lunes, 21 de abril de 2014

La compasión hoy



Mons Michel Schooyans
Miembro de la Pontificia Academia para la Vida

Nosotros podemos discernir la verdadera y la falsa compasión en hechos o en tomas de posición observables en el mundo hoy. Así aparecerán los estragos que la falsa compasión está haciendo tanto a nivel de las personas como a nivel de las sociedades humanas. Pasemos a ver pues algunos ejemplos.

1) En 1962, la Corte Criminal de Liège (Bélgica) fue llevada a juzgar a una madre que, "por compasión", había matado a su hijo. Durante su embarazo, esta madre había tomado Softenon, conocido hoy en día bajo el nombre de Talidomida. El niño había nacido portador de malformaciones graves. La madre decidió poner fin a la vida de su niño; lo que efectivamente hizo. Al término de un proceso muy "mediatizado", la mujer fue absuelta. Ella salió libre del tribunal, bajo los aplausos nutridos del público.

2) Los animales se benefician cada vez más de la "compasión" de los hombres. En un film "documental" de Al Gore, Una verdad que molesta, consagrado al recalentamiento climático, se ve una animación que muestra un oso polar extenuado buscando desesperadamente un apoyo seguro para salvarse la vida. El mensaje es claro: si el casquete polar se recalienta y se funde, la razón debe ser buscada en el número excesivo de hombres que contaminan la tierra (1). Por tanto hay que controlar el crecimiento demográfico de la humanidad, del cual se asegura que es la causa de la degradación del medio ambiente. Además, la "compasión" hacia los animales, la protección de la fauna, de la flora y de las especies en vía de desaparición, requieren el respeto de cuotas que fijen el número, e incluso la "calidad" de los hombres autorizados a reproducirse. En una de sus variantes, esta posición recomienda a los hombres tener "compasión" por Gaïa, la Madre Tierra, que – adelantan – se degrada en razón de la acción devastadora del hombre. El hombre debe ser sacrificado al medio ambiente (2).
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