Cristianos contra bestias en el siglo XXI
Por Karina Mariani
(publicado en Faro Argentino)
Foro Patriótico
Manuel Belgrano, 26-6-22
«no tenías que ser judío en los años 70 para
estar preocupado por los judíos
disidentes en la Unión Soviética; no tenías que ser negro en los 80 para sentirte afectado por el «apartheid»
en Suráfrica; y de la misma manera no
tienes que ser un cristiano hoy en día para reconocer que los cristianos son el grupo religioso más
perseguido en el planeta».
John Allen
Hace pocos días,
durante la celebración de la Misa de Pentecostés en la iglesia de San Francisco Javier en Ondo,
al suroeste de Nigeria, un grupo armado
irrumpió y disparó a quemarropa a los fieles. La terrible matanza dejó decenas de muertos, entre ellos
muchos niños y por supuesto, heridos.
Curiosamente, cada vez que ocurre un tiroteo en una escuela de EEUU se llenan los medios de
coberturas con análisis sobre el perfil
del victimario y un detalle de las víctimas. Pero este tiroteo ocurrido en un pueblo nigeriano, con tantos y
tantos niños masacrados no ha producido
ni un pequeño porcentaje del escándalo que suscitan los otros.
No hay fuertes
demandas sociales o institucionales contra los
perpetradores de la carnicería nigeriana, lo que nos hace pensar
que, para esta desgastada cultura
occidental, sólo un puñado de víctimas
selectas valen la pena. El
progresivo crecimiento del terrorismo
étnico-religioso y la demolición de la cultura occidental por la ideología woke ha convertido a este mundo,
que se percibe tan inclusivo, en un
infierno para millones de creyentes. En una enorme porción del planeta el asesinato de cristianos, por el
sólo hecho de serlo, es un hecho
normalizado. No se encuentra en las agendas globales la preocupación por la persecución religiosa,
siendo esta la más acuciante. En la
última década se han comprobado 10.000 asesinatos al año de cristianos (esto es sólo la cifra de denunciados).
Ese mismo planeta que se convulsionó por
la muerte de Floyd no se mosquea ante los millones de creyentes que hoy, en pleno Siglo XXI son
perseguidos y torturados hasta la muerte
por causa de su religión. ¿Es la persecución religiosa menos importante que la sexual o racial?
Un informe
publicado en noviembre de 2021 por la Organización para la Seguridad y la
Cooperación en Europa demuestra que más
de la cuarta parte de todos los crímenes de odio registrados en el continente en el año 2020
fueron anticristianos, lo que representa
un aumento del 70% con respecto a 2019. Hay actualmente más de 360 millones de cristianos padeciendo
«altos niveles de persecución y discriminación»
lo que representa un 6% de incremento respecto a 2021, cuando la cifra fue de 340 millones, que a su vez fue un 31%
superior a la de 2020 que era de 260
millones, que a su vez fue un 6% superior a la de 2019 que eran 245 millones, que a su vez fue un 14%
superior a la de 2018. La persecución se
ha incrementado en los últimos años, y todo indica que va a seguir creciendo. Según este informe el 80%
de toda la persecución religiosa en el
mundo se dirige contra los cristianos.
Los organismos
supranacionales que tan eficientes han sido imponiendo su agenda sanitaria y su alarmismo ecologista
vienen retrocediendo a pasos agigantados
en lo que respecta a hacer valer la libertad religiosa a pesar de estar incluida en la Declaración
de los Derechos Humanos de las Naciones
Unidas. Existen 133 Estados en el mundo, en donde este derecho es sistemáticamente pisoteado. Según
diferentes informes especializados, cada
mes 345 cristianos son asesinados por su fe, 105 iglesias y edificios cristianos son quemados
o atacados y 219 cristianos son
detenidos sin juicio, arrestados, sentenciados y encarcelados, acusados por rezar a quien el poder estatal
no quiere.
En Iraq la
comunidad cristiana se ha reducido de 2
millones a menos de 200.000 de personas en apenas 20 años. Desde
2003 más de 2.000 iraquíes cristianos
han muerto a causa de la violencia
anticristiana. En octubre de 2010, 55 personas fueron asesinadas en
el atentado terrorista de la catedral de
Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de
Bagdad. Los atacantes se inmolaron con cinturones explosivos y Al Qaeda reivindicó el atentado diciendo que
los cristianos son “objetivos legítimos”.
En Paquistán en
2011, el político católico Shahbaz
Bhatti fue asesinado tras haber dicho que las leyes antiblasfemia
eran usadas por los grupos islámicos
para perseguir a los cristianos y a
otras minorías religiosas.
En India se
produjo una matanza en Orissa en 2008
donde murieron 57 personas, la mayoría de ellas quemadas vivas, mientras, decenas de mujeres fueron violadas.
La ola de violencia anticristiana quemó
en ese año más de 20 iglesias en 10 días y 50.000 cristianos huyeron. La persecución de los cristianos
en la India se está intensificando, en
2021 se registraron 502 incidentes de violencia
anticristiana. Según el informe enviado a la Agencia Fides, en enero de 2022 se produjeron 40 incidentes, 35 en
febrero, 34 en marzo y otros más en
abril. Hay 89 párrocos que han sido golpeados y amenazados con represalias por oficiar Misa.
En Indonesia las
autoridades de la región de Aceh han
demolido iglesias cristianas con el ánimo de contentar a las turbas que, de todas maneras, prendieron fuego a una
iglesia de la zona que no estaba en la
lista de demoliciones acordada. Más de 8.000 cristianos fueron desplazados y huyeron ante las
amenazas de los líderes islámicos que
dijeron públicamente que: «No dejaremos de dar caza a los cristianos y quemar
iglesias. ¡Los cristianos son los enemigos de Alá!».
En Sri Lanka en
2019, 290 personas fueron asesinadas
durante la celebración de la Pascua Cristiana con detonaciones coordinadas de artefactos explosivos por
grupos islamistas.
Nigeria es
directamente un infierno. Sólo en 2015
hubo 4.028 asesinatos y 198 ataques a iglesias Las cifras registradas
el año anterior fueron 2.484 asesinatos
y 108 ataques a iglesias. Se ha
denunciado que los 30 millones de cristianos en el norte de Nigeria,
en un entorno mayoritariamente musulmán,
corren riesgo de vida. En 2013 la
organización islamista Boko Haram masacró a una población del
nordeste del país y se encontraron 142
cadáveres de una comunidad cristiana.
Pocos días después la misma organización prendió fuego a cien casas.
En enero de 2020, la misma organización
ejecutó públicamente al reverendo Lawan
Andimi y a un estudiante de la Universidad de Maiduguri, Daciya Dalep. El reverendo fue decapitado y filmado
para la distribucipon en redes del
siniestro asesinato.
En Kenia, el
Jueves Santo de 2015, un comando de Al
Shabbaab, grupo yihadista asociado a Al Qaeda, asaltó la Universidad
de Garissa y tomó como rehenes a unos
700 estudiantes. Durante las 15 horas
que duró el evento mataron a los que se identificaron como cristianos
y perdonaron a los musulmanes. Le
preguntaban a uno por uno si era
cristiano. Quien respondía que sí era ejecutado delante del resto. Mataron a 142 estudiantes que seguían
contestando ‘sí’ pese a saber que con
esa respuesta serían masacrados.
Los regímenes
comunistas de China y Corea del Norte
persiguen de forma sistemática a las religiones con confinamientos
en campos de reeducación por
considerarlos una amenaza política.
En Afganistán, el
escandaloso retiro de EEUU acrecentó la
impunidad del yihadismo. Los varones cristianos afrontan la muerte cuando su fe queda al descubierto. Las
mujeres y las niñas son apropiadas por
los talibanes como «botín de guerra». Tras ser violadas son puestas a la venta. La caída de Kabul
dejó al régimen talibán los registros
que le permiten identificar a cristianos que son buscados puerta por puerta, son torturados para “desmantelar
redes cristianas” antes de ser
eliminados.
En Myanmar las
fuerzas militares atacan a cristianos y
ya han sido arrestados 20 líderes católicos y protestantes desde el golpe de 2021. Más de cien edificios
religiosos han sido destruidos y se han
intensificado los ataques en los estados de Chin y Kayah, de mayoría cristiana, así como en las regiones
budistas como Sagaing y Magwe. Entre
febrero de 2021 y enero de 2022, el ejército destruyó en Chin unas 35 iglesias y en Kayah al menos 12.
En la República
Centroafricana y en Bangladesh, durante
la pandemia de covid, a los cristianos se les negó la ayuda gubernamental y se los chantageó para que se
convirtieran al islam si querían comer.
Hay muchos más países donde los cristianos padecen «persecución extrema» como Libia, Yemen,
Eritrea, Irán o Arabia Saudí en los que
sufren acoso, violaciones, cárcel o asesinato por el mero hecho de identificarse como cristianos o acudir a
misa. Boko Haram opera también en
Camerún, el Estado Islámico en África Occidental, Mozambique y Somalia. Todo en la más absoluta impunidad.
En Alemania los crímenes anticristianos se han multiplicado desde 2019 y en
Francia dos iglesias sufren ataques diariamente, mayoritariamente con heces
humanas. Chile, Colombia y Canadá han padecido la quema masiva y coordinada de
iglesias recientemente.
Qatar es la sede
del mundial de fútbol de este año.
Habitualmente en estos eventos se reúnen las marcas que sobreactúan ideología woke, políticos adoradores de la
Agenda 2030, empresarios que cumplen a
rajatabla las directivas ESG (Enviromental, Social, Governance) y toda clase de influencers,
deportistas y artistas. Sin embargo,
nada dirán los buenistas superinclusivos y sororos de la violencia contra los cristianos en este país.
Todos fingirán demencia acerca de que
Qatar subió 11 puestos en el ranking de la ONG Puertas Abiertas que confecciona su Lista Mundial de la
Persecución religiosa. Seguramente
disimularán acerca del hecho de que está prohibida la conversión del islam a otra
religión. Nada dirán las feministas de que
las mujeres convertidas al cristianismo deben esconderse ya que
corren el riesgo de ser excluidas de sus
familias y de la comunidad local.
Además, las leyes indican que ante el ejercicio de la libertad religiosa, sus familias tienen la autoridad
para mantenerlas bajo arresto domiciliario,
negarles dinero y manutención y prohibir el acceso a internet, teléfono o libros. Nadie
denunciará que las mujeres de origen
musulmán no pueden casarse legalmente con un no musulmán.
Nada dirán las feministas de que las mujeres
convertidas al cristianismo deben
esconderse ya que corren el riesgo de ser excluidas de la comunidad local, que sus familias tienen la
autoridad para mantenerlas bajo arresto
domiciliario, negarles dinero y manutención y prohibir el acceso a internet, teléfono o libros.
Occidente y su
prédica inclusiva poco hace por el respeto a los derechos que no están en la agenda progresista. Los
valores y la tradición judeocristianos
parecen cotizar infinitamente menos en las
preocupaciones de la burocracia global, a pesar de ser constitutivos
de la cultura en la que se insertan las
democracias liberales. El judaísmo es
tambíen brutalmente atacado en el mundo y si bien la cantidad de ataques es menor en número, también lo es la
cantidad de judíos, razón por la cual la
proporción es mayor. Por eso la comunidad judía entiende la importancia de visibilizar el
antisemitismo y lucha coordinada y
denodadamente contra este flagelo, cosa que no pasa con el
cristianismo. En Medio Oriente el
porcentaje de cristianos cayó del 20% hace un siglo a menos del 4% actual. La situación ha sido
denunciada por líderes de otras
religiones: «Vimos cristianos capturados en Egipto y diferentes comunidades en Irak y Siria que
han sido arrasadas o pueblos cristianos
que huyen. Lo que es sorprendente es el silencio (…) No escuchamos nada de los 120.000 cristianos
asesinados en la región«, denunció Ronald Lauder, presidente del Congreso Judío
Mundial.
Occidente y su prédica inclusiva poco hace por el
respeto a los derechos que no están en
la agenda progresista. Los valores y la tradición judeocristianos parecen cotizar infinitamente
menos en las preocupaciones de la
burocracia global, a pesar de ser constitutivos de la cultura en la que se insertan las
democracias liberales
Los ataques a la
libertad religiosa son una constante y sin embargo las sanciones, embargos y denuncias que son
herramientas tan utilizadas por los
líderes mundiales a la hora de hacer prevalecer su cosmogonía, no son utilizadas para hacer cumplir este
derecho tan básico. La diplomacia
mundial no tiene en cuenta el martirio de personas a causa de su fe a la hora de entablar relaciones
diplomáticas o acuerdos comerciales. Los
organismos internacionales ni siquiera exigen este derecho a la hora de brindar ayuda internacional.
Las condiciones que determina la
Convención de Naciones Unidas sobre el genocidio, o sea la voluntad explícita de acabar con la población
de un territorio o de desplazarla, son
evidentes. ¿Es que a nadie importan las vidas
cristianas?
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