Lluis Esquena
Romaguera
ForumLibertas,25/11/2013
Ante una crisis ética
que, por encima de la centralidad del hombre, sigue los ídolos del poder y del
dinero y propaga la pobreza en todo el planeta, hoy es más urgente que nunca
difundir y destacar la actualidad de la Doctrina Social de
la Iglesia ,
“cuyo valor fundamental es la solidaridad”, “arraigada en el Evangelio, es
decir en Cristo”, destacó el Santo Padre Francisco, evocando al Beato Juan
Pablo II y a Benedicto XVI.
Tras destacar que “su
ámbito de reflexión y de acción es por lo tanto el de la Doctrina Social de
la Iglesia , a
la que han contribuido en diversos modos los Papas del siglo pasado y también
Benedicto XVI, en particular, con su Encíclica Caritas in Veritate, así como
con sus discursos memorables”, el Obispo de Roma expresó su gratitud por los
esfuerzos que se realiza en profundizar y difundir el conocimiento de la Doctrina Social ,
con sus cursos y publicaciones, brindando así un servicio importante y bello al
magisterio social, de parte de laicos que viven en la sociedad, en el mundo de
la economía y del trabajo.
El Obispo de Roma
reiteró, también, un apremiante llamamiento a tutelar la centralidad de la
persona humana, señalando que la crisis ética y antropológica que vive la
humanidad ha colocado el provecho por encima de la dignidad humana.
“La crisis actual no
es sólo económica y financiera, sino que tiene sus raíces en una crisis ética y
antropológica. Seguir los ídolos del poder, del provecho, del dinero, por
encima del valor de la persona humana, se ha vuelto una norma básica de
funcionamiento y el criterio decisivo de la organización. Se ha olvidado y se
sigue olvidando que por encima de la lógica de los negocios, de la lógica y de
los parámetros del mercado, está el ser humano y que hay algo que es debido al
hombre en cuanto hombre, en virtud de su dignidad profunda: ofrecerle la
posibilidad de vivir con dignidad y de participar activamente en el bien común.
Benedicto XVI nos ha recordado que todas las actividades humanas, incluyendo la
económica, precisamente porque es humana, debe ser articulada e
institucionalizada de manera ética (cfr. Encíclica Caritas in veritate, 36).
Por lo tanto, tenemos que volver a la centralidad del hombre, a una visión más
ética de las actividades y de las relaciones humanas, sin el temor de perder
algo”.
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