Gabriel Ariza
Infovaticana, 20 enero, 2018
Santo Tomás de Aquino aborda en la Suma Teológica la corrección fraterna
de los fieles a su obispo, y considera que, “en el caso de que amenazare
un peligro para la fe, los superiores deberían ser reprendidos incluso
públicamente por sus súbditos”.
“Con profunda aflicción, pero impulsados por la
fidelidad a Nuestro Señor Jesucristo, por el amor a la Iglesia y al papado y
por la devoción filial hacia Usted, nos vemos obligados a dirigir una
corrección a Su Santidad, a causa de la propagación de herejías ocasionada por
la Exhortación apostólica Amoris laetitia y por otras palabras, hechos y
omisiones de Su Santidad. Nos está permitido emitir esta corrección por la ley
natural, por la ley de Cristo, y por la ley de la Iglesia: para guardar estas
tres leyes, Su Santidad ha sido designado por la divina providencia.”
Así comienza la carta que el pasado 11 de
agosto fue enviada al Papa Francisco con las firmas de 40 clérigos
católicos y académicos laicos y bajo el título ‘Correctio filialis de
haeresibus propagatis’ (‘Una corrección filial con respecto a la propagación de
herejías’). En el documento, los firmantes denunciaban que
en algunos pasajes de Amoris laetitia “se insinúan o
alientan posturas heréticas” que pedían fueran condenadas por el Papa
Francisco. Al no recibir respuesta del pontífice, los autores del
documento hicieron público su contenido el pasado 24 de septiembre.
Tras la publicación de la “Correctio Filialis” no
tardaron en llegar todo tipo de críticas y condenas a la iniciativa. Algunos de
los críticos cuestionaban quiénes eran los firmantes para corregir al Papa.
Santo Tomás de Aquino aborda en la Suma Teológica
la corrección fraterna de los fieles a su obispo, y considera que, “en el
caso de que amenazare un peligro para la fe, los superiores deberían ser
reprendidos incluso públicamente por sus súbditos”.
A continuación, la Cuestión 33 de la Parte II-IIae
de la Summa Theologiae de Santo Tomás de Aquino.
La corrección fraterna. Artículo
4: ¿Está alguien obligado a corregir a su prelado?
Objeciones por las que parece que nadie está
obligado a corregir a su prelado:
1. En Ex 19,13 se lee: La bestia que tocare el
monte será apedreada, y en 2 Re 6,6-7 se dice que Oza fue herido por el Señor
por tocar el arca. Ahora bien, con el monte y el arca se significa el prelado.
Luego éstos no deben ser corregidos por sus súbditos.
2. La Glosa, interpretando el texto del Apóstol en
Gál 2,11: le echó en cara, añade como a igual. Por tanto, no siendo el súbdito
igual al prelado, no le debe corregir.
3. Escribe San Gregorio: Nadie intente corregir la
vida de los santos, a no ser quien sienta mejor de sí. Mas nadie debe sentirse
mejor que su prelado. Luego no deben ser corregidos los prelados.
Contra esto: está el testimonio de San Agustín en
la Regla: No os compadezcáis sólo de vosotros mismos, sino también de él, que
corre mayor peligro cuanto más alto puesto ocupa. Pero la corrección fraterna
es obra de misericordia. Luego también los superiores deben ser corregidos.
Respondo: La corrección que es acto de justicia por
coacción penal, no incumbe al súbdito respecto de su prelado. Pero la
corrección que es acto de caridad atañe a cada cual en relación con las
personas a las que debe amar si ve en ellas algo reprensible. En efecto, el
acto que procede de un hábito o potencia se extiende a cuanto comprende el
objeto de esa potencia o hábito, lo mismo que la visión abarca todo cuanto esté
bajo su objeto. Pero dado que el acto virtuoso debe estar regulado por las
debidas circunstancias, en la corrección del súbdito hacia su superior debe
guardarse la debida moderación, o sea, no debe hacerlo ni con protervia ni con
dureza, sino con mansedumbre y respeto. Por eso en 1 Tim 5,1 escribe el
Apóstol: No increparás al anciano, sino exhórtale como a padre. Por eso mismo
también reprocha Dionisio al monje Demófilo por haber corregido de manera
irreverente a un sacerdote golpeándole y echándolo de la iglesia.
A las objeciones:
1. Se puede decir que se trata inadecuadamente al
prelado cuando se le apabulla o cuando se le infama. Es lo que se significa en
esos pasajes con el contacto de la montaña o del arca prohibidos por Dios.
2. Reprender a la cara y en público (Gál 2,11)
rebasa a la moderación de la corrección fraterna. Y San Pablo no habría
reprendido de esa manera a San Pedro si no hubiera sido de alguna manera su
igual en la defensa de la fe. Mas amonestar oculta y severamente puede hacerlo
incluso quien no sea igual. Por eso, escribiendo a los Colosenses 4,17 pide San
Pablo reprender al superior, en estos términos: Decid a Arquipo: cumple tu
ministerio. Hay que tener en cuenta, no obstante, que en el caso de que
amenazare un peligro para la fe, los superiores deberían ser reprendidos
incluso públicamente por sus súbditos. Por eso San Pablo, siendo súbdito de San
Pedro, le reprendió en público a causa del peligro inminente de escándalo en la
fe. Y como dice la Glosa de San Agustín: Pedro mismo dio a los mayores ejemplo
de que, en el caso de apartarse del camino recto, no desdeñen verse corregidos
hasta por los inferiores.
3. Creerse en todo mejor que su superior parece
presuntuosa soberbia; pensar, en cambio, que es mejor en algo no tiene nada de
presunción, ya que en esta vida no hay nadie sin defecto. Pero hay que tener en
cuenta también que quien amonesta con caridad a su superior, no por eso se
considera mejor, sino que va en auxilio de quien está en un peligro tanto mayor
cuanto más alto puesto ocupa, como enseña San Agustín.
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