vía libre para parejas no casadas y
del mismo sexo
Infocatolica,
6.02.17
El diario de la diócesis alemana de Hildesheim,
KirchenZeitung, dedicó la semana pasada un artículo a la exhortación apostólica
Amoris Laetitia y al reciente documento de los obispos alemanes sobre su
aplicación. Según la información de que disponemos, es un artículo compartido
con los periódicos diocesanos de Hamburgo, Mainz, Berlín, Limburgo, Dresde,
Fulda, Osnabrück, Magdeburgo y Aquisgrán, entre otros.
Se trata de un escrito interesante, porque no sólo
reitera sin lugar a dudas la postura predominante entre los obispos germanos
con respecto a los divorciados en una nueva unión, sino que también clarifica
que la aplicación de la exhortación apostólica al divorcio sólo es el primer
paso.
Frente a las numerosas voces que, en los últimos nueve
meses, han señalado la confusión ocasionada por la exhortación apostólica del
Papa, que podría dar lugar a interpretaciones contrarias a la doctrina de la
Iglesia, para KirchenZeitung “la cuestión está clara”, porque la interpretación
evidente es precisamente la contraria a la doctrina de la Iglesia: “en
Amoris Laetitia, el Papa abre los divorciados vueltos a casar el acceso a los
sacramentos de la confesión y de la comunión en algunos casos”. Lo mismo
han afirmado recientemente los obispos alemanes, que “también ven la
posibilidad de que divorciados vueltos a casar reciban la comunión” después de
haber “sido acompañados por un consejero y de examinar su conciencia”. Como
consecuencia de esto, el artículo proclama exultantemente que “la exclusión ha
pasado a la historia”.
En ese sentido, el diario diocesano elogia a los
obispos alemanes, que han “encontrado una posición común”, a diferencia de “sus
hermanos en los Estados Unidos e Italia, [que,] sin embargo, se contradicen
entre sí”. Asimismo, recuerda el cambio que se ha producido en Alemania, donde
“hace poco tiempo, una minoría de obispos no habría podido imaginar el camino
que ahora se ha encontrado”. En efecto, es llamativo que los pocos obispos
alemanes que se habían mostrado firmes en la defensa de la doctrina católica
recogida en Familiaris Consortio, Veritatis Splendor y otros documentos se
hayan sumado sin excepción al documento de la Conferencia Episcopal en el que
se rechaza lo enseñado tradicionalmente por la Iglesia. ¿Qué ha sucedido con
los obispos alemanes fieles a la doctrina tradicional? ¿Habrán acogido
alegremente la postura mayoritaria entre los obispos alemanes como sugiere el
artículo? Hasta ahora, no ha habido pronunciamientos oficiales.
En cualquier caso, después del documento publicado la
semana pasada por los obispos alemanes, estas afirmaciones del diario diocesano
no son sorprendentes, porque no hacen más que recordar gozosamente lo sucedido.
En cambio, resulta muy interesante (aunque desgraciadamente no sorprenda) el
apartado siguiente del artículo, titulado “¿Un modelo para otros temas
sensibles?”. Según KirchenZeitung, “la solución solución para los divorciados
vueltos a casar puede ser un modelo para otras preguntas difíciles. La
discusión será si se refiere a las parejas no casadas u homosexuales”, y a los
matrimonios de católicos con personas de otras confesiones.
Ciertamente, ni Amoris Laetitia ni los obispos
alemanes han aplicado por ahora estos mismos criterios a esas situaciones,
pero, a fin de cuentas, los “criterios de acompañamiento” que se encuentran en
la exhortación y en el documento de los obispos germanos parecen igualmente aplicables
a ellas: “la culpa, el comportamiento con los hijos y la cuestión de qué
valores caracterizan la nueva unión”. Como señala el artículo, “no hay reglas
generales, sino un discernimiento diferenciado tanto para pastores como para
los afectados. Para aquellos que quieren vivir su fe en la iglesia, de este
modo se abre la oportunidad de un nuevo comienzo, que incluye el confesionario
y el comulgatorio”.
Es imposible criticar la lógica del artículo. Si ya no
hay reglas generales para los divorciados que viven en adulterio, ¿por qué debe
haberlas para las parejas del mismo sexo o para los que conviven sin casarse?
Y, aunque esto no lo diga el artículo diocesano, ¿por qué vamos a tratar de
forma diferente a los pederastas, los violadores, los ladrones, los asesinos,
los médicos abortistas, los mafiosos, los extorsionadores, los esclavistas, los
torturadores o los terroristas que no están arrepentidos?
En realidad, si no hay “reglas generales”, se deduce
necesariamente que Dios se equivocó con los mandamientos, porque lo único que
debía habernos dado eran sugerencias y orientaciones bienintencionadas, sin
contenido real y verdadero. Para KirchenZeitung, que ya no haya “reglas
generales” es una victoria, porque así “la exclusión ha pasado a la historia”. Más
bien parece que, con este enfoque, lo que ha pasado a la historia es la
existencia de la moral católica, que se está sustituyendo ya por una mera
declaración de buenas intenciones, indistinguible de la moral predominante en
una sociedad poscristiana.
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