P. Francisco Javier
Leoz Ventura
delegado de Religiosidad Popular de la
diócesis de Pamplona y Tudela
1.-Lo que se expresa
por fuera ha de estar en consonancia con lo que se vive por dentro. No es puro
altruismo y, mucho menos, un cumplir la tradición.
2.-Celebrar
popularmente la vida cristiana (a la
Virgen o a los Santos Patrones) implica echar una mirada a
sus vidas. No podemos llevarlos sobre nuestros hombros y olvidar u obviar su
mensaje cristiano. Eso sería puro sincretismo.
3.- Además de
identidad cultural, que lo puede ser, la Religiosidad Popular
está llamada a ser cauce de un encuentro personal con Dios, con Cristo, en el
Espíritu, con María o con aquello que se celebra.
4.- La Religiosidad Popular
es, entre otras cosas, consecuencia de la experiencia íntima y luego expresiva
de la fe católica
5.-La Religiosidad Popular
nunca puede establecer un paralelismo entre fe exteriorizada y liturgia. La
expresión más rica y mejor formada de la Religiosidad Popular
es precisamente cuando se enriquece y se nutre de la Eucaristía y del resto
de los sacramentos.
6.-El nivel de
autenticidad de la
Religiosidad Popular viene delimitada (entre otros muchos)
por tres aspectos: crecimiento en la fe personal, comunión con la Iglesia Universal
y testimonio vivo ante un mundo descreído.
7.-La Religiosidad Popular
ha de llevar necesariamente a una conversión personal y comunitaria. De nada
sirve celebrar externamente una fiesta patronal si, a continuación, muchos de
los actos que acontecen en esas fiestas patronales van en dirección contraria a
lo que decimos profesar: blasfemias, suciedad, zafiedad, falta de respeto u olvido de la dignidad humana.
8.-La Religiosidad Popular
no se sostiene en sí misma. Es fruto del legado cristiano de muchos siglos. Es
más; sin el sustrato cristiano muchas de sus expresiones se pueden convertir en
fenómenos culturales, identitarios pero perdiendo su esencia: camino que
conduce a Dios
9.-La Religiosidad Popular
es patrimonio de toda la comunidad cristiana a la que, desde distintas
sensibilidades, se unen otros hermanos que -por la belleza, la música, la
tradición, la costumbre, etc- pueden re-encontrarse con la fe. Porque tiene luz
propia es importante que nadie (especialmente los ámbitos políticos u otros
grupos ideológicos incluso a nivel eclesial) capitalicen o hipotequen su
futuro.
10-.Porque la Religiosidad Popular
ha modelado y lo sigue haciendo el perfil cultural y religioso de nuestra
tierra es necesario cuidarla desde tres dimensiones: la formación (saber por
qué se celebra), la liturgia (saber para qué se celebra) y la caritativa (saber
a qué nos compromete).
En la Religiosidad Popular
no todo vale. Hoy, desde la Nueva Evangelización a la que nos convocan los
últimos Papas, puede contribuir positivamente siempre y cuando preservemos en
ella el aspecto religioso y sepamos quitar de ella todo aquello que la hace
estéril, superficial, folclórica o incluso -a veces- ideológica.
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