martes, 20 de septiembre de 2022

AYER SE LICUÓ


 la sangre de San Genaro

 

(Il Matino/InfoCatólica) 20-9-22

 

El prodigio del milagro de San Genaro se ha repetido. «El signo de la sangre, una vez más», fueron las palabras con las que el arzobispo de Nápoles, Mons. Mimmo Battaglia, anunció a los fieles reunidos en la catedral la licuación de la sangre del patrón, acompañada del tradicional agitar de un pañuelo blanco por parte de uno de los miembros de la Diputación de San Genaro.

 

Las palabras del arzobispo, a las 9:27 hora local. fueron recibidas con un largo aplauso. La repetición del milagro es vista por los fieles como una señal de buen augurio para Nápoles y Campania. El milagro se produce tres veces al año: el 19 de septiembre, día de San Genaro, el sábado anterior al primer domingo de mayo y el 16 de diciembre. 

 

«San Genaro siempre ha representado un punto de referencia para la ciudad, sobre todo en tiempos difíciles. La ciudad pide a San Genaro que sea un elemento de esperanza y cuidado para los más débiles y frágiles, y también un punto de referencia para todos los napolitanos que siempre han encontrado esperanza y fuerza para mirar al futuro», dijo el alcalde Gaetano Manfredi al entrar en la catedral.

 

«Soy católico y tengo una gran fe», añadió, «y creo que San Genaro representa no sólo un gran ejemplo de religiosidad, sino también un punto de referencia secular para la ciudad: todos los napolitanos se han reconocido en él, independientemente de su credo, y eso es muy importante. Basta con venir aquí para entender por qué hay tanta confianza en la intercesión de San Genaro».

 

En su homilía, el arzobispo Battaglia constató la situación actual:

 

«No ocultemos la verdad. Hay muchas razones en este período histórico para estar preocupados, razones para estar desanimados. Desde la guerra hasta la crisis energética, desde una pandemia mundial hasta el mal endémico de la delincuencia local, pero no olvidemos tampoco que ante las dificultades de la historia, casi siempre son los últimos, los pobres, los más jóvenes, incluso en edad, los que pagan el precio. Esta ciudad metropolitana nuestra necesita una sangre viva, una savia nueva de amor, una esperanza nueva, esto es lo que nos pide hoy el Señor y nos pide Gennaro».

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