Aica, 14 Ago
2017
"Por favor, no nos vengan a correr con la vaina
de los curas pedófilos, porque la Iglesia tiene la autoridad que siempre tuvo y
puede con toda dignidad seguir diciendo lo que dice”. Con esta frase concluyó
su reflexión semanal televisiva del sábado 12 de agosto el arzobispo de La
Plata, monseñor Héctor Aguer, que dedicó, precisamente, al problema de la
pedofilia en algunos sacerdotes.
“Últimamente he observado -comenzó diciendo el prelado
platense- que, en distintas circunstancias, mucha gente le niega autoridad
moral a la Iglesia, por ejemplo, por hacer alguna crítica de las costumbres y
dicen: “en la Iglesia lo que tendrían que resolver es su problema" porque
"todos los curas son pedófilos”, aludiendo así al reciente dicho de un
conocido periodista.
El arzobispo prosiguió diciendo que, en general,
"la gente no cree en el celibato del clero a lo mejor porque se enteró de
que algún cura no cumplió con su juramento; entonces esa caída la extienden a
toda la corporación clerical. Ahora lo mismo: sin duda hubo sacerdotes
pedófilos que cometieron esos crímenes abominables. Lo que no suele decirse es
que existe un protocolo de la Iglesia, muy severo, por el cual se los juzga y
se los castiga, independientemente de la suerte corrida por los culpables en
los juicios penales entablados en tribunales seculares. De hecho conozco casos
de sacerdotes que han sido expulsados del estado clerical a causa de ese
crimen”.
“Con notable frivolidad -destacó- se vulgarizan las
opiniones y entonces hay gente que dice: 'todos los curas son abusadores'; en
ocasiones me llegaron comentarios de este tenor: 'Qué derecho tiene la Iglesia
a hablar de esto o aquello; primero que resuelva el problema interno que la
afecta'. Lo cierto es que la Iglesia lo está resolviendo, es decir, no mira
para otro lado, sino que lo afronta con decisión”.
En seguida monseñor Aguer invita a consultar las
estadísticas. ¿Qué porcentaje de los abusos que se conocen y se judicializan
son cometidos por sacerdotes? ¿Llegará al 1 por ciento? Estoy seguro de que es
incluso menor. ¿Dónde ocurre por lo general ese crimen? Ocurre en el entorno
familiar, si se puede llamar familiar; lo que ya no es familia, donde el hecho
aberrante lo produce el padrastro del chico o la chica, o la expareja de la
madre y hasta hemos escuchado que es el papá de la criatura o el hermano mayor
o el primo o el vecino de al lado. No los curas. Si se toman en cuenta las
estadística eso queda bien claro”.
“Pero lo cierto -aseveró- es que se va creando una
especie de ficción que se hace general y surge la frase: 'Todos los curas son
abusadores'. No es así. Esto no significa que no reconozca que en la Iglesia
hay santos y pecadores y que esto ha ocurrido desde el principio. Jesús lo
enseñó muy bien a la multitud que lo seguía y escuchaba".
Aquí monseñor Aguer recordó la parábola del trigo y la
cizaña, en la que un hombre sembró trigo en su campo pero el enemigo, cuando
todos dormían, sembró cizaña. Crecen el trigo y la cizaña y entonces los peones
se alarman, le cuentan al dueño lo que ocurre y le urgen: ¡hay que arrancar la
cizaña! El dueño les pide que esperen, que ahora no es el momento; les explica
que es mejor dejar que crezcan juntos porque si los quieren sacar en esa
instancia del crecimiento corren el riesgo de arrancar juntos el trigo y la
cizaña. ¡Esperemos al momento de la cosecha, que entonces se distinguirán bien!
Y finalmente llega el momento de la cosecha”.
“Ciertamente -expresó el arzobispo platense- existen
casos en la Iglesia de algunos curas abusadores. Pero ¡cuidado, son algunos! no
todos los curas son abusadores. ¿Y cómo se arregla eso? Se arregla con las
medidas que la Iglesia toma, que como dije son muy severas, pero el mal no se
va a desarraigar por completo ni de la sociedad, ni de la misma Iglesia. La
Iglesia está formada por justos y pecadores, como en la sociedad están mezclados
los justos y los pecadores. La discriminación (perdón por usar esta palabra
maldita) algún día quedará bien en claro y cada uno de nosotros tendría que ir
poniendo las barbas en remojo, por las dudas”.
Tras ofrecer otra imagen evangélica, monseñor Aguer
concluyó su reflexión: “Así son las cosas, así es la vida y hay que reconocer
que esta es una verdad, una realidad fundamental. Pero, por favor, no nos
vengan a correr con la vaina de los curas pedófilos, porque la Iglesia tiene la
autoridad que siempre tuvo y puede con toda dignidad seguir diciendo lo que
dice. Son palabras de advertencia y de salvación”.+
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