“El pensamiento
social de la Iglesia es nuestro mejor tesoro, pero está escondido”
CELAM, 12 de febrero de 2025
Karen Castillo,
laica mexicana y coordinadora de la Red Latinoamericana y Caribeña de
Pensamiento Social de la Iglesia (Redlapsi), compartió en diálogo con ADN Celam
los avances, desafíos y visión de esta red que articula centros dedicados a al
pensamiento social de la Iglesia.
Esta entidad
participó en el Encuentro latinoamericano y caribeño, animado por el Centro de
programas y redes de acción pastoral (Ceprap), realizado a inicios de febrero
de 2025.
Al respecto,
señaló que fue un “espacio de mucha reflexión, de encuentro” y, sobre todo,
poder compartir con personas y realidades concretas que demandan respuesta de
la Iglesia y la sociedad.
Sobre la Redlapsi
precisó que integra diferentes centros que trabajan el pensamiento social de la
Iglesia desde tres ejes: investigación, formación y difusión. “Lo que buscamos
es que se conozca, pero sobre todo que se viva el pensamiento social de la
Iglesia”, dijo.
Pulsando la
realidad
Pregunta.- ¿Cómo
se crea Redlapsi?
Respuesta.-
Redlapsi comenzó en los 90 precisamente desde el Celam (Consejo Episcopal
Latinoamericano y Caribeño) para conocer qué estaba pasando respecto a la
formación sobre la doctrina o el pensamiento social de la Iglesia, que es
considerado por muchos nuestro mejor tesoro guardado, pero que está escondido.
En ese primer
tanteo, analizamos la formación dentro de los seminarios y después también en
otros ámbitos y se vio que realmente era muy escaso. Entonces, de ahí se
propuso que se pudiera pues expandir más.
Pero realmente la
red se conforma en 2010, aunque tardó unos años, se hizo todo este estudio y se
creó esta red en México, en el IMDOSOC, el Instituto Mexicano de Doctrina
Social Cristiana, pues a partir de ahí hemos empezado también un camino de
vinculación.
Legado
latinoamericano
P.- ¿Cuáles son
las principales características del pensamiento social de la Iglesia latinoamericana?
R.- Es muy rico y
difícil resumirlo, pero creo que partimos sin lugar a dudas del [Concilio]
Vaticano II y [Conferencia general del Episcopado] de Medellín. Esta recepción
creativa de ambos eventos pone la mirada ante la realidad concreta de nuestra
región, ante los rostros sufrientes, que son víctimas de esta situación social,
económica, política, ambiental.
Esto arroja
algunas luces de cómo ha venido trabajando la academia, pero también los
centros y la propia Iglesia, mediante el ver, juzgar y actuar de las realidades
sociales que sabemos son complejas como la pobreza, desigualdad, violencia.
Todas muy
dolorosas y, en ese sentido, el pensamiento social de Iglesia ha sido una voz
profética para denunciar estas injusticias, una voz que incluso ha resonado en
Roma.
No en balde
tenemos al Papa Francisco que habla nuestro idioma, no solamente porque hable
castellano, sino porque habla nuestro idioma de los gestos concretos, de la
salida, de la esperanza, que sin duda ha marcado su Magisterio.
Estudiar y
practicar
P.- Han
participado en el encuentro de redes del Celam, ¿cuál es su balance y su
aporte?
R.- Reafirmamos la
importancia de trabajar en red, de conocernos, de articularnos, de escucharnos,
de compartir, de esperanzarnos. Coincidimos en la importancia de la formación
en el pensamiento social de la Iglesia, ha sido uno de los ejes transversales
de este encuentro.
También estamos
desafiados no solo a estudiar, leer, el pensamiento social de la Iglesia, sino
a ponerlo en práctica. A propósito, quiero parafrasear una frase del cardenal
Roger Etchegaray, ‘tendríamos que ayudar a reflexionar a quienes actúan y
actuar para quienes reflexionan’.
Ampliar la mirada
P.- ¿Cómo tender
puentes de diálogo en medio de tantas polarizaciones?
R. No sé si
tenemos la respuesta, pero sí diría desde la convicción del aporte del
pensamiento social de la Iglesia que la construcción del diálogo
interdisciplinario, entre los diferentes actores, es una constante, es muy
necesario.
El origen de
cualquier polarización se remite a no tener una mirada tan amplia, nada hacemos
con encerrarnos en ideologías o en formas muy propias. Por ende, el diálogo
sirve para respetarnos y romper esas barreras.
Apelar a los principios
P.- ¿Cómo aplicar
el pensamiento social de la Iglesia a las nuevas formas de percibir el mundo,
por ejemplo, desde la inteligencia artificial o la biotecnología?
R.- Es un gran
reto; primero, debemos basarnos en la escucha del Espíritu puesto que al final
el pensamiento social de la Iglesia tiene una base muy fuerte en el Evangelio.
Aún cuando no
vayamos a encontrar ahí la respuesta exacta ante todo lo que implica la
inteligencia artificial, creo que una herramienta muy propia que aporta esto y a
muchos otros temas son los principios.
Hablar de la
dignidad, hablar del bien común, hablar del destino universal de los bienes,
hablar de la solidaridad, subsidiariedad. Los principios son sin lugar a duda,
la base que nos va a dar luz y nos va a orientar para atender estas realidades.