catolicos-on-line, 25-4-16
El Observador Permanente de la Santa Sede ante las
Naciones Unidas, Mons. Bernardito Auza, realizó una intervención el pasado
jueves en la cual rechazó el uso de drogas ilegales y explicó que la
legalización de las mismas no conduce a una reducción de los males que
acarrean.
El prelado insistió sobre los efectos negativos de las
drogas sobre la familia y la sociedad y la necesidad trabajar en rehabilitar a
las personas atadas al consumo de estos elementos.
«La Santa Sede rechaza firmemente el uso de drogas ilegales
y la legalización del uso de narcóticos», señaló Mons. Auza en la introducción
del tema y recordó el llamado del papa Francisco a trabajar en su lugar en las
causas del problema como lo son la justicia social, la adecuada educación de
los jóvenes y el acompañamiento a quienes padecen dificultades. Los intentos de
legalización de «las llamadas drogas recreativas no sólo son altamente
cuestionables», sino que además «fracasan en producir el efecto deseado».
El prelado citó las palabras del Pontífice cuando
criticó la posibilidad de legalización: «La batalla contra la drogas no puede
ganarse con drogas. Las drogas son malas y con el mal no puede haber rendición
ni transigencia».
Además de esta
posición, el Observador Permanente recordó al insistencia de la Iglesia en «la
importancia de la familia como la piedra angular de las estrategias de
prevención, tratamiento rehabilitación, reintegración y salud». Mons. Auza
recordó que el uso de drogas crea desequilibrio en las relaciones familiares -
«cuando un miembro es adicto, toda la familia sufre», indicó -, afecta
negativamente la comunidad local y finalmente desestabiliza la sociedad.
El enfoque en la familia permite prevenir las futuras
adicciones al educar a los niños en la virtud de decir «no» a las drogas
ilícitas, y la reducción de la demanda conduciría necesariamente a una
reducción del tráfico de drogas. «De esta manera, al educar a nuestros
niños y jóvenes sobre el daño del abuso de drogas es un elemento importante en
la lucha contra el uso de las drogas desde el lado de la demanda», indicó.
El prelado recalcó la importancia de dedicar esfuerzos
a la rehabilitación de los adictos a las drogas, quienes necesitan un gran
apoyo de parte de la sociedad, e invocó el principio de proporcionalidad sobre
las penas impuestas a cada uno de los involucrados en la cadena criminal del
tráfico y consumo de drogas.
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