la fase diocesana para la canonización de
Sebastián Gayá, iniciador de los Cursillos de Cristiandad
(Arch.
Madrid/InfoCatólica) 14-9-22
Presidido por el
cardenal Carlos Osoro Sierra, arzobispo de Madrid, juraron sus cargos los
miembros del tribunal diocesano, que está presidido por Alberto Fernández
Sánchez, delegado episcopal de las Causas de los Santos. También lo hizo el
postulador de la causa, Carlos Mora-Rey.
Al comienzo del
acto, el arzobispo de Sevilla y consiliario nacional del movimiento de
Cursillos de Cristiandad, monseñor José Ángel Sáiz Meneses, presentó un breve
perfil biográfico del siervo de Dios, exponiendo la importancia de esta nueva
causa para el movimiento y para toda la Iglesia.
Sebastián Gayá
Riera nació en 1913 en Felanitx (Mallorca). Su familia partió a Argentina en
busca de una vida mejor, pero a los 13 años él sintió la vocación sacerdotal y
regresó a Mallorca para ingresar en el seminario de Palma. Fue ordenado
sacerdote el 22 de mayo de 1937.
En 1944 fundó la
Escuela de Propagandistas del Consejo Diocesano de los Jóvenes de la Acción
Católica donde, con Eduardo Bonnin y otros jóvenes, puso en marcha un nuevo método
evangelizador que se extendería por todo el mundo en el movimiento de Cursillos
de Cristiandad.
Los miembros de
Cursillos destacan dos aportaciones fundamentales de Sebastián Gayá: la
importancia de la formación doctrinal y el desarrollo de la espiritualidad.
En 1957 se
traslada a Madrid, donde participa en la fundación de la Hermandad de Santa
María Espejo de Justicia, destinada a ayudar a familiares de magistrados, al
frente de la cual estuvo durante 25 años.
En 1962 se crea el
Secretariado Nacional de Cursillos de Cristiandad, del que fue vicedirector.
Desde esa posición promovió la primera Ultreya mundial, que tuvo lugar en Roma
en 1966, y en la que participó Pablo VI.
Toda su vida giró
en torno a los Cursillos. Así, en 1977 creó en Madrid la Escuela de San Pablo,
donde fue responsable de la formación espiritual de los dirigentes de
Cursillos.
El lema que marcó
su vida fue Levanta cada mañana la bandera de la ilusión.
Nombrado prelado
de Honor de Su Santidad el 10 de marzo de 2005, vivió los últimos años de su
vida en Mallorca. Fallecido el 23 de diciembre de 2007, a los 94 años de
vida, sus restos recibieron sepultura en el monasterio de San Honorato
(Mallorca), lugar donde se celebró el primer Cursillo de Cristiandad en 1949.
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