sobre los abusos sexuales en la
Iglesia
San Diego, 16 de agosto de 2018.
Thomas McKenna, presidente de la Catholic Action for
Faith and Family, entrevistó esta semana al Cardenal Raymond Burke acerca del
escándalo de los clérigos abusadores.
Thomas McKenna: Su Eminencia, una nueva ola de abusos
sexuales clericales ha salido a la luz, y pone en evidencia una extensísima
práctica de la homosexualidad entre clérigos en diócesis y seminarios a través
de país (nota bene: si bien el entrevistador limita su pregunta al contexto de
los Estados Unidos, casos semejantes se han reportado recientemente en otros
países como Honduras o Chile). ¿Cuál
diría usted que es la causa radical de esta corrupción?
Cardenal Raymond Burke: Quedó en evidencia a partir de
los estudios que siguieron a la crisis de abusos sexuales del año 2002 que la
mayor parte de los actos de abusos eran, de hecho, actos homosexuales cometidos
con adolescentes varones. Hubo un intento minucioso ya sea por obviar ya sea por
negar esto. Ahora parece claro a la luz de estos terribles escándalos recientes
que, efectivamente, existe una cultura homosexual no sólo entre los clérigos
sino incluso dentro de la misma jerarquía eclesiástica, la cual necesita ser
purificada desde su raíz. Se trata por supuesto de una tendencia que es
desordenada.
Creo que ha sido considerablemente agravada por la
actual cultura contraria a la vida, esto es la cultura contraceptiva que separa
el acto sexual de la unión conyugal. El acto sexual no tiene ningún tipo de
sentido salvo entre un varón y una mujer en el matrimonio ya que el acto
conyugal está dispuesto por su naturaleza para la procreación. Creo que resulta
necesario un reconocimiento abierto de que tenemos un serio problema de cultura
homosexual en la Iglesia, especialmente entre los clérigos y la jerarquía, que
necesita ser enfrentado honesta y eficazmente.
Thomas: Su Eminencia, muchos dicen que lo que debería
hacerse para enfrentar este problema es determinar mejores procedimientos y
estructuras para lidiar con él, que ésta sería entonces la solución para
resolver la situación. ¿Está de acuerdo con esa propuesta? ¿O qué le parece que
necesitaría hacerse para resolver esta crisis de un modo definitivo?
Cardenal Burke: No hay necesidad de desarrollar nuevos
procedimientos. Todos los procedimientos existen en la disciplina de la
Iglesia, y han existido por siglos. Lo que se necesita es una investigación
honesta sobre las situaciones de grave inmoralidad denunciadas, seguido de una
acción efectiva para sancionar a los responsables, y vigilar para prevenir que
situaciones similares ocurran nuevamente.
Esta idea de que la conferencia episcopal debería ser
responsable de enfrentar esto es equivocada porque la conferencia episcopal no
tiene control sobre los propios obispos dentro de la conferencia. Es el Romano
Pontífice, el Santo Padre, el que tiene la responsabilidad de imponer
disciplina en estas situaciones, y es él quien necesita tomar acción siguiendo
los procedimientos que están
establecidos en la disciplina de la Iglesia. Esto es lo que combatirá la
situación efectivamente.
Thomas: Su Eminencia, la fe de muchos en la Iglesia,
como una institución santa antes que corrupta, ha sido sacudida. La gente no
sabe qué pensar sobre sus obispos y sacerdotes ¿Cómo debería responder el fiel
a esta crisis, tomando en cuenta especialmente que muchos se sienten
desanimados y avergonzados de su Iglesia?
Cardenal Burke: Entiendo perfectamente la bronca, el
profundo sentido de traición que muchos de los fieles están sintiendo, incluso
porque yo mismo lo experimento. El fiel debe insistir que esta situación sea
abordada honestamente y con determinación. Lo que no debemos permitir en ningún
caso es que esos actos gravemente inmorales, que tanto han mancillado el rostro
de la Iglesia, nos lleven a perder la confianza en Nuestro Señor, que es la
Cabeza y el Pastor del rebaño. La Iglesia es su Cuerpo Místico, y nunca debemos
perder de vista esta verdad.
Deberíamos estar profundamente avergonzados de lo que
ciertos pastores, ciertos obispos han hecho, pero nunca deberíamos estar
avergonzados de la Iglesia porque sabemos que es pura y que es Cristo Mismo,
vivo para nosotros en la Iglesia, quien es nuestro único camino de salvación.
Hay una gran tentación en que nuestra ira justificada acerca de estos actos
gravemente inmorales nos lleve a perder la fe en la Iglesia, o a estar enojados
con la Iglesia, en lugar de enojarnos con aquellos que, aunque ocupen la más
alta autoridad en la Iglesia, han traicionado esa autoridad y han actuado de un
modo inmoral.
Existieron durante siglos en el Pontifical Romano (el
libro litúrgico católico latino que contiene los ritos celebrados por los
obispos) los ritos para la degradación de los clérigos y también de los
miembros de la jerarquía que hubieran fallado gravemente en su oficio. Creo que
sería conveniente leer nuevamente esos ritos para entender profundamente lo que
la Iglesia siempre entendió, que es que los pastores pueden desviarse –incluso
de un modo muy grave– y que entonces deben ser apropiadamente disciplinados e
incluso expulsados del estado clerical.
(Fuente. Traducción del Profesor de Worms)
(Tomado de: The Wanderer, 20 de agosto de 2018)
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