LAICOS PIDEN CLARIDAD SOBRE AMORIS LAETITIA
(La Nuova Bussola/InfoCatólica), 25-4-17
El evento se celebró en un salón del Hotel Columbus,
muy cerca de la plaza San Pedro, organizado y promovido por La Nuova Bussola
Quotidiana y Il Timone.
Un congreso convocado por laicos, con oradores laicos
de todo el mundo. Fueron muchos los periodistas presentes, entre los que se encontraban
los vaticanistas italianos Sandro Magister, Luigi Accattoli, Giuseppe Rusconi y
Aldo Maria Valli. También asistió Edward Pentin, del National Catholic
Register. Alrededor de 200 personas siguieron la intensa jornada.
Precisamente el papel de los laicos es la nota más
relevante a destacar del Congreso A un año de Amoris Laetitia. Para poner
claridad, realizado en el hotel Columbus, como acertadamente ha señalado Valli
en un artículo suyo antes del Congreso y publicado en su blog.
«Rara vez se ven laicos católicos reunidos por sí
mismos, sin la dirección de un cardenal, un obispo, un Monseñor o al menos un
simple sacerdote, para debatir temas que afectan principalmente a los
contenidos fundamentales de la fe. Y aún más raro es ver a laicos que deciden
dar un paso al frente y volverse a sus pastores con una advertencia que suena
asi: «Lo sentimos, pero según creemos, en lo que han aprobado hay algo que no
funciona y que puede llegar a ser peligroso no sólo en sentido abstracto, sino
para la salvación de las almas».
La ponente Anna Silvas, profesora universitaria
australiana, en su intervención ha aludido a la gran saga de Tolkien afirmando
que los laicos son como los Hobbits de la Tierra Media. «Poco poderosos, pero
con un papel clave en la batalla por el triunfo del bien».
El director del
Congreso, Ricardo Cascioli, ha recordado en su apertura cuáles son las
preocupaciones que han animado su organización. «En la disputa sobre la Amoris
Laetitia está implicado el significado de tres sacramentos: el matrimonio, la
penitencia y sobre todo la Eucaristía. Tenemos conferencias episcopales,
obispos y sacerdotes que en las cuestiones más sensibles dan interpretaciones e
incluso directrices opuestas. Estamos en el absurdo de que, por poner un
ejemplo, las instrucciones a los fieles sobre el acceso a los sacramentos
varían no sólo de país en país sino también de diócesis a diócesis y de una
parroquia a otra». De ahí la petición de claridad que ha llevado a la
presentación de cinco dubia por parte de cuatro cardenales al Papa, a fin de
que desate los nudos que hay sobre cuestiones fundamentales relativas a la
doctrina moral católica y a la práctica pastoral que de ella se sigue.
Los ponentes que han intervenido, ha dicho Cascioli,
«provienen de diferentes culturas, de diferentes experiencias eclesiales,
expresan también diferentes sensibilidades e incluso su modo de abordar la
actual situación no es idéntica. Pero todos tienen en común la percepción de la
gravedad de la crisis en la Iglesia y el deseo de ejercer nuestra
responsabilidad personal hasta el fondo, para contribuir al bien de la Iglesia,
para reclamar a los pastores el cumplimiento de su deber».
Las exposiciones fueron abiertas por Jurgen Liminski,
Director del Instituto de Demografía, bienestar y familia (Alemania), que ha
subrayado el valor social de la indisolubilidad del matrimonio. «El matrimonio
duradero -ha dicho-, garantiza un clima de confianza en los vínculos afectivos
y la confianza es un cimiento de la sociedad. Por ello las relaciones estables
y no fluctuantes, son un capital cultural útil a la sociedad y también a la
economía».
Ha estado muy bien articulada la relación de Douglas
Farrow, profesor de filosofía cristiana en Montreal. Ha recordado algún «riesgo
gnóstico en dividir un Dios juez de un Dios misericordioso. Y el desafío para
la Iglesia de hoy es el de levantar sus ojos a un Dios que no tiene necesidad
de atenuar la justicia para conceder misericordia». Si la tradición «no puede
contradecirse, el parágrafo 303 de Amoris laetitia plantea el problema de cómo
se entiende la conciencia respecto a lo que enseña el parágrafo n ° 56 de la
encíclica Veritatis Splendor de San Juan Pablo II».
También la intervención del filósofo parisino Thibaud
Collin ha señalado que esta cuestión de la relación entre la conciencia y la
ley natural, entre el orden objetivo y la responsabilidad subjetiva, está en el
corazón de las cinco dubia que los cardenales han dirigido al pontífice. «La
ley de Dios - dijo Collin- no puede convertirse en un elemento entre otros para
reflexionar partiendo de las situaciones particulares». El informe de Collin,
muy cuidadoso, se publicará en su totalidad en Italiano en los próximos días,
junto con los de otros oradores. El francés también ha abordado la cuestión del
posible desarrollo que Amoris Laetitia había aportado en la continuidad de
Familiaris Consortio y Veritatis splendor, observando un número de
incongruencias que habría que resolver.
Silvas también había insinuado un cierto espíritu de
la modernidad que parece ser seguido por muchos pastores, como el de «conseguir
fáciles aprobaciones». Parece imperar, ha dicho, «un espíritu hegeliano, el
espíritu profundo de la modernidad». Ha concluido su exposición diciendo que
hasta que las dubia de los cuatro cardenales no hallen respuesta «será difícil
evitar la confusión de interpretaciones, porque el texto de Amoris Laetitia,
objetivamente, deja aberturas evidentes.« Entre otras cosas mencionó el extraño
caso de la nota 329: »Apela a Gaudium et Spes en un fragmento que se refiere a
los novios que se preparan para el matrimonio, pero lo aplica a las parejas que
no están casadas. ¿Por qué?».
El profesor Claudio Pierantoni, de Chile, afirmó que,
en cierto sentido, las dubia son inéditas, ya que «piden algo sobre lo cual el
magisterio ya se había expresado claramente». En Amoris laetitia, segun
Pierantoni, «la indisolubilidad del matrimonio se reafirma, pero nos
encontramos con renovaciones en la práctica que la contradicen».
La contribución de Jean Paul Messina, profesor de
Camerún, se ha centrado principalmente en la cuestión de la poligamia en África
como un riesgo real para el Evangelio de la familia y del matrimonio cristiano.
«Este Congreso», reiteró Cascioli, «no es un acto de
rebeldía contra el Papa, ni tiene la intención de presentar un ultimátum ni
tiene tampoco intenciones cismáticas. La crítica a ciertos pasajes,
-especialmente contenidos en el capítulo VIII – de Amoris Laetitia, así como a
ciertas interpretaciones de las conferencias episcopales como la de Alemania y
Malta y de ciertos cardenales, obispos, religiosos, son simplemente un
testimonio de claridad».
No hay comentarios:
Publicar un comentario