En la presentación de su biografía autorizada, el
arzobispo emérito de Bruselas, cardenal Godfried Dannels reconoce que él y otros cardenales, unidos por
el deseo de ‘modernizar' la Iglesia, formaron una «mafia» para influir en las
elecciones de los papas. Tal hecho está penado con la excomunión.
S.E.R. Godfried Danneels (nacido en 1933) ha sido uno
de los cardenales europeos más influyentes de los últimos años. Entre 1979 y
2010, fue presidente de la conferencia episcopal belga y arzobispo de
Malinas-Bruselas. En 2010, Benedicto XVI le aceptó su renuncia. Esta semana
Danneels presentó en Bruselas una biografía suya autorizada y reconoció, como
se explica en el libro, la existencia de un grupo de cardenales centroeuropeos
que desde 1996 se confabularon para controlar la sucesión de Juan Pablo II e impedir
que accediera a la silla de Pedro el cardenal Joseph Ratzinger.
Los miembros de lo que Danneels define en el vídeo
como «mafia», aunque también recibía el nombre piadoso de Grupo de
Saint-Gall/Sankt Gallen por la abadía suiza en que celebraba sus reuniones,
eran, aparte de él, que se incorporó en 1999, el cardenal arzobispo de Milán,
Carlo Mario Martini (fallecido en 2012) y su compatriota Achille Silvestrini,
los cardenales alemanes Walter Kasper y Karl Lehman, el británico Basil Hume
(fallecido en 1999) y el obispo holandés Adriaan Van Luyn.
En vida de San Juan Pablo II, a Roma llegaron los
rumores de que algo maquinaban los cardenales que se reunían en Saint-Gall y se
envió al cardenal Camillo Ruini a investigar, pero éste dijo no haber
encontrado nada sospechoso.
Los acuerdos entre cardenales para elegir papa,
prohibidos
Cuando Ratzinger fue elegido papa en 2005, la «mafia»
no se deshizo, sino que decidió oponerse a él y preparar la sucesión del
pontífice alemán, comportamiento prohibido por el Derecho Canónico. Para ello,
no dudaron en criticar en público a Benedicto XVI y reclamar que la Iglesia
debía ser más ‘alegre’ y menos ‘antipática’.
Las maquinaciones y acuerdos entre los cardenales para
elegir papa están prohibidos por la constitución apostólica ‘Universi Dominici
Gregis’, promulgada en 1996, y cuyo artículo 79 reza así:
«Confirmando también las prescripciones de mis
Predecesores, prohíbo a quien sea, aunque tenga la dignidad de Cardenal,
mientras viva el Pontífice, y sin haberlo consultado, hacer pactos sobre la
elección de su Sucesor, prometer votos o tomar decisiones a este respecto en
reuniones privadas».
En el artículo 81, esos compromisos se castigan con la
excomunión.
Alegría de Danneels por el matrimonio homosexual
El objetivo de la «mafia» de Saint Gall era
‘modernizar’ la Iglesia católica para adaptarla a los tiempos de hoy, lo que
implica modificar la doctrina sobre el aborto y la ideología de género.
En la biografía, que pondrá a la venta el 29 de
septiembre, se devela también que Danneels escribió en mayo de 2003 una carta
al primer ministro belga Guy Verhofstad felicitándole por haber introducido en
el país el matrimonio para los homosexuales y terminar, de esta manera, con la
discriminación para las parejas formadas por personas del mismo sexo.
Esta actitud de Danneels contrasta con la que tuvo el
actual papa cuando era arzobispo de Buenos Aires. Al discutirse en Argentina la
aprobación del matrimonio para los homosexuales, el cardenal Jorge Bergoglio
mandó a cuatro monasterios de su diócesis una carta en las que se pronunció
así:
«No seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha
política; es la pretensión destructiva al plan de Dios. No se trata de un mero
proyecto legislativo (éste es sólo el instrumento) sino de una ‘movida’ del
Padre de la Mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios».
En abril de 2015, al cumplirse 25 años de la
aprobación de la ley del aborto en Bélgica, dos políticos, Philippe Moureau
(socialista valón) y Mark Eyskens (democristiano flamenco), afirmaron que el
cardenal Danneels trató de convencer al rey Balduino de que, como católico y
monarca, podía promulgar la ley. Cuando se le preguntó al religioso, éste
contestó con un «No hay comentarios».
Las revelaciones sobre el deseo por parte de este
grupo de cardenales centroeuropeos de controlar los últimos cónclaves no son
nuevas. En 2014, el periodista inglés Austen Ivereigh, que fue subdirector de
la revista ‘The Tablet’, director de las relaciones públicas del cardenal
Cormac Murphy-O’Connor, arzobispo emérito de Westminester, y doctorado con una
tesis sobre la Iglesia en la política de Argentina, publicó una biografía del
papa Francisco, ‘The Great Reformer. Francis and the Making of a Radical Pope’.
En ella, su autor afirma que, en los días precedentes
al cónclave de 2013, cuatro cardenales, Murphy O’Connor, Kasper, Daneels (quien
ya no podía participar en el acto debido a su edad) y Lehmann, se aseguraron el
consenso del cardenal Bergoglio para su eventual elección y después pusieron en
marcha una campaña para conseguirla.
Entonces, los cardenales señalados respondieron que
era mentira lo publicado. Según declaró el director de la Oficina de Prensa de
la Santa Sede, padre Federico Lombardi, en teletipo recogido por Zenit el 1 de
diciembre:
«Puedo declarar que los cuatro cardenales arriba
mencionados niegan explícitamente esta descripción de los hechos, tanto en lo
relacionado con la petición de un consentimiento previo por parte del cardenal
Bergoglio, como en lo relacionado con la conducción de una campaña para su
elección, y desean que se sepa que están sorprendidos y decepcionados por lo
publicado».
Unos meses después, uno de los señalados en ese libro,
el cardenal Danneels, reconoce que esa «mafia» o logia existía y, por tanto,
que él mintió en 2014.
Pese a estar implicado en el encubrimiento de un caso
de pederastia cometido por el obispo de Brujas (Danneels se negó a creer las
primeras quejas y más tarde, en 2010, la víctima le grabó pidiéndole que
retirase su denuncia), el papa Francisco le nombró por voluntad personal
miembro del Sínodo sobre la Familia celebrado en 2014 y le ha vuelto a designar
para el que se celebrará a finales de este año.
No hay comentarios:
Publicar un comentario