de Alcalá y Getafe critican una ley de la
Comunidad madrileña. El arzobispo de Madrid calla
.
catolicos-on-line, 22-3-16
El Obispo de Alcalá de Henares, Mons. Juan Antonio
Reig, el obispo de Getafe Mons. Joaquín Mª López de Andújar, y su obispo
auxiliar Mons. José Rico, han hecho públicas unas reflexiones pastorales sobre
la «Ley de Identidad y Expresión de Género e Igualdad Social y no
Discriminación de la Comunidad Autónoma de Madrid» aprobada el pasado día 17 de
marzo. Las reflexiones de los obispos se hacen con todo el respeto hacia los
que han promovido esta ley y sus posibles destinatarios. El arzobispo de Madrid
no se ha unido a esta crítica y ha permanecido en silencio.
Los obispos consideran que la aprobación de esta ley
es un hecho grave y afirman que «se trata, en su esencia, de una ley injusta y,
por tanto, a nadie obliga en conciencia».
En el Artículo 4 de la mencionada ley, titulado
Reconocimiento del derecho a la identidad de género libremente manifestada,
leemos lo siguiente: «Toda persona tiene derecho a construir para sí una
autodefinición con respecto a su cuerpo, sexo, género y su orientación sexual».
Los obispos consideran que este «supuesto derecho» es una expresión ideológica
del legislador que choca frontalmente con la antropología cristiana que ha dado
sustento y soporte a lo que se ha venido en llamar civilización cristiana u
occidental. Como bien nos recordaba Benedicto XVI en su Carta Encíclica
Charitas in veritate «hoy es preciso afirmar que la cuestión social se ha
convertido radicalmente en una cuestión antropológica» (n. 75).
El concepto de libertad que maneja el legislador
cuando se refiere a la «identidad de género libremente manifestada» (Art. 4) -
según explican los obispos - es también un concepto ideológico que no responde
a la experiencia humana. Se trata de un concepto individualista de la libertad
desvinculado del ser de la persona y de su naturaleza específica: la persona es
un ser creado por la infinita sabiduría de Dios y la libertad está enraizada en
el propio ser «dado». Nadie se crea a sí mismo sino que recibe el ser. La
libertad no crea el ser sino que es el camino para su perfección. Esto es lo
que llamamos el bien de la persona según la propia naturaleza.
El propio Papa Francisco en la Encíclica Laudato Si’
(n. 155) enseña:
«La aceptación del propio cuerpo como don de Dios es
necesaria para acoger y aceptar el mundo entero como regalo del Padre y casa
común, mientras una lógica de dominio sobre el propio cuerpo se transforma en
una lógica a veces sutil de dominio sobre la creación. Aprender a recibir el
propio cuerpo, a cuidarlo y a respetar sus significados, es esencial para una
verdadera ecología humana. También la valoración del propio cuerpo en su
femineidad o masculinidad es necesaria para reconocerse a sí mismo en el
encuentro con el diferente. De este modo es posible aceptar gozosamente el don
específico del otro o de la otra, obra del Dios creador, y enriquecerse
recíprocamente. Por lo tanto, no es sana una actitud que pretenda «cancelar la
diferencia sexual porque ya no sabe confrontarse con la misma».
Además de estas cuestiones fundamentales, los obispos
desarrollan los siguientes epígrafes: ciencia y técnica con conciencia, la
ideología de género y sus derivados, nihilismo posthumano, todo está
relacionado, derivación en el campo educativo y sanitario, derecho de los niños
y de los padres, libertad religiosa, emergencia cívica de los católicos y una
conclusión.
Así mismo, los obispos de Alcalá de Henares y Getafe
recuerdan, particularmente, el siguiente texto del Pontificio Consejo para la
Pastoral de los Agentes Sanitarios:
«No se puede violar la integridad física de una
persona para el tratamiento de un mal de origen psíquico o espiritual. En estas
circunstancias no se presentan órganos enfermos o funcionando mal; así que su
manipulación medicoquirúrgica es una alteración arbitraria de la integridad
física de la persona. No es lícito sacrificar al todo, mutilándolo,
modificándolo o extirpándole una parte que no se relaciona patológicamente con
el todo. Es por esto que no se puede correctamente asumir el principio de
totalidad como criterio de legitimación de la esterilización antiprocreativa,
del aborto terapéutico y la medicina y cirugía transexual» (Carta de los
Agentes Sanitarios, en español n. 66 y nota 148).
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