(ACI/InfoCatólica), 6-5-18
Durante un
simposio internacional realizado en Tierra Santa, un grupo de científicos
presentó 52 fragmentos inéditos de Qumrán, los manuscritos más antiguos que se
conocen con textos de la Biblia.
Según informa L’Osservatore Romano (LOR), los
fragmentos fueron presentados el 1 de mayo durante el simposio «Clear a Path in
the Wilderness» (Hacer un camino en el desierto), realizado por el 70
aniversario del descubrimiento de los manuscritos.
Los manuscritos de Qumrán o del Mar Muerto son más de
950 textos escritos en hebreo, arameo y griego, encontrados entre 1947 y 1956
en las cuevas de Qumrán.
Los documentos datan del siglo III A.C. l I D.C., y
fueron codificados colocando primero el número de la cueva donde se hallaron
(de la 1 a la 11), luego con la «Q» de Qumrán y finalmente el número con que
fueron identificados.
Tal vez el fragmento más famoso es el 7Q5, que
comprueba la historicidad del Evangelio de San Marcos, y que fue estudiado por
el fallecido papirólogo jesuita, P. José O’Callagham.
Entre los 52 fragmentos presentados el 1 de mayo, hay
uno pequeño de cuero que podría «llevar a reconsiderar la composición del gran
rollo manuscrito del libro de los salmos».
Estos fragmentos son estudiados actualmente por un
equipo de científicos de la Escuela Bíblica de Jerusalén y de la Facultad de
Teología de Lugano (Italia).
Marcello Fidanzio, uno de los especialistas, explica
que con estos fragmentos «podemos conocer las últimas etapas de la formación de
la Biblia y en qué modo se relacionaban los judíos del tiempo de Jesús».
«En lo específico, el simposio de estos días en
Jerusalén estuvo centrado en la cita de Isaías 40,3 (Una voz clama: Preparad en
el desierto camino al Señor; allanad en la soledad calzada para nuestro Dios),
retomada en los evangelios para presentar a Juan Bautista: el uso de este texto
en el Nuevo Testamento tiene paralelos en los manuscritos de Qumrán que
presentan otra corriente del judaísmo (con sus reglas de comunidad y otros
textos religiosos)».
En opinión de Fidanzio, con estos fragmentos,
«mientras todavía se ignora muchas cosas sobre el judaísmo de Jesús, ahora el
Nuevo Testamento puede ser confrontado con los textos de una comunidad
distinta».
«Los materiales encontrados en la gruta 11Q nos
indican cómo eran los manuscritos: rollos de piel y de papiro, cerrados con una
tira de piel insertado en una hebilla, envueltos en telas de lino y colocados
dentro de tarros».
Uno de los fragmentos, prosigue el experto, ha
permitido identificar «varios pasajes del libro del Levítico»; mientras que
otro podría «abrir el debate sobre la atribución de un texto más amplio, tres
columnas contenidas en otro fragmento, considerado parte del gran rollo de los
salmos».
Al preguntársele por qué estos fragmentos siguen
siendo inéditos pese a haber sido descubiertos hace 70 años, Marcello Fidanzio
explica que «la historia de los descubrimientos de Qumrán está estrictamente
entrelazada con los hechos históricos de Medio Oriente: los primeros
manuscritos fueron reconocidos el 29 de noviembre de 1947 (…), el mismo día en
que la ONU votaba la partición de Palestina entre judíos y árabes».
«Desde entonces las etapas de la investigación han
estado marcadas por grandes eventos que han interesado a la región. Otro
ejemplo: luego de la guerra de 1948 y por encontrarse Qumrán en los confines de
Jordania, las excavaciones fueron realizadas (…) por el dominico Roland de
Vaux, arqueólogo de la Escuela Bíblica de Jerusalén; pero con la guerra de los
seis días en 1967 y con el control que tenía Israel de Jerusalén Este, donde se
conservaba gran parte de los materiales, los trabajos se terminaron».
En 1971, la muerte prematura del P. Vaux marcó también
una interrupción prolongada. Fidanzio señala que hoy los materiales de Qumrán
están distribuidos entre ocho museos y laboratorios de Israel y Jordania.
Para concluir, el experto destaca que «los textos
están todos disponibles», pero ahora se requiere del análisis del P.
Jean-Baptiste Humbert, sucesor del P. Vaux en la investigación.
El P. Humbert, sacerdote dominico de la Escuela
Bíblica de Jerusalén, es un arqueólogo francés que ha trabajado en Israel,
Irán, Jordania y Palestina; y que tuvo a su cargo la publicación de la
investigación del P. Vaux.
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