Ciudad del Vaticano,
10 octubre 2014 (VIS).-
Durante la Octava Congregación
General que tuvo lugar ayer jueves por la tarde y siguiendo el esquema del
Instrumentum Laboris, los Padres sinodales discutieron del tema "La Iglesia y la familia
frente al desafío educativo (parte III, cap. 2) El desafío educativo en general
/ La educación cristiana en situaciones familiares difíciles".
En primer lugar, se
reiteró la vocación a la vida como elemento fundamental de la familia; de ahí
la invitación a los fieles a profundizar en el conocimiento de la encíclica de
Pablo VI ?Humanae Vitae? también para comprender mejor la importancia de la
utilización de los métodos naturales de regulación de la fertilidad y de la no
aceptación de la anticoncepción. Unión y procreación - se dijo - no están
separadas del acto conyugal. Por lo tanto se reafirmó con decisión, la condena
de la manipulación genética y la crioconservación de embriones.
Diversas voces
pusieron de manifiesto la tendencia de algunos países y organizaciones en el
mundo occidental de presentar, en particular en el contexto de África, algunos
conceptos (incluyendo aborto y uniones del mismo sexo), como "derechos
humanos" vinculando la ayuda económica y fuertes campañas de presión a la
recepción de los mismos. En este sentido, también se evidenció que la expresión
"derechos a la salud sexual y reproductiva" no tiene, en el marco del
derecho internacional, una definición precisa y que puede terminar por abarcar
principios que se contradicen entre sí, como la condena del aborto forzado y la
promoción de aborto seguro, o la defensa de la maternidad y la promoción de la
anticoncepción. Si bien carezcan de valor vinculante, la promoción de tales
"derechos" supone un riesgo, porque puede influenciar la
interpretación de otras normas, en particular en el ámbito de la lucha contra
la discriminación de la mujer.
Se hizo de nuevo
hincapié en la importancia de una adecuada preparación para el matrimonio, ya
que su celebración parece reducirse cada vez más a la dimensión social y
jurídica dejando en segundo lugar la religiosa y espiritual. También se dijo
que a menudo los novios perciben el curso de preparación como una imposición,
una tarea que hay que cumplir sin convicción y, que además es demasiado corto.
Dado que, sin embargo, el matrimonio es una vocación para la vida, su
preparación debe ser larga y detallada, como en el caso de la vida religiosa.
Se habló también de que los novios adolecen con frecuencia de una escasez de
conocimiento del valor sacramental del matrimonio. Tanto es así que la
celebración del rito matrimonial -se apuntó- no es automáticamente la
celebración del sacramento del matrimonio.
En cuanto a la
simplificación de los procedimientos de los procesos de verificación de la
nulidad del matrimonio se mencionó la Comisión Especial
de Estudio para la reforma del proceso matrimonial canónico, instituida por el
Santo Padre Francisco el 20 de septiembre de 2014. Se espera en un
procedimiento más sencillo siempre que sea uno y único para toda la Iglesia. Por otra
parte sobre la doble sentencia conforme consiguiente a la apelación obligatoria
surgió la pregunta de si era posible dejar al discernimiento del obispo la
determinación de apelar o no. Al mismo tiempo, se insistió en la necesidad de
una mayor presencia de jueces laicos debidamente preparados, en particular de
mujeres, en los tribunales eclesiásticos.
Después se reiteró la
importancia de que también los sacerdotes estén bien preparados para la
pastoral del matrimonio y la familia, y de que utilicen las homilías como un
momento especial y eficaz para anunciar a los fieles el Evangelio de la
familia. Hacen falta, se dijo, formación e información, porque la santidad
espiritual del sacerdote, su creatividad y su relación directa con las familias
son particularmente apreciadas por los fieles.
Una vez más se
reflexionó sobre la relación entre emigración y familia, insistiendo en que la
familia es un derecho fundamental que cada emigrante debe ver reconocido y se
exhortó a los responsables de las políticas internacionales de emigración a
proteger el derecho a la unidad familiar porque para los emigrantes la familia
es un elemento esencial para la integración en los países de destino.
Durante la hora
dedicada al debate libre - entre las 18.00 y las 19.00 horas- surgieron , en
particular, tres temas: respecto a los divorciados que se han vuelto a casar,
se puso de relieve la necesidad de un camino de penitencia, que esté acompañado
de una reflexión sobre los divorciados que se han quedado solos porque a menudo
sufren en silencio y están marginados de la vida social. En segundo lugar, se señaló
la necesidad de proteger a los hijos de los cónyuges divorciados de las
repercusiones psicológicas que el divorcio pueda tener sobre ellos. En este
contexto, se señaló que a menudo una adecuada pastoral de los niños hace que
sus padres se acerquen de nuevo a la Iglesia.
En tercer lugar se
habló de la importancia de la relación entre la familia y la educación de los
niños, con particular referencia al derecho de los padres a elegir el programa
educativo más adecuado para que sus hijos puedan recibir una educación de
calidad.
Por último, el
Secretario General del Sínodo, el cardenal Lorenzo Baldisseri, anunció que en
el transcurso de las ocho congregaciones generales, las intervenciones de los
Padres sinodales fueron un total de 180, a los que hay que sumar las 80 durante
las horas de debate libre.
Novena
Congregación General: Escuchar más a los laicos
Esta mañana,durante la Novena Congregación
General ha habido 15 intervenciones (6 de parejas y 9 de auditores), casi todos
laicos comprometidos en los ámbitos de la pastoral familiar, la bioética y la
ecología humana. Procedentes de diferentes países y en representación de casi
todos los continentes los auditores han llevado al Aula su testimonio vivo, de
apostolado familiar en la vida cotidiana.
En primer lugar, se
recordaron las dificultades que viven las familias de Oriente Medio, en
particular de Irak. Los numerosos conflictos repercuten gravemente en la
familia, disgregada por la muerte de sus miembros, obligada a emigrar en busca
de un lugar seguro para vivir, privada de futuro para los jóvenes -substraídos
a la escolarización- mientras los ancianos se ven abandonados a sí mismos. La
unidad de la familia cristiana en Oriente Medio está profundamente sacudida y
este hecho afecta también a la cohesión social y nacional de los países de la
región. Ante estos escenarios dramáticos la Iglesia representa un refugio seguro, una
"familia de familias" que ofrece consuelo y esperanza. Y también es
necesario preparar a las parejas casadas a ser "mediadoras" de paz y
reconciliación.
Otro punto destacado
por los auditores fue la necesidad de que la Iglesia escuchase más a los laicos a la hora de
buscar soluciones a los problemas de las familias, en particular en lo que
respecta a la esfera de la intimidad de la vida matrimonial. Por esta razón, se
hizo hincapié en la importancia de la sinergia entre el mundo académico y el
mundo pastoral, para no formar "técnicos", sino agentes pastorales que
conozcan y sepan promover los temas de la familia y de la vida, a través de una
sólida "visión antropológica católica del mundo".
Además, los auditores
subryaron la necesidad de un mayor diálogo entre la Iglesia y el Estado,
también a través del compromiso de fieles laicos que, lejos de ambiciones
personales, sean capaces de promover la protección de los derechos de la
familia y la defensa de la vida, trabajando en pro de un Estado de rostro
humano. Los laicos deben ser activos y competentes en la defensa pública de los
valores de la vida y la familia.
A continuación las
intervenciones se centraron en la necesidad de formar de modo adecuado y
permanente a los sacerdotes en los temas de la familia, en particular, la
apertura a la vida, para que puedan explicar y hablar con naturalidad y
claridad del amor conyugal. También porque se ha observado que si la
planificación familiar natural se explica en detalle, destacando el valor positivo,
se fortalece la vida de la pareja. En este contexto, se recordó que las
homilías, bien preparadas, fomentan la participación de los fieles en la
celebración de la Misa.
También se reflexionó
en el Aula sobre la importancia del testimonio. Los jóvenes no necesitan tanta
teoría pero entienden muy bien la centralidad de la familia cuando la
demuestran sus miembros, testigos creíbles y sujetos de evangelización . Para
ello, se ha insistido en acompañar a las parejas con una pastoral adecuada,
incluso después del matrimonio y no sólo antes.
Los auditores han
dado voz al sufrimiento de los que pierden a un familiar, como las personas
viudas, los huérfanos o los padres a quienes muere un hijo. Para todos ellos es
fundamental el acompañamiento de la
Iglesia y de los grupos de escucha y ayuda , para que no se
sientan desarmados frente a la profunda angustia de la pérdida, al temor de un
"desierto" de los afectos, sino que permanezcan firmes en la fe.
Más tarde se habló de
la importancia de una "ecología humana", que ayude a contrarrestar
los efectos negativos de la globalización económica, a menudo portadora de
modelos contrarios a la doctrina católica. Ha habido también una fuerte condena
de todas las formas de violencia doméstica, en particular contra las mujeres,
señalando que a menudo es perpetrada por los jóvenes.
Por último, se hizo
hincapié en la necesidad de la comunicación dentro de la familia, porque la
compartición entre los cónyuges, así como también en la educación de los hijos
y sobre todo la oración en el hogar, contribuyen a fortalecer el núcleo
familiar.
Ciudad del Vaticano,
10 octubre 2014 (VIS).-
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