viernes, 28 de octubre de 2022

CARDENAL MÜLLER

 

 «Los obispos no pueden reinterpretar la fe revelada a su gusto»


Por Javier Arias

 

Infovaticana | 28 octubre, 2022

 

 

Bajo la atenta mirada del cardenal Rouco Varela y de los obispos José Ignacio Munilla y Juan Antonio Reig Pla, el cardenal Müller clausuró el Congreso en honor a Benedicto XVI organizado por el CEU.

 

A pesar de las presiones recibidas contra la organización de este Congreso, el purpurado alemán volvió a deleitar a los presentes con su sabiduría teológica.

 

El prefecto emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, explicó en su ponencia que «Jesús es el reflejo de la gloria de Dios y semejanza de su ser que limpió el mundo del pecado». Así mismo, aseguró Dios reveló la naturaleza y misión de Jesús en el monte Tabor.

 

El cardenal alemán criticó al protestantismo y al propio Lutero y lamentó que hoy en día «muchos católicos olvidan que la Iglesia es un misterio de salvación».

 

Además, en referencia a la Iglesia, el cardenal Müller recordó que «no es un programa humano para establecer un paraíso en un sistema liberal-capitalista o comunista», al mismo tiempo que condenó el fascismo y el comunismo.

 

El purpurado alemán insistió en la idea que viene repitiendo últimamente con viveza de alertar sobre el pensamiento posthumanista en donde el hombre se convierte en su propio redentor olvidando a Dios.

 

Müller recordó que «la Iglesia sirve con el evangelio, los sacramentos y los obispos y es a través de la Iglesia donde Dios realiza la tarea salvífica».

 

El cardenal hizo mención a la figura de «Pedro» como unidad del colegio de los apóstoles e insistió en que «no hay pluralismo dogmático» calificándolo de «tesis anticatólicas». «El obispo de Roma es el principio y fundamento de la unidad», agregó Müller.

 

También tuvo palabras para condenar «la locura de la ideología de género» y «el estilo de vida burgués de los sacerdotes que se presentan como modernos».

 

El papel de Benedicto XVI y de la Iglesia

Sobre el papa emérito, su compatriota destacó que propuso la «desmundanización frente a la secularización» y por ello, Benedicto XVI «se convirtió en el enemigo de los que querían interpretar el Concilio Vaticano II como el proceso de secularización de la Iglesia».

 

De igual modo destacó la contribución de Ratzinger con el concepto de «minoría creativa» y puso como ejemplo la contribución de los monasterios hace varios siglos, que se convirtieron en el florecimiento del cristianismo.

 

Gerhard Müller advirtió que «los obispos no pueden reinterpretar la fe revelada a su gusto» y por tanto, «la Iglesia no es un partido político; no se basa en las ideologías de las personas sino que vive de la promesa de Dios».

 

Así mismo, mandó un recado a Roma al afirmar que los temas centrales de la Iglesia «no deberían ser el cambio climático o la política migratoria, sino el evangelio de Jesucristo».

 

Al final del Congreso, durante el coloquio con el resto de participantes, el cardenal volvió a reiterar la idea ya expresada en días atrás sobre las polémicas y erráticas posiciones de gran parte del episcopado alemán. «No quieren separarse pero quieren convertir la Iglesia a sus ideologías. Hablan mucho pero luego no se atreven», sentenció el cardenal Müller.

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