Alerta de Lombardi
Ecclesia, 23-2-13
“Tiempo
penitencial” es el título del comentario editorial del padre Federico Lombardi,
portavoz de la Santa Sede ,
en el que alerta de presiones, maledicencias, desinformaciones y hasta
calumnias en el contexto de la
Sede Vacante y ante la elección del nuevo Papa
El camino de la Iglesia en estas últimas
semanas del Pontificado del Papa Benedicto, hasta la elección del nuevo Papa a
través de la “Sede vacante” y del Cónclave, es muy laborioso, dada la novedad
de la situación. No tenemos – y nos alegra – que entristecernos por la muerte de un Papa
amado, pero no nos ha sido ahorrada otra prueba: aquella del multiplicarse de
las presiones y de las consideraciones ajenas al espíritu con el que la Iglesia quisiera vivir
este tiempo de espera y de preparación.
De hecho no falta quien busca aprovecharse
del momento de sorpresa y desorientación de los espíritus débiles para sembrar
confusión y echar descrédito a la
Iglesia y sobre su gobierno, recurriendo a instrumentos
antiguos – como la maledicencia, la desinformación, a veces la misma calumnia –
o ejerciendo presiones inaceptables para condicionar el ejercicio del deber de
voto por parte de uno u otro miembro del Colegio de cardenales, considerado no
agradable por una razón u otra.
En
la mayor parte de los casos quien se coloca como juez, emitiendo graves juicios
morales, no tiene en verdad autoridad alguna para hacerlo. Quien ante todo
tiene en mente dinero, sexo y poder, y está acostumbrado a interpretar en estos
términos las diversas realidades, no es capaz de ver otra cosa ni siquiera en la Iglesia , porque su mirada
no sabe dirigirse hacia lo alto o descender en profundidad para captar las
dimensiones y las motivaciones espirituales de la existencia.
De
todo esto resulta una descripción profundamente injusta de la Iglesia y de tantos de sus
hombres.
Pero
todo aquello no cambiará la actitud de los creyentes, no mellará la fe y la
esperanza con la que miran al Señor que ha prometido acompañar a su Iglesia.
Queremos, según cuanto indica la tradición y la ley de la Iglesia , que este sea un
tiempo de reflexión sincera sobre las expectativas espirituales del mundo y
sobre la fidelidad de la
Iglesia al Evangelio, de oración por la asistencia del
Espíritu, de cercanía al Colegio de cardenales que se apresta al arduo servicio
de discernimiento y de elección que le es pedido y que es principalmente para
lo que existe.
En
esto nos acompaña ante todo el ejemplo y la rectitud espiritual del Papa
Benedicto, que ha querido dedicar a la oración del inicio de Cuaresma este
último tramo de su Pontificado. Un camino penitencial de conversión hacia el
gozo de Pascua. Así lo estamos viviendo y lo viviremos: conversión y esperanza.
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