martes, 7 de febrero de 2017

Alemania

vía libre para parejas no casadas y del mismo sexo

Infocatolica,  6.02.17

El diario de la diócesis alemana de Hildesheim, KirchenZeitung, dedicó la semana pasada un artículo a la exhortación apostólica Amoris Laetitia y al reciente documento de los obispos alemanes sobre su aplicación. Según la información de que disponemos, es un artículo compartido con los periódicos diocesanos de Hamburgo, Mainz, Berlín, Limburgo, Dresde, Fulda, Osnabrück, Magdeburgo y Aquisgrán, entre otros.

Se trata de un escrito interesante, porque no sólo reitera sin lugar a dudas la postura predominante entre los obispos germanos con respecto a los divorciados en una nueva unión, sino que también clarifica que la aplicación de la exhortación apostólica al divorcio sólo es el primer paso.

Frente a las numerosas voces que, en los últimos nueve meses, han señalado la confusión ocasionada por la exhortación apostólica del Papa, que podría dar lugar a interpretaciones contrarias a la doctrina de la Iglesia, para KirchenZeitung “la cuestión está clara”, porque la interpretación evidente es precisamente la contraria a la doctrina de la Iglesia: “en Amoris Laetitia, el Papa abre los divorciados vueltos a casar el acceso a los sacramentos de la confesión y de la comunión en algunos casos”. Lo mismo han afirmado recientemente los obispos alemanes, que “también ven la posibilidad de que divorciados vueltos a casar reciban la comunión” después de haber “sido acompañados por un consejero y de examinar su conciencia”. Como consecuencia de esto, el artículo proclama exultantemente que “la exclusión ha pasado a la historia”.

En ese sentido, el diario diocesano elogia a los obispos alemanes, que han “encontrado una posición común”, a diferencia de “sus hermanos en los Estados Unidos e Italia, [que,] sin embargo, se contradicen entre sí”. Asimismo, recuerda el cambio que se ha producido en Alemania, donde “hace poco tiempo, una minoría de obispos no habría podido imaginar el camino que ahora se ha encontrado”. En efecto, es llamativo que los pocos obispos alemanes que se habían mostrado firmes en la defensa de la doctrina católica recogida en Familiaris Consortio, Veritatis Splendor y otros documentos se hayan sumado sin excepción al documento de la Conferencia Episcopal en el que se rechaza lo enseñado tradicionalmente por la Iglesia. ¿Qué ha sucedido con los obispos alemanes fieles a la doctrina tradicional? ¿Habrán acogido alegremente la postura mayoritaria entre los obispos alemanes como sugiere el artículo? Hasta ahora, no ha habido pronunciamientos oficiales.

En cualquier caso, después del documento publicado la semana pasada por los obispos alemanes, estas afirmaciones del diario diocesano no son sorprendentes, porque no hacen más que recordar gozosamente lo sucedido. En cambio, resulta muy interesante (aunque desgraciadamente no sorprenda) el apartado siguiente del artículo, titulado “¿Un modelo para otros temas sensibles?”. Según KirchenZeitung, “la solución solución para los divorciados vueltos a casar puede ser un modelo para otras preguntas difíciles. La discusión será si se refiere a las parejas no casadas u homosexuales”, y a los matrimonios de católicos con personas de otras confesiones.

Ciertamente, ni Amoris Laetitia ni los obispos alemanes han aplicado por ahora estos mismos criterios a esas situaciones, pero, a fin de cuentas, los “criterios de acompañamiento” que se encuentran en la exhortación y en el documento de los obispos germanos parecen igualmente aplicables a ellas: “la culpa, el comportamiento con los hijos y la cuestión de qué valores caracterizan la nueva unión”. Como señala el artículo, “no hay reglas generales, sino un discernimiento diferenciado tanto para pastores como para los afectados. Para aquellos que quieren vivir su fe en la iglesia, de este modo se abre la oportunidad de un nuevo comienzo, que incluye el confesionario y el comulgatorio”.

Es imposible criticar la lógica del artículo. Si ya no hay reglas generales para los divorciados que viven en adulterio, ¿por qué debe haberlas para las parejas del mismo sexo o para los que conviven sin casarse? Y, aunque esto no lo diga el artículo diocesano, ¿por qué vamos a tratar de forma diferente a los pederastas, los violadores, los ladrones, los asesinos, los médicos abortistas, los mafiosos, los extorsionadores, los esclavistas, los torturadores o los terroristas que no están arrepentidos?


En realidad, si no hay “reglas generales”, se deduce necesariamente que Dios se equivocó con los mandamientos, porque lo único que debía habernos dado eran sugerencias y orientaciones bienintencionadas, sin contenido real y verdadero. Para KirchenZeitung, que ya no haya “reglas generales” es una victoria, porque así “la exclusión ha pasado a la historia”. Más bien parece que, con este enfoque, lo que ha pasado a la historia es la existencia de la moral católica, que se está sustituyendo ya por una mera declaración de buenas intenciones, indistinguible de la moral predominante en una sociedad poscristiana.

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