Infocatólica, 7/12/16
El libreto
«Proyecto de Evangelización Proclamar la Palabra» relativiza la comprensión de
la institución familiar, abriéndola a configuraciones diversas a la natural, y
sugiere que las personas pueden tener «identidades sexuales» que no
correspondan con aquella con la que nacieron.
El texto, de 31 páginas, presenta diez prioridades
pastorales y especifica los lineamientos que serán desarrollados por las
diversas instancias eclesiales de la archidiócesis. Hay cuatro párrafos que
abordan el compromiso pastoral con la família y en dos de ellos están presentes
afirmaciones que adoptan la perspectiva de la llamada ideología de género.
Uno de los párrafos explica que «el matrimonio, en el
cual mujer y hombre procuran, según la gracia de Dios, corresponde a lo más
profundo de su vocación, tiene valor para la Iglesia y para la sociedad, y no
restringe la comprensión de la existencia de otras configuraciones familiares,
oriundas de situaciones sociales, culturales, económicas y religiosas
diversas».
En seguida afirma que, «entonces, se comprende que la
familia es la unión de las personas en la conciencia del amor, cuya fuerza
reside esencialmente en su capacidad de amar y enseñar a amar».
Al definir a la família como simple unión de personas
en el amor y omitir que surge de la unión de conyugal de un hombre y una mujer
el documento apunta a una interpretación mucho más amplia de la institución
familiar y la relativiza, en el mismo sentido que propone Judith Butler.
La professora do departamento de retórica y literatura
comparada de la Universidad de Califórnia, en Berkeley, señala en una
entrevista al periódico argentino Página 12 que «se debe distinguir familia de
parentesco […] estas instituciones deben abrirse a mundos más amplios, no es
necesario estar unidos por la sangre o por el matrimonio para convertirse en
esenciales unos para los otros».
Manipulación del punto 53 de AL
En la definición de familia ofrecida en el documento de
la archidiócesis se hace referencia, como si fuera su fundamento, al número 53
de la exhortación apostólica Amoris laetitia.
Sin embargo, al recurrir al texto puede constatarse
que hay una evidente tergiversación de las palabras del Pontífice. Ese numeral
afirma que «avanza en muchos países una desconstrucción jurídica de la família
que tiende a adoptar formas basadas casi exclusivamente en el paradigma de la
autonomía de la voluntad».
También indica la necesidad de no despreciar el
verdadero sentido del matrimonio, pues «la fuerza de la familia reside en su
capacidad de amar y enseñar a amar». Por tanto, las palabras citadas entre
comillas en las directrices diocesanas están claramente fuera del contexto en
que fue originalmente presentado.
Otro párrafo aborda la necesidad de acoger a todas las
familias «en sus más diversas configuraciones, con respeto y celo, a fin de que
se sientan pertenecientes, de hecho, a la comunidad».
Se orienta a que en esa perspectiva se incluyan los
divorciados en nueva unión civil, los que no están casados en la Iglesia y los
divorciados ofreciéndoles un «cualificado servicio de acogida». Hasta aqui, las
orientaciones de acogida están en consonancia con la actitud solicitada por el
Papa Francisco de acoger y acompañar a aquellos que están heridos.
Sin embargo, la última línea del párrafo afirma
«colóquese atención para que, en ese mismo horizonte, sean acompañadas las
personas en sus diferentes identidades sexuales (gais, transexuales, lesbianas,
travestís, trangéneros y bisexuales)».
Esta frase adopta plenamente, sin utilizar el término
género, la perspectiva ideológica de la «gender theory» al utilizar el concepto
de «identidad sexual» como pasible de variantes diversas a las identidades
femenina y masculina.
Tampoco utiliza el termino «tendencia sexual» u
«orientación sexual», que posibilitaría entender que no deben ser excluidos del
acompañamiento pastoral las personas que experimentan atracción a personas de
su mismo sexo.
Se habla de «identidades sexuales» elencando, entre
las posibles posibilidades, la «transgénero». Como es sabido, se refiere a
personas que afirmar tener una identidad que no corresponde al sexo biológico.
Exactamente uno de los aspectos esenciales de la ideologia de género, que lleva
incluso a reivindicar el reconocimiento de un «nombre social».
Pese a ello, en la carta de presentación del
documento, el arzobispo de Belo Horizonte, Mons. Walmor Oliveira de Azevedo,
afirma que el foco, eje y punto de partida para la evangelización en su diócesis
es «proclamar la Palabra de Dios».
En las primeras páginas el documento advierte que se
ha asumido un nuevo paradigma pastoral diseñado sobre los pilares de la
eclesiología «rescatada» por el Concílio Vaticano II:
«El Concilio elaboró una comprensión de la Iglesia
como Pueblo de Dios, que dialoga con la sociedad, […] distanciándose del
ecleocentrismo medieval, del clericalismo y de la romanización del catolicismo
tridentino, asumiendo una eclesiología de comunión».
El «Proyecto de Evangelización Proclamar la Palabra»,
ya aprobado por el arzobispo de Belo Horizonte y que lleva por fecha de
publicación el 8 de diciembre, puede ser leído en la página web de la
arquidiócesis.
Los párrafos destacados que abordan el compromiso con
la família están en la página 18 y 19.
De acuerdo con el arzobispado, el documento en
cuestión es la síntesis de las aportaciones ofrecidas por el clero y los fieles
en un amplio proceso consultivo denominado 5a Asamblea del Pueblo de Dios.
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