lunes, 25 de julio de 2011

Diplomado en Doctrina Católica



(Catequesis permanente - Curso semipresencial)

Objetivo: procurar el perfeccionamiento y actualización de los laicos en las verdades fundamentales de la doctrina católica, en el marco de la Nueva Evangelización.

Fundamento: la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, celebrada en Aparecida, reconoció:


“Sin embargo, a pesar de la buena voluntad, la formación teológica y pedagógica de los catequistas no suele ser la deseable. “
“La catequesis no debe ser sólo ocasional, reducida a los momentos previos a los sacramentos o a la iniciación cristiana, sino más bien un itinerario catequético permanente.” “Para ello, resultarían útiles algunos subsidios catequéticos elaborados a partir del Catecismo de la Iglesia Católica y del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, estableciendo cursos y escuelas de formación permanente para catequistas. “

(Documento de Aparecida, pp. 296/298)


Programa
1. Catecismo: 6 de agosto al 26 de noviembre de 2011
2. Metodología: 18 de febrero al 3 de marzo de 1012
3. Apologética: 17 y 31 de marzo de 2012
4. Catequesis social: 14 y 28 de abril 2012

Clases presenciales cada quince días: sábados de 10 a 12 horas
Docentes: P. José Cuesta SDB y Fray Rafael Rossi OP, con un equipo de catequistas.
Lugar: Parroquia María Auxiliadora.


Consultas: catedrajuanpablo@gmail.com
Inscripciones: Av. Colón 1067, de lunes a viernes, 16 a 19 horas.
Arancel: $ 50 mensuales.


Diploma sin reconocimiento oficial

Datos de su Pontificado



· Tercer pontificado más largo de la historia.

· 3 libros escritos.

· 6 sínodos de obispos realizados.

· 6 hospitalizaciones.

· 9 consistorios.

· 11 constituciones apostólicas.

· 14 encíclicas.

· 14 exhortaciones apostólicas.

· 28 motu proprio.

· 52 ceremonias de canonización.

· 77 matrimonios comunitarios celebrados.

· 697 ciudades visitadas.

· 703 entrevistas con Jefes de Estado.

· 740 visitas a la diócesis de Roma.

· 1060 audiencias públicas.

· 1339 beatos proclamados.

· 1378 bautismos administrados.
· 104 viajes.

· 129 naciones visitadas.

· 145 ceremonias de beatificación.

· 226 primeros ministros recibidos en audiencia.

· 232 cardenales nombrados.

· 274 unciones de enfermos.

· 300 confesiones.

· 301 parroquias visitadas.

· 321 obispos ordenados.

· 482 santos proclamados.

· 1595 confirmaciones.

· 2125 sacerdotes ordenados.

· 2412 discursos pronunciados.

· 1.163.865 kilómetros de viaje

domingo, 24 de julio de 2011

Las dos banderas

Gabriel García Moreno

Por Germán Mazuelo-Leyton


Un gran amante del Sagrado Corazón, fue asesinado el Primer Viernes de agosto de 1875 mientras salía de la Catedral de Quito, después de haber hecho una Hora Santa ante el Santísimo Sacramento. Se lo ha llamado el «Tomás Moro de América». Abogado, político, presidente del Ecuador de 1861 a 1865, y desde 1869 hasta su asesinato, Gabriel García Moreno aparece en la historia de América Latina en muchos aspectos como un precursor.

Hombre de energía indomable –dice de él Enrique Rollet– alma de apóstol laico y de patriota ferviente, quiso hasta con riesgo de su vida, crear instituciones cristianas y poner al servicio de la Iglesia aquella pequeña república latinoamericana, cuya presidencia había llegado a ocupar.

Durante su presidencia, la República del Ecuador, fue el primer país del mundo en consagrarse oficialmente al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María, el 25 de marzo de 1874, determinando el Gobierno Nacional, que en honor a esta consagración se construyera en su capital la gran Basílica del Voto Nacional.

El seglar irlandés Frank Duff, (Auditor del Concilio Vaticano II), hacía notar que se suele entender muy frecuentemente el patriotismo como una fórmula en tiempos de guerra, o, como un concepto sentimental, sin bases racionales, siendo visto, en ese caso, como una mera rivalidad y desechado por los hombres sensatos; o, como un artificio para explotar al pueblo, patriotismo tal que resulta ser así, el último refugio de los canallas.

La construcción de un Estado cristiano, desde la perspectiva del amor a la patria, de una verdadera devoción a la nación, era el anhelo capital de García Moreno, quien consideraba su quehacer político como una forma –y cuán elevada– de combate y de apostolado.

Como primer servidor público de su país, el visionario Presidente tenía dos objetivos: 1) restaurar y vigorizar la autoridad bajo el imperio de la Ley, ante la constante amenaza de la subversión, y 2) lo más importante, reformar la Constitución ecuatoriana de su impronta liberal, armonizándola con la doctrina católica. Como católico que era, pensaba con razón, que la Carta Magna, no podía depender del capricho de los ciudadanos, sino de la voluntad de Dios. De ahí que la implementación de la Constitución fue quizás su obra más audaz. Hasta entonces, en 39 años, el Ecuador había pasado por cerca de medio centenar de revueltas o motines, y habían intentado modelar al país, reemplazando la soberanía de Dios por la soberanía del pueblo. García Moreno pensaba que la Iglesia, Cuerpo místico de Cristo, tenía que ser el alma de la nación.

En 1869, su primera medida fue declarar la instrucción primaria obligatoria y gratuita para todos los niños de 8 a 12 años, llamó congregaciones religiosas para llevar adelante la educación de los niños y la formación de los maestros. Creó escuelas especiales para los indígenas y confió la enseñanza secundaria a la Compañía de Jesús. No sólo fue un restaurador afortunado sino también un audaz innovador, que fundó de la nada una Escuela Politécnica con la ayuda de los jesuitas alemanes, convirtiéndose ésta en una verdadera Facultad de Ciencias.

Sabía que la Iglesia de entonces en su país, era débil y corrompida y se puso directamente en contacto con Roma. Firmó en 1862 un Concordato tan favorable, que liberaba al clero de toda tutela laica, retiraba al gobierno los derechos que todos los estados sudamericanos conservaban tan celosamente de su pasado pre-republicano. Por eso, también amenazó con no ratificar aquel Concordato si la Santa Sede no enviaba un delegado apostólico que emprendiera la reforma del clero.

No obstante, cuando se encontraba frente a un sacerdote, su humildad se tornaba en reverencia.

Había entendido perfectamente la perversidad que se escondía en el ideario de 1789 y su radical incompatibilidad con la doctrina católica. Había entendido que en la historia de su tiempo se seguía concretando el enfrentamiento teológico de las Dos Ciudades de San Agustín o de las Dos Banderas de San Ignacio. Uno de sus biógrafos el P. Berthe, bien lo explana: pareciera haber nacido para luchar contra los principios de la Revolución francesa, que tanto se habían propagado por todas las naciones cristianas.

Durante la XIX centuria, «el siglo de las luces», campeaba el liberalismo hecho sistema, desplegando todas sus fuerzas para conseguir la separación Iglesia-Estado, asumiendo como criterio único y exclusivo de todo acto moral privado o público la razón y la voluntad del hombre prescindiendo de Dios, ideología que fue objeto de profundas condenaciones papales.

En 1864 el Beato Papa Pío IX promulgó la Syllabus, donde denunciaba la perniciosidad del naturalismo, el racionalismo y el liberalismo dominantes. León XIII, en la encíclica Libertas, alertaba respecto del sentido esencialmente irreligioso del liberalismo, posteriormente también San Pío X, condenó firmemente la ideología del modernismo, en la encíclica Pascendi, doctrina que es de punta a cabo opuesta a la fe católica, haciéndose hilo conductor del panteísmo con daños espantosos en las almas. El Papa Pío XI se refirió laicismo, condenándolo igualmente, advirtiendo el mismo Pontífice que del liberalismo nacen, como hijos suyos naturales, el socialismo y el comunismo (encíclica, Divini Redemptoris). En el fondo liberalismo, socialismo y comunismo, como nazismo o el fascismo, son de la misma familia espiritual, porque en realidad viene a dar lo mismo que el bien y el mal sean decididos por la mayoría democrática o por el partido único.

La política es el uso del poder legítimo para la consecución del bien común de la sociedad. Bien común que, como afirma el Concilio Vaticano II, «abarca el conjunto de aquellas condiciones de la vida social con las que los hombres, familias y asociaciones pueden lograr más plena y fácilmente su perfección propia» (Gaudium et spes, 74). La actividad política, por tanto, debe realizarse con espíritu de servicio. Muy oportunamente, mi predecesor Pablo VI, ha afirmado que «La política es un aspecto […] que exige vivir el compromiso cristiano al servicio de los demás» (Octogesima adveniens, 46). (Juan Pablo II, Jubileo de los Gobernantes, 04/04/2000).

Por tanto, el cristiano que actúa en política –y quiere hacerlo «como cristiano»– ha de trabajar desinteresadamente, no buscando la propia utilidad, ni la de su propio grupo o partido, sino el bien de todos y de cada uno y, consecuentemente, y en primer lugar, el de los más desfavorecidos de la sociedad.

Lo único que le restaba a aquel hijo amante de la Iglesia, después de haber aplicado sus enseñanzas y haber protestado, solidaria y valientemente, contra el desafuero que se le hacía, era rubricar con su sangre su fidelidad ejemplar: y ése fue en 1875, el trágico y supremo honor de García Moreno.

En 1885 el Papa León XIII, promulgó la encíclica Immortale Dei, sobre la constitución cristiana de los estados, como se ve, fue un precursor de dicha doctrina y un ejecutor de la misma.
Guardianes De La Cruz on July 23, 2011

sábado, 23 de julio de 2011

Reglas para elegir entre los candidatos (*)




Aprobadas por la Asamblea de Cardenales y Arzobispos de Francia, 1935

1) En cuanto al elector, debe votar por la mejor lista o por la menos mala, es decir, por aquella que contiene la mayor cantidad de candidatos buenos o, si no los hay, de los que sacrifiquen menos elementos esenciales para la vida del país.

2) Cuando nos encontramos frente a un candato malo, que se presenta sólo, que triunfará forzosamente, contra el cual no podemos hacer nada, hay lugar a la abstenerse.

3) Cuando un excelente candidato tiene verdaderas posibilidades de triunfo, hay evidentemente que votar por él.

4) Votar por un candidato menos malo, no es cooperar a un mal, es procurar un bien.

5) Entre dos malos candidatos, no habrá que abstenerse, a no ser que ambos sean detestables. Esta igualdad absoluta no se verifica nunca, pues sin hablar de los diferentes aptitudes personales de los candidatos, la mayoría de las veces, uno de entre ellos procurará obtener el apoyo de los hombres de bien y esa será la ocasión de sacar el mayor partido posible del concurso que nos hemos visto obligados a prestarle.

(*) P. Lallement. "Principios de Acción Cívica"; Buenos Aires, Ed. Santa Catalina, 1950, pp. 218/221.

viernes, 8 de julio de 2011

Benedicto XVI: ¿Qué es la teología?



Discurso en la entrega del “Premio Ratzinger”

Señores cardenales, venerados hermanos, ilustres señores y señoras:

Ante todo, quisiera expresar mi alegría y gratitud por el hecho de que, con la entrega de su premio teológico, la fundación que lleva mi nombre otorgue reconocimiento público a la obra llevada a cabo a lo largo de toda una vida por dos grandes teólogos, y a un teólogo de la generación más joven le dé un signo de aliento para avanzar por el camino emprendido

Al profesor González de Cardedal me une un camino común de muchos decenios. Ambos iniciamos con san Buenaventura y dejamos que él nos indicara la dirección. Durante su larga vida de estudioso, el profesor González ha tratado todos los grandes temas de la teología, y ello no sólo reflexionando o hablando desde un punto de vista teórico, sino enfrentándose siempre al drama de nuestro tiempo, viviendo e incluso sufriendo de forma totalmente personal las grandes cuestiones de la fe y, con ellas, las cuestiones del hombre de hoy. De esta forma, la palabra de la fe no es algo del pasado, en sus obras se convierte realmente en nuestra contemporánea.

El profesor Simonetti nos ha abierto de una manera nueva el mundo de los Padres. Precisamente al mostrarnos desde el punto de vista histórico, con precisión y atención, lo que dicen los Padres, éstos se convierten en personas contemporáneas nuestras, que hablan con nosotros.

El padre Maximilian Heim ha sido elegido recientemente abad del monasterio de Heiligenkreuz –monasterio de gran tradición en las cercanías de Viena–, asumiendo con ello el cometido de actualizar una gran historia y llevarla hacia el futuro. A este respecto, espero que el trabajo sobre mi teología que nos ha ofrecido pueda serle útil, y que la abadía de Heiligenkreuz logre, en este tiempo nuestro, desarrollar aún más esa teología monástica que siempre ha acompañado a la universitaria, formando con ésta el conjunto de la teología occidental.

Sin embargo, mi tarea no consiste en pronunciar aquí una laudatio de los galardonados, lo que ya ha realizado de manera competente el cardenal Ruini. Ahora bien, quizá la entrega del premio nos depare la ocasión de dedicar unos momentos a la cuestión fundamental de qué es realmente “teología”. La teología es ciencia de la fe, nos dice la tradición. Pero aquí surge inmediatamente la pregunta: ¿Es esto realmente posible? ¿No se trata de una contradicción? ¿Acaso la ciencia no es lo contrario de la fe? ¿La fe no deja de ser fe, cuando se convierte en ciencia? ¿Y no deja tal vez la ciencia de ser ciencia, cuando se ve ordenada o incluso subordinada a la fe? Tales cuestiones, que ya constituían un serio problema para la teología medieval, ante el concepto moderno de ciencia se han vuelto aún más apremiantes, a primera vista incluso sin solución. De este modo puede comprenderse por qué, durante la Edad Moderna, en muchos ambientes la teología se replegara principalmente en el campo de la historia, con el fin de demostrar en él su seria cientificidad. Hay que reconocer con gratitud que de este modo se realizaron obras grandiosas, y que el mensaje cristiano recibió nueva luz, capaz de hacer visible su íntima riqueza. Ahora bien, si la teología se repliega totalmente en el pasado, deja hoy la fe a oscuras. En una segunda fase, el interés se concentró en la praxis para mostrar cómo la teología, puesta en relación con la psicología y la sociología, es una ciencia útil que da indicaciones concretas para la vida. Esto resulta también importante, pero si el fundamento de la teología, la fe, no se convierte al mismo tiempo en objeto del pensamiento; si la praxis sólo se refiere a sí misma o vive únicamente de los préstamos de las ciencias humanas, entonces queda vacía y sin fundamento.

Estas vías, por lo tanto, no son suficientes. Por útiles e importantes que sean, se convertirían en subterfugios si la pregunta verdadera quedara sin respuesta. Dicha pregunta es la siguiente: ¿Es verdad lo que creemos o no? En la teología está en juego la cuestión sobre la verdad, que es su fundamento último y esencial. Aquí, una expresión de Tertuliano puede hacernos dar un paso más: escribe que Cristo no dijo: “Yo soy la costumbre”, sino: “Yo soy la verdad”, Non consuetudo sed veritas (Virg. 1, 1). Christian Gnilka ha mostrado que el concepto consuetudo puede hacer referencia a las religiones paganas, que, según su naturaleza, no eran fe, sino “costumbre”: se hace lo que se ha hecho siempre; se observan las formas cultuales tradicionales, esperando mantenerse así en la justa relación con el ámbito misterioso de lo divino. El aspecto revolucionario del cristianismo en la antigüedad fue precisamente su ruptura con la “costumbre” por amor a la verdad. Tertuliano habla aquí basándose sobre todo en el Evangelio de San Juan, en el que se encuentra también la otra interpretación fundamental de la fe cristiana, que se expresa en la designación de Cristo como Logos. Si Cristo es el Logos, la verdad, el hombre debe corresponderle con su propio logos, con su razón. Para llegar hasta Cristo, debe seguir el camino de la verdad. Debe abrirse al Logos, a la Razón creadora, de la que se deriva su propia razón y a la que ésta lo remite. De este modo se comprende que la fe cristiana, por su misma naturaleza, debe suscitar la teología, tenía que interrogarse sobre la razonabilidad de la fe, aunque, naturalmente, el concepto de razón y el de ciencia abarquen muchas dimensiones, por lo que la naturaleza concreta del nexo entre fe y razón debía y debe ser nuevamente evaluada.

Por lo tanto, aun cuando resulta claro, en el cristianismo, el nexo fundamental entre Logos, verdad y fe, la forma concreta de este nexo ha planteado y sigue planteando preguntas siempre nuevas. Está claro que, en este momento, dicha pregunta, que ha ocupado y ocupará a todas las generaciones, no puede tratarse con detalle, ni siquiera a grandes rasgos. Quisiera intentar tan sólo proponer un brevísimo apunte. San Buenaventura, en el prólogo a su Comentario a las Sentencias, habló de un doble uso de la razón: de un uso inconciliable con la naturaleza de la fe y de otro que, por el contrario, es propio de la naturaleza de la fe. Existe, según dice, la violentia rationis, el despotismo de la razón, que se convierte en juez supremo y último de todo. Este tipo de razón es ciertamente inviable en el ámbito de la fe. ¿Qué entiende con ello Buenaventura? Una expresión del Salmo 95, 9 puede mostrarnos de qué se trata. Dice allí Dios a su pueblo: “...en el desierto [...] vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras”. Se alude aquí a un doble encuentro con Dios: ellos han “visto”. Pero no les basta, por lo que ponen a Dios “a prueba”. Quieren someterlo a experimento. Se le somete, por así decir, a un interrogatorio, y a un procedimiento de prueba experimental. Esta modalidad de uso de la razón ha alcanzado la cumbre de su desarrollo durante la Edad Moderna, en el ámbito de las ciencias naturales. La razón experimental se presenta hoy ampliamente como la única forma de racionalidad declarada científica. Lo que no pueda verificarse o falsificarse científicamente cae fuera del ámbito científico. Con este planteamiento se han realizado, como es sabido, obras grandiosas, y nadie se atreverá seriamente a dudar de que sea justo y necesario en el ámbito del conocimiento de la naturaleza y de sus leyes. Pero semejante uso de la razón tiene un límite: Dios no es un objeto de la experimentación humana. Él es Sujeto y se manifiesta tan sólo en la relación de persona a persona, lo que forma parte de la esencia de la persona.

Desde esta perspectiva, Buenaventura alude a un segundo uso de la razón, válido para el ámbito de lo “personal”, para las grandes cuestiones del mismo ser hombre. El amor quiere conocer mejor a aquél que ama. El amor, el amor verdadero, no vuelve ciego, sino vidente. De ello forma parte, precisamente, la sed de conocimiento, de un conocimiento auténtico del otro. De ahí que los Padres de la Iglesia hallaran precursores y adelantados del cristianismo, fuera del mundo de la revelación de Israel, no ya en el ámbito de la religión consuetudinaria, sino en los hombres que buscaban a Dios, que buscaban la verdad: en los “filósofos”, en personas que estaban sedientas de verdad y que, por lo tanto, estaban en camino hacia Dios. Cuando falta este uso de la razón, las grandes cuestiones de la Humanidad caen fuera del ámbito de la razón y quedan abandonadas a la irracionalidad. De ahí la importancia de una teología auténtica. La fe recta orienta a la razón hacia su apertura a lo divino, para que ésta, guiada por el amor a la verdad, pueda conocer a Dios más de cerca. La iniciativa de este camino la tiene Dios, que ha puesto en el corazón del hombre la búsqueda de su rostro. Por lo tanto, forman parte de la teología, por un lado, la humildad que se deja “tocar” por Dios, y, por otro, la disciplina que se vincula al orden de la razón, que preserva al amor de ceguera y que ayuda a desarrollar su fuerza visual.

Soy muy consciente de que con todo esto no se ha dado respuesta a la cuestión acerca de la posibilidad y el cometido de la recta teología, sino que sólo se ha puesto de relieve la grandeza del reto inherente a la naturaleza de la teología. Sin embargo, el hombre necesita precisamente este reto, ya que nos impulsa a abrir nuestra razón interrogándonos acerca de la verdad misma, acerca del rostro de Dios. Por eso damos las gracias a los galardonados, que han mostrado en sus obras que la razón, cuando recorre la pista trazada por la fe, no es razón enajenada, sino razón que responde a su altísima vocación. Gracias.


CIUDAD DEL VATICANO, jueves 30 de junio de 2011 (ZENIT.org).–

martes, 5 de julio de 2011

Asociación E-Cristians (España)

¿Qué es E-Cristians?
E-Cristians nace en el año 2001 como respuesta a la constatación de una debilidad: la minima presencia y aportación cristiana a la vida pública. Aunque los católicos representan un porcentaje importante de la población, su influencia na ha llegado a las instituciones políticas quedando éstas huérfanas de propuesta, proyecto y relato, nacido de la concepción cristiana.

¿Qué queremos?
E-Cristinas quiere construir un espacio de encuentro de las diferentes sensibilidades eclesiales, para poder hacerse presente en la visda pública desde la única perspectiva de la Doctrina Social de la Iglesia. Unidad en todo aquello que es lo propio de la iglesia, y pluralidad en todo lo demás.

¿Cómo?
Desde su inicio, cuando ocho personas impulsaron el nacimiento de la Asociación, E-Cristians ha desarrollado una acción continuada para convertirse en un sujeto colectivo presente en la socieddad ante la exclusión del hecho cristiano.

Nuestras Áreas
Para conseguir la promoción de la presencia cristiana tenemos diferentes ejes de trabajo:

1. Participación: buscamos, a través de iniciativas concretas, participar en la vida pública desde la concepción cristiana.
2. Acción Técnica y Jurídica: elaboración de documentos técnicos y defensa jurídica de los derechos religiosos.
3. Comunicación: Forum Libertas, alertas y artículos, cartas al director, participación en los debates en los medios de comunicación.
4. Formación: formación continuada a jóvenes.
5. Organización del espacio cristiano: Pacto por la Vida y la Dignidad, Pacto por los Derechos y Libertades, Scouts en Europa y Jóvenes Cristianos XXI.
6. Participación en la vida pública: Acción por la Democracia y Movimiento social, cultural y político “Democracia Social”.
7. Derecho a la vida: defensa de la vida y promoción de la familia. Derecho a la libertad de elección de centro y de los padres a la educación religiosa y moral.

Nuestras actividades: 38 ejemplos
1. Nace la web de E-Cristians (www.e-cristians.net) y el periódico digital Forum Libertas (www.forumlibertas.com).
2. Conseguimos normas favorables para que el Consejo Audiovisual de Cataluña (CAC) respete el hecho religioso.
3. Constituimos el Pacto por la Vida y la dignidad como plataforma de acción común con otras entidades.
4. Campaña de recogida de firmas reclamando una educación integral de la sexualidad en la escuela.
5. Convención de Cristianos por Europa: formada por organizaciones de toda Europa.
6. Campaña de recogida de firmas para el reconocimiento de las raíces cristianas de Europa.
7. Pacto por los Derechos y Libertades a nivel estatal.
8. Manifestación pública del Pacto por la Vida y la Dignidad.
9. Acto en el palacio de los deportes de Barcelona para firmar los valores de la vida, la familia y la justicia social.
10. Acto público para afirmar que “Todo niño necesita un padre y una madre”.
11. Participación en manifestaciones en Madrid a favor de la vida y la educación.
12. Acto con entidades islámicas en defensa de la paz y la fraternidad.
13. Campaña para dedicar una calle o plaza a Juan Pablo II.
14. Petición de retirada del libro “Violencia: Tolerancia Cero”.
15. Cenas E-Cristians con personas de máximo interés religioso, cultural y político.
16. Alertas por internet “La Rosa Blanca Cristiana”.
17. Espacios de encuentro para el análisis político.
18. Promoción de “Juristes Cristians de Catalunya”.
19. Colaboración en la organización de los encuentros “Católicos y Vida Pública”.
20. Campaña de abstención o voto en contra del Estatuto por no ser asumible el título I.
21. Manifestación contra el escándalo europeo de las clínicas abortistas.
22. Denuncia al colegio de médicos del doctor Morín.
23. Querella contra el doctor Morín.
24. Cierre de tres clínicas abortistas.
25. Recurso contra los decretos de educación y la asignatura Educación para la Ciudadanía.
26. Apoyo a otras campañas de educación y asesoramiento jurídico.
27. Denuncia de campañas de ayuntamientos en contra del hecho religioso.
28. Promoción de la Fundación Desarrollo humano y social.
29. Constitución de Jóvenes Cristianos XXI.
30. Iglesia abierta.
31. Cursos de Formación Cuadro Dirigentes.
32. Comisión vida: “Mucho en común”.
33. Manifestación en la marcha por la vida.
34. Publicidad en autobuses urbanos de Barcelona y Madrid.
35. Participación eclesial.
36. Comisión de defensa de los derechos religiosos.
37. Iniciativa "Acció per la Democràcia".
38. Campaña contra la prostitución y la trata de mujeres.


www.e-cristians.com