Al cumplirse en marzo cuatro
años de su fallecimiento, publicamos a modo de recuerdo y homenaje, una selección
de lo que se ha dicho y escrito sobre
él.
Además del título de Maestro
Normal Nacional y los itinerarios de estudios filosóficos y teológicos, fue
profesor de Latín y Griego, y de Filosofía y Letras. En los años transcurridos
en Tucumán, aprovechó para hacer la carrera de Psicólogo con Orientación
Clínica, en la Universidad Nacional de Tucumán. De allí egresó en octubre de
1977. Su promedio lo hizo graduarse
“magna cum laude”.
El P. Cuesta poseía hábitos
muy desarrollados de orden y concentración, lo que sumado a una natural
curiosidad, lo conducía a informarse sobre los más diversos campos. Era una
persona abierta a la cultura, a la vez que deseoso de dominar sólidamente todo
lo que hacía a su vocación salesiana y específicamente al ministerio
sacerdotal.
Gustaba de compartir todo el
material espiritualmente formativo. Así,
enviaba textos a quienes integraban el Apostolado de la Oración y la Pastoral
de la Salud, de la parroquia en La Paz, su tierra natal. En Mendoza difundió la
Escuela para Padres. También difundía, de modo prolijo y constante, las
enseñanzas de los Papas, bajo lo que él denominó, en la Parroquia María
Auxiliadora, Cátedra Juan Pablo Magno,
para trasmitir la doctrina social de la Iglesia.
Podemos resumir las
cualidades que lo definieron:
1) Defensa y difusión de la
fe: se destacó por la intensa tarea de comunicar y enseñar el Magisterio. Se hicieron célebres sus boletines con la
transcripción del Ángelus semanal, y los principales documentos pontificios.
Para ello, utilizaba sus conocimientos informáticos para diseñar en su computadora
los boletines, que luego hacía imprimir y repartía profusamente.
2) Sacerdote: fiel a su
ministerio, estuvo siempre disponible para recibir las confesiones, visitar a
los enfermos, asesorar a quienes lo consultaban.
3) Participación en
actividades temporales: su inquietud por estudiar lo llevó a lograr
conocimientos de Enología, al punto de conducir la escuela respectiva en su
provincia natal, Mendoza; a mantenerse informado sobre los acontecimientos
nacionales y mundiales; a comprar películas y libros que luego comentaba.
En
el camino de la vida
El P. Cuesta vivió
intensamente la época del entusiasmo, en la que prevalece la acción, marcada
por un fuerte protagonismo y con el logro de muchos resultados, desplegando
numerosas cualidades.
Con el paso de los años, el
conocedor de tantos temas, de a poco fue dejando más espacio al silencio y a la
oración; y ante la dura prueba de una enfermedad que asomó repentina y abrupta, no lo vimos rebelarse, sino por el
contrario, aceptar con docilidad el límite, el dolor. La vida toda del P. José,
en esos últimos meses, se concentró en la Misa que ofrecía con humildad.
Cuando ya no podía recibir
visitas, le pidió a su médico que nos
hiciera llegar el mensaje de concretar su proyecto de impulsar una asociación
para la difusión del pesebrismo, un medio de propagar la fe a la que consagró
su vida.
Don José, que su ejemplo nos
sirva de guía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario