Spadaro aprovecha Gaudete et exsultate para saldar
algunas cuentas pendientes
INFOVATICANA 10 abril, 2018
Después de que la Santa Sede presentara el documento
“Gaudete et exsultate”, el jesuita Antonio Spadaro, uno de los intérpretes
autorizados del Papa, analizaba en “Civiltà Cattolica” la tercera exhortación
apostólica del Papa Francisco explicando sus “raíces, estructura y
significado”.
Así lo recoge el vaticanista Sandro Magister en su
blog, que recuerda que la revista “Civiltà Cattolica” cuenta con el imprimatur
del Papa. Asimismo, Magister señala que el texto de Spadaro tiene “tal
abundancia y precisión de datos, que hace pensar con poco margen de error si la
compilación inicial del documento papal no ha sido obra suya”.
El artículo del director de la “Civiltà Cattolica”
proporciona el índice de las fuentes de “Gaudete et exsultate”:
– algunos pasajes de “Evangelii gaudium”, texto
programático de este pontificado;
– las “Reflexiones sobre la vida apostólica”, escritas
por Bergoglio en 1987;
– la presentación hecha por Bergoglio en 1989 del
libro “Mi ideal de santidad”, del jesuita argentino Ismael Quiles, quien fue su
profesor;
– la máxima “simul in actione contemplativus” del
jesuita Jerónimo Nadal, uno de los primeros compañeros de san Ignacio de
Loyola;
– el libro “Discernimiento y lucha espiritual”, del
jesuita Miguel Ángel Fiorito, padre espiritual del joven Bergoglio, que
escribió el prólogo en 1985;
– la máxima de san Ignacio, muy apreciada por
Francesco: “Non coerceri a maximo, contineri tamen a minimo divinum est” (Cosa
divina es no estar oprimido por lo más grande y, sin embargo, estar contenido
entero en lo más pequeño),
– el documento final de la Conferencia General del
Episcopado Latinoamericano, celebrada en Aparecida en el 2007, del cual
Bergoglio fue el artífice principal;
– y, por último, varias homilías matutinas de
Francisco en Santa Marta.
Al hacer la exégesis de la quinta característica de la
santidad que propone Francisco en su exhortación, la oración constante, Spadaro
escribe:
“La quinta característica es la oración constante. El
santo «necesita comunicarse con Dios. Es alguien que no soporta asfixiarse en
la inmanencia cerrada de este mundo, y en medio de sus esfuerzos y entregas
suspira por Dios, sale de sí en la alabanza y amplía sus límites en la
contemplación del Señor» (GE 147), que no domestica el poder del rostro de
Cristo (cf. GE 151).
Pero el papa precisa: «No creo en la santidad sin
oración, aunque no se trate necesariamente de largos momentos o de sentimientos
intensos» (GE 147). Más aún, advierte en contra de «prejuicios
espiritualistas», que llevan a pensar que «la oración debería ser una pura
contemplación de Dios, sin distracciones, como si los nombres y los rostros de
los hermanos fueran una perturbación a evitar» (GE 154). Por el contrario,
justamente la intercesión y la oración de petición son agradables a Dios porque
están ligadas a la realidad de nuestra vida.
Y añade Spadaro:
Alternativas como la de «o Dios o el mundo» u «o Dios
o la nada» son erradas. Dios actúa en el mundo, trabaja para llevarlo a
plenitud para que el mundo esté plenamente en Dios. En la oración se realiza el
discernimiento de los caminos de santidad que el Señor nos propone.”
Sandro Magister destaca estas frases del director de
la “Civiltà Cattolica” y señala que “Dios o nada” y “La fuerza del silencio”
son los títulos de los libros más importantes del cardenal Robert Sarah, el más
autorizado portador de una visión de la Iglesia Católica alternativa a la
propugnada por el papa Francisco.
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