Reflexión de monseñor Héctor Aguer, arzobispo de La
Plata, en el programa "Claves para un Mundo Mejor"
(2 de julio de
2016) Aica
Mis amigos de Claves hoy quiero presentarles un
planteo que es sumamente teórico pero tiene también consecuencias prácticas
inmediatas y sería así: ¿qué es lo sagrado, lo santo, lo sacro? Las palabras
son equivalentes. Si uno piensa lo que han estudiado los fenomenólogos de las
religiones se observa que se da en todas las culturas este fenómeno de lo
santo, lo sagrado y el significado sería “lo separado”, “lo distinto”. ¿Lo
distinto de qué? Es lo distinto de la vida cotidiana, de lo mundano podríamos
decir, y es lo que se refiere a Dios.
¿Y la consecuencia práctica dónde está? Está en que
las cosas que se refieren a Dios no pueden ser iguales que las de todos los
días por eso nosotros tenemos templos que se hacen especialmente para el culto
divino y no se la hace para otro fin. Y no pienso sólo en la bella Catedral de
La Plata sino aún en la última capillita que puede haber en la periferia
también.
Así ocurre con muchas otras cosas como la música que
ponemos en la liturgia. ¿Cualquier música puede ir allí? Debemos decir que no
pues el Concilio Vaticano II, en la Constitución sobre la Sagrada Liturgia, en
el capítulo 6, habla de la música sagrada, sacra y habla de la tradición de la
música sacra que no se puede tirar por la ventana como si nada.
Quiero decir esto: ustedes ven, por ejemplo, lo que
pasa en algunas celebraciones multitudinarias donde se trata de saltar, mover
las manos, y uno se pregunta si eso es sagrado. Eso ocurre en actos de otra
naturaleza. Creo que habría que pensar mejor todo esto porque tengo la
impresión de que se escamotea el sentido del misterio. Si uno no entiende que
es lo sagrado como algo distinto se escamotea el sentido del misterio.
Hice una referencia a la liturgia y piensen ustedes en
lo que es el sacrificio eucarístico. Los misterios que son los sacramentos, los
misterios del culto, así los llamaban los Padres de la Iglesia a los
sacramentos. Creo que hay que volver a pensar todo esto y tiene que ser un
pensamiento que se tiene que convertir finalmente en acción, en decisiones. Si
creemos verdaderamente que estamos haciendo cosas sagradas, que estamos
relacionándonos con Dios y que misterios enormes el Señor ha puesto en nuestras
manos eso quiere decir que tenemos que evitar que se entromezcan en ese ámbito
aquello que no es de ese ámbito, aquello que no pertenece a ese ámbito.
Esa idea de que lo santo, lo sagrado, es algo
distinto, como yo insistía, se encuentra en todas las religiones, aún en las
más antiguas. Creo que nosotros tenemos que pensar esto.
Y después otra cosa que digo, entre paréntesis, volver
al Concilio Vaticano II porque todo el mundo ha hablado o habla de él pero yo
no sé quién los ha leído y ahora muchas décadas después, sería bueno volver a
leerlo. Ahí se me ha ocurrido este planteo que les presento a ustedes:
releyendo esa Constitución sobre la Sagrada Liturgia del Vaticano II donde nos
hace ver que no cualquier música puede entrar en el templo, no cualquier música
puede ilustrar los divinos misterios, no cualquier música puede suscitar en los
cristianos los sentimientos, los pensamientos, las actitudes propias de un “a
vérselas con Dios”. Nada menos que eso, porque lo santo es un “a vérselas con
Dios.
Mons. Héctor Aguer, arzobispo de La Plata
No hay comentarios:
Publicar un comentario