contra los errores de un libro publicado por
la Pontificia Academia para la Vida
(Aci
Prensa/InfoCatólica) 28-9-22
«No se puede cuidar bien, asesorar
espiritualmente, aconsejar y acompañar a un matrimonio, aplicando una pastoral
que esté al margen de la ciencia médica», advirtieron los expertos a la PAV.
Proponer que los
católicos puedan recurrir a los anticonceptivos, como hace el documento
publicado por la Pontificia Academia para la Vida, «es, más allá de un
ejercicio intelectual teórico, una afirmación que no tiene en cuenta ni la
realidad de los estudios sobre el acompañamiento de los matrimonios, ni la
experiencia de tantos y tantos matrimonios».
La carta abierta,
titulada «Una pastoral al margen de la experiencia deja de ser pastoral», está
firmada por el doctor español Jokin de Irala, miembro de la Pontificia Academia
para la Vida; Michèle Barbato, de Italia, especialista en obstetricia y
ginecología; el médico Jacques Aimé Bazeboso, de República Democrática del
Congo, presidente de la Federación Africana de Acción Familiar; y la médico
italiana Maria Boerci, presidente nacional de la Confederación Italiana de
Centros de Regulación Natural de la Fertilidad.
También firmaron
el médico italiano Paolo Bordin, especialista en Medicina Interna; Serena Del
Zoppo, ginecóloga con experiencia en planificación natural de la familia e
infertilidad, así como consultora en Naprotecnología (N.d.R.: tecnología de
procreación natural); la médico francesa Isabelle Ecochard, ex presidenta del
Instituto Europeo de Educación para la Vida Familiar; el doctor belga Pierre
Hernalsteen, profesor con experiencia en Bélgica, Países Bajos, Ucrania y
Ruanda; y el doctor italiano Furio Pesci, catedrático de la Universidad
Sapienza de Roma.
Los expertos
responden así al libro «Ética teológica de la vida. Escritura, Tradición,
Desafíos Prácticos», publicado este año por la Pontificia Academia para la Vida
con la editorial Librería Editora Vaticana, la editorial de la Santa Sede.
El texto recopila
en 528 páginas las conferencias de un seminario teológico auspiciado por la
Pontificia Academia para la Vida en 2021, y tiene una introducción del
presidente de la PAV, Mons. Vincenzo Paglia.
De acuerdo a Mons.
Paglia, el libro, que propone que los católicos pueden llegar a recurrir a
anticonceptivos, presenta un «cambio de paradigma» en la teología moral.
«El texto realiza
un cambio radical, pasando por así decirlo, de la esfera al poliedro», expresó.
La postura de la
Iglesia sobre los anticonceptivos «no ha cambiado»
Los expertos en
salud, fertilidad y acompañamiento a familias, lamentaron que tras la
publicación del libro por la PAV «se ha producido cierta confusión en algunos
ambientes eclesiales y medios de comunicación por interpretarlo como un cambio
de la Santa Sede en estas cuestiones».
«Pero la postura
de la Iglesia Católica no ha cambiado», precisaron.
«Las propuestas
del manuscrito son de un grupo de expertos. No reflejan la postura de la
Academia», añadieron.
Los expertos
recordaron que «San Juan Pablo II advertía que no se confundiera la ‘ley de la
gradualidad’ con la ‘gradualidad de la ley’ como si hubiera varios grados o
formas de precepto en la ley divina, para diferentes personas en sus personales
situaciones».
«La ley de la
gradualidad supone que todos estamos invitados a vivir con plenitud las
propuestas de la Iglesia, aunque logremos alcanzarlas poco a poco, desde
nuestras capacidades y circunstancias personales, contando con la gracia y
siendo acompañados para superar las dificultades», explicaron.
«El Papa Francisco
nos orienta en esta línea remarcando con fuerza la importancia que tiene el
acompañamiento y el discernimiento misericordioso de los esposos: ‘Es preciso
afrontar todas estas situaciones de manera constructiva, tratando de
transformarlas en oportunidad de camino hacia la plenitud del matrimonio y de
la familia a la luz del Evangelio. Se trata de acogerlas y acompañarlas con
paciencia y delicadeza».
Para los expertos,
«la gradualidad de la ley supondría, por el contrario, que hay diferentes leyes
para según quienes y en qué circunstancias».
Tras precisar que
«la pastoral no debería estar a espaldas de los conocimientos médicos», los
expertos destacaron que «algunos llevamos 40 años trabajando y acompañando a
matrimonios en la paternidad responsable, la vivencia de su sexualidad
matrimonial y en la aplicación de los métodos naturales (MN) en el respeto de
su fertilidad y en permanente diálogo, para favorecer, espaciar o evitar
embarazos».
Los
anticonceptivos, 60 años después de su aparición
Luego de seis
décadas del uso de anticonceptivos, indicaron, «los resultados probados» dan
luces sobre «los efectos que tendría este ‘nuevo’ enfoque pastoral».
«En los años 60 se
enseñó a las parejas que la píldora resolvería la llamada sobre población.
Después de 1968, se enseñó a las mujeres que la píldora les protegería de los
embarazos ‘no deseados’ y evitaría el aborto. En los años 70, se desarrollaron
técnicas de inseminación artificial para ayudar a las parejas a lograr el hijo
‘deseado’».
«Más tarde, en los
años 80, se dijo que el preservativo evitaría las infecciones y también los
embarazos ‘no deseados’», añadieron.
«El resultado, el
empeoramiento de las familias y la coacción de gobiernos, fue predicho por la
encíclica Humanae Vitae (HV): además del empeoramiento de la situación de las
mujeres que supuestamente iban a ser ‘liberadas’ por estos métodos y del
aumento de los fracasos matrimoniales, sufrimos ahora un ‘invierno demográfico’
y las epidemias de infecciones de transmisión sexual aumentan», lamentaron.
En estas décadas,
destacaron, «hemos aprendido y confirmado» que el método natural conocido como
«sintotérmico de doble comprobación» es «cinco veces más eficaz que el
preservativo» para evitar un embarazo.
También se sabe
que «la píldora anticonceptiva actual tiene como uno de sus mecanismos de
acción, la eliminación precoz de embriones al impedir su implantación»,
señalaron, e indicaron que «muchas mujeres no querrían utilizarla si supieran
que la destrucción de un embrión es posible».
De acuerdo al
«mejor estudio existente hasta la fecha sobre la relación píldora-cáncer de
mama, publicado en The New England Journal of Medicine», recordaron los
expertos, se sabe que «los anticonceptivos hormonales orales elevan el riesgo
de cáncer de mama de una forma epidémica».
«Reducen algunos
tipos de cánceres, pero no es comparable con el riesgo de producir cáncer de
mama, de hígado y de cuello uterino», precisaron.
Además, «los
anticonceptivos orales elevan en un 60% el riesgo de infarto de miocardio y
accidente cerebrovascular».
El uso de estas
sustancias, continuaron, está relacionado con «un aumento del riesgo de
depresión y de suicidios e intentos de suicidio».
La ciencia también
ha demostrado, añadieron, que «aplicar enfoques como la Naprotecnología obtiene
resultados parecidos que los métodos artificiales de reproducción asistida, sin
sus inconvenientes bioéticos y efectos secundarios», entre los que se encuentra
el drama de «los embriones congelados».
Para los expertos,
«con solo haber seguido las enseñanzas de la Humanae Vitae, se podrían haber
evitado innumerables fallecimientos por las causas descritas antes en los
últimos 50 años».
«Cuestionar hoy la
aplicación pastoral de la Humanae Vitae aduciendo problemas en el uso de MN
puede conducirnos a uno de los mayores escándalos para la salud pública de
todos los tiempos, porque afectaría a la salud de millones de mujeres»,
advirtieron.
«Por otra parte,
sería una victoria sin precedentes de la industria farmacéutica que pretende
silenciar la evidencia médica actual sobre la píldora anticonceptiva, para
seguir aumentando su negocio a costa de la salud de las mujeres», señalaron.
El éxito de los
métodos naturales
Los expertos
aseguraron que «los métodos naturales modernos fomentan la autonomía
matrimonial; son eficaces, ecológicos y saludables», y destacaron que con los
años su desarrollo ha presentado «cada vez mejores eficacias, con la ayuda de
aplicaciones para Smartphones que incluyen algoritmos sintotérmicos, con
enseñanza individualizada, y con el apoyo de centros que los promueven en todo
el mundo con más acierto y profesionalidad».
Luego de recordar
que quienes trabajan en la salud y la atención de familias con métodos
naturales, «acompañamos a los nietos de las primeras usuarias de
anticonceptivos orales», los expertos advirtieron que «los enfoques pastorales
propuestos por el citado grupo de trabajo no son nuevos y llevan 60 años
aplicándose en algunos sitios, probablemente porque no creían en la HV o porque
no sabían ayudar a los matrimonios de otra manera o se dejaron llevar por la
influencia de las farmacéuticas sobre los medios y los sanitarios».
«Ahora escuchamos
voces muy diferentes en nuestra práctica diaria. Las mujeres jóvenes -en su
mayoría no creyentes- están tristes, incluso indignadas, porque nunca se les
dijo que podían vivir sin anticonceptivos. A veces, incluso, han tenido que
pasar por un aborto, simplemente porque confiaron ciegamente en esos anticonceptivos»,
lamentaron.
Tras descubrir los
métodos naturales, aseguraron, las jóvenes «vuelven a sentirse bien como
mujeres, se sienten verdaderamente emancipadas por primera vez, dueñas de su
cuerpo y de su sexualidad».
Estas jóvenes,
continuaron, «ya no desean un pastor que asuma que lo ‘ideal’ no es para ellas,
que apruebe la anticoncepción, minimice el aborto y considere inevitable el
divorcio. Han perdido sentido para ellas los enfoques pastorales que se han
aplicado en muchos lugares durante estos años, porque han soportado sus
consecuencias físicas y psicológicas. Quieren cumplir el sueño que la Iglesia
ha mantenido durante siglos».
«En vez de seguir
viviendo al remolque de falsas esperanzas de los años 60 que son antiguas y han
fallado, la Iglesia puede abrazar con más fuerza toda la experiencia y los
avances logrados por quienes trabajamos en este campo para tener un renovado
papel pastoral y ser un signo esperanzador para una juventud hambrienta de la
Verdad y que quiere vivir al máximo sus proyectos de pareja», aseguraron.
Para los expertos,
aplicar la ley de la gradualidad a la planificación familiar «significaría
proponer MN a quienes quieren espaciar sus embarazos y, en el caso de surgir
dificultades, acompañarles mientras resuelven sus problemas para poder vivir
como los demás la buena nueva proclamada por la Iglesia».
«Por el contrario,
la gradualidad de la ley y estas ‘nuevas’ propuestas equivaldría a decirles:
‘Este ideal no es para vosotros. En vuestras circunstancias, usad preservativos
u otros métodos anticonceptivos’», señalaron.
Los expertos
resaltaron además la necesidad de «un empeño mayor, si cabe, en que laicos,
profesionales sanitarios, universidades con inspiración cristiana hagamos más,
mucho más, para facilitar y mejorar la atención a estos matrimonios».
«Es hora de
abandonar los paradigmas fallidos de la revolución sexual», señalaron, y
destacaron que «es hora de que la Iglesia desarrolle una verdadera y renovada
pastoral, que sea sostenible, siguiendo una ecología integral, centrada en
varones y mujeres libres y responsables».
«La enseñanza de
la Iglesia es saludable y promotora de la salud pública», indicaron, subrayando
que los métodos naturales «favorecen el diálogo en el matrimonio y el respeto
por el otro, además de fortalecer los vínculos y fines de la pareja».
«Cuando proceden
del amor, aumentan el verdadero amor; cuando proceden de la libertad, aumentan
la libertad. Es hora, porque nuestra experiencia y la ciencia confirman que es
posible», concluyeron.
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