Biden dice
exactamente lo contrario
que los obispos de EE.UU y asegura que ayer
fue un día triste para su país
(Agencias/InfoCatólica)
25-6-22
El presidente de
Estados Unidos, Joe Biden, bautizado católico, aseguró que ayer, gracias
a la sentencia de la Corte Suprema que devuelve a los estados su capacidad de
legislar sobre al aborto, fue «un día triste para al país». Exactamente lo
contrario de lo que dijeron los obispos católicos estadounidenses, que
calificaron el día como histórico.
«La salud y la
vida de las mujeres ahora están en peligro», remarcó Biden en un discurso en la
Casa Blanca en el que no aceptó preguntas, y declaró que la acción del tribunal
es un «error trágico» y el resultado de una «ideología extremista».
Biden instó a
proseguir la lucha de manera «pacífica» y a defender «en las urnas» el derecho
al aborto y todas las demás «libertades personales», ya que se acercan las
elecciones legislativas de mitad de mandato que se anuncian complicadas para los
demócratas. De hecho, es muy probable que los republicanos, que en su práctica
totalidad son provida, recuperen el control del Senado y avancen decisivamente
en el Congreso.
«Déjenme que sea
muy claro y no ambiguo. La única manera en que podemos asegurar el derecho de
una mujer a elegir es que el Congreso restaure las protecciones de ‘Roe contra
Wade’ como una ley federal. Ninguna acción ejecutiva del presidente puede hacer
eso», explicó Biden. «Mi administración defenderá ese derecho fundamental.
Haré todo lo que esté a mi alcance para luchar contra ese ataque profundamente
antiamericano», afirmó. «Necesitamos más líderes estatales que protejan este
derecho a nivel local (...) Tenemos que elegir a funcionarios que hagan eso», señaló
Biden.
Amenaza con ley
federal que se puede volver en su contra
Por último, Biden
advirtió: «El tribunal ha hecho lo que nunca antes había hecho: quitar
expresamente un derecho fundamental... Me deja atónito». Pero estimó que esa
decisión «no debe ser la última palabra», y declaró: «El Congreso debe
actuar... esto no ha terminado».
La tesis de Joe
Biden puede encontrarse con la respuesta por parte republicana advirtiendo que
una vez sean mayoría en el Congreso, algo que está lejos de ser imposible,
pueden aprobar una ley federal que prohíba el aborto en todo el país y no sólo
en los estados que así lo decidan. Por otra parte, la sentencia de la Corte
Suprema ha dejado claro que corresponde a los estados, y no a las instancias
federales, determinar cuáles han de ser las leyes sobre esta materia.
Biden, en contra
de la fe católica, en contra de la Iglesia
No hay más que
leer el comunicado de ayer de la Conferencia Episcopal de EE.UU para darse
cuenta que Joe Biden no profesa la fe católica y está en el extremo opuesto a
lo determinado por la Iglesia Católica en algo tan fundamental como el derecho
a la vida.
Mientras que para
Biden el día de ayer fue triste, para los obispos católicos fue «un día
histórico en la vida de nuestro país, uno que agita nuestros pensamientos, emociones
y oraciones», un día «fruto de las oraciones, los sacrificios y la defensa de
innumerables estadounidenses de a pie de todos los ámbitos de la vida»
*****
Obispos de EE.UU
«Este es un día histórico en la vida de
nuestro país»
Infocatólica,
24/06/22
En respuesta a la
sentencia del Tribunal Supremo de los Estados Unidos en el caso Dobbs v.
Jackson Women's Health Organization, el Arzobispo José H. Gómez de Los Ángeles,
presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB)
y el Arzobispo William E. Lori de Baltimore, presidente del Comité de
Actividades Pro-Vida de la USCCB emitieron la siguiente declaración:
«Este es un día histórico
en la vida de nuestro país, uno que agita nuestros pensamientos, emociones y
oraciones. Durante casi cincuenta años, Estados Unidos ha aplicado una ley
injusta que ha permitido que algunos decidan si otros pueden vivir o morir;
esta política ha dado lugar a la muerte de decenas de millones de niños
prematuros, generaciones a las que se les negó el derecho incluso a nacer.
Estados Unidos se
fundó sobre la verdad de que todos los hombres y mujeres son creados iguales,
con derechos dados por Dios a la vida, la libertad y la búsqueda de la
felicidad. Esta verdad fue gravemente negada por la sentencia del Tribunal
Supremo de EE.UU. en el caso Roe contra Wade, que legalizó y normalizó la
eliminación de vidas humanas inocentes. Hoy damos gracias a Dios porque el
Tribunal ha anulado esta decisión. Rezamos para que nuestros funcionarios
electos promulguen ahora leyes y políticas que promuevan y protejan a los más
vulnerables entre nosotros.
Nuestros primeros
pensamientos están con los pequeños cuyas vidas han sido arrebatadas desde
1973. Lloramos su pérdida y encomendamos sus almas a Dios, que los amó desde
antes de todos los tiempos y que los amará por toda la eternidad. Nuestros
corazones están también con todas las mujeres y hombres que han sufrido dolorosamente
a causa del aborto; rezamos por su curación, y prometemos nuestra compasión y
apoyo continuos. Como Iglesia, debemos servir a quienes se enfrentan a
embarazos difíciles y rodearlos de amor.
La decisión de hoy
es también el fruto de las oraciones, los sacrificios y la defensa de
innumerables estadounidenses de a pie de todos los ámbitos de la vida. Durante
estos largos años, millones de nuestros conciudadanos han colaborado
pacíficamente para educar y persuadir a sus vecinos sobre la injusticia del
aborto, para ofrecer atención y asesoramiento a las mujeres, y para trabajar en
favor de alternativas al aborto, como la adopción, la acogida y las políticas
públicas que apoyen verdaderamente a las familias. Hoy compartimos su alegría y
les estamos agradecidos. Su trabajo por la causa de la vida refleja todo lo
bueno de nuestra democracia, y el movimiento provida merece figurar entre los
grandes movimientos por el cambio social y los derechos civiles de la historia
de nuestra nación.
Ahora es el
momento de comenzar el trabajo de construir una América post-Roe. Es el momento
de curar las heridas y reparar las divisiones sociales; es el momento de la
reflexión razonada y del diálogo civil, y de unirse para construir una sociedad
y una economía que apoye a los matrimonios y a las familias, y en la que cada
mujer tenga el apoyo y los recursos que necesita para traer a su hijo a este
mundo con amor.
Como líderes
religiosos, nos comprometemos a continuar nuestro servicio al gran plan de amor
de Dios para la persona humana, y a trabajar con nuestros conciudadanos para
cumplir la promesa de Estados Unidos de garantizar el derecho a la vida, la
libertad y la búsqueda de la felicidad para todas las personas».
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