un anno terribile contro la vita e la famiglia
Daniel Passaniti
En el contexto de
América Latina, en el que aparece como principal emergencia la de reivindicar
el modelo auténtico de familia, centraremos este breve informe referido a
Argentina en dos puntos o aspectos que nos parecen de vital importancia por
cuanto están relacionados con la célula básica de la sociedad, esto es, la
Familia o “iglesia doméstica” de la cual depende en gran parte la nueva
evangelización. Ellos son: En los últimos años la Argentina ha vivido, y vive,
una etapa de cambios profundos y radicales en materia de derechos individuales,
los que representan un virulento ataque a los principios y valores cristianos
sobre los cuales ha forjado su identidad como Nación.
A las leyes de
matrimonio igualitario, baja en la mayoría de edad, libre acceso al historial
clínico, identidad de género y muerte digna, se suman varios fallos de la Corte
Suprema de Justicia y el proyecto de ley de reforma del Código Civil, que hacen
de la Argentina un país que está en la vanguardia reformista en esta materia,
pero que a la vez reniega de sus propias raíces fundacionales.
Sin duda alguna, en
materia de respeto a la vida y a la familia la Argentina ha experimentado un
marcado y peligroso retroceso. En efecto, la exaltación y la difusión mediática
de criterios relativistas de autosuficiencia así como de la denominada
“ideología de género”, en desmedro de los auténticos valores humanos y
cristianos, se han plasmado en la consideración de diversos proyectos
legislativos.
A título ilustrativo
cabe citar el denominado y publicitado como “muerte digna”, normativa en la
cual se propicia y admite la “eutanasia pasiva”al permitir que en determinadas
condiciones, ciertos pacientes, sus derechohabientes o sus representantes
podrán “rechazar procedimientos de hidratación o alimentación” para mantener
con vida a los primeros.
Se ha abordado
también el tratamiento de la “fecundación asistida”, proyecto que cuenta con
media sanción por parte de la Cámara de Diputados. El mismo permite la
manipulación genética al admitir la validez de “todo procedimiento con
asistencia médica tendiente a la consecución del embarazo”. A la vez propugna
que “el sector público de salud, las obras sociales enmarcadas en las leyes
23.660 y 23.661, la Obra Social del Poder Judicial de la Nación, la Dirección
de Ayuda Social para el Personal del Congreso de la Nación, las entidades de
despenalización del aborto en caso de violaciones y de la tenencia de marihuana
para consumo personal.
Para algunos éste es
un avance importante en materia legislativa y social por cuanto representa el
necesario aggiornamiento que exigen los tiempos y los grandes cambios
culturales acontecidos en las últimas décadas, otros también lo respaldan por
cuanto afirman se trata de tolerancia y respeto por las minorías y por los
derechos individuales.
Lo cierto es que esa
“tolerancia” y ese “respeto” no hacen más que ratificar lo afirmado hace tiempo
ya por el Cardenal Joseph Ratzinger, esto es, que “el relativismo parece
presentarse aquí como la verdadera filosofía de la humanidad; este hecho le
otorga visiblemente (…) una fuerza ante la que parece que ya no cabe
resistencia alguna. Quien se resiste, se opone no sólo a la democracia y a la
tolerancia –es decir a los imperativos básicos de la comunidad humana (…) Quien
desea permanecer en la fe de la Biblia y de la Iglesia, se ve empujado, de
entrada, a una tierra de nadie en el plano cultural(…)”
Newsletter n.416 |
2012-09-14
No hay comentarios:
Publicar un comentario