Reflexión de monseñor
Héctor Aguer, arzobispo de La
Plata ,
en el programa
"Claves para un Mundo Mejor"
(12 de junio de 2014)
“Para mi es un gusto,
cada semana, encontrarme con ustedes en “Claves”, porque pienso que del otro
lado de la cámara, frente a la pantalla, están ustedes, a los que ya considero
amigos. Hoy quiero hablarles de algo que es un problema argentino muy serio: la
educación.
Seguramente habrán
leído u oído que, en la actualidad muchos expertos hablan de una grave
decadencia de la educación argentina en su conjunto. No parece una exageración;
es una verdad indiscutible.
Ahora bien: ¿cuáles
son las soluciones? Yo no quiero referirme a eso ahora; además, estrictamente
hablando no es mi competencia. Pero sí quiero referirme a los problemas que hoy
afectan a la educación católica, los problemas que tenemos en nuestros
colegios.
Un colegio es el
receptor de toda la problemática de la sociedad, especialmente de las familias,
aunque en nuestro caso, en nuestras escuelas, tratamos de mantener un diálogo
lo mejor posible con las familias y de ayudar a los chicos en un sentido
integral. ¡Ese es el problema que hoy afecta a muchos ámbitos educativos: una
educación integral!.
A propósito de la
formación integral que deseamos ofrecer en nuestras escuelas, me preocupa,
entre otras cosas, la presión que desde el Estado se ejerce acerca de los
contenidos, los diseños curriculares, los contenidos curriculares de diversas
materias que se han impuesto recientemente, como “Salud y Adolescencia”,
“Educación Sexual”, “Construcción de Ciudadanía”.
El Estado pretende
que nosotros, en el subsistema educativo de la Iglesia , introduzcamos una
orientación ideológica en muchos aspectos contraria a la visión cristiana del
hombre y del mundo, de la moral que, siguiendo al Evangelio, la Iglesia nos enseña.
En la Provincia de Buenos
Aires, especialmente, he hablado sobre este problema con las autoridades, creo
haber encontrado en ellas comprensión. La Constitución de la Provincia de Buenos
Aires, que ha sido sancionada en 1994, dice que los chicos bonaerenses deberán
recibir una educación integral, con sentido trascendente y según los principios
de la moral cristiana, respetando la libertad de conciencia. Pero esta
definición no suele ser tenida en cuenta, y los problemas no se revuelven.
Además, muchas de las disposiciones que el Gobierno Nacional establece, pasando
por sobre la jurisdicción provincial, son anticonstitucionales y menoscaban la
libertad de la Iglesia ,
y la libertad de enseñanza.
Por otra parte,
ustedes saben que el Estado en distintas jurisdicciones, hace aportes a la
educación católica, como a otras escuelas privadas. Esos aportes son de 40%,
60%, 80% o 100% del costo de la planta funcional, es decir los directivos y los
docentes. Yo le decía a las autoridades provinciales: si en lugar del 100%,
todos nuestros colegios recibieran el 150% de esos aportes, nuestros colegios
serían gratuitos, no tendrían que cobrar ninguna cuota y por añadidura el
Gobierno Provincial ahorraría plata, porque les saldría mucho más barato que
todas sus escuelas juntas.
Desde la Iglesia estamos ofreciendo
un servicio, el mejor posible, a la sociedad argentina, en este momento en que
el conjunto de la educación es objeto de críticas muy severas por parte de
aquellos que entienden de estas cosas.
En el caso nuestro, la Arquidiócesis de La Plata , estamos promoviendo
la creación de colegios en la periferia, en los barrios más pobres, donde a
veces hay pocas escuelas estatales o éstas dejan tanto que desear y los padres
de familia nos reclaman que nosotros nos lancemos a afrontar las dificultades y
riesgo que implica abrir nuevas escuelas.
Quería comentarles
esto, para que ustedes recen por la educación cristiana, para que podamos
ofrecer a la sociedad Argentina de hoy, tan agobiada por diversos problemas, un
aporte que sea verdaderamente sustancial.
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