Reflexión de monseñor Héctor Aguer, arzobispo de La Plata , en el programa
"Claves para un Mundo Mejor" (4 de mayo de 2013)
¿Cómo se puede
asegurar el futuro de una Nación? ¿Qué factores hay que poner en juego? Ante
estas preguntas podríamos desarrollar una reflexión amplísima, pero yo quiero
referirme solamente a un punto que es capital. Uno podría responder a esa
cuestión diciendo que es necesario que nazcan muchos niños, hijos de esa
tierra, y que puedan ser criados y educados dignamente por sus familias.
Quiero subrayar la
importancia de la educación en el futuro de un país, y no me refiero solamente
a la instrucción, sino a la educación entendida como la formación integral de
una persona, que pueda capacitarse para un proyecto de vida y para colaborar
con una inserción adecuada en la vida social, en la vida de la comunidad a la
cual pertenece.
Todos sabemos los
problemas actuales que afligen al sistema educativo en la Argentina. Ha habido
progresos interesantes, como por ejemplo una aplicación presupuestaria muy
importante y que, sin embargo, todavía por distintas razones que habría que
examinar, no produce resultados seguros en materia de calidad de educación.
Por otra parte
sabemos que existen grandes desigualdades y problemas que vienen “de arrastre”.
Se ha logrado mejorar, por ejemplo, la inserción y la retención de niños en el
sistema educativo pero se sabe que existen cientos de miles de chicos que no
estudian ni trabajan. Pensemos sobre todo la problemática del secundario.
Luego, lo de la
calidad no se refiere a exquisiteces, sino que se refiere a la transmisión en
el plano de la instrucción de saberes elementales; como se decía antes: saber
leer, escribir, calcular.
Hay mediciones al
respecto: algunas que se hacen en el ámbito local y, por otra parte, se
perciben simplemente con poner un poco de atención a los resultados, y otras
que tienen que ver con proyectos internacionales de medición. Se sabe bien que
hay muchos chicos que acaban su escolaridad primaria sin saber leer y escribir
con corrección. En el Secundario esto es mucho más grave todavía; también
muchos son los chicos y chicas que no terminan la escuela secundaria.
No es solo un
problema del sistema educativo, aunque llama la atención que después de dos
reformas consecutivas no se haya mejorado sustancialmente la calidad de la
instrucción. Hay problemas que vienen del ámbito familiar, del ámbito social,
de la situación de la cultura en el país. Lo de la familia es muy importante:
el chico no se educa solamente en la escuela. Cuando comienza su escolaridad,
el chico, ya lleva consigo un mundo familiar, con todos sus valores y también
con todas sus deficiencias. Y luego la escolaridad no puede limitarse al
horario curricular.
Hoy se habla con
mucho interés acerca de la jornada extendida y hay proyectos nacionales
importantes al respecto pero, sin embargo, todavía queda mucho por hacer. ¿Y
que significa la jornada extendida? Significa tratar que la educación sea
verdaderamente integral, como lo postula la Ley de Educación Nacional.
Esto concierne a toda
la sociedad. No es un problema solo del Estado, sino también de las
instituciones de la sociedad civil y de las familias, de cada uno de nosotros.
La problemática socio-económica ya produce un handicap tremendo. Muchísimos
chicos no están bien nutridos, muchos a los cuales su familia no puede
acompañarlos; el hecho de que la madre no esté en la casa, por ejemplo, o que
en la familia no se inicie esa formación en los valores fundamentales de
humanidad. Todo esto influye negativamente en la educación integral.
Pues bien de esto
depende en buena medida el futuro de la Nación. A veces uno toma en cuenta los índices
económicos o la ubicación en la política internacional, pero la educación es
como la infraestructura del futuro de una Nación. Sobre esto tenemos que
pensar, y cada uno tiene que hacer su parte.
Agencia Informativa
Católica Argentina, 7 May 2013
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