lunes, 17 de febrero de 2025

KAREN CASTILLO


“El pensamiento social de la Iglesia es nuestro mejor tesoro, pero está escondido”

 

 CELAM, 12 de febrero de 2025 

 

Karen Castillo, laica mexicana y coordinadora de la Red Latinoamericana y Caribeña de Pensamiento Social de la Iglesia (Redlapsi), compartió en diálogo con ADN Celam los avances, desafíos y visión de esta red que articula centros dedicados a al pensamiento social de la Iglesia.

 

Esta entidad participó en el Encuentro latinoamericano y caribeño, animado por el Centro de programas y redes de acción pastoral (Ceprap), realizado a inicios de febrero de 2025.

 

Al respecto, señaló que fue un “espacio de mucha reflexión, de encuentro” y, sobre todo, poder compartir con personas y realidades concretas que demandan respuesta de la Iglesia y la sociedad.

 

Sobre la Redlapsi precisó que integra diferentes centros que trabajan el pensamiento social de la Iglesia desde tres ejes: investigación, formación y difusión. “Lo que buscamos es que se conozca, pero sobre todo que se viva el pensamiento social de la Iglesia”, dijo.

 

Pulsando la realidad

Pregunta.- ¿Cómo se crea Redlapsi?

 

Respuesta.- Redlapsi comenzó en los 90 precisamente desde el Celam (Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño) para conocer qué estaba pasando respecto a la formación sobre la doctrina o el pensamiento social de la Iglesia, que es considerado por muchos nuestro mejor tesoro guardado, pero que está escondido.

 

En ese primer tanteo, analizamos la formación dentro de los seminarios y después también en otros ámbitos y se vio que realmente era muy escaso. Entonces, de ahí se propuso que se pudiera pues expandir más.

 

Pero realmente la red se conforma en 2010, aunque tardó unos años, se hizo todo este estudio y se creó esta red en México, en el IMDOSOC, el Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana, pues a partir de ahí hemos empezado también un camino de vinculación.

 

Legado latinoamericano

P.- ¿Cuáles son las principales características del pensamiento social de la Iglesia latinoamericana?

 

R.- Es muy rico y difícil resumirlo, pero creo que partimos sin lugar a dudas del [Concilio] Vaticano II y [Conferencia general del Episcopado] de Medellín. Esta recepción creativa de ambos eventos pone la mirada ante la realidad concreta de nuestra región, ante los rostros sufrientes, que son víctimas de esta situación social, económica, política, ambiental.

 

Esto arroja algunas luces de cómo ha venido trabajando la academia, pero también los centros y la propia Iglesia, mediante el ver, juzgar y actuar de las realidades sociales que sabemos son complejas como la pobreza, desigualdad, violencia.

 

Todas muy dolorosas y, en ese sentido, el pensamiento social de Iglesia ha sido una voz profética para denunciar estas injusticias, una voz que incluso ha resonado en Roma.

 

No en balde tenemos al Papa Francisco que habla nuestro idioma, no solamente porque hable castellano, sino porque habla nuestro idioma de los gestos concretos, de la salida, de la esperanza, que sin duda ha marcado su Magisterio.

 

Estudiar y practicar

P.- Han participado en el encuentro de redes del Celam, ¿cuál es su balance y su aporte?

 

R.- Reafirmamos la importancia de trabajar en red, de conocernos, de articularnos, de escucharnos, de compartir, de esperanzarnos. Coincidimos en la importancia de la formación en el pensamiento social de la Iglesia, ha sido uno de los ejes transversales de este encuentro.

 

También estamos desafiados no solo a estudiar, leer, el pensamiento social de la Iglesia, sino a ponerlo en práctica. A propósito, quiero parafrasear una frase del cardenal Roger Etchegaray, ‘tendríamos que ayudar a reflexionar a quienes actúan y actuar para quienes reflexionan’.

 

Ampliar la mirada

P.- ¿Cómo tender puentes de diálogo en medio de tantas polarizaciones?

 

R. No sé si tenemos la respuesta, pero sí diría desde la convicción del aporte del pensamiento social de la Iglesia que la construcción del diálogo interdisciplinario, entre los diferentes actores, es una constante, es muy necesario.

 

El origen de cualquier polarización se remite a no tener una mirada tan amplia, nada hacemos con encerrarnos en ideologías o en formas muy propias. Por ende, el diálogo sirve para respetarnos y romper esas barreras.

 

Apelar a los principios

P.- ¿Cómo aplicar el pensamiento social de la Iglesia a las nuevas formas de percibir el mundo, por ejemplo, desde la inteligencia artificial o la biotecnología?

 

R.- Es un gran reto; primero, debemos basarnos en la escucha del Espíritu puesto que al final el pensamiento social de la Iglesia tiene una base muy fuerte en el Evangelio.

 

Aún cuando no vayamos a encontrar ahí la respuesta exacta ante todo lo que implica la inteligencia artificial, creo que una herramienta muy propia que aporta esto y a muchos otros temas son los principios.

 

Hablar de la dignidad, hablar del bien común, hablar del destino universal de los bienes, hablar de la solidaridad, subsidiariedad. Los principios son sin lugar a duda, la base que nos va a dar luz y nos va a orientar para atender estas realidades.