martes, 29 de marzo de 2016

Cardenal Muller

 No tenemos ningún motivo para celebrar la reforma de Lutero

catolicos-on-line, 29-3-16

En el libro «Informe sobre la esperanza. Diálogo con el cardenal Gerhard Ludwig Müller», publicado por la BAC en España, el Prefecto de la Congregación para la Doctrina y la Fe asegura que la Iglesia Católica no tiene motivo alguno para celebrar el V Centenario del inicio del protestantismo.

El cardenal asegura que «estrictamente hablando, los católicos no tenemos ningún motivo para celebrar el 31 de octubre de 1517, es decir, la fecha que se considera como el inicio de la Reforma que condujo a la ruptura de la cristiandad occidental».

Y añade:

Si estamos convencidos de que la Revelación se ha conservado íntegra e inalterada a través de la Escritura y la tradición en la doctrina de la Fe, en los Sacramentos, en la constitución jerárquica de la Iglesia por derecho divino, fundada sobre el sacramento del Orden sagrado, no podemos aceptar que existan motivos suficientes para separarse de la Iglesia.

El Prefecto de Doctrina de la Fe explica que «los miembros de las comunidades eclesiales protestantes consideran este evento desde otra óptica, pues piensan que es la ocasión adecuada para celebrar el redescubrimiento de la «palabra pura de Dios», presuntamente desfigurada a través de la historia por tradiciones meramente humanas. Los Reformadores protestantes concluyeron hace quinientos años que algunos jerarcas de la Iglesia no solo eran moralmente corruptos, sino que habían distorsionado el Evangelio y, en consecuencia, habían bloqueado el camino de Salvación de los creyentes hacia Jesucristo. Para justificar la separación, acusaron al Papa, presuntamente la cabeza de este sistema, de ser el Anticristo».

Ecumenismo

El pupurado aborda la situación actual del ecumenismo con los protestantes:

¿Cómo progresar hoy con realismo en el diálogo ecuménico con las comunidades evangélicas? El teólogo Karl-Heinz Menke está en lo cierto cuando afirma que la relativización de la verdad y la adopción acrítica de las ideologías modernas son el principal obstáculo hacia la unidad en la verdad.

Y advierte:

En este sentido, una protestantización de la Iglesia católica desde un pensamiento secular sin referencia a la trascendencia no nos puede reconciliar con los protestantes ni tan siquiera puede permitir un encuentro con el Misterio de Cristo, pues en Él somos depositarios de una Revelación sobrenatural a la que todos nos debemos desde la completa obediencia del intelecto y de la voluntad (cf. «Dei Verbum», 5).

Valor de la Dominus Iesus


El cardenal alemán cree que «los principios católicos del ecumenismo, tal como fueron propuestos y desarrollados por el decreto del Concilio Vaticano II, siguen siendo plenamente válidos (cf. «Unitatis redintegratio», 2-4). Por otra parte, el documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe «Dominus Iesus», del Año santo del 2000, incomprendido por muchos e injustamente rechazado por otros, creo que es, sin ningún género de dudas, la carta magna contra el relativismo cristológico y eclesiológico de este momento de tanta confusión».

lunes, 28 de marzo de 2016

Madre Angélica


Muere la  fundadora de la principal televisión católica del mundo

catolicos-on-line, 28-3-16

La Iglesia Católica ha perdido a la clarisa pobre que cambió el rostro del catolicismo en Estados Unidos y alrededor del mundo, Madre María Angélica de la Anunciación, fundadora de Eternal Word Television Network (EWTN), falleció ayer a las 5:00 de la tarde (hora local), en el Domingo de Resurrección. Tenía 92 años.

Los funerales de la Madre Angélica se realizarán el próximo viernes 1 de abril en Hanceville en el estado de Alabama.

«La Madre siempre ha personificado y personificará EWTN, el canal que Dios le pidió fundar», dijo el presidente y consejero delegado de EWTN, Michael Warsaw. «Sus logros y legados en la evangelización alrededor del mundo son poco menos que milagrosos y pueden solamente ser atribuidos a la Divina Providencia y su fidelidad inquebrantable a Nuestro Señor».

La Madre Angélica lanzó EWTN en 1981 y hoy transmite una programación de 24 horas al día a más de 258 millones de hogares en 144 países. Lo que comenzó con aproximadamente 20 empleados ahora ha crecido a cerca de 400. La cadena religiosa transmite alrededor del mundo por radio terrestre y de onda corta, maneja un catálogo de artículos religiosos y publica el National Catholic Register y ACI Prensa, entre otras empresas editoriales.

«La Madre Angélica tuvo éxito en una tarea que los propios obispos del país no pudieron lograr», dijo el Arzobispo de Filadelfia (Estados Unidos), Mons. Charles Chaput, que ha servido en el consejo superior de EWTN desde 1995. «Ella fundó e impulsó una cadena que apeló a los católicos de todos los días, entendió sus necesidades y alimentó sus espíritus. Ella tuvo mucha ayuda, obviamente, pero eso fue parte de su genio».

Su vida

Rita Rizzo –nombre que le dieron sus padres a la Madre Angélica– nació el 20 de abril de 1923 en la ciudad de Canton, estado de Ohio (Estados Unidos). Su vida estuvo marcada por muchas pruebas, como el divorcio de sus padres cuando tenía seis años y la situación de pobreza que enfrentó junto a su madre.

Cuando era adolescente se curó de un severo dolor estomacal luego de rezar una novena a Santa Teresa de Lisieux. «Ese fue el día que me di cuenta del amor de Dios por mí y comencé a tener sed de Él», dijo la Madre Angélica.

El 15 de agosto de 1944, a la edad de 21 años, entró a las Clarisas Pobres de la Adoración Perpetua en Cleveland, estado de Ohio, y tomó el nombre de Hermana María Angélica de la Anunciación.

En la década de 1950 tuvo un accidente que le provocó una lesión en la espalda. Dos años después los médicos le dijeron que podía perder la movilidad de las piernas. La Madre Angélica le prometió a Dios que si la sanaba, construiría un monasterio en el sur de Estados Unidos.

La religiosa fue sanada y el 3 de febrero de 1961, Roma le dio permiso para fundar en Alabama el Monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles en Irondale. En ese tiempo, la población católica de la región era solo del 2 por ciento.

Su fama como carismática oradora fue conocida por quienes estaban al mando de estaciones de radio y eventualmente televisión. En 1969 comenzó a grabar audios de conversaciones espirituales para distribución masiva. Su primer programa de radio fue en 1971. Siete años después la religiosa grabó sus primeros programas de televisión de media hora bajo el nombre de «Nuestra Ermita».

Sin embargo, un día de 1978 la Madre Angélica escuchó que la estación secular donde grababa planeaba difundir un programa que ella sintió que era blasfemo. «Confronté al administrador de la estación y protesté». «Él ignoró mi queja, así que le dije que me iría a otra parte a hacer mis grabaciones. Me dijo ‘Usted deja esta estación y está fuera de la televisión’». «¡Construiré mi propia (estación)!», respondió la Madre Angélica. El 15 de agosto de 1981 se lanzó EWTN desde la cochera de la casa de las religiosas.

Legado espiritual

«Primero y ante todo, lo más importante para la Madre era vivir su vida contemplativa», dijo la Hermana Clarisa Pobre Marie Andre. «La cadena televisiva es fruto de eso».

La orden de la Madre, las Clarisas Pobres de Adoración Perpetua, que comenzaron en Irondale con cinco monjas, se expandieron a un monasterio en El Santuario del Santísimo Sacramento en Hanceville, Alabama, en adición a nuevas casas en Texas y Arizona. En 1999, la Madre Angélica construyó el santuario y mudó el monasterio de Irondale en Hanceville.

El Santuario del Santísimo Sacramento, como EWTN, continúa atrayendo miles de visitantes anualmente.

La Madre Angélica también fundó una comunidad religiosa de hombres llamada los Misioneros Franciscanos del Verbo Eterno, formada actualmente por 15 frailes involucrados principalmente en el apostolado de EWTN. «Lo primero que detectaba con la Madre era su amor esponsal a Jesús. Ella siempre estaba diciéndole a la gente ‘Jesús te ama’», dijo el P. Joseph Mary Wolfe, uno de los miembros originales.

Asimismo, personas como Mark Brumley, presidente de la editorial Ignatius Press; y Raymond Arroyo, presentador del programa «The World Over» de EWTN y de la biografía, «Madre Angélica: La Notable Historia de una Monja, Su Valor y una Red de Milagros»; consideran que la religiosa ayudó a proteger la Iglesia en los Estados Unidos.

La Madre Angélica se retiró del liderazgo de EWTN en el año 2000. Ella sufrió un accidente cerebrovascular en la Nochebuena de 2001. Como consecuencia, pasó los últimos años de su vida mayormente sin la capacidad de hablar; pero eso no impactó su efectividad.

«Aunque no podía hablar ampliamente sobre las controversias y confusiones del día, lo que hizo a través de la oración en su sufrimiento fue extraordinario», afirmó Arroyo. «Ciertamente no son nuestros esfuerzos los que han mantenido a EWTN al aire y le han permitido llegar a personas de formas sorprendentes. Yo lo atribuyo todo al sufrimiento de esa mujer en Hanceville».

Por su parte, Mons. Chaput dijo que la Madre Angélica «inspiró a otras talentosas personas a unirse a ella en el trabajo sin afectar su propio liderazgo y visión», dijo. «La admiro mucho, no solo como una líder y comunicadora talentosa, sino como amiga y gran mujer religiosa de generosidad, intelecto y fe católica».


Matanza


de cristianos en Paquistán en medio de la indiferencia mundial

catolicos-on-line, 28-3-16

¿Vale más un europeo muerto en Bruselas que un cristiano paquistaní asesinado en un parque de Lahore por la misma razón fanática? La relativa indiferencia con que los medios occidentales han reaccionado ante el brutal asesinato en masa, ocurrido ayer en la segunda ciudad de Pakistán, apunta a ese doble rasero. El primer ministro paquistaní viajó hoy a Lahore para interesarse por las víctimas y los familiares del ataque talibán contra los cristianos. El último balance habla de 72 muertos (entre ellos 18 mujeres y 17 niños), y 359 heridos, de ellos más de 20 en estado crítico, por lo que el número de víctimas mortales podría alcanzar el centenar.

Nadie espera que por sí solo el régimen de Islamabad haga algo para cambiar el trágico estado en que vive la minoría cristiana. La indiferencia —vestida de impotencia— con que las autoridades de Pakistán responden a atentados terroristas como los registrados ayer en Lahore refleja el chantaje que imponen los partidos ultrarreligiosos musulmanes, y más aún la cultura general de un país acostumbrado a tratar a los no mahometanos como ciudadanos de segunda.

Ha sido el enésimo ataque contra cristianos, esta vez no en una iglesia sino en un parque donde mujeres y niños celebraban la Pascua. Pasada la conmoción de los primeros momentos la situación volverá a ser, desgraciadamente, la misma: no habrá guardias especiales para los templos, ni protestas por parte del clero musulmán paquistaní, ni detenciones o juicios para los islamistas responsables (el Gobierno se escuda en el colapso de la Justicia, que tiene más de un millón de casos paralizados).

En los barrios cristianos de Lahore, como en los de otras ciudades de Pakistán, la vida será a partir de ahora un poco más insoportable. Cuando sus decenas de miles de católicos salgan del gueto tendrán dificultades para encontrar trabajo por no ser musulmanes; si trabajan, tendrán que utilzar una cantina aparte para no contaminar a sus compañeros mahometanos; si la empresa tiene dificultades, serán los primeros en irse a la calle. Sus hijas, mientras tanto, se verán a diario tildadas de prostitutas, también por otras chicas, por no utilizar el velo por la calle.

Son algunas de las discriminaciones cotidianas que padece la minoría cristiana de Pakistán, católica y protestante, que constituye el dos por ciento de sus 180 millones de habitantes.


La afrenta más publicitada en el exterior es, también, la más lacerante: la llamada «ley de la blasfemia», que permite a tres musulmanes ponerse de acuerdo para encerrar en la cárcel o condenar a muerte a un cristiano si le acusan de haber insultado a Mahoma o al Corán. El caso de Asia Bibi —la cristiana paquistaní condenada a la pena de muerte por beber de la misma tinaja que sus vecinas musulmanas— es el icono del martirio diario que, en días como ayer, adquiere proporciones gigantescas.

miércoles, 23 de marzo de 2016

CRISIS MATRIMONIALES

 persona y pastoral familiar

P. Javier Fronza
Presidente, Tribunal Eclesiástico de La Plata

Cuando se presentan “crisis matrimoniales” o tratamos a fieles separados o divorciados, se debe tener presente que antes que el problema están las personas que lo sufren. Por ello, el acompañamiento, incluso previendo una eventual introducción de la causa de nulidad matrimonial, requiere conceder un tiempo de asimilación, también psicológica, a las personas que viven tales situaciones dolorosas.

El acercamiento al Tribunal en orden al eventual inicio de una causa de nulidad matrimonial, muchas veces no interrumpe la necesaria atención pastoral del párroco. Es más, el párroco y el sacerdote del Tribunal frecuentemente deben atender pastoralmente de un modo orgánico y armónico a estos fieles, cada uno dentro de su propio ámbito.

Es principalmente el párroco quien considera cuándo es el momento oportuno para acercar a un fiel en estas situaciones a un sacerdote del Tribunal. Los “papeles” (tareas) del Tribunal, se hacen cuando las personas interesadas están preparadas, espiritual y psicológicamente, para comenzar un proceso que en la mayoría de los casos trae recuerdos y vivencias no gratas y dolorosas.

De un modo más claro la Iglesia ha comprobado recientemente que, mundialmente, la preparación para el matrimonio es un tema central dentro de la pastoral familiar general. El convencimiento de muchos obispos acerca del elevado número de matrimonios que parecieran ser nulos, nos lleva a concluir que la preparación para la celebración válida del matrimonio debe fortalecerse y, quizás, repensarse.

Un aspecto para volver a considerar y colocarlo en la base de la preparación para el matrimonio, y también en la pastoral familiar general, es que el matrimonio es una verdadera vocación, sobre la que se asienta la familia cristiana según los designios de Dios Creador. Es deseable superar el reconocer en el matrimonio una institución social sin más o rescatar sólo la dimensión festiva de su celebración. El matrimonio es una auténtica vocación sobrenatural, que llama a los esposos a la santidad a través del camino de la vida matrimonial y familiar.

Con la recepción del sacramento, signo sagrado que santifica, Cristo mismo impregna con su gracia el alma de los contrayentes invitándolos a seguirle, transformando toda la vida matrimonial en un camino divino recorrido en esta tierra. Como recuerda con claridad el Magisterio del último concilio, particularmente la Constitución Lumen Gentium, las personas casadas están llamadas a santificar su matrimonio y a santificarse en esa unión. Se equivocarían si edificaran su vida espiritual al margen de su hogar. La vida familiar, las relaciones conyugales, la procreación y educación de los hijos, los esfuerzos por sacar económicamente adelante a la familia, y por mejorarla, son situaciones humanas corrientes que los esposos cristianos deben procurar sobrenaturalizar.

El amor de los esposos es una realidad santa que pone en movimiento las virtudes teologales, y muchas otras virtudes, para santificar el hogar día a día, creando un auténtico ambiente de familia. Las virtudes de la fe y la esperanza se manifiestan en la serenidad con que se enfocan los problemas, grandes y pequeños, que se presentan en todo hogar, en la ilusión con que se persevera en la realización de la propia tarea. Así, la virtud de la caridad lo llena todo, y lleva a los esposos a compartir las alegrías y los naturales sinsabores, a sonreír olvidándose de las propias preocupaciones para brindarse a los demás, escuchando al otro cónyuge o a los hijos, mostrándoles que se los quiere y comprende de verdad. La misma caridad facilita el pasar por alto los roces insignificantes, que el egoísmo podría aumentar, así como poner amor y cariño en los detalles de servicio que componen la convivencia familiar diaria.


La comprensión del matrimonio como vocación a la santidad y fundamento de la familia, ofrece horizontes atractivos para ofrecer a los jóvenes, y debe vivificar la pastoral familiar; particularmente, el acompañamiento eclesial de los novios que desean casarse en la Iglesia y según sus leyes.+

Ecce Homo



 Antonio Caponnetto

Entre la duda y la culpa
dos manos ruines se lavan,
sueña Prócula en la noche
sueños que la despertaban.

¡No mates al justo,esposo,
ni alces cruz para su talla,
abrirá el cielo la tumba,
partirá nuestra muralla!

Opaco de profecías
Pilatos pide el azote,
 una corona de espinas
y un afrentoso capote.

Los dedos en la columna
crispaban tribulaciones,
roja de sangre la pascua
gemía en las aflicciones.

Restallaban los trallazos
abriendo gritos y grietas,
por el monte del Calvario
clavan los aires saetas.

Más que la fusta,lacera
la traición que atrás se asoma,
ayer entre la Judea
y hoy la Judea en la Roma.

La macabra orfebrería
de los verdugos culmina:
hecho un varón de dolores,
un cirio que no ilumina.

Aquí esta el hombre,deshecho,
otro castigo y moría,
no encuentro falta en sus obras.
La hallará la judería.

Aquí está el hombre,la imagen,
la semejanza,Dios mismo.
Aquí está el nombre del Hombre
que nos salva del abismo.

Aquí está el hombre,los siglos
girarán en su contorno.
Ya es tarde, no te me tardes,
esperamos tu retorno.


Libro


 "LAS NUEVAS GUERRAS DE RELIGIÓN"

Osservatorio Internazionale Cardinale Van Thuan, 23-3-16
(traducción del servidor)

"El problema es que para un gobierno democrático, la libertad de religión no es más que la libertad de culto; en otras palabras, el derecho a creer en el poder de quienquiera o lo que sea que uno quiera, siempre y cuando lo que se hace en casa o en lugares apropiados ". 

Esta es una cita de un artículo en Il Foglio (diario italiano) por Matteo Matzuzzi ( "El agarre más santa", 12/03/2016). El periodista estaba escribiendo acerca de la práctica religiosa en los EE.UU., que, especialmente bajo el gobierno de Obama, ha disminuido de fe vivida a una "obsesión privada".

En es innegable que la cuestión de la religión, o, incluso, en mejores condiciones, la transformación del principio de laicidad en laicismo ideológico, es uno de los principales problemas de hoy en día. Esto también se abordó en un reciente libro escrito por varios autores titulado "The New guerras de religión (Cantagalli (2016, págs 96, Euro 9,50) en la que -. 
Según lo especificado por el arzobispo Giampaolo Crepaldi en la introducción - son también  la "guerras contra la religión" junto con las "guerras de religión".

Cómo secularismo ha destronado dogma cristiano

Como Mons Crepaldi señala, cuando los terroristas cometen ataques en Francia contra Charlie Hebdo o en el teatro Bataclan, o cuando las personas Boko Haram militantes masacre en Nigeria ", que es un evidente retorno a las guerras de religión" porque la motivación religiosa es el desencadenante factor. Por otra parte, cuando el mundo occidental en general - los EE.UU. y Europa en particular, - considera necesario anunciar "la indiferencia a las religiones", anulando de facto la posibilidad de cualquier expresión pública de la religión, es más correcto hablar en términos de "guerras contra la religión".

En el cuerpo del libro en sí Excelentísimo profundiza en su argumentación en el capítulo titulado "La laicidad, el cristianismo, Occidente. Un perfil de la historia de las ideas ". Por encima de todo, se reitera que el principio de laicidad fue transmitido por otra que la fe cristiana. Como ha afirmado en numerosas ocasiones por Joseph Ratzinger, la relación entre Occidente y la fe no era en absoluto "una contingencia en la historia del cristianismo", y que esta relación había sido "esencial en la naturaleza". De hecho, se le da demasiado poco énfasis a la importancia de los dogmas de la historia occidental en general. Pero el arzobispo Crepaldi hace aquí cuando reafirmando la verdad a menudo se omite que la "Iglesia dio forma a la civilización cristiana occidental con sus dogmas".

Es engañoso en este sentido relegar el dogma al reino sobrenatural solo, o hasta los confines interiores de la conciencia de un creyente. Por el contrario, el dogma ", por su propia naturaleza se convierte en la historia y por lo tanto la civilización" a través de la salvación humana, querida por Dios. Por ejemplo, sólo a través del dogma de la doble naturaleza de Cristo (humana y divina) era posible, arzobispo Crepaldi explica, para preservar la civilización del nihilismo gnóstico que rechaza la naturaleza material de la familia, destruyendo sus bases mismísimos. Además, el dogma de la Inmaculada Concepción contrarrestado los males derivados de la negación del pecado original, sin la cual el hombre es bueno y destinado a avanzar por sí solo, sin necesidad de gracia.

Incluso el modernismo, el enemigo de los dogmas, por definición, acabó teniendo que reemplazar los dogmas católicos con otros tantos dogmas laicistas cuya particularidad reside en su carácter absoluto. Este fue el caso, como escribe Mons Crepaldi, del positivismo de Auguste Comte, que reconoce el procesamiento de la laicidad en el cristianismo, así como la utilidad del dogma católico para el orden social. 
Como sostiene Comte, sin embargo, una vez que el equilibrio se pierde y se convirtió en la laicidad laicismo con la emancipación relativa del orden temporal del orden espiritual, nos encontramos ante un proceso absolutamente "irreversible". Esta irreversibilidad absoluta e historicista es el nuevo dogma de los modernistas: la secularización se ha impuesto en general y este hecho es irreversible en términos temporales. a continuación, la secularización fue acompañada por la negación de lo sobrenatural, así como de la Gracia y la Iglesia, que la transmite. Por lo tanto, aquí vemos la posible génesis de la "guerra contra la religión" que se libra por parte de la modernidad secularizada y absolutista.

Libertad de religión

Por lo tanto, ¿en qué sentido hay que entender el principio de la "libertad de religión" que el Estado debe garantizar? Stefano Fontana se ocupa de esto en el capítulo titulado "La libertad de religión y los derechos políticos hacia la religio vera: el Syllabus, el Vaticano II, Joseph Ratzinger". Como explica el Sr. Fontana, el Magisterio antes del Vaticano II Consejo niega el derecho a la libertad de religión sobre la base del hecho de que no puede haber "separación entre la libertad y la verdad". En otras palabras, si la religión cristiana eran "verdadero" - como es verdad - el poder político no tendría el derecho de asumir una posición neutral. El estado debe confesar la verdad de que la religión y asumir sus objetivos y fines (no sus medios) con miras al bien común. Tanto más cuanto que el reino de Cristo se expone en el Magisterio se extiende también sobre las realidades temporales.

Con el Vaticano II, escribe el Sr. Fontana, la libertad de religión se convierte en un "derecho", aunque no en un sentido "absoluta". De acuerdo con el texto claro de menos de cristal de Dignitatis humanae, se podría decir que el Consejo rechaza el concepto de Estado confesional, sin olvidar el principio de la realeza de Cristo. En cualquier caso, las aclaraciones posteriores del Papa Benedicto XVI parecen confirmar - según el Sr. Fontana - que "el fin de la confesionalidad del Estado no significa la política ha perdido sus propios deberes para con la verdadera religión".

tesis del Sr. Fontana también parece estar bien conectado a tierra a causa de otro aspecto. Es probable que al declarar su posición sobre la libertad de religión, el Vaticano II se refería únicamente al "fuero interno" de la conciencia individual, y no el "fuero externo" social cada vez obligado a confesar la verdadera religión. Dignitatis humanae no habla de foro interno o fuero externo, pero cuando un Consejo dice nada acerca de una cierta verdad, esto no quiere decir que tiene la intención de negarlo, ya que no se refiere a un Consejo para reiterar el contenido del deposito Fidei en su totalidad.

La amplitud cultural e histórico de la religión

Omar Ebrahime refleja también en la "guerra contra la religión" en el capítulo titulado "La guerra de Occidente contra el cristianismo". Se trata de una síntesis de la conocida "cristianofobia", que, sobre todo en Europa, sobre todo, expone a los cristianos (en el mejor de los casos) al "martirio de burla", mediante el cual la persona desafortunada en cuestión es disuadido de hablar o tomar una posición en la sociedad a través de las formas de la burla pública y difamación. En el peor de los casos, esa persona está literalmente expulsado del foro político, perseguido o encarcelado, a lo que sucede cada vez más a menudo.

Gianfranco Battisti, en "La geopolítica de las religiones en el momento del retorno al paganismo", evoca el pensamiento de Samuel Huntington en relación con el "conflicto necesario entre civilizaciones", ya que hay un problema relacionado con la religión en la medida en un "factor de división ". En resumen, la geopolítica no puede ignorar el hecho de que junto a un "verdadero impulso misionero", la religión (en un sentido general) a veces transmite el deseo de ejercer dominio sobre otros pueblos a través de "la cobertura ideológica de los intereses de grupo". De esta manera, la religión puede convertirse en "un poderoso factor de movilización política". El análisis de Battisti es amplio e investiga las guerras de religión en profundidad, incluyendo la práctica predominante de las guerras civiles. Dos ejemplos bastan: las guerras europeas dentro del cristianismo en los siglos pasados, y la lucha actual entre los musulmanes chiítas y sunitas.

El origen del Islam es el tema abordado por la Sra Silvia Scaranari Introvigne en "La violencia y la paz de los viejos y nuevos califatos". En particular, se arroja luz sobre la realidad histórica del Islam sunita y chiíta del Islam, así como la génesis del califato.

poder descentralizado

Las guerras civiles: es decir, las guerras dentro de los países. Sin embargo, la misma realidad del Estado-nación es hoy víctima de un proceso de erosión interna. D. Miguel Ayuso aborda este tema en el capítulo titulado: "El pacifismo, nueva guerra y crisis del Estado". El Estado moderno, escribe el Sr. Ayuso, es, entre otras cosas, un efecto de la revolución industrial, que fue seguido de "masificación" y "centralización en términos políticos y económicos". Ahora mucho en juego, sin embargo, son las nuevas fuerzas que descentralizan poderes; por ejemplo, las tecnologías electrónicas aplicadas a la comunicación. De hecho, todo esto ha erradicado las fronteras nacionales, como resultado de nuevas potencias "funcionales y no territoriales" que superar a no sólo el poder de los Estados, sino también a sus muy ético - moral fundaciones. No debe sorprender que el poder, en tal escenario se ha deslizado más y más a los llamados "organismos ,internacionales" particularmente hostiles a la Iglesia y "al servicio de causas ideológicas no siempre confesables".

Silvio brachetta


Miguel Ayuso, Gianfranco Battisti, Giampaolo Crepaldi, Stefano Fontana, Omar Ebrahime, Silvia Scaranari Introvigne, Le nuove guerre di religione, Edizioni Cantagalli, Siena 2015, pp96, 9,50 euros

martes, 22 de marzo de 2016

La Pasión

soportada con paciencia por el Siervo sufriente, muestra el camino elegido por el Padre para restablecer la armonía perdida”.

 P. Ricardo Mazza

En estos días hemos de recorrer los últimos momentos de la vida de Cristo en este mundo, adentrándonos en su vivencia de la Pasión dolorosa, la muerte en Cruz, para culminar en su resurrección gloriosa. San Pablo (Fil. 2, 6-11) apóstol nos presenta, tal como lo proclamamos en la segunda lectura de esta misa, la clave  de estos sucesos al afirmar que  “Jesucristo, que era de condición divina, no consideró esta igualdad con Dios como algo que debía guardar celosamente: al contrario se anonadó  a sí mismo, tomando la condición de servidor y haciéndose semejante a los hombres. Y presentándose con aspecto humano, se humilló hasta aceptar por obediencia la muerte y muerte de cruz”.  De esta manera, Cristo actúa de manera diferente a lo que aconteciera en los orígenes del mundo, cuando el hombre queriendo ser dios, pretendió elevarse más allá de su condición de criatura.

Por esta acción entró el pecado en el mundo produciéndose el desequilibrio que afectará la relación del hombre  con Dios, con la creación y los demás.
La encarnación del Hijo de Dios y su presencia entre nosotros, pues,  implica que viene a restablecer el orden quebrantado en el principio de la creación.
La pasión soportada con paciencia por el Siervo sufriente, iniciada hoy, muestra el camino elegido por el Padre,  la senda  de la humildad, por la que Jesús restablecerá la armonía perdida, recuperándonos la dignidad de hijos.
Por el cumplimiento de esta misión, se afirma de Cristo que “Dios lo exaltó y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: <Jesucristo es el Señor>”.

¿Qué significa que Cristo fue exaltado por el Padre? que lo que para el hombre es signo de miseria y humillación, resulta motivo de elevación para el Hijo de Dios, medio eficaz para devolver al hombre su dignidad  manchada por el pecado original.
Es desde la cruz donde se manifiesta cuánto amó Dios al hombre que lo rescata de su pecado y miserias más profundas, enseñándole por la humillación qué precio alto debiose pagar  para recuperar el paraíso perdido.
La exaltación y glorificación de Cristo en la cruz redentora no sólo es  don inmerecido por nosotros, sino  tarea a realizar a lo largo de la vida terrenal.

En efecto, la elevación de Cristo implica que cada uno de nosotros, pecadores salvados, asuma lo que dice el apóstol  en el sentido de que “al nombre de Jesús, se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos, y toda lengua proclame para gloria de Dios Padre: <Jesucristo es el Señor>”.
Y así, ¿estamos dispuestos a doblar nuestra rodilla ante la persona del crucificado? ¿Lo reconoceremos siempre como Jesucristo el Señor? ¿O más bien preferimos doblar nuestras rodillas ante los dioses falsos a los que habitualmente reconocemos como deidades, esto es, el dinero, el sexo, el placer, la vida fácil, el espíritu mundano, la indiferencia religiosa?

Recién escuchamos en el relato de la Pasión del Señor (Lc. 22,7.14-23,56) cómo Herodes, su corte y la soldadesca se burlan de Jesús ya que no responde su persona a las exigencias de la frivolidad reinante en el paganismo vacío.
En nuestro tiempo, ¡cuántas veces se repite esta escena, no solamente entre los incrédulos, sino también entre los que se dicen cristianos!
También hoy, Cristo aparece como ridículo al reclamar la honestidad de las costumbres, la fidelidad en el culto divino, el amor de los más necesitados, el espíritu de renuncia de todo hedonismo, la búsqueda de santidad de vida, la elección del sacrificio y de la renuncia personal por encima del disfrute sin fronteras tal como se predica en este tiempo en la cultura que nos envuelve.

Son muchos los que prefieren seguir los atajos que la vida actual les ofrece, antes que afirmar de palabra y obra: <Jesucristo es el Señor>”.
¿Estaremos dispuestos a un cambio de  estilo de vida en estos días? ¿Proclamaremos al mundo que lo más bello que se nos ha enseñado en la vida es el encuentro personal con el Señor y la decisión de seguir sus pasos?
Quiera Dios fortalecernos para que cada vez que la tentación pretenda apartarnos de la comunión con Él, sepamos confesar enfáticamente “Jesucristo es el Señor”, no siguiendo otros atractivos que, embaucadores desde el principio, buscan apartarnos de la Verdad, del Camino y de la Vida, que es el Señor  exaltado en la Cruz y resucitado de entre los muertos.


 Padre Ricardo B. Mazza. Párroco de la parroquia “San Juan Bautista”, en Santa Fe de la Vera Cruz,  Argentina. Homilía en el domingo de Ramos, ciclo “C”. 20 de marzo de 2016.- 
http://ricardomazza.blogspot.com; ribamazza@gmail.com.-










Los Obispos

 de Alcalá y Getafe critican una ley de la Comunidad madrileña. El arzobispo de Madrid calla
.
catolicos-on-line, 22-3-16

El Obispo de Alcalá de Henares, Mons. Juan Antonio Reig, el obispo de Getafe Mons. Joaquín Mª López de Andújar, y su obispo auxiliar Mons. José Rico, han hecho públicas unas reflexiones pastorales sobre la «Ley de Identidad y Expresión de Género e Igualdad Social y no Discriminación de la Comunidad Autónoma de Madrid» aprobada el pasado día 17 de marzo. Las reflexiones de los obispos se hacen con todo el respeto hacia los que han promovido esta ley y sus posibles destinatarios. El arzobispo de Madrid no se ha unido a esta crítica y ha permanecido en silencio.

Los obispos consideran que la aprobación de esta ley es un hecho grave y afirman que «se trata, en su esencia, de una ley injusta y, por tanto, a nadie obliga en conciencia».

En el Artículo 4 de la mencionada ley, titulado Reconocimiento del derecho a la identidad de género libremente manifestada, leemos lo siguiente: «Toda persona tiene derecho a construir para sí una autodefinición con respecto a su cuerpo, sexo, género y su orientación sexual». Los obispos consideran que este «supuesto derecho» es una expresión ideológica del legislador que choca frontalmente con la antropología cristiana que ha dado sustento y soporte a lo que se ha venido en llamar civilización cristiana u occidental. Como bien nos recordaba Benedicto XVI en su Carta Encíclica Charitas in veritate «hoy es preciso afirmar que la cuestión social se ha convertido radicalmente en una cuestión antropológica» (n. 75).

El concepto de libertad que maneja el legislador cuando se refiere a la «identidad de género libremente manifestada» (Art. 4) - según explican los obispos - es también un concepto ideológico que no responde a la experiencia humana. Se trata de un concepto individualista de la libertad desvinculado del ser de la persona y de su naturaleza específica: la persona es un ser creado por la infinita sabiduría de Dios y la libertad está enraizada en el propio ser «dado». Nadie se crea a sí mismo sino que recibe el ser. La libertad no crea el ser sino que es el camino para su perfección. Esto es lo que llamamos el bien de la persona según la propia naturaleza.

El propio Papa Francisco en la Encíclica Laudato Si’ (n. 155) enseña:

«La aceptación del propio cuerpo como don de Dios es necesaria para acoger y aceptar el mundo entero como regalo del Padre y casa común, mientras una lógica de dominio sobre el propio cuerpo se transforma en una lógica a veces sutil de dominio sobre la creación. Aprender a recibir el propio cuerpo, a cuidarlo y a respetar sus significados, es esencial para una verdadera ecología humana. También la valoración del propio cuerpo en su femineidad o masculinidad es necesaria para reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente. De este modo es posible aceptar gozosamente el don específico del otro o de la otra, obra del Dios creador, y enriquecerse recíprocamente. Por lo tanto, no es sana una actitud que pretenda «cancelar la diferencia sexual porque ya no sabe confrontarse con la misma».

Además de estas cuestiones fundamentales, los obispos desarrollan los siguientes epígrafes: ciencia y técnica con conciencia, la ideología de género y sus derivados, nihilismo posthumano, todo está relacionado, derivación en el campo educativo y sanitario, derecho de los niños y de los padres, libertad religiosa, emergencia cívica de los católicos y una conclusión.

Así mismo, los obispos de Alcalá de Henares y Getafe recuerdan, particularmente, el siguiente texto del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes Sanitarios:


«No se puede violar la integridad física de una persona para el tratamiento de un mal de origen psíquico o espiritual. En estas circunstancias no se presentan órganos enfermos o funcionando mal; así que su manipulación medicoquirúrgica es una alteración arbitraria de la integridad física de la persona. No es lícito sacrificar al todo, mutilándolo, modificándolo o extirpándole una parte que no se relaciona patológicamente con el todo. Es por esto que no se puede correctamente asumir el principio de totalidad como criterio de legitimación de la esterilización antiprocreativa, del aborto terapéutico y la medicina y cirugía transexual» (Carta de los Agentes Sanitarios, en español n. 66 y nota 148).

La eucaristía

 salud de la Iglesia y del mundo

 Raymond L. BURKE, cardenal patrono de la Orden de Malta
catolicos-on-line, 22-3-16

Los más bellos recuerdos de juventud sobre mi educación en la fe y las costumbres católicas, tanto en casa, como en las escuelas católicas o más tarde en el pequeño seminario, están todos asociados a la Misa dominical y a la devoción eucarística; pero también a la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, que es su prolongación. Este divino Corazón ha sido entronizado tanto en mi casa, como en las escuelas católicas y en el pequeño seminario.

Sin embargo, que yo recuerde, nunca he dudado de que el don más grande de Dios hacia mí, mi familia y la Iglesia entera sea el santo sacrificio de la Misa y su incomparable fruto: el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo. Efectivamente, es el mismo Jesús el que, sentado en el cielo a la derecha de Dios Padre, desciende para hacer presente el Sacrificio del Calvario sobre los altares de nuestras iglesias y capillas, dispersas por todas las regiones del mundo.

Esta maravilla del misterio eucarístico, misterio de nuestra Fe, está íntimamente unido al acceso periódico al sacramento de la Penitencia, disponiéndonos siempre cada vez mejor a recibir a Nuestro Señor, el Pan del Cielo. Maravillándome totalmente de la presencia real del Señor, he acrecentado mi amor por Él y mi deseo de permanecer siempre cerca de Él y de gustarle en todas las cosas. Una ocasión particular de esta intimidad eucarística se me presentó a los diez años, cuando llegué a ser monaguillo, asistiendo al sacerdote en la celebración de la Santa Misa y en los demás ritos sagrados. La oportunidad de ver más de cerca toda la exquisita belleza de la celebración de la Misa y en particular, el ministerio irreemplazable del sacerdote que ofrece el Sacrificio, ha sido una gracia de la que aún hoy estoy muy agradecido.

La belleza de la sagrada liturgia

Los edificios de las iglesias, sus muebles, los altares, los lienzos sacros, los cálices, las patenas, los copones, las custodias, los vasos sagrados y los ornamentos, lo mismo que el canto gregoriano y la polifonía que se cantaba en las grandes fiestas a lo largo del año, y sobre todo, los ritos litúrgicos en sí mismos que están articulados con tal refinamiento, en una palabra, todo este conjunto nos hacía percibir la realidad subyacente: el encuentro entre el cielo y la tierra que es la sustancia de la sagrada Liturgia. Procedo de una región rural de un estado de los Estados Unidos, caracterizado por las pequeñas explotaciones agrícolas, y he crecido en una granja. Sin embargo, la belleza de la sagrada Liturgia, conservada por la Iglesia en todo el mundo, llegó también a mi región, y los fieles hacían los sacrificios que hiciesen falta para salvaguardar y promover el don más hermoso de Dios hacia nosotros. Recuerdo que, ya en mi infancia, tenía un sentimiento de esta realidad tan grande, que me ha acompañado durante toda mi vida, a la vez que buscaba profundizar mi conocimiento y acrecentar mi amor al Señor eucarístico.

Durante mis últimos años de colegio y al inicio de mis estudios universitarios, que estuvieron siempre enmarcados por el seminario, todo esto que acabo de relatar sufrió un cambio radical en mi país. A pesar del hecho de que yo no tenía más que diecisiete o dieciocho años, quedé profundamente marcado por ello. Las iglesias fueron reorganizadas y se quitaron las cosas más preciosas, especialmente los altares principales que habitualmente, en esta lejana región, habían sido traídos de Europa o habían sido construidos por artistas europeos. Ya no existía la atención cuidadosa por los lienzos sagrados, los vasos y los ornamentos, mientras que el canto gregoriano y la polifonía sagrada eran abandonados en favor de músicas modernas, mediocres y a menudo banales. 

El latín no se intentaba enseñar apenas o nunca, y las traducciones inglesas de los textos litúrgicos utilizaban un lenguaje ordinario y poco elevado. La cosa más chocante fue el cambio radical del rito de la Misa, reduciendo muchísimo su expresión y significado. Esta situación se agravó por los experimentos litúrgicos aparentemente interminables y que a veces me han dejado la impresión de no haber asistido realmente a la Santa Misa.

Los efectos desastrosos de la crisis

Desgraciadamente, a pesar de las medidas correctoras de la Santa Sede, sobre todo del bienaventurado papa Pablo VI y del santo papa Juan Pablo II, la situación continuó; al mismo tiempo, hemos asistido a una pérdida dramática de la Fe en la Eucaristía y a un declive asombroso de la asistencia a la Misa dominical. Toda la destrucción de la belleza litúrgica ha venido justificada en nombre del así dicho «espíritu del Concilio Vaticano II», incluso si, en realidad, esas cosas no tenían nada que ver con la verdadera reforma deseada por los Padres Conciliares. A decir verdad, había ahí una manifestación devastadora de una cierta interpretación del Concilio Vaticano II, en discontinuidad con toda la tradición ininterrumpida de la doctrina y de la disciplina de la Iglesia. El papa Benedicto XVI, ha descrito este fenómeno en la Felicitación de Navidad del 2005 al Colegio de Cardenales y a la Curia Romana.

Durante los dos últimos años de su pontificado, el santo papa Juan Pablo II asumió un esfuerzo intenso y profundo para corregir, de una manera comprehensiva, los abusos litúrgicos, y por restaurar la sagrada Liturgia según la intención de los Padres Conciliares. 

El papa Benedicto XVI ha continuado la reforma litúrgica del papa Juan Pablo II, muerto antes del Sínodo de los Obispos sobre la Sagrada Eucaristía que él había convocado para el mes de octubre de 2005. Las principales obras del santo papa Juan Pablo II que miraban a esta reforma son: su carta encíclica Ecclesia de Eucharistia del Jueves Santo de 2003 y la instrucción Redemptionis Sacramentum de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos de abril de 2004, ya anunciada por el santo Pontífice en su encíclica. Las principales obras del papa Benedicto XVI son: la exhortación apostólica post-sinodal Sacramentum Caritatis de febrero de 2007. Seguida por la carta apostólica en forma Motu Proprio Summorum Pontificum de julio de 2007 con la instrucción correspondiente de la Comisión Pontificia «Ecclesia Dei» de abril de 2011 sobre la puesta en marcha y la aplicación de dicho Motu Proprio.

Como obispo de La Crosse, después arzobispo de Saint Louis, he encontrado una guía segura y una ayuda extraordinaria en el magisterio del santo papa Juan Pablo II y en el papa Benedicto XVI. He querido presentar cuidadosamente a los fieles confiados a mi cuidado pastoral sus enseñanzas más importantes. He tratado de hacerlo a través del periódico diocesano, en el que he comentado durante dos años los textos completos de la carta encíclica Ecclesia de Eucharistia y de la exhortación apostólica post-sinodal Sacramentum Caritatis. Después, animado por diversos sacerdotes y por otros tantos fieles, he revisado el texto de los artículos con la ayuda de mi secretaria la hermana M. Regina y del sacerdote Michael Houser. 

El resultado ha sido el volumen que ahora ha sido traducido y publicado en francés. El señor Thomas Mckenna de la «Catholic Action for Faith and the Family», asociación dedicada a la nueva evangelización, ha garantizado su publicación en los Estados Unidos y ha cooperado con el señor Benoît Mancheron y la casa editorial Via Romana para la edición francesa y también con otras editoriales para las publicaciones en croata, alemán, italiano, polaco y portugués. Doy gracias al Buen Dios porque este libro sea un bien espiritual para muchos lectores.

La continuidad orgánica de la sagrada Liturgia

Quiero concluir mi reflexión manifestando la esperanza de que lo que he escrito, inspirado por la continuidad orgánica de la sagrada Liturgia a lo largo de tantos siglos de cristiandad, pueda ayudar al lector a apreciar la bondad, la verdad, y la belleza de la Liturgia santa, como la acción del Cristo glorioso en medio de nosotros, y como el encuentro del cielo y de la tierra. Y así, espero que la lectura del libro pueda, de alguna forma, ayudar al lector a conocer mejor a nuestro Señor Eucarístico y a quererle siempre más ardientemente. Que la adoración humilde del misterio eucarístico, misterio de Fe, inspire y refuerce en nosotros una vida eucarística, y una vida de amor puro y desinteresado por el prójimo, sobre todo por el prójimo más necesitado.

Que la Santísima Virgen María, «Mujer de la Eucaristía» según la expresión del Santo Papa Juan Pablo II, nos acerque a su Hijo en el santo sacrificio de la Misa, a fin de que, por su maternidad divina, Le reencontremos en su Presencia Real en el Santísimo Sacramento y que sigamos siempre su consejo maternal: «Haced todo lo que Él os diga» (Jn 2, 5).


A todos vosotros os agradezco vuestra presencia y vuestra positiva atención. Que el Buen Dios os bendiga y bendiga también vuestros hogares.