sábado, 29 de octubre de 2016

El Cardenal Burke denuncia

 la intercomunión antes del homenaje del Papa a Lutero en Suecia

Infocatólica, 29/10/16

El cardenal estaba respondiendo a una pregunta sobre la intercomunión con otras confesiones cristianas realizada por el periodista John-Henry Westen de LifeSiteNews durante el lanzamiento de la versión croata del libro del cardenal sobre la Eucaristía en Zagreb, Croacia, el 23 de octubre.

Declaración completa del cardenal Burke

LSN: Eminencia, ¿hay algo en la sagrada Eucaristía que impida la intercomunión con otras denominaciones cristianas? La próxima semana tenemos... y ya ahora, algunos de los líderes luteranos expresan la esperanza de recibir la comunión y tener intercomunión entre las dos confesiones. ¿Hay algo acerca de la Santa Eucaristía que impida eso? Y si es así, ¿es irreformable esa enseñanza?


Cardenal Raymond Burke: ¿Qué hay en la sagrada Eucaristía [que impida la intercomunión entre confesiones diferentes]? Es la realidad de que la Eucaristía es el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Cristo, que después de que el sacerdote, prestando su voz al mismo Cristo, que es quien actúa en la santa Misa, pronuncie las palabras de la consagración, la sustancia del pan y el vino se convierte en el Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo.

Por lo tanto, nadie puede acercarse a recibir la sagrada Eucaristía si no cree que la hostia que está recibiendo -a pesar de que tiene aspecto de pan, sabe a pan, y huele a pan- es, en realidad, el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Sólo la persona que crea esto puede acercarse al santísimo Sacramento, puede acercarse a recibir la sagrada Comunión.

San Pablo deja esto muy claro en el capítulo 11 de la primera carta a los Corintios, porque hubo abusos en la celebración eucarística en la Iglesia primitiva. Dijo muy claramente que la persona que recibe la sagrada Comunión sin reconocer el cuerpo de Cristo, come su propia condenación. Esto es un sacrilegio. Es uno de los pecados más graves.

Por eso nosotros no invitamos a recibir la sagrada Comunión a los que no creen en la presencia real. En primer lugar, por respeto a nuestro Señor Jesucristo y por respeto a la realidad de la sagrada Eucaristía, pero también por respeto a las personas, ya que invitarlos a recibir algo en lo que no creen es un gran signo de falta de respeto [al Señor] y hace un gran daño a las almas de aquellos que son invitados.

Esto es simplemente así. Por ejemplo, [tomemos] la creencia luterana clásica: tienen esta idea acerca de la sagrada Comunión de que hay un tipo de presencia moral de nuestro Señor durante su celebración de la liturgia. Sin embargo, cuando la liturgia se acaba, esos panes que se utilizan -y utilizo el término “panes” deliberadamente, porque no son el cuerpo de Cristo- se vuelven a poner en un cajón para otro momento.

Para nosotros, una vez que las hostias que se han colocado en el altar son consagradas, se transubstancian en el Cuerpo y la Sangre de Cristo y se guardan en el sagrario para los enfermos y moribundos, para nuestra adoración y para la posterior comunión de los fieles. Esas hostias deben tratarse como se trata la Presencia real de nuestro Señor Jesucristo en medio de nosotros.

Creo que es muy problemático sugerir que la celebración que va a tener lugar en honor a Martín Lutero debería ser motivo de algún tipo de 'hospitalidad eucarística' o intercomunión. Eso no es posible. Sí, es algo irreformable.

O bien la sagrada hostia es el Cuerpo, la Sangre, Alma y Divinidad de Cristo o no lo es. Y si lo es, ofrecer la sagrada forma a alguien que no cree es el más grave de los pecados.

Nota: Con el término «intercomunión» suele designarse la posibilidad de que el miembro de una confesión cristiana comulgue en una celebración de otra confesión distinta.

Traducido por Bruno Moreno


Publicado originalmente en Life Site News

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