LLEGARÍA AL
RECINTO LA PROXIMA SEMANA
NOTIVIDA, Año XXI,
Nº 1306, 4 de noviembre de 2022
La Convención es
una herramienta internacional para imponer en los estados americanos los
“derechos sexuales y reproductivos”, entre ellos el aborto irrestricto.
El Comité de
Seguimiento de la Convención, copado desde sus inicios por la “cultura de la
muerte”, considera que cualquier acto que de algún modo restrinja el acceso al
aborto es violencia.
La cámara baja le
podría dar media sanción a los proyectos que intentan otorgarle a esta
Convención rango constitucional.
En su próxima
sesión, prevista para el miércoles, la cámara de diputados le podría dar media
sanción a los proyectos que pretenden darle rango constitucional a la
“Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia
contra la Mujer”, más conocida como Convención de Belem do Pará, el Tratado
que, entre otras cosas, introdujo en la legislación regional el concepto de
“género”.
Así como a nivel
nacional la figura femenina se fue diluyendo y todo lo que concierne a la mujer
ingresa en el combo: Mujeres + LGBT, los alcances de Belem do Pará se empiezan
a considerar del mismo modo, porque la “violencia contra la mujer” devino en
“violencia de género”. Según un fallo reciente de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos (“Vicky Hernández contra Honduras”) esta Convención también se
aplica a las personas LGBT.
El Comité de
Seguimiento de la Convención (MESECVI) aboga además por el aborto irrestricto
en los 35 estados que integran la OEA.
Desde el año 2005
la “experta” argentina en el MESECVI es la rosarina Susana Chiarotti, fundadora
de CLADEM, una poderosa asociación abortista virulentamente anti-eclesial.
Cladem pidió en la
ONU que se le saque a la Santa Sede el status de observador permanente y la
reduzca a una ong más. También ha denunciado a la Conferencia Episcopal
Argentina por defender el derecho a la vida.
El MESECVI examina
a los estados parte de la Convención periódicamente y además emite Informes
Hemisféricos con recomendaciones generales.
En el Informe
Hemisférico sobre “embarazo infantil”, por ejemplo, considera que cualquier
embarazo en que la gestante tenga menos de 14 años es un “embarazo forzado” y
si el estado no garantiza el aborto comete “violencia institucional”, lo mismo
pasa con el personal de la salud que “desaliente” el aborto o “viole la
confidencialidad de la paciente”. De allí que el organismo le recriminó a
Argentina que en el “caso Faustina”, se hiciera una cesárea prematura en lugar
de un aborto. Faustina es el nombre de la beba tucumana que sobrevivió 10 días
tras cesárea que le practicaron a su mamá de 11 años.
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