jueves, 3 de octubre de 2013

Practicar lo que creemos







Homilía monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas para el 26º domingo durante el año (29 de septiembre de 2013)

Agencia Informativa Católica Argentina-Jueves 3 Oct 2013 

El texto de este domingo (Lc. 16,19-31), nos presenta una historia con forma de parábola llamada “El rico malo y Lázaro pobre”, donde muestra la insensibilidad de un hombre rico: “Era un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas. Y un pobre, llamado Lázaro, que echado junto a su portal, cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico; pero hasta los perros venían y le lamían las llagas…” (Lc. 16,19-21). El texto nos presenta el peligro de idolatrizar las riquezas y de no ser justos y caritativos con aquellos que padecen necesidades. En el juicio final se revelarán todas estas actitudes y el texto termina diciendo: “Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se convencerán, aunque un muerto resucite” (Lc. 16,31). Lo importante es escuchar la Palabra de Dios y practicarla.

Los cristianos en este tiempo nos hemos dispuesto a centrar un camino de discipulado y misión. Difícilmente podamos asumir un camino de maduración en la fe si no revisamos nuestras actitudes de vida ligadas a la justicia y la caridad, y nos planteamos como nos señala “Navega mar adentro” sobre el escándalo de la pobreza y la exclusión social. En dicho documento los obispos argentinos nos hemos propuesto la necesidad de acentuar en la vida cristiana una mayor formación en la moral social y en la doctrina social de la Iglesia, porque percibimos la ruptura que se da entre la fe y la vida, la fe y los criterios, que hace que los valores no estén suficientemente presentes en nuestra cultura. En muchos espacios de la sociedad hoy es clave que los cristianos seamos testigos de la fe, la vida y los criterios, pero sobre todo en el ámbito de la educación para discernir que contenidos le damos a nuestros jóvenes tanto en las escuelas públicas de gestión estatal como privadas

Esta ruptura de fe y vida, y criterios también se da en el ámbito de la cuestión social. En Navega mar adentro señalamos: “En un país constituido mayoritariamente por bautizados, resulta escandaloso el desconocimiento y, por lo mismo, la falta de vigencia de la Doctrina Social de la Iglesia. Esta ignorancia e indiferencia permiten que no pocos hayan disociado la fe del modo de conducirse cristianamente frente a los bienes materiales y a los contratos sociales de justicia y solidaridad. La labor educativa de la Iglesia no pudo hacer surgir una Patria más justa porque no ha logrado que los valores evangélicos se traduzcan en compromisos cotidianos” (38).

Es importante que hagamos una real evaluación y autocrítica en orden a buscar caminos de conversión a Jesucristo, el Señor y a su propuesta. En la Diócesis tratamos de asumir el documento de Aparecida y “las orientaciones pastorales” de nuestro primer Sínodo diocesano, y de buscar respuestas para la formación y el camino de discipulado sobre todo del laicado que es la mayoría del pueblo de Dios. El instituto de Teología y Pastoral, las escuelas básicas y de ministerios son junto a la catequesis algunas de las respuestas que se ofrecen en la Diócesis. Debo reconocer que es alentador el percibir el alto número de gente que está buscando formación e introducirse en este camino de discipulado.

Es importante señalar que este camino de discipulado no es solo aprender conceptualmente elementos doctrinales. Desde ya que esto también es necesario e importante, pero la formación cristiana implica un “estilo de vida” que debe integrar necesariamente el poner en práctica lo que creemos. El tratar de vivir la caridad. En el amor a Dios y a los hermanos, especialmente a los más pobres encontramos el termómetro que sirve para evaluar nuestro compromiso con el Señor. En “Navega mar adentro” también nos dice que hay signos de esperanza: “No obstante, en el seno de la comunidad cristiana siempre surgen talentos creativos que avivan el fuego de una imaginación de la caridad. Efectivamente, afloran de modo espontáneo, particularmente desde los sectores más pobres, muchas expresiones de solidaridad con raíces humanitarias y evangélicas, las que con un voluntariado audaz y sacrificado van extendiendo redes solidarias, verdaderos puentes de ayuda y cercanía entre los que pueden y se conmueven, y los que necesitan y agradecen…” (39).

Pidamos que no nos pase como a ese rico del Evangelio de este domingo que por su egoísmo e indiferencia perdió el cielo, el abrazo de nuestro Padre Dios.

¡Un saludo cercano y hasta el próximo domingo!


Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas

No hay comentarios:

Publicar un comentario