacerbar sentimientos xenófobos que pueden dar lugar a nuevos progromos, esta vez contra los que ya han sufrido horriblemente en su país de origen. 

Ante la crisis humanitaria que se vive en muchos países, no podemos cerrar las puertas a los que piden un sitio en nuestra mesa. Y tampoco podemos abrírselas a todos sin saber quiénes son los que van a vivir con nosotros y sin ponerles condiciones que favorezcan su integración y la convivencia. Generosidad y prudencia. Cautela. Eso es lo que necesita Europa para no convertirse en un bunker egoísta o ser arrasado por lobos que vienen con piel de cordero.

LA HISTORIA DEL NIÑO MÁRTIR, EJEMPLO DEL AMOR A CRISTO DE LOS MEXICANOS





catolicos-on-line, 24-1-16

De entre las historias de mártires mexicanos de la persecución de los años 20, probablemente la más estremecedora y que cada vez será más popular es la del adolescente José Sánchez del Río, ejecutado con torturas por las tropas gubernamentales cuando tenía 14 años. Su martirio es recogido de forma terrible -pero aún así suavizado- en la película de 2012 Cristiada (For Greater Glory).
El niño había insistido en sumarse a las fuerzas cristeras siempre por motivos religiosos. Convenció a su madre para que lo dejase marchar sólo cuando dijo: "Nunca ha sido tan fácil ganarse el cielo como ahora".
El 6 de febrero de 1928 las tropas del bando federal lo hicieron prisionero y lo encerraron en la sacristía de la iglesia local, la misma iglesia donde fue bautizado, donde creció en la fe.
Lo ejecutaron con torturas el 10 de febrero. La descripción muestra un ensañamiento fanático que parecería fantasía hagiográfica de no estar bien confirmado por muchos testigos. Por desgracia, abundó la crueldad, a veces meticulosa, en la persecución anticristiana mexicana de los años 20
Los detalles de un martirio
En un país "democrático" en la época de la luz eléctrica y el motor de explosión se repetían torturas propias del bíblico Libro de los Macabeos, y por similares motivos: el poder del Estado buscando esclavizar la conciencia del individuo, que cuando no se doblega debe ser ejecutado con suplicios.

Al adolescente le cortaron las plantas de los pies para que sangrase.
Con los pies desollados y ensangrentados lo hicieron caminar por las calles de su ciudad, Sahuayo (Michoacán).
Durante el doloroso trayecto, el muchacho no dejó de gritar vivas a Cristo Rey y a la Virgen de Guadalupe, llorando y rezando a la vez.

Le señalaron la tumba que había preparada para él, lo ahorcaron y acuchillaron mientras colgaba. Pero aún no estaba muerto.

Uno de sus verdugos, Rafael Gil Martínez "El Zamorano" lo bajó y le preguntó: "¿Qué quieres que le digamos a tus padres?" El muchacho respondió: "Que Viva Cristo Rey y que en el cielo nos veremos".

A continuación "El Zamorano" le disparó en la sien y acabó con su tortura. Desde esa misma noche acordonaron el cementerio con tropas para asegurarse que la gente no se llevase reliquias del muchacho, que ya para todos era santo. Sería beatificado oficialmente con otros 11 mártires en 2005.

La historia en su contexto social y de fe

El núcleo de la ejecución es tan intenso, que puede hacer olvidar lo principal: quién era José, cómo era el mundo en el que vivía, y cuál era el amor a Dios que lo movió en su corta vida y en su muerte radical.

Eso se ha de narrar con fotos, con testimonios, recorriendo las calles, los lugares, hablando con los testigos, incluso hablando con el ejecutor, el que apretó el gatillo.

Y así lo ha hecho el sacerdote mexicano Luis Manuel Laureán, paisano del joven mártir, que da carne y vida al muchacho y su época en un libro apasionante y detallado de 174 páginas en Ediciones De Buena Tinta titulado El Niño Testigo de Cristo Rey

Lo cotidiano y costumbrista, lo sobrenatural e incluso cierta mediocridad demoniaca se mezclan en esta historia. Investigando el Holocausto, Hanna Arendt se asombrababa de la "banalidad del mal", de descubrir que los verdugos de Auschwitz no eran monstruos hinchados de odio, sino aburridos funcionarios, gente vulgar, gris y cobarde sin mayor pasión, cumpliendo sus horarios y ordenanzas. El horror se hizo con "gente normal".

Poner rostro y alma al verdugo

En los iconos rusos de mártires los verdugos y torturadores no suelen tener rostro, sino una mancha negra. Son anónimos. El mal los usa como instrumento opaco: al final, toda la luz resplandece en el santo, en su rostro auténtico, el que se ve desde el Cielo.

Pero el caso es que el padre Laureán, autor del libro, no ve a "El Zamorano" como un verdugo anónimo. "Lo conocí en mi niñez y conversé con él en 1994; era mi vecino, barda de por medio. Le escuché alabar a los padres jesuitas por su formación y por los ejercicios espirituales que predicaban; se hizo muy amigo del padre Cuevas", explica en una nota.

"El Zamorano" tuvo buenas tierras y buen ganado, y siempre se negó a hablar de las ejecuciones, sólo a veces hablaba de alguna batalla que ganó con los federales. Intentaba ser aceptado por sus vecinos, celebraba la primera comunión de su hijo (una foto en el libro lo recoge)... pero todo el pueblo sabía que él mató al niño mártir.

Otro de los ejecutores, al que llamaban "La Aguada", también era conocido por el autor. "A mis once años lo vi liarse a tiros con un señor que apodaban el Barzón, en la calle Victoria, a tres calles de la plaza. Resultó herido en la ingle y su contrincante escapó ileso. En 1994 lo encontré ya muy desmejorado y pidiendo unos pesos de limosna", escribe Laureán.

Este "Aguada" y su esposa Sara hablaron de aquellos años en una larga entrevista en 1996, recogida por Alfredo Hernández Quesada, fundador del Museo Cristero, entrevista que el libro de Laureán recoge. "La Aguada" rebajaba su papel en la época: colgaba cristeros, sí, pero no violaba mujeres, eso lo hacían los otros compañeros. "Convirtieron los templos en burdeles. Ahí metían viejas, metíamos viejas y metíamos todo, y hacían... y de mí se burlaban porque yo no hacía, yo no quería hacer cosas..."

Pero la señora Sara sabía que su marido y sus tropas hicieron cosas horribles, y pensaba que quizá por ello todo les fue mal en la vida, y también a sus hijos, y la gente les ha señalado. "Yo digo: Dios mío, no eres vengativo pero sí eres justo", dice ella. Aguada reconoce que él tenía 20 años, robaba y acusaba de sus robos a los cristeros.

El arrepentimiento de los torturadores

Laureán explica, finalmente: "Casi todos los verdugos se arrepintieron. Al Zamorano se le veía en la iglesia. La Aguada se mostró dolido del mal que había hecho. A la pregunta de si participó en la muerte de José Sánchez del Río respondía con un silencio tenso y doloroso, que indicaba su astucia y tal vez su sincero arrepentimiento. En sus últimos años daba pena verlo, sus facultades mentales quedaron muy disminuidas. Algo semejante sucedió con la Pispirria, hermano de la Aguada, con los Gutiérrez o Borregos, con Eufemio la Chiscuaza, y el Malpola, al que algunos atribuyen las cortaduras en las plantas de los pies".

¿Y qué pasó con Picazo, que era el cacique de la región, el que mandaba y dirigía las atrocidades contra los cristeros?

Laureán considera que era un hombre valiente, pero a la vez soberbio y vengativo y nunca dio muestras de arrepentimiento, aunque costeaba el sostenimiento del convento de adoratrices donde tenía dos hermanas. Muchos le odiaban y fue asesinado de un disparo en 1931 en un litigio sobre tierras. Sus hijos dicen que un sacerdote acudió rápido y le ayudó a morir bien. Muchos consideran que fue obra de la intercesión celestial del beato José, que había sido ahijado suyo. Melecio Picazo, hijo del cacique, es sacerdote misionero del Espíritu Santo. Su esposa crió a los hijos en la fe y con buen corazón.

Sangre de mártires, semilla de cristiano

La cruel persecución anticristiana de los años 20, con miles de muertos, iglesias profanadas y una guerra civil por medio, no debilitó la fe de los católicos mexicanos. Por ejemplo, pese a un régimen oficial y militantemente laicista, en el periodo entre 1914 y 1945 el número de religiosas pasó de 1.480 a 8.123. En 1968, las religiosas en México ya eran 22.400.


Laureán muestra que los mártires, como el muchacho José Sánchez, fueron un incentivo para muchas vocaciones. "Yo tenía nueve años y me crucé con José Sánchez. Le pedí seguirlo en su camino, y viéndome tan pequeño me dijo: ´Tú harás cosas que yo no podré llegar a hacer´, y esto determinó mi entrada al sacerdocio", explica por ejemplo el padre Enrique Amezcua, fundador de los Operarios del Reino de Cristo.

sábado, 16 de enero de 2016

Las enseñanzas de Benedicto XVI


 sobre el Laicismo y la Ideología de Género.


Probablemente pasen algunos años antes de que entendamos el gran legado que nos deja Benedicto XVI. Fue el Papa reflexivo que se necesitaba en ese momento, para interpretar lo que está detrás del estado secular cada vez más agresivo, empeñado en una reingeniería social, que usa un doble discurso, que es ampliamente comunicado por los medios de comunicación del sistema.

Una de las advertencia es que en occidente el Estado está empujando cada vez más hacia una agenda secular y de cambio cultural. Y en esa agenda está tirando para afuera a la Iglesia, no sólo de la plaza pública, sino de la cultura, por lo que la amenaza a la libertad religiosa es muy real.

A pesar de todas estas advertencias de Benedicto XVI vemos a la Iglesia cada vez más comprometida con las políticas del laicismo occidental. Una de ellas es el compromiso con las políticas medioambientales de la ONU.

LA AMENAZA DEL LAICISMO RADICAL AL TESTIMONIO DE LA IGLESIA

En enero de 2012, el Papa Benedicto se dirigió a los obispos estadounidenses de Baltimore, Washington y la Arquidiócesis para los Servicios Militares durante su visita ad limina a Roma, diciéndoles:

“Es imprescindible que toda la comunidad católica de los Estados Unidos se de cuenta de las graves amenazas al testimonio público moral de la Iglesia presentadas por un laicismo radical que se manifiesta cada vez más en el ámbito político y cultural. La gravedad de estas amenazas deben ser claramente apreciadas en todos los niveles de la vida eclesial. Especialmente preocupantes son ciertos intentos que se realizan para limitar la más apreciada de las libertades americanas: la libertad de religión”

APROBACIÓN DE LEYES Y REGLAMENTOS CONTRA LOS CATÓLICOS

Más o menos al mismo tiempo el Papa estaba advirtiendo a los obispos de Estados Unidos (y, de forma indirecta, a todos los estadounidenses) sobre la amenaza a la libertad religiosa de los secularistas radicales, como los intentos  del Departamento de Salud y Servicios Humanos de la administración Obama.

Ese mismo enero, la secretaria del HHS, Kathleen Sebelius, pronunció un mandato a todas las instituciones religiosas – especialmente a las universidades y los hospitales católicos – que tendrían que proporcionar anticonceptivos abortivos y esterilización en sus planes de seguros.

El mandato HHS no es un hecho aislado, sino parte de una campaña más grande, extendida por la mentalidad secular en Europa y América para reducir la presencia e influencia del cristianismo en el mundo hasta que finalmente desaparezca de la historia, invirtiendo así los efectos de los 2000 años de evangelización de la Iglesia.

COMPRENDER LO QUE SUCEDE Y LUEGO EVANGELIZAR

El llamado del Papa a una Nueva Evangelización – que redoble los esfuerzos del Papa Juan Pablo II – está hecho para hacer frente a esta amenaza muy real. El destino de la Iglesia en el tercer milenio depende en gran parte de nuestra respuesta a la secularización activa que tanto ha hecho para borrar el cristianismo durante los dos últimos siglos del segundo milenio.

Para responder con oración, tenemos que comprender el alcance real de la amenaza secular.

Benedicto es un hombre muy leído en la historia, y así él entiende muy claramente que la secularización agresiva ha ido ganando terreno político desde los horrores de la brutal descristianización durante la Revolución Francesa. Ocurrió en Francia; ocurrió en Rusia y en los satélites soviéticos; ocurrió de otra manera con la imposición de la pseudo-religión del nazismo que se hizo cargo de su tierra natal, Baviera; y continúa en la actualidad en todas las democracias liberales de Europa. Y, como el Papa advirtió, la secularización ha llegado a los Estados Unidos de América.

Se retiran los Diez Mandamientos. No hay lectura de la Biblia en las escuelas. Ninguna oración pública.  No hay “Feliz Navidad”. Se afirmar el “matrimonio homosexual”. Y, como hemos visto con el mandato HHS:

“Tú debes participar en la revolución sexual”.

DOBLAR LA RODILLA ANTE EL ESTADO

El mensaje de todo el laicismo radical es claro:

“Tú tienes que doblar las rodillas ante el Estado”.

El Estado laico a menudo pone el mensaje en términos más acogedores, términos que deben sonar como una tentación muy familiar:

“Si tu doblas la rodilla delante de mí, entonces yo te daré todo el esplendor y placeres del mundo”.

El laicismo es, por definición, la afirmación de este mundo y el rechazo del otro. Está históricamente arraigado en un materialismo que niega la existencia de Dios, los ángeles, el alma y la vida futura. Su fundamento es “el espíritu mundano” que es la fuente de antagonismo del laicismo a la Iglesia.

Como el Papa Benedicto XVI ha advertido, este antagonismo está a menudo disfrazado de la benefactora afirmación de la pluralidad.

Pero cuando secularistas contemporáneos predican la tolerancia, practican lo que el Papa ha llamado una “tolerancia negativa”:

una “nueva intolerancia”, a través de “las normas de pensamiento que se supone que deben imponerse a todo el mundo” – lo que en Estados Unidos llaman “lo políticamente correcto”.

El resultado, ha señalado el Papa, es en realidad:

la “abolición de la tolerancia, pues significa, en definitiva, que la religión, que la fe cristiana, ya no se permite que se exprese visiblemente“.

Ese resultado es, por supuesto, el verdadero objetivo de la laicidad: la eliminación del cristianismo de la cultura.

PROMOCIÓN DEL RELATIVISMO
La afirmación aparentemente benéfica de la pluralidad tiene, como el Papa Benedicto XVI ha señalado, una manifestación más profunda – la promoción del relativismo. El relativismo dice con una sonrisa amable:

“Vamos a afirmar todos los puntos de vista como igualmente buenos; todas las maneras de vivir como igualmente admirables. Todos los pensamientos como igualmente verdaderos“.

Pero oculto bajo el guante de terciopelo de esta afirmación está a menudo una mano de hierro dispuesta a imponer lo que el Papa ha llamado con razón “la dictadura del relativismo”.

Como advirtió el cónclave que acabaría de elegirlo para el papado,

“estamos avanzando hacia una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que tiene como su más alta meta su propio ego y sus propios deseos“.

Ese “egoísmo” es inherente a la negación secular de Dios y la reducción materialista del bien y del mal al placer personal físico y al dolor.

Sin Dios para definir el bien y el mal, la gente se vuelve a sus pequeños dioses propios, creando sus propias reglas morales que maximicen este mundo de satisfacciones.

EL LLAMADO DE BENEDICTO XVI

En respuesta, el Papa Benedicto XVI ha hecho un llamamiento

“para un laicado católico comprometido, articulado y bien formado, dotado de un fuerte sentido crítico de la cultura dominante y con el coraje para hacer frente a un secularismo reductivo que deslegitima a la Iglesia para participar en el debate público sobre las cuestiones que están determinando el futuro de la sociedad”.

Esa llamada fue dada directamente a los obispos de Estados Unidos que lo visitaron en enero de 2012 como una tarea esencial de la nueva evangelización, que incluye también

“una articulación convincente de la visión cristiana del hombre y de la sociedad”, como la verdadera alternativa al secularismo radical.

MAGNÍFICO ALEGATO DE BENEDICTO XVI SOBRE LOS “VALORES NO NEGOCIABLES” DE LOS SEXOS Y LA FAMILIA

En diciembre del 2012 Benedicto XVI dio el tradicional discurso papal previo a la Navidad dirigido a la Curia romana. Pero se dirigió en realidad a toda la Iglesia y al mundo.

Habló de la crisis en la familia y de la “nueva filosofía de la sexualidad”, pidiendo la defensa de “los valores no negociables”.

La ideología de género, es uno de los desafíos más serios que la Iglesia se ha enfrentado en su historia, y no sólo la Iglesia, porque la ideología de género pone en peligro a toda la sociedad y subvierte la persona humana.

Se trata de una rebelión contra Dios. Criticó la idea que los sexos sean el producto de la sociedad y del individuo y defendió la familia constituida por el padre, la madre y los hijos.

LA CUESTIÓN DE LA FAMILIA TIENE QUE VER CON LA CUESTIÓN MISMA DEL SER HUMANO

Con el rechazo de los vínculos duraderos, añadió el Pontífice,

“desaparecen también las figuras fundamentales de la existencia humana: el padre, la madre, el hijo; decaen dimensiones esenciales de la experiencia de ser persona humana”.

En nombre de la filosofía de “género”, el ser masculino y femenino se convierte en un producto de la decisión del individuo.

“Si no existe la dualidad de hombre y mujer como dato de la creación, entonces tampoco existe la familia como realidad pre establecida por la creación”.

Tenemos en primer lugar la cuestión sobre la capacidad del hombre de comprometerse, o bien de su carencia de compromisos. ¿Puede el hombre comprometerse para toda la vida? ¿Corresponde esto a su naturaleza? ¿Acaso no contrasta con su libertad y las dimensiones de su autorrealización?

CON LA DESAPARICIÓN DE LOS LAZOS DESAPARECEN EL PADRE Y LA MADRE

Benedicto XVI ha dicho que

“el hombre sólo logra ser él mismo en la entrega de sí mismo, y sólo abriéndose al otro, a los otros, a los hijos, a la familia; sólo dejándose plasmar en el sufrimiento, descubre la amplitud de ser persona humana”.

“Con el rechazo de estos lazos desaparecen también las figuras fundamentales de la existencia humana: el padre, la madre, el hijo; decaen dimensiones esenciales de la experiencia de ser persona humana”.

“Si hasta ahora habíamos visto como causa de la crisis de la familia un malentendido de la esencia de la libertad humana, ahora se ve claro que aquí está en juego la visión del ser mismo, de lo que significa realmente ser hombres”.

UNA NUEVA FILOSOFÍA DE LA SEXUALIDAD

Y cita una afirmación que se ha hecho famosa de Simone de Beauvoir: «Mujer no se nace, se hace» (“On ne naît pas femme, on le devient”).

“En estas palabras se expresa la base de lo que hoy se presenta bajo el lema «gender» (género) como una nueva filosofía de la sexualidad”.

“Según esta filosofía, el sexo ya no es un dato originario de la naturaleza, que el hombre debe aceptar y llenar personalmente de sentido, sino un papel social del que se decide autónomamente, mientras que hasta ahora era la sociedad la que decidía”.

Benedicto XVI advierte que se trata de una falacia:

“La falacia profunda de esta teoría y de la revolución antropológica que subyace en ella es evidente. El hombre niega tener una naturaleza pre constituida por su corporeidad, que caracteriza al ser humano. Niega la propia naturaleza y decide que ésta no se le ha dado como hecho preestablecido, sino que es él mismo quien se la debe crear”.

“Según el relato bíblico de la creación, el haber sido creado por Dios como varón y mujer pertenece a la esencia de la criatura humana. Esta dualidad es esencial para el ser humano, tal como Dios la ha dado. Precisamente esta dualidad como dato originario es lo que se impugna”.

“Ya no es válido lo que leemos en el relato de la creación: «Hombre y mujer los creó» (Gn 1,27). No, lo que vale ahora es que no ha sido Él quien los creó varón o mujer, sino que hasta ahora ha sido la sociedad la que lo ha determinado, y ahora somos nosotros mismos quienes hemos de decidir sobre esto. Hombre y mujer como realidad de la creación, como naturaleza de la persona humana, ya no existen. El hombre niega su propia naturaleza. Ahora él es sólo espíritu y voluntad”.

“La manipulación de la naturaleza, que hoy deploramos por lo que se refiere al medio ambiente, se convierte aquí en la opción de fondo del hombre respecto a sí mismo. En la actualidad, existe sólo el hombre en abstracto, que después elije para sí mismo, autónomamente, una u otra cosa como naturaleza suya. Se niega a hombres y mujeres su exigencia creacional de ser formas de la persona humana que se integran mutuamente”.

“Ahora bien, si no existe la dualidad de hombre y mujer como dato de la creación, entonces tampoco existe la familia como realidad preestablecida por la creación. Pero, en este caso, también la prole ha perdido el puesto que hasta ahora le correspondía y la particular dignidad que le es propia”.

Y ASÍ SE LLEGA A LA NEGACIÓN DE DIOS

“Allí donde la libertad de hacer se convierte en libertad de hacerse por uno mismo, se llega necesariamente a negar al Creador mismo y, con ello, también el hombre como criatura de Dios, como imagen de Dios, queda finalmente degradado en la esencia de su ser”.

“En la lucha por la familia está en juego el hombre mismo. Y se hace evidente que, cuando se niega a Dios, se disuelve también la dignidad del hombre.




Quien defiende a Dios, defiende al hombre”.