P. Jorge González Guadalix
De profesión,
cura, 21.06.17
Esta es la realidad de muchos compañeros con los que
me encuentro. Realidad que por supuesto no se expresa en voz alta, pero que
sotto voce es el pan nuestro de cada día. ¿Cómo estás? Bueno, ahí vamos. Aquí
en la parroquia haciendo lo que se puede y poco más.
Nuestra sensación es la de vivir en una Iglesia de
ocurrencias e improvisaciones, de muy fuerte romana tortícolis, donde no
acabamos de ver una línea y en la que todo son grandes palabras que no
significan nada. A mí saber que vivimos en una iglesia en servicio al mundo,
misericordiosa, samaritana, en salida y llamada a las periferias no me aclara
absolutamente nada. Palabras extraordinarias, maravillosas, epatantes y que
dejan a algunos con una boca más abierta que el burgalés papamoscas. Pero nada.
Servicio al mundo. Ya sé que hay que estar con los
refugiados, que hoy por hoy si no estás con los refugiados no eres nada.
Preferiría que me hablasen de Cáritas, de sus líneas fundamentales, de su
acción netamente evangelizadora, de su obrar según el evangelio, el catecismo y
los principios de la doctrina social de la Iglesia. Vana ilusión. Servicio.
Vale.
Misericordiosa. En dos semanas el gran día mundial del
¿orgullo? gay en Madrid. ¿Alguien tendrá la misericordia de decir que eso es
una barbaridad, que eso va a ser Sodoma y Gomorra en las calles? Evidentemente
no, a no ser algún obispo más lanzado al que sus compañeros arroparán más bien
poco. Me gustaría que el santo padre diera cumplida respuesta a los cuatro
cardenales, a los que algunos llaman “díscolos” por preguntar con nombres y apellidos
lo que no acaban de entender, y pedir una audiencia tras casi un año de
silencio. ¿No habrá misericordia para ellos? ¿Ni una audiencia, ni una
respuesta?
No sé qué cosa sea iglesia samaritana, y miren que se
dice y se dice. El samaritano curó las heridas de aquel lesionado por los
ladrones. Samaritanos hoy, digo yo, que será para curar las heridas de todos,
especialmente las causadas por el pecado. Pero es que de eso no se habla. Cosa
de mal gusto.
Tampoco sé qué cosa sea lo de Iglesia en salida. Antes
eso significaba hacer apostolado e ir en busca de los no creyentes, pero hoy
eso está mal visto. Ya nos han explicado que el proselitismo es una cosa muy
mala. Tampoco me aclaro con lo de las periferias.
Lo que vemos es que el relativismo nos puede.
Familiaris Consortio está en entredicho, incluso rebatida, con Amoris Laetitia.
Dominus iesus abolida en la práctica, porque al final todas las religiones
vienen a ser lo mismo y bla, bla, bla. De la Veritatis Splendor nos han contado
en ¿sesuda? conferencia con muy altas jerarquías presentes, que ha sido
completamente superada y rebatida con Amoris Laetitia.
Comprenderán ahora lo que les quiero decir. A veces
nos encontramos algunos compañeros y nos preguntamos: ¿y tú cómo lo ves? Yo me
dedico sobre todo a la parroquia y a esperar a ver si las cosas se aclaran
alguna vez. Mientras, tranquilidad. Pues eso. Santa indiferencia. O cómodo
pasotismo. Ya iremos viendo.
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