Santiago MARTÍN, sacerdote
catolicos-on-line, 5-9-16
Primero han sido los laicos y la familia los que han
sido afectados por la reorganización de la Curia vaticana que el Papa Francisco
decidió acometer poco después de comenzar su Pontificado. Ahora le ha tocado el
turno a varios Pontificios Consejos relacionados con la caridad: Cor Unum,
Justicia y Paz, Emigrantes y Operadores Sanitarios. Aunque cada uno de ellos
tenía una misión muy concreta, no cabe duda de que la unificación de todos
ellos en un solo dicasterio era lógica, tanto para disminuir la burocracia como
para ahorrar dinero.
A partir del 1 de enero los cuatro Pontificios
Consejos se fundirán en una sola entidad y a su frente estará un veterano en
las obras de caridad, el cardenal Turkson, africano, que no es ciertamente un
progresista, como tampoco lo es monseñor Farrell, que es ya quien se ocupa,
desde este uno de septiembre, de la nueva Congregación para los Laicos, la
Familia y la Vida.
¿Se superará, con ello, la animadversión que hacia
ella tienen los círculos más progresistas de la Iglesia? Decididamente, no. La
Curia no es, como ellos piensan, un monstruo sediento de poder y de dinero y
habitado por corruptos. Hay muchísimos sacerdotes, obispos y cardenales
trabajando allí que aman a Dios y a la Iglesia. Son la mayoría. Pero también
hay gente que no es así. Como el Papa Francisco ha dicho muchas veces, la
ambición y el deseo de hacer carrera están presentes en el Vaticano, como lo
están en las Curias diocesanas y nadie se mete con ellas, o como lo están en
otros ámbitos de la vida. Por eso, aunque estas reformas son útiles, la reforma
más importante es otra. Es la reforma del corazón, es la conversión permanente
que no sólo deben tener los que trabajan en el Vaticano, ni tampoco sólo los
curas y los obispos. Cuando no se tiene a Dios en el primer lugar, los cambios
en las estructuras terminan por no producir el efecto deseado. La Madre Teresa
sabía mucho de eso y por ello se puso a servir a los pobres por amor a Dios,
sin fijarse en si la hacían fotos y sin pensar en que un día le darían el Nobel
de la Paz y la harían santa.
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