El Papa admite que
los divorciados vueltos a casar puedan comulgar (SIC)
JUAN VICENTE BOO /
CORRESPONSAL EN EL VATICANO
Día 21/02/2014
El Papa Francisco
sorprendió el viernes a los cardenales de todo el mundo, reunidos en el
Vaticano, aplaudiendo sin reservas la presentación introductoria de dos horas
realizada por el cardenal Walter Kasper el día anterior, que propone readmitir
a la Eucaristía
a algunos divorciados vueltos a casar que cumplan requisitos muy específicos.
Con buen humor, el
Papa reveló al centenar y medio de cardenales que «ayer por la noche volví a
leer -¡pero no para dormirme!- el trabajo del cardenal Kasper, y querría darle
las gracias porque encontré teología profunda y pensamiento sereno. Es
agradable leer teología serena».
Para sonrojo del
cardenal alemán, prestigioso profesor en Tubinga y Münster antes de venir a
Roma a encargarse de Ecumenismo durante una década, el Papa dijo que su
ponencia «me ha hecho bien, y me ha traído a la cabeza una idea… Perdóneme si
le sonrojo, pero la idea es esta: esto se llama hacer teología de rodillas.
Gracias, gracias».
En su texto, que el Vaticano prefirió no difundir por
considerarlo material de trabajo interno de los cardenales, Kasper recuerda que
el matrimonio sacramental ante la
Iglesia es indisoluble, pues así lo declaro Jesús.
El cardenal alemán -que cumplió ochenta años el 5 de
marzo pero participó en el Cónclave pues tenía solo 79 el 28 de febrero- señala
también que no sería solución honrada simplificar los trámites para las
anulaciones, pues la mayoría de los católicos no las piden cuando son
conscientes de que su matrimonio ha fracasado pero no fue nulo.
La indisolubilidad del matrimonio excluye, por tanto,
un segundo matrimonio sacramental, posibilidad que admiten, en cambio, las
Iglesias ortodoxas con ciertas modalidades.
La propuesta de Kasper, que pasará a estudio de los
Sínodos de Obispos de octubre del 2014 y octubre del 2015, no se refiere a
divorciados que formen después parejas de hecho sino sólo a los que contraigan
un matrimonio civil. El cardenal alemán propone que, en ese caso se podría
admitir a la Eucaristía
a un número relativamente menor de personas que cumplan varios requisitos.
Sustancialmente, que
el primer matrimonio haya resultado irremediablemente roto sin culpa del
interesado y que se admitan las posibles obligaciones de aquel primer
matrimonio. Al mismo tiempo, que el segundo matrimonio haya generado nuevas
obligaciones que sea necesario respetar, y que la persona interesada tenga
tanto un vivo interés por educar a los hijos en la fe cristiana como un
vivísimo interés en recibir los sacramentos.
El cardenal Kasper presentó su propuesta como una
mera posibilidad, sin empujarla ni
«reforzarla» con excesivos argumentos. Era, tal como dijo el Papa, un ejemplo
de «teología serena», muy distinto de otros de «teología vociferante» o de
«teología chantaje», que suelen abundar en torno a este tema.
El aplauso del Papa
ante el resto de los cardenales habrá enrojecido a Walter Kasper pero no le
habrá sorprendido pues en su primer Ángelus, el Santo Padre elogió el libro del
purpurado alemán sobre la misericordia.
A la salida de la
reunión del jueves, Kasper se había parado a comentar su ponencia con un
pequeño grupo de periodistas. Con toda naturalidad reconoció que había pedido
algunas sugerencias al Papa y que Francisco le había dicho: «Debes plantear
preguntas, preguntas que hagan pensar».
Su ponencia revistió, pues, la forma de una pregunta:
¿Se podría admitir a algunas personas a la Eucaristía en
determinados casos? La respuesta corresponderá, en un proceso de dos años, a
los dos Sínodos de los Obispos sobre la familia y, finalmente –en torno a enero
del 2016-, a la exhortación apostólica que publique el Papa.
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