habla Mons. Nicola Bux
Andrea Tornielli ha
entrevistado a Mons. Nicola Bux sobre el nombramiento del Arzobispo Müller como
Prefecto de la
Congregación para la Doctrina de la Fe y, en particular, sobre aquellas citas de sus
escritos que han sido objeto de polémicas en estos días. A continuación,
nuestra traducción de la entrevista.
***
El nombramiento del
obispo de Ratisbona, Gerhard Müller, como nuevo Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe ha sido precedido y seguido
por la difusión – primero a través de emails anónimos y luego en artículos en
la web, incluido el sitio italiano de la Fraternidad San
Pío X – de pequeñas extrapolaciones de sus escritos que demostrarían posiciones
discutibles en materia de fe. ¿Las cosas son realmente así? Vatican Insider ha
entrevistado sobre esto al teólogo Nicola Bux, consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
*
En su libro de
dogmática, Müller escribe que la doctrina sobre la virginidad de María “no
concierne tanto a específicas propiedades fisiológicas del proceso natural del
nacimiento…”.
El Catecismo de la Iglesia Católica
precisa que el aspecto corporal de la virginidad está todo en el hecho de que
Jesús haya sido concebido “sin semilla de varón, por obra del Espíritu Santo”.
Es una obra divina
que supera toda comprensión y posibilidad humana. La Iglesia confiesa la
virginidad real y perpetua de María pero no profundiza en los particulares
físicos; ni parece que los concilios y los padres hayan dicho de manera
diversa.
En esta línea, me
parece, debe entenderse lo que ha escrito Müller, el cual no sostiene una
“doctrina” que niegue los dogmas de la perpetua virginidad de María, sino que
pone en guardia contra un cierto, por así decir, “cafarnaísmo”, es decir
aquella manera de razonar “según la carne” y no “según el espíritu”, ya surgida
en Cafarnaúm entre los judíos al final del discurso de Jesús sobre el pan de
vida.
*
En el 2002, Müller, en
el libro “Die Messe - Quelle des christlichen Lebens”, hablando del sacramento
eucarístico escribe que “el Cuerpo y la Sangre de Cristo no indican componentes
materiales de la persona humana de Jesús en el curso de su vida o de su
corporeidad transfigurada. Aquí, Cuerpo y Sangre significan la presencia de
Cristo en los signos del medio constituido por pan y vino”.
Precisamente en
Cafarnaúm los términos usados por Jesús, carne y sangre, fueron mal
entendidos en modo antropomórfico y el
Señor tuvo que reiterar su sentido espiritual, que no quiere decir que su
presencia sea menos real, verdadera y sustancial. Puede verse al respecto el
Catecismo de la
Iglesia Católica. San Ambrosio dice que no se trata del
elemento formado de la naturaleza, sino de la sustancia producida por la
fórmula de consagración: la misma naturaleza es transformada, por eso Cuerpo y
Sangre son el ser de Jesús. El concilio Tridentino dice que en la Eucaristía está
presente “sustancialmente” nuestro Señor, verdadero Dios y verdadero hombre.
Está presente sacramentalmente con su sustancia, un modo de ser misterioso,
admisible por la fe y posible por parte de Dios.
Santo Tomás había
dicho que el modo de la “sustancia” y no el de la “cantidad” caracteriza la
presencia de Cristo en el sacramento de la Eucaristía. El pan
y el vino, en cuanto especies o apariencias, median nuestro acceso a la
sustancia, algo que ocurre sobre todo en la Comunion. De todos
modos, el concilio Tridentino no ve contradicción entre el modo natural de la
presencia de Cristo en el Cielo y el sacramental de estar en muchos otros
lugares. Todo esto ha sido reiterado por Pablo VI en su lamentablemente
olvidada encíclica Mysterium Fidei. No bastan los sentidos sino que se requiere
la fe. Es misterio de la fe.
*
Sobre el protestantismo
y la unicidad salvífica de Jesús, en octubre de 2011 Müller declaró: “El
bautismo es el signo fundamental que nos une sacramentalmente en Cristo, y que
nos presenta como una Iglesia frente al mundo. Por eso, nosotros como católicos
y cristianos evangélicos estamos ya unidos incluso en lo que llamamos la Iglesia visible”.
San Agustín ha
defendido, contra los donatistas, la verdad que el bautismo es un vínculo
indestructible, que no destruye la fraternidad entre los cristianos, incluso
cuando son cismáticos o heréticos. Lamentablemente hoy en la Iglesia se teme el debate,
sino que se procede por tesis y ostracismos de quien piensa en forma diversa.
Me refiero a la teología, ciertamente, que puede ser opinable.
Sin embargo, también
el desarrollo doctrinal se beneficia del debate: quien tiene más argumentos,
convence. En las acusaciones a monseñor Müller se sacan las frases del
contexto: así es fácil condenar a cualquiera. Un verdadero católico debe
confiar en la autoridad del Papa, siempre. En particular, pienso que Benedicto
XVI sabe lo que hace. Y quisiera renovar a la Fraternidad Sacerdotal
San Pío X precisamente la invitación a confiar en el Papa.
*
Ha sido dicho que el
nuevo Prefecto de la
Congregación para la Doctrina de la Fe no habría sido hasta ahora muy favorable al
Motu Proprio Summorum Pontificum…
Yo estoy seguro que
comprende las razones que han llevado al Papa a promulgarlo y que trabajará
según el espíritu y la letra del Motu proprio. En cuanto a las extrapolaciones
de las que hemos hablado, las cosas escritas por monseñor Müller pertenecen a
su etapa de teólogo y un teólogo no produce doctrina, al menos inmediatamente.
Como obispo debe, en cambio, defender y difundir la doctrina, no suya sino de la Iglesia , y creo que lo ha
hecho. Como Prefecto continuará haciéndolo, bajo la guía del Papa.
***
Fuente: Vatican
Insider
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo,
5-7-12
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